Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Forbidden Lover por Kuroangel

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hyde y Sakura al fin enfrentan su realidad, se quedarán juntos o vivirán su separación como se los demandan.

Éste es el último capitulo. Espero les haya gustado.

 

Sakuhai 

La Dualidad

 

La carta de un demonio a un Ángel

“Este día fue un día de decisiones impulsivas. Fue un impulso ir al concierto, fue un impulso salir corriendo apenas te vi, fue impulso venir a la que había sido nuestra casa, limpiarla, huir.

Cada impulso tuvo como consecuencias el que mi corazón se hiciera añicos y el valor se me terminó por completo, es por eso que encontrarás esta carta en lugar de a mí.

Siento que te debo una explicación, es lo justo después de todo lo que te hice sufrir. Jamás fue esa mi intención, jamás quise que tú sufrieras. Creo que en mi afán de protegerte sólo logré romperte.

¿Recuerdas aquella ultima vida en que tuviste que matarme? Yo no la he olvidado. Tuviste que hacerlo para salvarme de sufrir algo aún peor, ya no había otra forma de salvarme; ambos lo sabíamos.

Contrario a lo que crees, yo nunca te odie, sabía que te culparías por años y jamás te lo perdonarías, sabía que ibas a sufrir y yo no podía poner remedio a eso. En mi inconsciencia supliqué porque alguien me ayudara para que no sufrieras. Jamás pensé que de verdad sería escuchado.

Alguien atendió mi pedido a cambio de algo tan insignificante como mi alma. Yo no morí, ni moriría, por lo tanto, tú no sufrirías más. Todo a cambio de otorgar mi alma. Era un trato justo, o eso creía yo. No sabía que habría cláusulas pequeñas en ese trato.

Cómo iba yo a saber que la única manera de ser inmortal y no tener alma, era volviéndote un demonio. Tampoco sabía yo que los ángeles y los demonios se repelen de manera natural. Realmente creí que cuando me vieras de nuevo, reconocerías eso en mí y me rechazarías. Y en parte así fue ¿verdad?

Esa misma noche tuve un sueño; ese ser que me concedió el deseo me dijo muy claras las cosas. Yo no podría servir de alimento para ti, jamás, poco a poco irías contaminándote de mí y serías menos propenso a recuperar tus alas. También me dijo que yo iría perdiendo mi inmortalidad, mientras más tiempo estuviera contigo.

Poco o nada me importa ser inmortal y sé muy bien que no te importa no tener tus alas. Realmente me preocupa que no te alimentes debidamente, pero lo que más me preocupaba fue la advertencia que me dijo.

Me dijo que tú y yo estábamos destinados a amarnos, pero a no poder estar juntos nunca. Que mientras estuviéramos juntos estábamos destinados a sufrir de alguna manera u otra. Y que el día que tú te enteraras de mi realidad, no podríamos volver a estar juntos definitivamente.

A final de cuentas quise ser egoísta ¿por qué pasaste por tanto y yo vendí mi alma si a fin de cuentas no podríamos estar juntos? Ahora me doy cuenta de mi error.

Hide de ahora en más, la vida te favorecerá, la fortuna los sonreirá por completo, serán el mejor grupo del mundo y tú vida estará llena de éxitos.

Ésta será la última vida en que nos veamos, tal vez nos encontraremos de tanto en tanto. Tal vez si tenemos suerte, podamos coincidir en algún momento. Espero que sea cuando tu corazón se haya curado de mí y tú gloria se haya cumplido al cien por ciento.

Te prometo que seré feliz, o al menos lo intentaré, me esforzaré mucho. No descansaré hasta que te sientas orgulloso de mi y quiero pedirte que tú también seas feliz. Inténtalo, eres grande mi amado ángel.

Y por favor no dejes nunca que nadie te quite ese brillo. Y por favor, no dejes nunca tu felicidad en manos de nadie, ni siquiera de las mías.

Te amo Hide y siempre te amare.”

 

        Tras haber entrado a mi casa y descubrir que todo estaba por lejos muy diferente de como lo había dejado, fui apresurado hasta mi recámara con la esperanza de encontrar a Sakura ahí. La decepción fue grande al ver que sus cosas no estaban, salvo unas cuantas prendas que yo solía usar porque me gustaban. Comencé a sentir pánico al entrar a cada una de las habitaciones y no verlo.

    De alguna manera, el tener sus cosas ahí me hacían sentir un poco a salvo, pero ahora, el saber que se las podría haber llevado me angustiaba mucho. No fue hasta que me di cuenta de que había cosas en la mesa, que me concentré. Sus llaves, comida, estaba fría pero no mucho, entonces no hacía mucho que se había ido. Quise probar su comida, pero sabía que me dolería de alguna manera. Mientras me debatía entre comer y no, le puse atención al papel doblado.

    Después de leerlo me quedé quieto, por mucho tiempo, hasta que mis piernas dejaron de responderme y caí al suelo, aun así no dejé de quedarme quieto, sólo leyendo una y otra y otra vez la carta; hasta que aprendí cada coma y punto en ella. No me moví.

    Debieron pasar horas, tal vez muchas más de las que puedo calcular. Analizando todo lo que me dijo en esa carta, pensando, qué iba a hacer, él era toda mi vida, quise hablar con Dios, dios nunca escucha las plegarias de los ángeles. Si no me hubiera empañado en saber; si le hubiera puesto más atención. Y así continúe, culpándome por todo.

  El teléfono no dejaba de sonar, opté por levantarme y desconectarlo. Me fui a la recámara, estaba muy cansado, de pronto sentía el peso de mil vidas sobre mí, me dolían el cuerpo y la cabeza. De verdad sólo quería dormir. No me importaba qué había allá afuera, yo sólo quería dormir.

    Me quité mi ropa y me puse la que él había dejado. Pero ahora que conocía la verdad, mi rechazo se hacía presente, su olor me era desagradable. ¿Cómo era posible que durante 4 años jamás me molestara? Tal vez en el fondo siempre lo sospeché, pero nunca lo quise ver. No me quité su ropa, no importaba cuanto me molestaba su olor, quería seguir con su ropa, como si él me estuviera abrazando.

  Me quedé dormido, con sueños o visiones de él. Lo veía sufriendo encadenado a monstruos que se comían partes de él, por la eternidad. Yo sólo podía observar y no podía hacer nada. Le gritaba desesperado para que resistiera, pero tampoco podía escucharme.

    Contrario a lo que los humanos creen, los caídos no somos los padres de los demonios, los demonios nacieron al mismo tiempo que nosotros, así como hay luz, por inercia hay oscuridad. No puede haber uno sin el otro y al mismo tiempo ambos se repelen por naturaleza propia.

  Como ángeles en general, nuestra misión es combatirlos y desterrarlos; como caídos nuestra penitencia es mantenerlos prisioneros, cada vez que derrotamos a uno, parte de nuestro ser se queda en el inframundo para mantéenlo ahí y al mismo tiempo recuperamos parte de nuestras alas. Hay caídos que dedican toda su existencia a cazarlos, eso provoca que su habilidad para reconocerlos sea casi infalible.

   Como era de esperarse no me interesaba para nada ser cazador de demonios, tal vez cacé a uno o dos en tantas vidas. Era lógico que no me fuera nada fácil reconocer a Sakura. Y creo que quien lo convirtió lo sabía muy bien. Después de todo, vivir por tanto tiempo siempre trae consecuencias y una de ellas son los enemigos.

   Los demonios no necesitan el alma de los humanos, en realidad es un engaño, lo que necesitan es un cuerpo vivo que se quedó sin alma, de esa forma se crean los demonios, de esa forma se aseguran de seguir preservando su ejército. Pero no eligen a cualquiera, eligen sólo a ciertos entre los humanos y aún peor, hacen todo lo posible porque los favoritos de los ángeles caigan.

 Seguí teniendo imágenes en mi cabeza de Sakura y recapitulando todo lo que había ignorado por tanto tiempo. Fui un tonto, cómo no me di cuenta antes de todo esto, de las señales que se habían presentado desde vidas antes; fui un idiota.

  De pronto en mis sueños, Sakura estaba justo frente a mí, mirándome, tan hermoso como siempre. Me hablaba.

  • Hide, por favor, no te rindas; por favor, sigue luchando. Por favor, tienes que despertar y seguir luchando.
  • No quiero, quiero dormir.
  • No, Hyde debes vivir, te necesito, te necesitamos. – ¿Me dijo Hyde?
  • No quiero…
  • Hyde por favor, me estas asustando – ¿Quién era?, ese no era Sakura, vi una luz, pero no era bonita, esta luz lastimaba, me hacía cerrar los ojos con más fuerza, me recordaba el dolor de cabeza y cuerpo, me recordaba lo cansado que estaba. No quería ver esa luz.

  Poco a poco empecé a entrar en conciencia. La cara de Ken estaba frente a mi cara muy cerca, estaba muy angustiando; tenía intravenosas en mi brazo, del otro lado estaba Tetsu quien también lloraba. 

  • ¿Qué pasa, quién murió? – Dije bromeando. Tetsu se abalanzó y me abrazó, empecé a sospechar que de verdad había muerto alguien. – ¿Qué pasa? – Volví a preguntar.
  • Eres un tonto, nos has tenido preocupados por 5 días. Por poco y llamamos a tus padres. – Dijo Ken con la cara desencajada.
  • Hyde has estado dormido por días, no respondías, no contestabas a la puerta, tuvimos que contratar a un cerrajero y llamar a los médicos. – Escuché que llamaban a la puerta y una figura delgada entró, pensé que era Sakura y mi corazón saltó, pero cuando mi vista nublada y débil se enfocó, me di cuenta de que era Yukihiro con una bandeja con comida.
  • Hice algo para que comas, pensé que estarías hambriento.

    Fue entonces que mi cerebro entendió por completo, Sakura no volvería a mí, nunca. Y entonces algo en mí se rompió y se murió. Comencé a llorar como un niño pequeño al que se le ha muerto su mejor amigo mascota.

   Yo era un idiota, él era un idiota, el mundo entero era una reverenda porquería y yo estaba atrapado en éste. Cumpliendo un infinito castigo por amar a los humanos.

Un Ángel que vive sin el demonio

 Los años que siguieron, fueron algo caóticos; entre especulaciones, la gente atacando a Yuki y al mismo tiempo atacando a Sakura. Yo demostrando el más mínimo desinterés por todo y creando canciones que de alguna manera les dieran significado a mis sentimientos.

   La situación con los chicos no iba muy bien tampoco, cada vez había más tensión, yo no disfrutaba como antes y tampoco ayudaba a que los demás disfrutaran. La realidad es que mi mal humor crecía, así como mis estados depresivos. Cada vez más sentía esa enorme necesidad de salir del grupo.

  Con Yuki me llevaba mejor, me agradaba, era callado y muy serio, pero también sabía reír en el momento adecuado. Me hacía sentir tranquilo con su presencia, cosa que agradecía enormemente. No así con Tetsu, con quien solía tener más rencillas que nadie y no es que nos odiáramos, simplemente veíamos las cosas diferentes.

   Él amaba al grupo como nadie y hacía todo lo que estaba en sus manos, el resto sólo actuábamos o pretendíamos, no es que no amáramos al grupo, es que no amábamos el resultado de ser un grupo famoso. Tetsu se desesperaba un poco con nuestra actitud y yo me desesperaba por todo.

    Era el pobre de Ken quien llevaba la carga de esas rencillas, no podía ponerse de parte de ninguno, aunque a veces me daba la impresión de que me entendía muy bien, pero prefería no decir nada para no empeorar las cosas.

   Las expectativas del público y los medios con respecto a nuestra vida tampoco ayudaban. Las exigencias requerían que me gustara alguien, del sexo femenino por supuesto. Y no es que me desagradaran las mujeres, simplemente no tenía interés por nadie; hombre o mujer, mi mente no tenía espacio para eso. Pero para aliviar la presión, dejaba que la marea me llevara.

  Y fue así como conocí a alguien que seguramente había nombrado en alguna entrevista. Megumi era agradable, ella era callada y tímida, yo empezaba a tener fascinación por ese tipo de personas. Pasaba buenos momentos con ella y a ratos lograba hacer que me olvidara de Sakura. Aunque sólo a ratos.

   Salir con ella me hacía sentir normal, pero al mismo tiempo me hacía sentir nostálgico. Era en parte como mi manera de cerrar mi ciclo con Sakura. Fue en esos tiempos que escribí Forbidden Lover. Mi manera particular de decirle adiós y de expresarle que me dejaría llevar por la marea mediática. Y así me decidí a casarme con ella.

    Porqué lo hice, no estoy seguro. Para acallar voces, tal vez sólo quería que me dejaran en paz; y de verdad ella no me desagradaba. Incluso intenté amarla. En seguida ella se dio cuenta de que simplemente no podría hacerlo. Ambos hicimos un trato silencioso, respetaríamos nuestro matrimonio, aunque sólo en apariencia. A mí no me importaba con quién se metiera ella y a ella no le importaría con quién me metiera yo. No puedo asegurar que fuera justo, pero era la manera en la que ambos perdíamos menos.

   Poco a poco, la tensión entre los miembros de la banda fue creciendo a un punto más crítico, por lo que se tomó la decisión de unas vacaciones largas, todo antes de separarnos. Yo tenía en mi mente la idea de un disco en solitario, así que me dediqué de lleno a eso. Hablaba completamente de mí y expresaba a la perfección quién era yo. Jamás me sentí tan expuesto y a la vez tan liberado. Me agradaba sentirme así. Me volví ciertamente adicto al trabajo. Simplemente no paraba porque era la mejor forma de mantenerme alejado de mi propia mente traicionera.

    En esos tiempos la promoción del disco me mantenía a full y de estudio en estudio. En más de alguno me encontraba seguido a Sakura. La primera vez que lo vi después de algunos años, fue casi después de casarme. Nos topamos en alguno de los muchos pasillos, entre mucha gente rodeándome. Las personas nos miraban como esperando el primer movimiento de cualquiera de los dos.

    Él sonreía, pero había tristeza en sus ojos, era imposible que la escondiera de mí, en ese sentido yo era mejor actor. Era capaz de esconder todo sentimiento en una mirada fría. Él tenía la intención de saludarme de mano, pude leerlo en sus movimientos. No quería que me tocara, si lo hacía se derrumbaría cada una de las fachadas que me había encargado de construir desde que se fue.

   Me adelanté y lo saludé de la manera tradicional japonesa, inclinándome.

  • Sakurazawa, cuánto tiempo sin vernos. – llamarlo así era una manera de mantenerlo a raya y su rostro me informaba que entendía ese propósito. Después de unos segundos se recompuso.
  • Ya ha pasado algo de tiempo sin duda. Tal vez deberíamos procurarnos más seguido.
  • Señor Hyde ¿no sería genial que el señor Sakura tocara la batería en alguna de sus presentaciones? – Dijo algún entrometido del cual no sabía ni el nombre. Comprometiéndome así a abrir la invitación.
  • Sería fantástico ¿verdad? Por favor Sakura, considera tocar en alguno de mis conciertos. – Tuve que suavizar mi tono, cosa que no pasó desapercibida por él. Volvió a sonreír con ganas.
  • Claro que sí, puedo hacerlo con todo gusto en tu próximo concierto si gusta. – No voy a negarlo, la idea de tenerlo en el escenario de nuevo me alegraba la vida, pero me daba miedo. Se suponía que ya había yo cerrado por completo mi corazón a lo que sentía por él. No quería que despertara de nuevo, no quería volver a sentir ese dolor. Pero si me negaba, era como confirmarle que aún tenía sentimientos despiertos por él.
  • Sakura, ven a mi estudio los próximos días. Hasta entonces. – Dije en el tono más frío y duro del que pude ser capaz. No esperé alguna respuesta, me incliné de nuevo y seguí con mi camino.

   Y así fue, sin previo aviso Sakura llegó a mi estudio a la semana siguiente. No entendía su actitud ¿qué no se supone que somos enemigos naturales y no podemos convivir? Suspiré resignado, no iba a indagar, tampoco haría caso de esos supuestos instintos genéticos “anti-demonios”, una vez más, sólo me dejaría llevar por la marea.

  • Hyde, los dejaremos solos para que puedan hablar, dijo uno de los miembros del staff, cuando vieron entrar a Sakura.
  • No – Dije apresurado – tenemos que ponernos de acuerdo con la canción que tocará Sakura y los tiempos, por favor ayúdennos. – Todos se sorprendieron, ese no solía ser el procedimiento normal.
  • De todos modos, hoy sólo vine por un rato chicos, tengo ensayo más tarde. – Dijo Sakura adivinando que no quería quedarme a solas con él.

   No fue mucho lo que se quedó, acordamos la canción y los días de ensayos, no necesitaríamos ensayar mucho puesto que sólo sería una canción. Sakura entendió en los consiguientes días que quería tener sólo la más mínima interacción con él, así que nunca nos quedamos solos; en cada uno de los ensayos sólo hablábamos lo necesario. El día del evento, no anunciamos a Sakura por lo que sería una sorpresa. Me emocionaba volver a presentarme con él, pero mi miedo a acercarme era cada vez más grande. Sin embargo, si lo hacía bien, si lograba sobrevivir a esto, sería la prueba perfecta de que podríamos vivir uno sin el otro.

   Y llegó el momento de anunciarlo, él subió feliz y radiante, pasó por mi lado y me saludó con un abrazo fraternal, no fue nada insinuoso, pero definitivamente no me lo esperaba. Tuve que recordarme que tenía que cantar en público. Mi corazón dolía, era una lucha interna entre el amor que le tenía y mi obligación como ángel caído. Respiré tres veces antes de comenzar. Sí, sobreviví.

   La presentación fue un éxito, él no se quedó a la celebración posterior. A esa presentación le siguieron otras tres en diferentes lugares ese mismo año y otras tres o cuatro el siguiente año, siempre con la misma fórmula. No teníamos contacto físico y sólo hablábamos lo necesario. Con cada presentación el saludo a la entrada del escenario era distinto, así que no sabía qué esperar. Pero siempre dolía.

    El año en que comenzaron las presentaciones con Sakura, llegó mi “primer hijo”, por supuesto los caídos no podemos tener descendencia con humanos, obviamente Megumi no sabía nada de eso, así que era curioso cómo ella creía que yo creía que era mi hijo. Igual era lo más cercano a unos y lo amaría por eso siempre. No llenaba mi alma, pero estaba cerca de hacerlo. Además, eso me ayudó a que todos creyeran, en especial Sakura, que mi vida seguía sin problemas y llena de cosas fabulosas.

     Cuando el niño nació, recibí un obsequio por parte de Sakura, fue una pequeña carta y un obsequio bobo. Un puro:

         “Hola Hide, sé que ahora eres padre. Sólo quería decirte que me hace muy feliz la noticia. Sigue brillando. Sakura“

     Estaba completamente seguro de que él sabía que yo no podía tener hijos, así que su felicitación me sacaba un poco de entendimiento. Pero eso no era lo importante, lo importante era que se mantenía al pendiente de lo que yo hacía. Tal vez por medio de Yuki o por Ken. Sin duda era Ken quien le decía todo. Sólo la gente muy cercana a mí sabía esa clase de cosas, ni siquiera los del staff. No sabía si sentirme triste o feliz. Decidí no responder al regalo. Decidí “seguir brillando”.

    Supe después que Sakura y Ken habían formado una banda. Debo admitir que me tomaron por sorpresa y que me sentía algo celoso. Fui a uno de sus conciertos de incógnito. Ese ambiente tan “under”, la cercanía del público y verlos tan llenos de energía, les tenía envidia. Yo quería algo así.

     Socialmente hablando, sabía que tenía que mantener un perfil de “rockstar”, así que comenzaba a rodearme de todas esas estrellas del momento, se la pasaban adulándome por delante y por detrás decían que me acostaba con ellos, que me drogaba con ellos, etc. Poco o nada me importaba la reputación que me estaba forjando. Prefería rodearme de esos falsos, que a mi punto de ver eran lo más real que tenía yo. Al menos así sabía qué esperar de cada uno.

    Una de esas estrellas era Gackt, quien me buscaba mucho, con varios pretextos. Uno de ellos me fue difícil de rechazar, aunque lo hice varias veces. Pero terminó por convencerme, sobre todo porque me ayudaba a salir de Japón por un tiempo, el que fuera, yo lo agradecía.

    Voy a admitir que realmente disfruté haciendo esa película y la compañía. Gackt no era mi persona favorita, pero a veces, cuando dejaba de ser un engreído, me agradaba. Así que realmente había logrado relajarme durante mi trabajo en la película. Sí, aunque estaba muy consciente de que no sabía actuar, yo había disfrutado como hacía mucho tiempo no lo hacía.

   La simpatía que había sentido por Gackt, se esfumó una vez que volvimos a Japón, él volvió a su arrogancia y yo a mí intolerancia. Pretendía de mí algo que simplemente no iba a darle. Sin embargo, el haber actuado como un vampiro dejó secuelas en mi mente creativa. Secuelas que se verían atenuadas más adelante.

   Poco tiempo después conocí a Kaz y quedé maravillado, me enamoré de su talento musical y de su personalidad. Me hacía sentir paz, esa paz que tenía ya tiempo buscando. Quería que trabajara conmigo, pero tuve que esperar un tiempo para que decidiera ayudarme. Sin embargo, no iba a soltarlo tan fácilmente. Lo necesitaba, sobre todo después de lo que vendría más adelante.

    Sakura se casó, recibí una invitación a lo que prometía ser una ceremonia tradicional, discreta y sencilla, así como todo lo de Sakura. Todo lo contrario, a lo que había a mi alrededor. Estuve muy cerca de ir, pero en último momento decidí que lo mejor era enviarle un presente. Alguna de esas cosas que se regalan en las bodas y un enorme ramo de flores con una nota:

         “Que la vida favorezca a la feliz pareja y los colme de bendiciones. Con cariño y admiración. Hyde”

    Debo admitir que me dolió saber que se casaba, en el fondo quería pensar que se casaba en las mismas condiciones que yo lo hice. Pero lo conocía, si se estaba casando, era porque existía cariño real entre ellos. Incluso hasta amor. Pero no quería deprimirme y mucho menos ahora que estaba reencontrando la pasión en mí que hacía tiempo se estaba muriendo. Decidí hacer más cosas que me gustaran y mantuvieran ocupado. Otra película, otro disco en solitario y más de l’arc en ciel. Que, aunque en menor medida, seguíamos teniendo presentaciones y si bien la cosas no eran como antes, ya no sé sentía esa pesadez que solíamos sentir.

    Ya estaba por sentirme saturado cuando Kaz al fin accedió a acompañarme en la gira con la banda y eso me hizo sumamente feliz. Yo le tomé cariño casi de inmediato que lo conocí. Él me daba vida, llenaba esos espacios que se sentían vacíos y reparaba ese corazón roto que no se curaba con nada. No es que estuviera enamorado de él o que lo amara como amaba a Sakura, él no podía revivir eso que se había muerto cuando Sakura me dejó.

     No, lo de Kaz era algo más fraternal, más de amistad pura, de esas que no había encontrado hacía mucho tiempo. Lo amaba sí, pero cómo se ama a un amigo que se vuelve ancestral. Yo estaba cien por ciento seguro de que lo había conocido en otras vidas, su escénica me era muy familiar y sin dudas, habíamos sido amigos.

     Él me tenía mucha paciencia, siendo tan serio y tímido, todas mis muestras de cariño, que debo agregar eran una necesidad muy mía, le causaban cierta ansiedad, sobre todo cuando eran en público. Sin embargo, a mí se me notaba la felicidad. A pesar de que yo no obtenía alimento de él, tan sólo su presencia me daba energías, incluso había comenzado a ganar peso.

    Al parecer a Sakura eso no se le había pasado desapercibido y lo tuve en el estudio, ya tenía un par de años sin haberlo visto y me sorprendió que se hubiera presentado, así como así. Pero esta vez la incomodidad había desaparecido, no sentía esa enorme necesidad de mantenerme alejado de él. Definitivamente Kaz me hacía bien.

  • Hola Sakura, que milagro, hace bastante tiempo que no nos vemos. – Yo me encontraba sentado junto a Kaz frente a las consolas, estábamos checando algunos sonidos. La cercanía que teníamos era considerable, pero no excesiva como para alarmar a nadie, o al menos eso creía yo; pero por la cara que tenía Sakura, al parecer no era así.
  • Estamos ensayando a dos pisos más abajo y quise saludar.
  • ¿Está Ken contigo? – Pregunté entusiasmado
  • No, aun no llega – Su seriedad daba miedo. Tanto que Kaz lo notó y se hizo a un lado, de una manera discreta, cuando mis manos se recargaban en él. ¿Qué, ahora no podía tener ni amigos? Torcí los ojos y me levanté.
  • ¿Conoces a Kaz? – Dije a modo de presentación. Sakura se adelantó para saludarlo y Kaz se puso de pie para recibir el saludo. Fue un saludo de manos, pero parecía algo fuerte desde mi punto de vista.
  • · No tenía el placer. – Por alguna razón no me gustaba su tono de voz.
  • Mucho gusto. – Dijo Kaz con educación.
  • ¿Cómo está tu esposa Sakura? Aun no tengo el gusto de conocerla, tal vez podrías traerla algún día. – Preguntarle eso tal vez le recordó a Sakura la realidad en la que nos encontrábamos, porque suavizó su cara y su energía dominante bajó varios tonos.
  • O tal vez tú podrías ir a visitarnos, ambos son bienvenidos siempre a mi casa. – Corrigió mirando a Kaz
  • Sería interesante sin duda alguna. – Sonreí, hacía mucho tiempo desde que no sonría en presencia de Sakura, éste se sorprendió. No sé qué pensaba su mente, pero no era bonito. No me gustaba que sufriera. – Sakura tengo un par de fechas sin baterista ¿por qué no me ayudas? Como hace unos años.
  • No creo que sea buena idea. – Lo dijo con un tono dolido.
  • ¿Por qué no? Ya lo hemos hecho antes
  • Hide ¿podemos hablar? – Un repentino ataque de ansiedad comenzaba a asomarse en mi corazón.
  • Los dejaré solos para que puedan hablar. – Se levantó Kaz y sin darme oportunidad a que yo reaccionara para decirle que no se fuera. – El pánico se apoderaba de mí. No quería, no quería quedarme a solas con él. Era doloroso y mi cuerpo reaccionaba de manera extraña. No era como antes, era un tanto de rechazo y me hacía doler cada fibra de mi ser. No, no quería estar con él a solas, estaba entrando en pánico.
  • Hide… perdóname – Dio dos pasos y me besó. Mi cuerpo quiso reaccionar, quise golpearlo, apartarlo, alejarme de él tanto como fuera posible. Pero me congelé por completo. Tanto tiempo tratando de forjar muros en los cuales sostenerme, derribados en segundos por un beso.

Un demonio sin un ángel

    No sé por qué lo hice, a pesar de que me quemaba ese beso, a pesar de que todo su cuerpo y actitud me gritaba que me alejara. Simplemente no pude soportarlo, tenía que besarlo, aunque sea una vez. Después me reprocharía o dejaría que me matara si eso era lo que quería.

  • Sakura por favor… no – Hide intentó alejarse, pero no se lo permití. Yo sabía que todo su cuerpo me rechazaba por instinto propio, pero también sabía que, en el fondo, al final del corazón, ambos deseábamos esto.
  • No, déjame seguir besándote. Lo he reprimido por años, déjame abrazarte y estar así, pegado a ti, sólo un poco más. – Recargué mi frente en su hombro mientras lo abrazaba fuertemente. Podía sentirlo temblar y al mismo tiempo su corazón latía, como hace años no lo hacía. Yo conocía bien ese latir. Sentí lágrimas recorrer por sus mejillas. Las besé con cuidado y volví a besar esos labios. – Perdóname por ser tan egoísta, perdóname por ser tan estúpido y cobarde. Por ser tan impulsivo. Sé bien que no tengo ningún derecho, sé bien cuánto daño te hice. Fue el mismo dolor que me hice a mí. Ya vivo un castigo muy grande. Por más que intento ser feliz y hacer feliz a mi esposa, vivir sin ti es un infierno. Y me digo que no quiero torturarte y que debo dejarte en paz. Pero vuelvo a ti con esa necesidad imperiosa. – Mis mejillas se mojaban con mis lágrimas mientras él me miraba con ojos empapados. Él levantó su mano y limpió mis lágrimas, su contacto me quemaba y sé que le ocurría lo mismo con mi abrazo, pero ese dolor era nada comparado al dolor de no tocarnos.
  • Abrázame todo lo que quieras y bésame todo lo que necesites, pero será la última vez que lo hagas. – Dijo con voz firme, sin duda me odiaba.
  • No, tienes razón es suficiente. Entiendo que me odies y no tengo derecho de venir a perturbarte. Es mejor que me vaya. – Di media vuelta, pero él tomó mi mano antes de que me alejara.
  • No te odio, no podría. No importa qué tan ángel sea yo o qué tan demonio seas tú... – Recargó su cara en mi espalda. Ya no dijo nada más y yo tampoco dije nada, en cuanto él se separó de mí comencé a caminar a la salida, sin voltear a verlo. Antes de salir me llamó de nuevo. – Oye, por favor, vuelve a tocar conmigo. – Me detuve, me reí y asentí con la cabeza. Pero salí sin mirarlo.

 

   Una vez fuera del estudio me encontré con Kaz, no parecía mala persona, pero no me agradaba. Sentía que me estaba robando lo que era mío. Pero recapacitando, la realidad era que Hide había dejado de ser mío hacía mucho tiempo, fui yo mismo quien lo había perdido. Sin embargo, no podía odiar a Kaz, hacía mucho tiempo que no veía a Hide tan repuesto, ni siquiera cuando estaba conmigo, verlo tan lleno de vida y alegre era lo que yo más anhelaba.

  • ¿Te vas tan pronto Sakura? Pensé en traer algunas cervezas. – Parecía sincero
  • Tengo ensayo y ya voy tarde, pero me estarás viendo más seguido por aquí. – Traté de no sonar engreído o agresivo.
  • Entonces seguiremos en contacto – Sonrío, dio una reverencia leve y siguió el camino.

 

    Esa tarde ya no tuve cabeza para seguir ensayando, así que me fui temprano a casa. Ahora me tocaría enfrentarme con “M” mi mujer. Yo tenía una relación muy especial con ella, antes que esposos o novios, fuimos mejores amigos. Ella estuvo en todo mi proceso desde el accidente de las drogas. Sin ella me habría sido muy difícil sobrevivir.

   Ella sabía todo (o casi todo), sobre mi relación con Hide, obviamente omití la parte “fantasiosa” en nuestra historia. No me juzgaba y ella entendía muy bien qué gran parte de mi corazón le pertenecía a él. Siempre lo aceptó y se conformó con lo que pude darle. A pesar de que se merecía mucho más. Yo aprendí a amarla con el tiempo, de una manera muy diferente a cómo amaba a Hide. Y ella lo aceptaba sin repelar. A veces me sentía un miserable por eso.

  • Sakura? – Preguntó una voz relajada proveniente del cuarto de estudio.
  • Sí soy yo – Me dirigí al estudio con aire pesimista. Me quedé en la puerta mirando a “M”. Ella era hermosa, tomando en cuenta mi fama de tradicionalista, la verdad es que me casé con una mujer bastante alejada de la mujer japonesa tradicional. Era alta, con el cabello teñido de rubio y con corte bastante masculino, no tenían la figura clásica delgada tampoco, más bien lucía un cuerpo atlético. Sí, la realidad es que no puedo negarlo, me casé con una chica tomboy, a veces me ponía a pensar en que mi mayor debilidad provenía de dos andróginos. ¿Dónde estaba ese macho en mí? Sin embargo, los amaba a ambos, cada uno de una manera distinta y era precisamente por eso, que no podía mentirle a “M”. Además de que ella siempre sabía cuándo yo traía algo en mente.
  • ¿Ocurre algo corazón? – Me preguntó sin siquiera voltear a mirarme. Al mal paso darle prisa.
  • Besé a Hide. – Dije así sin más, sin suavizar. Ella levantó la cabeza por unos segundos, pero siguió escribiendo casi de inmediato. Terminó de escribir una frase que de seguro traían en la cabeza, dejó su lápiz, cerró su cuaderno y sólo entonces se volteó a mirarme. No había enojo en sus ojos, sólo una ceja levantada, sin mayor expresión en su rostro.
  • Te escucho. – Encogí los hombros.
  • Soy de lo peor, supe que estaban en el mismo edificio que nosotros y fui a saludarlo, lo vi de lo más feliz con Kaz, sentí celos, me trató bien, como hace mucho no me trataba, me pidió ayudarle en algunas presentaciones como baterista y no sé, no tengo pretexto, simplemente lo besé y lo abracé. - Ella seguía sentada e inexpresiva.
  • ¿Y él qué hizo?
  • Me dijo que no volviera a tocarlo nunca más. – Cuando dije esto no pude evitar mostrar mi tristeza, cosa que ella notó de inmediato y sin dudas le dolió mucho, pero en lugar de recriminarme, se puso en mi lugar y entendió.
  • Lo siento mucho Sakura, pero al menos alguien debe ser sensato. ¿Y, tocaras con ellos?
  • Si tú no quieres no lo haré. – Dije tratando de ser condescendiente. Ella rió sarcástica. Sí estaba molesta.
  • No, cariño, no depende de mí, depende de él, si él así lo quiere, tú lo harás, no importa nada más. – Suspiró, se relajó y me abrió sus brazos. Me acerqué y recibí ese abrazo que tanto buscaba, como el de una madre abrazando a un hijo. – No me importa que lo hagas, toca con él, cuantas veces él quiera. Tal vez así te termines de convencer de que él ya no te necesita. – Ella sabía muy bien dónde castigarme.

    Y como ella dijo, toqué en varias presentaciones, por ese año y el siguiente; no fueron muchas, pero fueron las suficientes. Él me trató mucho mejor de lo que me trató años atrás, pero dolía aun así. Me dolía verlo tan feliz al lado de Kaz; y no era porque ellos estuvieran juntos o porque yo no quisiera verlo feliz. Era porque era feliz sin mí y eso me podía más. Así que preferí dedicarme de lleno a lo mío y olvidarme por un tiempo de él.

    Un par de años después, supe que Hide al fin había convencido a Kaz de formar el grupo que tanto quería. Lo nombró Vamps. Traté de no indagar mucho al respecto, pero teníamos contactos en común, uno de ellos Ken, que siempre me hablaban de él, aunque yo no preguntara. Así supe que Hide era como niño con juguete nuevo. Feliz, con ideas nuevas, actuando muy diferente a como actuaba en L’arc en ciel. Incluso estaba ejercitándose y me mostraron una foto donde estaba lleno de músculos. Algunos se quejaban de que ya no se veía tan femenino; para mí seguía viéndose hermoso.

    Yo amaba a las mujeres, siempre me han gustado, grandes, pequeñas, delgadas, con carne de más. Si tienen la actitud adecuada, yo las amo. Hide siempre ha sido la excepción de todo. Pero a su favor diré que él nunca tuvo una identidad sexual, no se ve a sí mismo como hombre o mujer. Hubo vidas donde fue mujer y otras donde era hombre y donde sólo disfrutaba sin preocuparse si usaba vestido o pantalón. Yo simplemente no me veo y nunca me vi, amando a otro hombre. Eso hasta cierto punto, me hacía sentir que tenía salvada mi masculinidad.

    Entonces disfrutaba verlo como fuera, de verdad me parecía completamente excitante verle un cuerpo bien trabajado. Y al mismo tiempo me llenaba de celos, el que estuviera ganando músculos sólo significaba que se estaba alimentando bien. Pudiera deberse sólo a lo bien que se llevaba con Kaz, pero mi mente retorcida me decía que se acostaba con él y eso me dañaba. ¿Por qué simplemente no aprendía que Hide ya no era mío?

    Fue una noche, varios años después, donde mis pensamientos volaban de más, que simplemente no podía quedarme quieto. Me sentía el peor de los infieles pensando en Hide estando al lado de “M”. Así que decidí levantarme y salir a caminar.

   Yo no dormía y “M” lo sabía, asumía que tenía un insomnio bastante fuerte y para mantenerla relajada, yo fingía dormir por un par de horas. De tanto en tanto mi ansiedad me impedía quedarme quieto esas horas, así que solía escabullirme a tocar al estudio o simplemente a caminar; ella lo sabía y no se preocupaba de no verme durante la noche.

    Así que me levanté, me puse ropa, le di un beso delicado en la frente y me apresuré.

  • Ve con cuidado amor – Me dijo ella somnolienta. Era definitivamente la mejor
  • Si, duerme bien – Dije yo todo culpable.

    Me gustaba el lugar donde vivía, era tranquilo, sin bullicio y bastante seguro, la gente no se metía con nadie. Y era muy cercano al departamento que solía compartir con Hyde, lo cual me traía recuerdos agradables. Solíamos caminar así por la noche por este barrio hasta llegar a un bar pequeño que se encontraba a unas cuadras más delante de donde vivía.

    Ese lugar solía abrir toda la noche, era discreto y tenían buena comida y música. Los empleados jamás nos molestaban y nunca salieron rumores de Hide y yo provenientes de aquí. Y vaya que tenían material para toda una novela yaoi. Era por eso que le tenía mucho cariño y solía visitarlo de tanto en tanto en noches como esa.

    Cuando llegué vi algo extraño, un auto muy lujoso estacionado frente al bar. No solía ir gente extravagante, así que me sorprendía. Tuve una extraña sensación de ansiedad, casi me decidía por no entrar, pero al final entré.

    Fue como si mi cuerpo completo supiera exactamente a dónde ir y qué mirar. Porque apenas entre, lo vi, era Hide, sentado en un rincón, con una botella en la mano, algo ebrio sin duda; a su lado dos hombres de pie, bastante intoxicados.

  • Vamos primor, te vas a divertir, acompáñanos. – Le insistía el más grande con cara de Yakuza a Hide, éste se aferraba a su botella ignorando por completo a los extraños. Decidí intervenir antes de que se pusieran más insistentes; si bien él era perfectamente capaz de defenderse a sí mismo, también era cierto que odiaba la violencia. Cargaba consigo un historial de mucho tiempo de guerras y sangre que simplemente quería dejar muy atrás. Yo lo sabía bien, si algo odiaba Hide con todas sus fuerzas era todo aquello que dañara a sus precisos humanos.
  • Ya basta, déjenlo. – Dije en tono serio y recio.
  • ¿Y tú quién eres para decirnos nada? – Reclamó el fantoche
  • Él viene conmigo, así que déjenlo. – Hide nos miraba entretenido como si se divirtiera con la situación, abrazando su botella más como si abrazara una almohada que otra cosa.
  • Ya basta, saben que no pueden molestar a mis clientes, será mejor que se calmen o llamaré a “Bruno” – Dijo de pronto el dueño del lugar desde detrás de mí.
  • Sí, yo quiero saludar a Bruno – Dije sarcástico. El par de fantoches se miraron preocupados y sin decir más se retiraron. Hide aplaudió divertido.
  • Vámonos Hide, estás muy tomado.
  • ¡¡Mi caballero de armadura brillanteeee!! Siempre vienes a salvarme. Pero no me quiero ir – gruño a modo de berrinche inflando los cachetes.
  • Vamos Hide, déjame acompañarte a tu casa. – Lo abrace de costado para ayudarlo a levantarse.
  • Deja, deja, yo puedo solo. Vine en mi auto y yo me iré solo. – Aseguró en voz habría y manoteando como un chiquillo. Suspiré paciente. Hide no solía tomar, le hacía daño y se le subía muy rápido. Generalmente toreaba su vaso o botella sin que nadie lo notara. Miré al dueño del local haciéndole señas de que me anotara la cuenta, mientras él me hacía señas de que no había problema. Mientras Hide se adelantaba chocando con las mesas. Preferí no perder el tiempo o era capaz de subirse al coche y destrozarlo.
  • Hide no seas necio, déjame manejar por favor. – Dije intentando que no abriera la puerta del conductor.
  • ¿De qué hablas? Estoy en perfecto estado para manejar ¿además a qué le temes, que me mate? – Se burló de mí
  • No, temo que destroces tan lindo auto o puedas atropellar a alguien, una pequeña niña tal vez. – Si, era bajo, pero tenía que hacerlo. Me miró con ojos asesinos, lo meditó y me dio las llaves.
  • Vas a tener que abrirme la puerta – Dijo en ese tono mandón con el que solía demandarme algo. Me reí y me apresuré a abrirle la puerta y darle la mano para que se siente cual princesa con vestido amplio. Y la verdad, eso era más que suficiente para ensanchar mi corazón. Cerré la puerta, subí y encendí el auto, era verdaderamente un auto potente y yo no estaba acostumbrado a manejar esos monstruos, pero no iba a demostrar inseguridad frente a él. Puse en marcha el auto y avancé unas cuadras con mucha precaución.
  • ¿Quieres que te lleve a tu casa, no tendrás problemas con Megumi? - Pregunté concentrado en el volante. Él, más dormido que despierto, rió sarcástico.
  • Hace años que no vivo con Megumi, llévame al que solía ser nuestro departamento. Ahí he estado viviendo. – Su tono era serio, como triste, estaba recargado en la ventana del auto mientras miraba a la calle sin mirar, seguía abrazando esa botella como si de un muñeco de peluche se tratara. Estaba intrigado ¿qué le había pasado?

    Había escuchado rumores, de parte de amigos allegados, sobre que él y Kaz habían tenido una gran discusión en Paris durante la gira. Tal vez eso tenía que ver con su estado actual. Preferí no indagar y mejor concentrarme en manejar. No quedaba lejos en realidad, así que sólo manejé por unas cuadras más, afortunadamente. Llegamos, él se estaba quedando dormido, me apresuré a abrirle la puerta.  

  • Vamos Hide ¿o quieres que también te cargue?
  • ¿Se puede? – Rei por alto, me tendía los brazos en señal de que sí quería que lo abrazara. Dije que diablos y lo cargué. Cerré como pude el coche, él seguía aferrado a su botella. Sí, pesaba un poco más que hace algunos años, pero seguía siendo pequeño y delgado, así que no pesaba gran cosa. Recargó su cabeza en mi hombro, sí, su cuerpo y su toque me quemaban, hoy particularmente me quemaban más que nunca, presiento que a él también. Pero no me importó, sabía bien que mientras más nos tocáramos y más conviviéramos, sería más difícil poder soportar el toque. Pero al mismo tiempo era cada vez más inevitable no poder tocarlo. Era como pedirle a un piromaníaco que no jugara con fuego, simplemente era imposible.

    Cuando llegamos a la puerta, metió la mano al bolsillo y sacó las llaves, me di cuenta de que era mi viejo juego de llaves. Tardó unos minutos en atinarle al cerrojo cuando por fin pudimos entrar. No encendí la luz, me sabía de memoria el camino a su habitación. Él no hizo el más mínimo esfuerzo por bajarse y yo no quería soltarlo.

    Lo bajé en la cama, quedándose sentado, nuestros rostros quedaron a la altura uno del otro. Él apretó su botella con más fuerza. Suspiré bajo y me agaché a quitarle las botas, él se recostó. Cuando terminé de quitarle las botas, lo moví, como se mueve a un niño, para quitarle la chaqueta. Él no tuvo el más mínimo interés en ayudarme, se dejó manejar como un muñeco.

    Quité, dudando un poco su cinturón y luego jalé su pantalón. Era un pantalón pesado, así que, si dormía con éste, seguro le dolerían las piernas. Sentí el rubor subir por mi cara cuando vi su desnudez, demonios, había olvidado que no usa ropa interior. Afortunada o desafortunadamente, su camisa era muy grande y lograba tapar lo suficiente.

    Él me miraba, con ojos inexpresivos, casi dormido, sin rubor, sin sentimiento alguno. Decidí portarme bien recordando su petición de años atrás. Le hice la seña de que se moviera para poder destender la cama; lo hizo con mucho esfuerzo, pero aprovechó para acostarse bien. Lo tapé con la sábana. Intenté quitarle la botella pero se negó, me resigné y le toqué la frente en señal de despedida.

    Él abrió los ojos, sospechando que me estaba despidiendo, así que con la mano con la que no abrazaba la botella, jaló mi camisa, sin palabras me indicó que me acostara a su lado. “M” tenía razón, siempre haría lo que él me pidiera. Me quité la chaqueta, dejándome los pantalones, definitivamente si debía quedarme con ellos puestos y me metí en la cama, pero no me acosté por completo, quedé sólo recargado en la almohada.

    Hide me abrazó y volvió a cerrar los ojos, más no dormía. Su respiración me indicaba que, aunque estaba cansado, no dormiría aún. Acaricié su cabello, su olor me invadía. Tenía que pensar en otra cosa o iba a cometer una tontería de nuevo.

  • Hide – Gruñó en respuesta. – ¿Ya vas a decirme qué te pasa? ¿Y por qué diablos te aferras a esa botella?
  • No, no quiero hablar. – Dijo en forma de balbuceo, apenas entendible
  • Si no lo sueltas, te hará daño y engordarás. – Chilló haciendo rabietas
  • Tonto. – Sí, era un ángel caído milenario con alma de niño. Siguió abrazándome mientras escondía su cara en mis caderas y se aferraba a su bendita botella. – Kaz se enamoró de mí. – Me dijo y fue suficiente para entender. Aunque yo ya lo sabía, lo había visto en los ojos de Kaz hacía años.
  • ¿Y por qué te sorprende? Si está enamorado de ti desde hace años – Debo admitir que lo dije con un poco de recelo.
  • No me sorprende, de verdad creí que nunca lo diría y que nunca tendría que rechazarlo. Fui un tonto pensando que podía tratarlo como lo trataba y que él nunca reaccionaría. Pero creo que llegó a su límite. – Suspiró triste y hundió más su cara entre mi piel y su brazo. – Hace como un año se me declaró y no supe qué hacer, lo acepté, incluso vivimos juntos; pero comenzó a darse cuenta de que yo no podía darle ese amor que él buscaba. ¿Qué hacía? Lo amo sí, pero cómo se ama a un hermano o al mejor de mis amigos. Poco a poco se desesperó y peleábamos más, él pedía de mí, más de lo que yo podía darle. Después él ya no volvió a decime nada, así que pensé que las cosas estaban mejorando. En una presentación en Europa hubo una tensión por cosas técnicas y por exceso de público, él estaba disgustado, este tipo de cosas le molestan mucho, traté de calmarlo y me besó. Pero yo estaba pensando en otras cosas, no lo rechacé, pero tampoco le correspondí. Creo que se sintió muy herido y se enojó mucho. - Hide había acomodado mejor su cara para hablar, así que ahora podía ver mejor sus expresiones. – Después de eso se fue del departamento y ya no me permitió tocarlo, me rechazaba, aún en el escenario, las cosas se han puesto muy tensas, el ambiente empieza a parecerse mucho al de l’arc en ciel después de que te fuiste. – Dijo en un tono muy triste, casi quebrándose.
  • Lo siento Hide, de verdad ¿por qué sigues con esa botella? Se va a romper y te vas a lastimar. – La abrazó más fuerte.
  • Hoy estábamos ensayando, él llegó con varias botellas de diferentes bebidas, ésta me la dió a mí, me dijo que entendía que yo no podía corresponderle y agradeció el intento, me dijo que lamentaba su actitud y que trataría de comportarse de ahora en adelante.
  • Eso es bueno ¿no?
  • Nos quedamos solos, puse mi mano en su hombro, la rechazó por completo, me pidió que en la medida de lo posible no lo toque de nuevo. Se fue y me quedé solo, con esta botella. Decidí beberla por completo y no sólo esa, varías.
  • Pero Hide, la botella está cerrada, aún no la has abierto.
  • · No, porque primero me bebí varias más, ésta sería la última, pero llegaron esos tontos a interrumpirme y luego tú. – Me reí por bajo
  • ¿Qué voy a hacer contigo?
  • ¿Quieres abrirla y que la bebamos juntos? – Me preguntó levantando un poco la botella.
  • Ya estás suficientemente ebrio ¿no crees? – Encogió los hombros
  • Bueno, mañana la beberé.
  • Ya es mañana Hide, son casi las 6 am
  • Bueno, cuando despierte la beberé completa. – Ahora me reí alto, hacia mucho que no reía así.
  • Gracias Yachan – Amé que me llamara así de nuevo. – Bien, ahora vamos a dormir, que ya no me responde ninguna parte de mi cuerpo
  • Ok, pero ¿vas a dormir de verdad con esa botella?
  • Siii
  • Hide, esa botella va a terminar ensartada en tu trasero o peor, en el mío. – Se río con ganas con su rostro escondido en mi cadera, su vibración, causó ese peculiar sentimiento de preexcitación, carraspeé un poco y me acomodé mejor.
  • ¿Y por qué tu trasero es más importante que el mío? – Preguntó con tono fingido de inocencia.
  • No es más importante, es menos experto en esos asuntos siniestros, que es muuuy diferente. – Volvió a reír, pero ahora a carcajada limpia.
  • Yo recuerdo una vez….
  • Ya duérmete Hideeeee – Le dije tapándole le cabeza, que ahora estaba recargada sobre mi pecho, con una almohada. Él siguió riéndose y yo aproveché para quitarle la botella y ponerla bajo la cama, él se quejó como un niño cuando le quitas su juguete y puso cara de empezar a hacer berrinche.
  • Mi botellaaaa – Infló los cachetes.
  • Mejor abrázame a mí y duérmete anda, que no te vas a levantar y yo tengo ensayo más tarde. – Se quedó pensando un momento y luego aceptó, sus ojitos se veían cansados y algo hinchados; había llorado. Me sentí culpable por dejarlo solo y por haber sido cobarde. A final de cuentas yo tenía a “M”, pero él, estaba perdiendo a la última persona que podía curarle el corazón. De verdad sentía que toda esa culpa era mía. Muy a mi pesar yo seguía siendo una sombra en su vida, no le permitía ser feliz y no sólo eso, aparecía de tanto en tanto para opacarle la vida. De verdad yo quería que él fuera feliz y aunque me dolía verlo con Kaz, también me resultaba un poco esperanzador.
  • Gracias Yachan. – Me dijo ya más dormido que despierto, con rasgos de lágrimas en sus ojos y abrazándome fuerte. Yo sabía que esto era peligroso, pero igual lo disfrutaría por lo menos hoy.

El ángel negro y el demonio blanco

    Cuando desperté ya era muy tarde, Sakura no estaba y no había rastros de él, ni siquiera lo sentí al marcharse, sino fuera por el ardor de mi piel que me dejó su tacto, y su olor impregnado en mi nariz, hasta hubiera dudado que estuvo aquí. Sin duda conforme nos tocábamos más, más daño nos hacíamos. Ahora era más evidente que me quemaba su tacto, no era sólo una sensación, ya se estaba volviendo más físico cada vez.

    Por supuesto que eso era algo que no me importaba, lo que de verdad me hacía detenerme, era saber que mientras más convivíamos y nos tocábamos, más vida perdía él. Ésta era su última vida y yo quería alargarla lo más posible, tener una vida de mil años, aunque sea de lejos. No soportaba la idea de perderlo por completo.

    Sin embargo, a él parecía no importarle y eso me daba miedo. Dormí abrazándolo por quién sabe cuántas horas y en mi estado, bien pudo haber pasado a más. Eso es algo que no debía permitirme ¿pero de dónde había salido él a fin de cuentas? Tenía que estar más al pendiente.

    Me quedé meditando un par de horas más, tenía hambre, pero nada de ganas de levantarme, recordé mi botella y la busqué, no estaba. Me obligué a levantarme y buscarla por todos lados. ¿A caso se la había llevado? Tomé mi teléfono dispuesto a reclamarle. Había como 100 llamadas perdidas, de entre gente del staff, mi representante, JuKen, Arly, Jin… ¿se habían puesto de acuerdo todos?

    Había varios mensajes también, dos en particular me llamaron la atención. Uno de Kaz y el otro de Sakura.

       “Hide, esta botella te hará daño, mejor me la llevo y la tendré resguardada hasta nuevo aviso. P.D. Me tuve que ir temprano, tengo sarpullido por todo el cuerpo”

    Era un reverendo tonto, esa era mi botella, se merecía el sarpullido.

        “Hyde, deja de ser infantil y contesta las llamadas, si no piensas venir al ensayo, avisa. Pero tendrás que afrontar el castigo que tú mismo impusiste”

    Suspiré, a estas alturas lo que menos quería era ensayar. No, definitivamente no iría. Así que contesté los mensajes.

           “Yachan, más te vale que me devuelvas mi botella intacta, la quiero hoy mismo o te enfrentarás a la furia de un caído. P.D. Te mereces el sarpullido, yo tendré que usar maquillaje para ocultar el cambio de color en mi piel. Tonto”

    Estaba siendo un poco cruel, pero no importaba, esa era mi botella.

         “Kaz, no voy a ir a ensayar, ni hoy, ni en una semana. Descuéntenme todo.” 

    Tal vez fui algo duro, pero no me importaba, me sentía algo cansado de todo y quería espabilarme unos días. Le mandé un mensaje similar a mi representante. Y por muy extraño, le mandé un mensaje a Megumi diciéndole que quería ver a mis hijos. Me fui con ellos y ella por una semana a una playa privada. No me llevaba mal con Megumi, le tenía cariño, a final de cuentas la que más perdió en esta relación fue ella; así que trataría de protegerla lo más posible y mientras estuviera en mis manos, siempre les daría lo mejor.

    Ella tenía a su pareja, tal vez el verdadero padre de sus hijos, no lo sabía y no me importaba. Ella no se metía en mi vida y yo no me metía en la de ella. Las situaciones de la vida nos volvieron amigos y me sentía bastante libre de prejuicios con ella y con esa familia adoptada.

    Regresé una semana después como se lo dije a Kaz, listo para ensayar y tocar, seguramente él estaría molesto, atrasé los planes por una semana, pero era necesario o me volvería loco. Además, la familia me lo agradeció mucho. Bien, estaba listo para lo que llegara, aún si se trataba de la indiferencia de Kaz.

    Y así lo hice y así soportamos, ambos, dos años más. Hasta que las cosas se rompieron definitivamente. Después de varios sucesos inesperados y de que nuestra relación estuviera tan tensa; un día simplemente decidimos parar.

  • Creo que lo mejor es que suspendamos Vamps por un tiempo. – Dije ante todos en una junta. Mi corazón se rompía y sé que el de todos también, sobre todo el de Kaz. Independientemente de nuestra frágil relación, sabía bien que él amaba a Vamps y mucho. Nadie dijo nada, entendía bien la decisión, después de todo lo que había pasado, todos concordaban que eso era lo mejor para el grupo. La junta no duró mucho y todos se fueron dejándonos a Kaz y a mí solos.
  • Debiste consultármelo antes. – Dijo en voz baja. Yo ya estaba tan acostumbrado a esa voz que incluso inconscientemente la había empezado a imitar de alguna manera, así que ambos solíamos hablar en tonos bajos de pronto sin darnos cuenta. Extrañaría eso.
  • Kaz, después de lo que hemos estado pasando, era de esperarse esto. La verdad, sólo lo habíamos estado posponiendo. Pero no quiero que terminemos odiándonos.
  • Yo jamás podría odiarte Hyde, a pesar de todo. Pero lo entiendo, supongo que no nos veremos en algún tiempo. Procuremos no llamarnos por lo pronto. Se feliz Hyde. – Me odiaba por esto, le estaba partiendo el corazón y no podía hacer nada. De verdad había intentado amarlo de la misma manera en que él lo hacía, cuando acepté que viviéramos juntos, de alguna manera sabía que lo arruinaría, pero quise intentarlo igual. Simplemente no pude verlo más allá de mi mejor amigo. Esos besos y caricias, esas noches compartidas… sabía que para él habían sido mucho más de lo que fueron para mí. Y no es que no no los disfrutara, pero mis besos no llevaban esa sinceridad que llevaban los de él. Y fue cuando empecé a notar que lo dañaba, más que ayudarlo; así que comencé a ser sincero y tarde me di cuenta de que esa situación había desgastado bastante una hermosa amistad. Ahora, uno de los dos tenía que aprender a vivir sin el otro. Sí, ese iba a ser yo.. de nuevo.

    Estar con Kaz me había hecho mucho bien y me había ayudado demasiado con Sakura. Pero las últimas situaciones ya se habían vuelto dañinas y mi cuerpo lo expresaba. Ahora que ya no tenía a Kaz, me daba miedo de mí mismo. ¿Por qué no podía amar a nadie como a Sakura?

    Él y yo no solíamos frecuentarnos, pero en los últimos años manteníamos una comunicación activa por medio amigos en común, sin que ellos se dieran cuenta. Así, uno del otro nos enterábamos de lo que quisiéramos contar. Eso nos funcionaba y así evitábamos un contacto directo y rumores externos.

    No sabía qué hacer, ¿deprimirme, rendirme? No, no tenía tiempo para eso, siempre me había funcionado trabajar, así que así seguiría, trabajaría sin parar, hasta que mi propio cuerpo reclamara descanso. De nuevo empezaba a sentir el peso de los años.

   Para las fechas en que tenía que empezar a organizar el Halloween Party me sentía peor que nunca, no sabía qué hacer, si cancelarla o no. Por supuesto invité a Kaz, pero me rechazó diplomáticamente diciendo que tenía varias presentaciones.

    Cuando ya estaba por rendirme, se me ocurrió invitar a Sakura. Por qué no; sabía que sería difícil que él aceptara, pero sin duda sería un Halloween Party especial. Así que me dispuse a preparar las ideas, pero lo más importante, a lograr el objetivo más difícil… Sakura. Empezaría mi misión con mensajes primero.

          “Sakura, por favor, acepta mi invitación para presentarte en el Halloween Party”

            “¿Qué, estás loco? Claro que no”

            “Sakura, ven al Halloween Party”

            “No”

            “Ven al Halloween Party”

            “Nop”

  Y así dos días de insistentes mensajes a toda hora se amontonaron en el celular de él. Algunos ni los respondía, vaya que era grosero. Pero no me rendiría, apenas estaba comenzando. Seguía la etapa más determinante y para eso haría uso de un As bajo la manga.

  • Yuki, necesito que me prestes tu celular, por favor – Le dije al guitarrista amigo de Sakura que ahora estaba de soporte conmigo y del cual solía obtener mucha información. Éste se quedó sorprendido y dudando.
  • Claro, pero…
  • Mi celular no sirve y tengo que hacer una llamada urgente, te compraré otro si es necesario.
  • No, no es necesario. Aquí tienes. Me tendió el celular y se alejó a hacer sus cosas para darme privacidad. Si llamaba a Sakura desde mi celular, seguramente no me respondería por qué sabría que sería para insistir en lo mismo. De esta manera sería más fácil que cayera en la trampa.
  • Hola hermoso capullito, qué milagro que el ogro de tu jefe Hide te deje usar el teléfono en horario de ensayos. – Ese maldito de Yuki me las pagaría.
  • Es porque el ogro de su jefe le secuestró el teléfono al hermoso capullito, para llamar al tonto de su amigo. – Se escuchó un “demonios” en respuesta, seguido de golpe, como si se le hubiera caído el teléfono, en cuanto reconoció mi voz.
  • Hideee, aaagghh no culpes a Yuki, sólo bromeamos.
  • Ya hablaré con él cuando le dé la carta de despido.
  • Aaahhh vamos Hide, sólo era una broma inocente. – Esto me facilitaba enormemente las cosas
  • Tal vez pueda perdonarte si aceptas estar en el Halloween Party.
  • Aahh eso es bajo hasta para ti.
  • Las oportunidades son para quienes las toman.
  • Hide no me obligues a soportar a tus amigos de plástico.
  • Yachan te necesito – Esta frase era mi último recurso, jamás fallaba. Suspiró, luego silencio y más silencio, se resistía.
  • Está bien, lo haré. Te odio, por cierto.
  • Aaahhh yo sé que no, gracias, gracias. Te estaré llamando para más detalles. Byeee – Y colgué para no darle oportunidad de arrepentirse. Justo a tiempo porque se acercaba Yuki.
  • Gracias – Le dije dándole el teléfono. Intencionalmente dejé en la pantalla el número al que había marcado, cuando lo vió tragó saliva y volteó a mirarme. – Un día de castigo, por cierto.
  • Auuugg – Refunfuñó, agachó la cabeza y se fue encorvado. Conocía muy bien a Sakura y sospechaba la razón para que lo castigaba, así que no hizo por alegar.

    Llegado el día del evento yo estaba feliz, revoloteaba de arriba abajo disfrutando, fue una verdadera sorpresa para todos ver a Sakura, porque no sé lo dije a nadie. Por supuesto aparte de un saludo cordial, cómo era de esperarse, él mantenía su distancia. Odiaba estos eventos banales y a mis “amigos socialites”. Y conforme pasaba el tiempo yo también me cansaba de ellos; con los amigos de Sakura que colaboran conmigo me sentía a gusto, sin necesidad de posar o pretender nada. Sin embargo, éste era uno de esos eventos donde me sentía obligado a invitar a esos “amigos”.

   Estaba bien, yo también podía pretender. Sakura se veía algo incómodo y fuera de lugar, me causaba risa. Así que le mandé un mensaje de texto, teniéndolo justo frente a mí.

              “Relájate, parece que quieres matar a alguien”

              “Sí, a un enano disfrazado de él mismo, pero más viejo”

              “Pero más sexi, eso te lo aseguro”

         “Aahh eso no lo sé, no hay forma de corroborarlo” – Maldito, le dije con los ojos y él se rió a carcajada limpia. ¿A caso estábamos coqueteando? Qué más daba, yo estaba feliz y eso era lo importante. – “Deberías permitirme comprobarlo” – Volvió a escribirme.

             “Sí claro, espérame en mi camerino después del evento” – Él me miró, sonrió y me hizo una señal de “ok” discreta desde lejos. ¿Si había entendido mi sarcasmo verdad?

    La fiesta fue todo un éxito, yo no cabía en mí. Adoraba esta celebración, pero este año simplemente fue la mejor. Culposamente casi me había olvidado de Kaz. Y gran parte era porque Sakura estaba aquí. Incluso hasta él había logrado relajarse y se integró mejor.

    Todos hablaban sobre que Yoshiki había organizado un afther party y la verdad es que yo no tenía deseos de ir, estaba cansa, simplemente tanta alegría ya había cobrado cuota. Pero a Yoshiki no se le podía decir que no; a veces me recordaba un poco a Gackt, o peor; por lo menos a Gackt yo podía dominarlo, se portaba como un cachorrito cuando le pedía algo. Pero Yoshiki era diferente, llevaba el ego muy alto y no se dejaba dominar. Tampoco aceptaba negativas, así que tenía que andar con cuidado con él.

    Me encerré en mi camerino con la excusa de desmaquillarme y aunque varios venían a tocar, nadie abría la puerta, así que comencé a desvestirme sin problema. De pronto alguien si abrió la puerta, era Sakura.

  • ¿Se puede? – Sakura asomaba su cabeza por la puerta y más que pedir permiso para entrar, estaba anunciando su entrada.
  • Pero si ya estás adentro ¿qué no te enseñaron a tocar? – Dije fingiendo molestia.
  • No hay nada que no conozca. – Encogió los hombros despreocupado mientras se sentaba en el sofá. Yo estaba desnudo de arriba y a medio desnudarme de abajo. – ¿Quieres que te ayude con eso?
  • Aún sé vestirme solo, descuida. ¿Qué haces aquí?
  • Tú me invitaste
  • Hablo de “en mi camerino” – Él seguía sentado, mientras yo resignado comenzaba a vestirme
  • Por eso, tú me dijiste que viniera terminando el evento
  • Sakura, estaba siendo sarcástico y tú lo sabes. – Dije algo exaltado. Acentuando el Sakura para que notara mi falta de cooperación.
  • Uno debe aprender a tomar ciertas oportunidades. – Me estaba repitiendo mis propias palabras. Mientras seguía con su aire “vale madre”, lo cual me desesperaba.
  • Yachan, técnicamente no deberíamos ni hablar y mucho menos estar solos en el mismo cuarto. – Suavicé mi tono
  • ¿Y desde cuándo te importa eso? – Suspiré y me acerqué de rodillas frente a él.
  • Pues a alguien debería importarle, se trata de tu vida… - Lo miré a los ojos suplicante y justo cuando sabía que iba a responder algo que no me iba a gustar, lo interrumpí. – Además no fui yo quien te abandonó. – Me levanté y seguí vistiéndome. Sabía que había dado en un punto sensible, nunca habíamos hablado de eso.
  • Si esto es un castigo porque te abandoné, ok lo acepto, lo merezco. – Si tono se puso serio – Pero si esto es por mi vida, no lo quiero. No me interesa vivir mil años, no sin ti. Me he detenido mucho tiempo porque sabía que también te afecta a ti el contacto conmigo. Pero hay días, como hoy, en los que no me importa nada. Sólo quiero estar contigo. – Se produjo un silencio inesperado, yo me había quedado congelado a medio poner el pantalón. Terminé de ponerme el pantalón cuando escuché que tocaban la puerta.
  • Señor Hyde, el señor Yoshiki lo está buscando, me pidió que le preguntara y lo espera para ir a la fiesta que él organizó.
  • Tengo algunos asuntos que tengo que dejar arreglados aquí antes de irme. Tardaré al menos un par de horas – Y era verdad que tenía asuntos pendientes, pero en realidad no me llevarían más de 15 min. Lo cierto era que no quería ir a la fiesta. Quería quedarme a hablar con Sakura. – Tal vez tarde un poco más.
  • Ok, yo le digo. Ammm Señor Hyde ¿de casualidad sabe dónde pueda estar el señor Sakura? – Me asusté y Sakura se levantó a esconderse detrás de la puerta. Así que fui a abrir la puerta lo suficiente como para que pudiera ver un poco que ahí no estaba.
  • Pues aquí NO está. – Dije como insinuando que me molestaba la pregunta.
  • Oohh no, no me mal entienda señor, es sólo que el señor Yoshiki me pidió que buscara a Sakura para invitarlo a la fiesta.
  • Conociendo a Sakura ya se fue desde que terminó la presentación. – Dije fingiendo calma mientras Sakura empezaba a besar toda la piel desnuda que estaba a su alcance. Maldito ¿qué no hace un momento estaba muy triste?
  • Bueno, iré a decirle a Yoshiki lo que me dijo. Si necesita algo sólo…
  • Noooo – Lo interrumpí sin querer ya que Sakura estaba metiendo mano por debajo de mi pantalón. El Staff se fue algo sorprendido, seguramente pensando que yo estaba loco. Al cerrar la puerta quedé atrapado entre la misma y Sakura abrazándome por la espalda. Yo sostenía la respiración para no ceder. Suspiré, él aún tenía su mano dentro de mi pantalón, afortunadamente yo ya no usaba esa ropa taaan floja que solía usar. – Yachan, prometiste no volver a tocarme así. – Intenté con todas mis fuerzas que mi voz sonara fuerte y firme, creo que fracasé.
  • Mírame a los ojos y dime que no quieres que lo haga y juro que nunca en la vida volveré a tocarte. – Me dijo acercándose a mi oído y susurrando con palabras más que amenazadoras, seductoras. Me volteé y saqué su mano, enfrentándolo a los ojos.
  • Es obvio que no te diré eso. Te amo, te he amado por siglos, eres la razón de que yo siga aquí, esforzándome por vivir. ¿Sin ti, qué sentido tiene? Y sin embargo en cada vida tengo que soportar verte morir, soportar volver a empezar y volver a encontrarte. Y siempre lo lograba porque sabía que tarde o temprano llegarías a mí. Y en esta vida me dijiste que ya no volveríamos a estar juntos y tuve que aprender a sobrevivir y apenas lo logré. ¿Y ahora me pides que vuelva a intentar sobrevivir a sabiendas que esta vez será definitivo perderte y todo por unos instantes? – Mi rostro estaba lleno de lágrimas, pero mi voz y actitud seguían calmados. Él permanecía quieto frente a mi, sus ojos se cristalizaban con cada palabra, pero soportaba bien mis palabras. – ¿Y tu esposa, has pensado en ella?, Has pensado por un segundo en cuánto me dolió y me duele todo esto?
  • Sí, todo el tiempo, a cada segundo y a cada instante, me culpo por “M” y por ti. Me culpo por todo y estoy harto de vivir con culpa todo el tiempo. – Su voz se elevó un poco. – Pero estoy más harto de vivir extrañándote, añorando tu piel, tu aroma; quiero amanecer contigo abrazado a ti. No importa si eso me cuesta la vida, ya me costó la vida entera. – Por fin sus ojos dejaron escapar esas lágrimas. – Pero entiendo que has sufrido demasiado, tal vez más que yo. Entiendo que has intentado ser feliz y no te lo permití. Entiendo que le temas al dolor… - Lo interrumpí con un beso, me dolía perderlo, pero me dolía más no tenerlo.
  • ¿Temerle al dolor? Hombre por ti, yo iría al mismo infierno. – Profundicé aún más ese beso y lo abracé como si de eso dependiera que se quedara a mi lado. Ya nada me importaba, sólo quedarme a su lado. Y así seguimos abrazados, comenzando nuestra danza, íbamos a disfrutar lo que sea que durara. Hasta el día en que tuviéramos que decirnos adiós de nuevo.

 

Los post créditos de un Ángel y un Demonio.

    Y ahí estaba yo, en el funeral del que había sido mi mejor amigo, él amor de mi vida, mi complemento, mis mil vidas enteras. Casi 20 años después de que habíamos jurado estar juntos de nuevo hasta el último momento. Y así lo hicimos, disfrutamos de cada minuto y cada segundo que la vida nos otorgó.

   El lugar estaba repleto de gente, amigos y familiares de Sakura, todos dando sus condolencias a su esposa. Llorando de verdad, porque él había sido un gran amigo para todo ellos y de eso nadie albergaba duda. Y su mujer, quien con el tiempo entendió que nuestro amor era imposible de superar y se había vuelto nuestra mejor aliada al lado de Megumi. Ahora lloraba desconsolada la partida de este gran hombre.

   Y yo ahí, quieto, imperturbable, sereno esperando pasar desapercibido. Pero no pasó mucho tiempo cuando se acercó Ken y detrás de él Yuki. Ambos pusieron una mano a cada lado de mis hombros y se quedaron a mi lado, cómo acompañándome en silencio en “mi dolor”. Tal vez preocupados de que yo no expresara dolor alguno aun cuando sabían bien lo que Yachan era para mí.

    Después de un par de horas, me levanté, listo para irme. Ken y Yuki me miraron algo preocupados, volteé a mirarlos y les sonreí, dejándoles en claro que no iba a cometer una locura, después de todo, yo sabía muy bien que yo seguía en la lista de los que tendrían que despedirse. Me detuve, volví en mis pasos y los abracé, tal vez ellos eran quienes necesitaban más consuelo que yo a estas alturas. Hice una reverencia final y continué con mi camino.

 

°°°°°°°

 

    Unos 6 meses después del que fue mi funeral, era ahora mi turno de observar, desde las penumbras el funeral de Hide. Había mucha más gente que en el mío; no me sorprendía, él era muy amado por gente de todas partes del mundo. Me sentía feliz por él, porque sería recordado como a un grande.

   Lo sentía en cambio, por aquella gente que lo amaba de verdad. Que en cierta forma había sido tocada en el fondo del corazón por un ángel. Megumi y Kaz estaban destrozados y no sólo ellos, también sus personas más allegadas. Y era también, en parte, mi manera de despedirme de esta vida. De decir adiós a lo que fue y seguir mi camino. Me quedé mirando en la oscuridad por unos minutos más y me fui.

   Me tomé mi tiempo para llegar al que había sido nuestro departamento. Quería despedirme de todo, de verdad me gustaba mucho vivir ahí. Entré, algo apesadumbrado, pero decidido. Y ahí estaba él, aun viéndose como un viejo, pero por supuesto él es Hyde, no se iba a ver como un viejo decrepito a los 70 años, claro que no, él se veía como un colegial sólo un poco más robusto y con unas cuantas arrugas; pero hermoso. Siempre hermoso.

    Nos abrazamos; habíamos planeado esto desde hacía 2 años, con calma y serenidad. Habíamos decidido que nuestro tiempo en esta vida había llegado a su fin, era el momento de empezar una nueva. Más jóvenes y en otro lugar, donde no nos reconocieran. Él ahora sería una linda chica, a mi no me importaba lo que fuera, mientras siguiera siendo mi Hide.

    Lo besé y él sonreía complacido. Yo era el más renegado a dejar esta vida, después de todo, ésta había sido la vida más larga que había tenido y ciertamente no estaba nada acostumbrado, como él, a los cambios de vida. Además, tenía cierto miedo de cuánto más podía yo seguir con vida estando tanto tiempo él y yo tan juntos como habíamos estado todos estos años. Ya nos habíamos acostumbrado a esas secuelas que se generaban debido a nuestro tacto.

    Pero él me había llenado de calma, diciéndome que, aunque me tocara partir mañana, él me seguiría al mismo infierno. Y fue cuando ambos habíamos entendido que nada, ni nadie nos separaría. Aún en el infierno, estaríamos juntos.

    Caminamos juntos a la puerta, tomados de la mano, listos para empezar nuestra nueva vida. Poco a poco nos íbamos transformando hasta volver a ser los jóvenes que habíamos dejado de ser hacía mucho tiempo, sólo que él ahora parecía una chiquilla y yo un joven de algunos 15 años. Atravesamos por última vez esa puerta, juntos y esta vez no dispuestos a soltarnos nunca más. 

   Hasta el fin de los tiempos y aún después de ellos. Nos pertenecíamos uno al otro y la vida misma tendría que entenderlo de una buena vez.

     Yo lo amaba y él a mí.

Notas finales:

Pues al fin llegamos al último capitulo y no supe si les gustó T_T espero que si les haya alegrado el momento, tanto como me gustó a mi escribirlo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).