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Brothers por knaxzerim

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Notas del capitulo:

Hola Damas, caballeros, lamento mucho que esten sufriendo para saber en que va esta historia, o al menos es mi caso, por que llevo días tratando de actualizar o meterme a buscar material de lectura. 

En fín, no es secreto que amo Amor Yaoi, Diablos aqui empecé y conocí este hermoso mundo del fanfiction y demás, sin embargo, si es que la pagina colapsa, se pierde o simplemente deja de existir, que es muy probable, pueden seguir esta y otras muchas historias en otras plataformas. 

eh estado incursionando en AO3, y debo decir que es una buena pagina, 

al final del capi, les dejaré el link a mi perfil ahí, si es que ocurre alguna otra cosa. 

las quiero, a todas y a todos, gracias por hacer de Brothers una historia amada.  

Capítulo 10 Vertientes

En la obscuridad de su alcoba, sintió como las manos de su amante tocaba por debajo de la camiseta, estaba excitado, y feliz de sentir sus manos sobre su cuerpo, estaba dispuesto y receptivo a lo que ocurriera. Correspondió su beso, con la ansiedad de algo largamente anhelado, aspirando con vehemencia la esencia de su perfume sobre su piel.

“Joey, abre un poco”

Escuchó su voz como un eco distorsionado, pero aun así extremadamente erótico, sin saber bien lo que hacía elevó las caderas para encontrar las del contrario, y sentir sus excitaciones juntas, al tiempo que le daba la bienvenida entre sus piernas. Abrió los ojos para toparse con el iris azul y brillante de…Mokuba.

Abriendo los ojos de golpe, y respirando con la agitación propia de alguien que se vio presa de una asfixia prolongada, el tercer mejor duelista del mundo, despertó de un sueño que pensaba sería gratificante, hasta hace muy poco tiempo. Aun sintiendo los efectos de las primeras escenas de su visita al país de los sueños, se limpió los ojos con el tenar de las manos, maldiciéndose por lo que su mente le estaba avisando con esos sueños.

Si, por que no era la primera vez, que en medio de una pesadilla febril anhelaba las caricias de Mokuba, y pensando estúpidamente que podía llegar a apreciarlas. Después de lo que Seto hizo, esa noche, optó por cerrar la puerta y ser cortés con el castaño. Aun sentía su corazón agitado por el solo recuerdo del CEO inclinándose un poco para capturar sus labios en un beso apenas existente. Un beso que le tomó por sorpresa, y que al mismo tiempo le llenó de expectativas.

El remordimiento de estar arruinando la vida de Seto le carcomía las entrañas, de ser el culpable de una traición entre el hombre de sus sueños y la reencarnación del dragón blanco, y aun así un atisbo de esperanza se anidaba poco a poco en su pecho, ¿Qué estaría pensando Kaiba al hacerle semejantes proposiciones? En especial después de saber lo que Mokuba había hecho. Llegó a sentir rabia al intuir que las acciones del mayor eran solo una muestra del grado de compromiso que tenía con proteger a su hermanito, se acercaría a él por la lástima que la causaba ser el trofeo de caza de Mokuba, o quizá porque le inquietaba pensar que, por su omisión, Moki se había transformado en un desconocido.

Apartó todo pensamiento acerca de los Kaiba y prefirió hacer su vida normal, después de todo, tenía una vida que no podía detenerse, por nada ni por nadie. Como cada mañana, se obligaba a desayunar un cuenco con cereales, y a veces complementando con un poco de café, repitiéndose mentalmente que, aunque no tuviera deseos de hacerlo, lo necesitaba, que encontraría una razón para levantarse todos los días, y que cuando el proyecto correcto llegara a sus manos sería el artífice de un gran cambio.

A media mañana, recibió un mensaje de un número que hace tiempo no le contactaba, Mokuba amenazaba con su presencia desde la pantalla de su teléfono, y al notar el mensaje no fue capaz de abrir el texto. No después de lo que acababa de soñar. Sin embargo, uno de sus colegas comenzó a hacerle la plática acerca de lo mucho que le extrañaba que un duelista como él, optara por retirarse tan joven y dejar el camino libre a estúpidos incompetentes como Judai Yuuki. Tomó el móvil excusándose con un mensaje urgente, y abrió la aplicación para disimular.

“¿Tomamos un café?”

Era lo único que decía, y el icono de conexión marcaba que el moreno esperaba su respuesta; sin pensar mucho, colocó un emoji de confusión, dejando claro que no quería hablar con él. Aun así casi de inmediato recibió una respuesta.

“Una tarde, juro que mantendré mis manos para mí mismo”

Un nuevo emoji ahora sonrojado y enfadado fue la respuesta para el menor, quien respondió también con una cara avergonzada, pero igual con un dibujo más acompañándole, un circulo amarillo con una cara de insinuación. Joey confuso, respondió con uno con los ojos girando al cielo y la siguiente frase.

“Sólo un café”

Al salir del trabajo, sintió una roca en el estómago al sentir el aire rosarle el rostro, después de muchos mensajes y muchos emojis, había dado a Mokuba la dirección de su sitio de trabajo, con la promesa de que le esperaría al salir del sitio. Al hacerlo giró muchas veces alrededor, volviendo de la puerta principal hasta los elevadores, esperando que al salir el joven no se encontrara ahí.

_Hola Joey

La voz de sus pesadillas le saludaba desde una motocicleta estacionada en el descansillo de la acera, el moreno le obsequiaba una sonrisa que Joey intuía trataba de ser conciliadora; instintivamente retrocedió un paso, puesto que sintió un tirón helado en su columna, confirmando lo que sabía desde hace algún tiempo: aun le tenía miedo.

_Mokuba

Respondió en un suspiro apenas audible, aun así, el moreno se percató de lo que causaba en él y en señal de reconocimiento, dejó sus manos a la espalda; con suavidad, se acercó para que Joey no se sintiera amenazado, esperó el tiempo suficiente para que el rubio se acostumbrara a su presencia, y cuando lo notó un poco más relajado, habló.

_gracias por responder

_no lo tomes en cuenta, ¿Necesitas algo?

Cuestionó algo brusco, alterado por la presencia del más joven, pero de igual forma curioso porque el chico, contactara a estas alturas. El otro, entendiendo las señales, dejó entrever una sonrisa avergonzada, y mantuvo la distancia para responder.

_aprobé mi examen, y fue gracias a ti

Tras la declaración la sonrisa que el joven le obsequió, fue tan amplia y se notó tan sincera, que Joey reparó en su estómago reduciéndose de felicidad, una empatía y calidez que solo sentía al conocer las aventuras de sus amigos, así como las victorias de los mismos.

_sabía que podías hacerlo 

Una verdad que ambos compartían, puesto que desde un inicio el rubio conocía las capacidades de su joven aprendiz, una certeza que inundó al rubio desde el momento en que se atrevió a aceptar la propuesta de Seto, con un movimiento de cabeza, el moreno le señaló la calle, dónde se estacionaba una preciosa motocicleta deportiva.

_¿Vamos?

Joey de inmediato sintió ganas de pasar los dedos por las molduras de la estructura del vehículo, una joya de carreras al alcance sólo de los bolsillos más holgados, se sintió emocionado y ansioso al ver el juguete de Mokuba.

_¿Cuando?

_hace varios meses, fue mi primer capricho desde que salí del ejercito

_por dios tiene un motor modificado y llantas para pista

Exclamó el rubio, mientras rodeaba el caballo de acero, al llegar al soporte de la parte posterior, notó una chaqueta de cuero y un casco adicional, cuestionó de inmediato a Mokuba quien se encogió de hombros.

_no te puedo llevar arriba si no usas casco, y tampoco te haré viajar sin protección.

_¿Quieres que suba?

Cuestionó al moreno con la turbación de quien recibe un obsequio inesperado. Mokuba con una sonrisa calma y la tranquilidad de quien trata con un niño pequeño afirmó.

_si gustas, puedes manejarla.

Contento por la propuesta, Joey no dudó en aceptar; amaba las motocicletas, los autos de carreras y la velocidad, cuando su cartera se relajaba un poco, gustaba de acudir a pistas de carreras dónde rentaba un vehículo por varias horas, un desahogo de la presión de salir adelante, un tema que había dejado entrever a Mokuba cuando aún le daba clases.

Tras colocarse las protecciones, guardar sus cosas y subir al manubrio, esperó a que el moreno se enfundara el casco, para arrancar, el equipo ronroneó entre sus piernas y sintió como la gasolina daba vida al motor. Eufórico por la sensación, no dio mucha importancia cuando Mokuba se afianzó a su cintura con ambos brazos; como acompañante debía seguir los movimientos adecuadamente o ambos terminarían en el asfalto como un par de calcomanías sangrientas.

Tras arrancar y enfilar por la calle, se percató que nunca quedaron de acuerdo con el sitio al cual irían, así que comenzó a buscar un lugar donde aparcar, para poder preguntarle a Mokuba. El moreno al ver sus intenciones, presionó sus brazos aún más a la cintura de Joey, y se dejó escuchar.

“¿Qué ocurre Joey?”

La voz del moreno tan cerca de sus oídos le hizo perder momentáneamente la atención en el vehículo y trastabilló un poco.

“¿Qué fue eso?”

“cascos con intercomunicador, funcionan vía remota; por favor no apartes la vista del camino o las manos del volante”

Comentó el chico entre medio en serio, medio en broma, presionando un poco las costillas del rubio, hizo notar lo mucho que la turbación del rubio le había asustado.

“Lo siento, me distraje”

“¿Qué ocurre?”

Dubitativo y algo avergonzado el mayor hizo por expresar sus dudas de momentos antes.

“Pensaba que no habíamos quedado de acuerdo en el sitio al cual iríamos”

“Tu elige”

Joey pensó por varios minutos mientras dejaba que la motocicleta se adentrara en las calles, fue hasta que la voz de Mokuba volvió a resonar en su casco, que optó por aceptar una de sus sugerencias.

“Si te parece mejor, igual podemos ir a la pista para motocicletas”

La voz del más joven sonaba tan temerosa, que Joey pensó que había trastabillado nuevamente, aun así, se encaminó al sitio más cercano, un sitio que conocía y donde había un bar dónde podrían hablar a gusto, y también podían esperar mientras usaban los equipos en la pista.

Al llegar, algunos de los trabajadores les reconocieron; Joey había sido asiduo del local ya que al oir de él, hizo lo posible por saber y aprender lo posible del mundo del motociclismo, y a pesar que muchas veces tuvo que dedicarse a solo mirar, algunos de los trabajadores del sitio le obsequiaron lecciones de manejo o de reparación de motocicletas; en ocasiones siendo pagados con trabajos pequeños o con turnos de ayuda cuando el sitio se llenaba de aficionados; al moreno lo conocían porque el lugar era una de las tantas empresas del grupo Kaiba, contaba con su propio pabellón de equipos, un grupo de mecánicos y corredores al servicio de la empresa.

El barman, les obsequio una mirada curiosa, puesto que para todos era conocida la vida de Joey, pero nunca al grado de considerarlo un amigo de los Kaiba, Mokuba al notar la mirada de duda y evaluación de sus otrora empleados optó por llevar su moto a uno de los estacionamientos de servicio a cargo de la compañía, mientras Joey se enfrentaba a la curiosidad de todo el mundo; a sabiendas que Kaiba Corp. Patrocinaba a varios de los corredores de la temporada, y que el equipo de mecánicos, estaba acostumbrado a recibirlo en el lugar.

Al tiempo que Mokuba se encargaba de su motocicleta, el cantinero abordó a Joey. Quien sorprendido tartamudeó un poco al escuchar a su viejo conocido con un tono de duda y recelo en la voz.

_¿Qué haces con el Kaiba?

_es…es un amigo

_¿Eres amigo de un Kaiba?

Contestó el hombre, con los ojos abiertos al máximo, a lo que Joey no pudo si no sentirse avergonzado, nunca contempló que el ser cercano a Mokuba o a Seto tenía algo de malo, así que respondió como lo haría con cualquiera.

_podría decirse que si, ¿Es un problema?

_rubio, ese mocoso es el dueño de este sitio, ¿Por qué si es tu amigo tenías que trabajar para poder subirte a una maquina?

Al final comprendió las dudas del cantinero, muchas personas al conocerlo, pensaban que él tenía dinero al ser duelista, la verdad es que solo se había acercado a los duelos porque su hermana necesitaba una cirugía muy costosa, y le parecía la forma más rápida de conseguir el efectivo sin meterse en problemas con los Yakusa, aunque tras pelear con el leviatán alegó con Yugi sobre que alguien, en algún lugar les debía una compensación, después de todo, le habían salvado el culo a todos; resignado, miró al hombre y aclaró sus dudas.

_porque jamás me aprovecharía de Mokuba o de Seto para obtener beneficios, de nada, están tan rodeados de gente hipócrita e interesada, que prefiero me consideren un amigo a un compromiso.

El hombre sonrió, ese sujeto frente a él era el mismo mocoso que no hace mucho lavaba las copas en la trastienda, para que le explicara como funcionaba una bujía o para que había que cambiar los neumáticos de una motocicleta; y aunque no se esperaba ver a Joey y Mokuba juntos, ententió que el rubio era capaz de colarse en el corazón de cualquiera, incluso en el de los desconfiados dueños de Kaiba Corp, había conocido al rubio lo suficiente como para saber que el joven hablaba en serio.

_eres único Joey_ Extendió una cerveza y dejó a un lado otra para cuando el dueño del sitio decidiera acercarse_ la casa invita

Se apartó sin ceremonias a atender a otros clientes mientras pensaba que Mokuba Kaiba era en la mayoría de los casos alguien rígido y respetuoso, les trataba con deferencia, pero nunca les dedicaba una segunda mirada, si el rubio había logrado que le prestara su motocicleta, e incluso le diera la confianza de manejarla, era por que en verdad confiaba en el tipo.

Instantes más tarde, el moreno se acercó a Joey, y al notar el brillo en la mirada del mas joven y la sonrisa que era atípica en el joven, el anciano entendió que Joey era capaz de mover montañas, con el solo poder de su sonrisa, y se sintió feliz, de saber que el “niño” Kaiba, no estaba solo.

Ambos bebieron su cerveza, y Mokuba cuestionó a Joey sobre sus habilidades con la moto, charlaron de ello por un rato, el rubio contándole sobre sus trabajos en ese lugar y las dudas del barman, también cuestionó sobre el proceso de ingreso del moreno, y su reacción al saber que había logrado su cometido. Mokuba le contó que había estado tan nervioso la noche anterior que se emborrachó al grado que tuvo que esperar a Seto, y que su hermano lo había arrojado a la ducha sin quitarle la ropa.

_después de ver la hoja de aceptación, Seto me pidió que regresara con él a la mansión, y acepté.

_¿Se han arreglado?

Mokuba se mordió la lengua, para evitar contestar algo que lastimara al rubio, quería reclamarle que sabía de sus salidas con Seto y también que los había visto besándose no hace mucho; pero esa cita, no era para eso, Erick y Jhonas le habían pedido se controlara y que no usara a su hermano como una excusa para dañar a Joey, después de todo, él había llegado después a su corazón.

_lo estamos intentando

Después de la declaración, Joey no supo como continuar con la atmosfera de unos minutos antes, ambos bebieron en silencio, miraron la pista y a los equipos que se estaban entrenando, cuando uno de los competidores entró a la cabina de Kaiba Corp, fue que encontró un punto de concordancia entre ambos.

_¿Una carrera?

_¿Qué?

_bueno, ya estamos aquí, podemos usar tus equipos y correr, hace algún tiempo que no lo hago

_no estaría mal

Respondió el mas joven, mientras dejaba el botellín a medio terminar y extendía la mano para que el rubio la tomara, negándose, se levantó y con un gesto de la cabeza, invitó a Mokuba a abrir el camino, después de todo, él no sabía cómo reaccionarían los mecánicos ante su presencia. Al llegar al sitio, Joey se quedó perplejo al ver la cantidad de equipo y de alta tecnología con la que contaban, era en realidad un lugar especializado, y con muchas ventajas a comparación de los bunquers mas pequeños.

El menor, indicó al personal que Joey era amigo suyo, y que deseaba correr, las personas alrededor asintieron y comenzaron a acercarles uniformes y protecciones, Joey al ver la rigidez de algunos a quienes conocía de antes, les sonrió afable, para evitar que se sintieran comprometidos con la situación; tras unos segundos, las personas que ya le conocían le hacían bromas acerca de lo que estaba ocurriendo, cuando alguno le preguntó por la razón de la visita, Joey dijo que era su paga por hacer que el Kaiba regresara a la escuela. Mokuba se sintió abochornado cuando el antes respetuoso y frio equipo de personas, comenzó a felicitarlo, por su decisión de seguir adelante con sus estudios y le deseaban lo mejor, Joey recordó al ver el sonrojo de Mokuba que el más joven, a pesar de las acciones del pasado, el chico le causaba cierta ternura puesto que contrario a su hermano, sabía divertirse y tomar la vida con mucha más ligereza. Asintiendo, ambos se equiparon para dar algunas vueltas en la pista, conversando en silencio sobre una disculpa que el más joven no se atrevía a dar en voz alta. Y que el mayor, en esta ocasión no quería rechazar. Dejaron que la velocidad, el asfalto y el aroma de caucho quemado les inundara los pulmones, antes de dejar que los mecánicos atendieran a las forzadas maquinas, y que con el rostro sudado y el cabello aplastado ambos se tendieran la mano, en un gesto de borrón y cuenta nueva.

Al terminar la tarde, Mokuba llevaba a Joey a su casa, ambos exhaustos por la carrera y en un silencio que no sabían cómo romper, pero que no se sentía en nada forzado; en el departamento, Mokuba sujetó a Joey por la muñeca y se acercó invadiendo por completo el espacio vital del otro, esperando que el rubio se tensara, se sorprendió que no le rechazara.

Joey, se esperaba el acercamiento, lo hacía desde el momento en que se subió a la moto al salir del trabajo, y a pesar que aún se angustiaba por la presencia del moreno, tampoco podía ignorar algo más, su cuerpo reaccionaba a la presencia de Mokuba con una violencia tal que le hacía temblar de necesidad. Cuando se acercó y sintió su toque en su mano, no se apartó, con la respiración tranquila esperó a que el moreno dijera lo que sea que traía atorado en la garganta.

_Joey, lamento todo, pero en realidad no me arrepiento; ¿Lo sabes?, ¿Sabes que no renunciaré a ti?

Sintió el aliento del más joven sobre sus labios, mientras sus orbes azules se encontraban con las suyas, la pasión en ellas le hizo tragar con fuerza, puesto que su pecho temblaba en un estacato que sólo el moreno podía provocarle.

_Mokuba

El menor de los Kaiba escuchó su nombre en labios de Joey, sin ese tono temeroso de hace unas horas, se escuchaba suave y necesitado, anhelante. Pero no asumiría nada, no de nuevo, se apegaría a las recomendaciones de sus amigos, y dejaría que Joey marcara el ritmo de lo que sea que pasara de ahora en adelante; alejándose un poco y mordiendo sus labios, como una muestra de su autocontrol, habló.   

_Dime que me odias, que te doy asco, y me alejaré. Te prometo que si me lo pides jamás volverás a verme

Joey se sorprendió de las palabras del chico ¿De verdad le estaba ofreciendo eso?, no verlo, jamás, olvidarse de todo, quizá incluso se estaba sacrificando para que él corriera a los brazos de Seto, pero su pecho y cuerpo no podían con la necesidad de estar cerca de Mokuba sin tocarlo, no después de todo lo que el chico le hizo. Sin saber la razón, acortó el espacio y en instantes el espacio entre su boca y la del moreno, invitándolo a besarlo con la suavidad que nunca tuvo en el pasado, dejándose llevar por las emociones que no dejaban de alborotar cada poro de su piel.

Mokuba se sorprendió de las acciones de Joey, sinceramente no esperaba nada de lo que había ocurrido ese día, pero no se quejaría, disfrutaría de lo que el rubio estuviera dispuesto a dar, y se acercaría al borde; esperando que al caer esta ocasión no terminara por romper el corazón de su rubio amigo.

Acercó sus cuerpos, al grado que tuvo que cargar el peso de Joey sobre la pared más cercana, mientras se apropiaba de sus labios, como un mendigante fuera de algún templo, le saboreó con la necesidad de todas esas semanas de separación, y dejó que el rubio marcara el ritmo de todo aquello. Ambos necesitaban esto, y no se habían atrevido a hacerlo.

Cuando Mokuba apartó sus labios un poco para respirar y mirarle fijamente, el rubio se dio cuenta que se sujetaba a él con ambos brazos, y que prácticamente estaba colgando de su cuello. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué? ¿Por qué Mokuba le hacía sentir todo esto? Con delicadeza se apartó de los brazos del joven, y le buscó la mirada. Con la respiración agitada, el moreno, tragó saliva y se apartó de forma lenta, mordisqueando aun sus labios, reclamando el sabor de Joey sobre los mismos, y sintiendo su cuerpo arder por el recuerdo.

_te daré espacio, no volveré a hacer nada que no quieras.

Sin saber que decir, asintió en reconocimiento de las palabras de Mokuba, y tomó sus llaves.

_buenas noches Mokuba

_buenas noches Joey

Joey cerró la puerta en un estado de aturdimiento y extrañeza, él había besado a Mokuba, y a pesar de que esperaba que el mocoso lo sometiera de nuevo, en esta ocasión, se había contenido y le había dejado espacio para elegir. Un cambio que no se esperaba.

 

Notas finales:

Se que lo estaban esperando, y para quien me salga con que la relacion de ambos es toxica y demás, agarre sus cositas y se me va de aquí, que no estoy de humor para zentenialismos. si las relaciones humanas fueran fáciles, no habría tantos conflictos por cosas tan nimias como en que dios crees. Mi espiritu de lucha con los hermanos de Chile y Bolivia. mi vergüenza para con mi amado pueblo Mexicano. 

lo prometido es deuda. 

https://archiveofourown.org/users/kanaxzerim/pseuds/kanaxzerim

 

Se que no tiendo a limosnear rews, pero se me hace una barbaridad que de mas de dosmil personas que ya leyeron esta historia solo 10 se atrevan a decir "hola".  En fin si te gusta, gracias, si dejas rew, gracias y si lees por casualidad, tambien gracias. 

 


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