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El pasado regresa por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee, los personajes de Harry Potter pertenecen a su autora J.K. Rowling. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark. Dr. Strange/James Potter (pasado)

Aclaraciones y advertencia: Romance, Crossover, Universo semi alterno, mención de Mpreg y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader: Tsuki-Awel

 

Resumen: Stephen conoció a James Potter durante su época de colegio en Hogwarts. Dejó el mundo mágico poco antes de que estallara la guerra contra Voldemort, para perseguir su sueño de convertirse en medico (tanto medimago como no mágico). Por casualidad conoce a Tony Stark, se hacen amigos y con el tiempo, se casan, pero ¿qué pasaría si el joven Harry Potter fuese el hijo de Strange?, ¿Cómo lo tomaría la nueva familia del Hechicero Supremo?

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

El pasado regresa

 

 

Capítulo 3.- Sirius

 

 

Strange entró al Caldero chorreante. Llevaba puesta una túnica negra usual de mago, en su cuello reposaba la capa de levitación transformada en bufanda. Había pactado reunirse con Lupin después de Navidad, muy a pesar de las protestas del licántropo y del viejo director. No creía correcto arruinar las vacaciones de Harry ‹‹ya de por sí le iba arruinar la vida››, apareciendo de repente para decir: ¡Hola!, fui novio de tu papá y adivina ¡soy tu padre! Toda tu vida fue una mentira más grande de lo que pensabas.

El Hechicero quería darle algo de tiempo para estar con las personas que quería antes de hacer que su mundo, el de todos, cambiara.

 

¿Estaba siendo egoísta?

 

No quería que su pequeña familia se viera atrapada en toda esta locura, sin mencionar que la existencia de Harry se sentía como una traición a Tony, aunque su esposo le aseguraba que no le culpaba

 

—Tú y sobre todo ese niño son víctimas en este juego retorcido —dijo Stark la noche después de enterarse de la existencia de Harry. —Yo también tengo un pasado oscuro, ¡sabrá Dios cuantos hijos desconocidos puede que tenga!

 

Aquella noche hicieron el amor.

 

La familia decidió mantener a Peter fuera del tema, al menos por el momento. La Sra. Strange le había solicitado a su hijo que se hiciera las pruebas necesarias para saber si Harry era realmente su vástago. Stephen no culpaba a su madre por querer tomar tales precauciones, él mismo estaba reacio a aceptar las palabras de Dumbledore como ciertas.

 

El director de Hogwats tenía mucho en común con Fury. Ambos guardaban secretos de sus secretos y no se podía, ni debía confiar en ellos al 100%. Y, aun así, él estaba ahí aguardando a su viejo amigo, en una habitación con una sola salida.

 

Metió la mano en el bolsillo. Sintió el tacto metálico de su anillo de onda. La Capa en sus hombros se tensó al tiempo que la puerta se abría.

 

—Stephen —dijo Lupin desde el umbral. El licántropo no venía solo, con él se encontraba un perro negro de gran tamaño.

—No creo que sea seguro para Canuto —comentó Strange antes de conjurar la dimensión espejo. El mago y el canino observaron asombrados lo que sucedía a su alrededor. —Sirius aquí es seguro.

 

El perro observó al hechicero. Asintió con la cabeza y retomó su forma humana. Stephen frunció el ceño al darse cuenta de la deplorable apariencia de su buen amigo. No pudo evitar preguntarse por todas las dificultades que tuvo que pasar a lo largo de los últimos años. ¿Por qué Dumbledore no hizo nada para ayudarlo?, ¿Qué clase de líder era ese viejo embustero?

 

—¿Qué es este lugar? —inquirió Black. Todo se veía exactamente igual, pero de algún modo se sentía diferente.

—La dimensión espejo. Siempre presente, pero sin detectar —explicó Strange como una vez lo hizo Ancestral con él —. Los hechiceros la usan para entrenar, vigilar… y a veces contener amenazas.

—¿Amenazas? —cuestionó Lupin. No era el momento hablar sobre temas relacionados a los hechiceros y el multiuniverso.

—Sirius. Quiero saber la verdad —dijo mirando al animago. Black asintió con la cabeza. Había llegado la hora de contar todo aquello que tuvo que callar.

 

Black le contó lo que Cornamenta le dijo poco antes del nacimiento de Harry. Durante la guerra. Stephen y su hermano sufrieron el ataque de los Mortifagos, por suerte ninguno resultó con heridas graves; nadie de los Strange a James, pero él supo que el atentado fue por su causa.

Stephen tuvo suerte esa ocasión, pero quizá no existiría una segunda. Con el corazón roto decidió que lo mejor era terminar con el romance, pero ¿cómo? Su joven novio era más terco como una mula y no lo iba a dejar sabiendo la razón del rompimiento.

La respuesta vino después del ardiente fin de semana que ambos pasaron en Hogsmeade. Le había expuesto sus preocupaciones a Lily y ella, como buena amiga se ofreció ha ayudarlo.

El plan era simple. Evans le enviaría una nota anónima a Stephen contando la infidelidad de su querido novio. Por supuesto que Strange no creería tal cosa a menos que tuviera pruebas.

Y Lily se las dio. Fotografías desenfocadas pero lo suficientemente claras para distinguir a James, pero no a su acompañante.

La duda en Stephen creció a medida que veía cada imagen, en la última, una dirección y hora.

No pensaba ir. Confiaba en su novio.

 

¿Y si era una trampa? James podría correr peligro. No podía ignorarlo.

 

Valiéndose de su inteligencia (y el traslador que le fue enviado esa misma noche), se dirigió al lugar de la cita. Una casa en un acogedor barrio muggle. Como un ladrón ingresó al domicilio, buscó en las habitaciones hasta descubrir lo que se negaba a creer: James estaba en la cama abrazado de una mujer que Stephen le agradaba y detestaba por partes iguales. Lily Evans. Ambos sin mas prendas que una sábana delgada para cubrir su desnudez.

Strange dio un paso atrás. Horrorizado. La brusca acción provocó que chocara con un mueble, haciendo ruido que inevitablemente despertó a los amantes.

James y Stephen se miraron a los ojos. El mayor intentó acercarse a su joven novio, pero lo único que obtuvo fue una bofetada.

 

—Después de eso te fuiste —dijo Sirius —. Supongo que le contaste a tus padres pues ellos rompieron todo lazo con los Potter.

 

Strange asintió. No fue él quién le habló sobre la infidelidad, su hermano y los rumores que comenzaron a circular sobre el reciente noviazgo de Lily y James fueron los que se encargaron que sus padres se enteraran.

 

—Cuándo terminaste la escuela, tú y tus hermanos dejaron el país para irse a América. No podíamos contactarte. Cornamenta no quería ponerte en peligro.

 

Stephen frunció el ceño. Estaba enojado. Decepcionado. Su novio (más bien, ex novio), sus amigos, ninguno confió en él, lo consideraron un niño. Lo vieron como alguien que debían proteger.

 

—Supe que Potter y Evans se habían casado y tenido un hijo. Sin mencionar lo que sucedió después a causa de Voldemord.

—James me confesó que su… último encuentro contigo tuvo a Harry como resultado —Black jugaba con las manos un tanto incómodo por tener que hablar de ese tema —. No te lo dije porqué Cornamenta me hizo tomar un juramento inquebrantable. No podía decirte nada a menos que a él y a Lily les sucediera algo.

—Pero preferiste jugar al justiciero y tratar de vengar sus muertes antes de pensar en la seguridad de un niño —Sirius desvió la mirada. Estaba avergonzado de lo estúpido que fue en el pasado.

 

Remus se mantenía alejado. En silencio, observando desde una esquina. Se sentía como un intruso. Sabía que no debía estar ahí, ese momento solo les pertenecía a Stephen y a Sirius, pero temía alejarse y que algo pudiera salir mal, ¿y si Strange lastimaba a Canuto? No quería perderlo, no otra vez.

 

—¿Por qué escapaste, Sirius?... ¿por qué ahora y no hace años? —su tono de voz era una mezcla de tristeza y enojo, pero también ira, frustración.

 

La guerra había sido terrible, muchas vidas se perdieron. Incontables familias rotas. Dañó a Stephen y a Harry de maneras que Black no podía si quiera llegar a imaginar. Quizás podría enmendar un poco el dolor de ambos… con el tiempo.

 

—Apareció de nuevo. El que traicionó a James y a Lily —El hechicero frunció el ceño. Sirius le contó sobre el encantamiento Fidelius, el cómo Peter Pettigrew se le nombró el Guardián secreto y terminó entregándolos a Voldemord.

 

¿Pettigrew los había traicionado?

 

Strange sintió su magia vibrar. Furiosa. Sedienta de sangre. Esa maldita rata había sido la razón por la que James y Lily habían muerto, peor aún, era el culpable de que un niño inocente se quedara huérfano.

 

—¿Dónde está es hijo de puta?

 

 

 

Continuará….

 

 

 

¡Hola! Espero que les gustara el capítulo. Nos vemos en el siguiente.


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