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Brothers por knaxzerim

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Notas del capitulo:

Hola, damas y caballeros, gracias por esperar este nuevo capitulo, gracias tambien por sus reviews, en verdad me sorprendio mucho la respuesta al capitulo anterior, y aunque anteriormente no coloque notas, creo que en esta ocasion lo amerita. 

Espero me excusen un poco, por lo que ocurrió la ocasion anterior, Mokuba en realidad forzó a Joey, WOW, cuando escribí ese capitulo y se lo mostre a mi amada Marida Agatha Shadines, me colgó, literalmente, por que sin importar las circunstancias o lo que sea una violación, no es romántica. 

Debo decir, que suena un poco hiporita, en especial por lo que pasa en este capitulo que estan a punto de leer, pero, no se olviden de un detalle, que mi querida diosa Autora Sherrylyn (Kenyon) ahora Mcqueen dijo en uno de sus textos. 

"No eres capaz de comprender las atrocidades que las personas cometen, cuando se sienten justificadas"

Las amo, por seguir esta historia, y de corazón agradezco sus comentarios. 

Capítulo 4 Cuerdas

Después de varios intentos de contacto y un correo electrónico tardío, el ex rey de los juegos al fin había logrado contactar con sus amigos egipcios, y con la ansiedad de un niño pequeño, les esperaba ahora en un café cercano al centro de negocios de Ciudad Dominó; apreciaba en sobremanera a los Egipcios, y aunque en un principio habían sido antagonistas, entendió sus razones; Ishizu comprometida con su destino como guardiana de tumbas, pero también como la hermana mayor de un joven poseído por el espíritu del odio, Marik a pesar de aun cargar en su espalda el mapa de la tumba del faraón, parecía haber hecho las paces con ello. Después de todo, sus amigos eran en su conjunto un grupo peculiar, al cual no cambiaría por nada.

_¡Yugi!

Saludó desde la distancia un joven de cabello rubio cenizo y de ojos violeta, Marik, y su hermana se acercaban a la mesa que acababa de ocupar en la cafetería dónde después de varios intentos habían logrado ponerse de acuerdo para encontrarse.

_¡Marik!, Ishizu!

Sonrió y se abalanzó a los brazos del joven, quien le acogió como si el tiempo no hubiera pasado entre ellos, haciendo lo mismo para con la mayor. La mujer usando su ropa tradicional le recordaba tanto a su antepasada en el antiguo Egipto que sintió un vuelco en el corazón al mirarle de lleno.

_me alegra poder encontrarlos, ¿Cuándo llegaron?

_hace unos días, nos hospedamos en el hotel del aeropuerto, pero un buen amigo nos ofreció alojarnos en otro sitio.

_!Vaya!, pensaba ofrecerles mi casa

Comentó el tricolor ante la serena respuesta de la antigua portadora del collar milenario, Marik sonrió enigmático y guio la charla a su visita, habían acompañado una nueva exposición del mundo antiguo, actualizando las secciones que correspondían a la vida y obra de Atem, ahora que tenían acceso a la tumba escondida del faraón, se descubrieron rituales antiguos y también viejas costumbres de la época en la que él fue faraón.

Yugi sonrió ante ello, a pesar de que su “otro yo” muriera antes de los 17 años, había obsequiado a su pueblo la paz que su padre les había negado, por pactar con las fuerzas oscuras.  

_¿Ustedes custodian la colección?

_si, nuestra familia es la guardiana de los secretos de Athem, pero creemos que nadie más calificado para ser quien descubra lo que sea que el faraón cambio de la historia antes de descansar en el reino de los espíritus

El menor se sonrojo ante la mirada de Ishizu, y de la fe que aparentemente tenían a sus habilidades.

_lo dicen como si yo tuviera la capacidad

_eres el nieto de Solomon Motto y también el aprendiz de Hopkins, no seas tan modesto, incluso Rebecca tiene cierta envidia acerca de lo que has descubierto a base de los apuntes viejos de tu abuelo.

Su abuelo mantenía la tienda de juegos, pero en su cumpleaños número veinte, le había obsequiado las bitácoras de exploración de sus años de saqueador de tumbas, apoyándose con los recuerdos de su viaje al pasado y las señales de su abuelo, había guiado a sus amigos egipcios a llegar a la tumba escondida de Athem. Dónde al fin se revelaba el nombre del faraón sin nombre que luchó contra el reino de las sombras y venció.

De igual forma se sorprendía que Rebecca aceptara que a pesar de ser una niña genio, él aun podía asombrarla, luego de varios años en los que se sintiera repelente de la niña aceptó trabajar con ella en la investigación que hiciera con su abuelo, y cuando supo que había heredado las bitácoras, la joven se lanzó sobre él para poder manosear su obsequio. Esa tarde estaban solos en su habitación leyendo las aventuras de su abuelo en Egipto, y la chica con relativa alevosía se tomó la libertad de sentarse entre sus piernas.

Yugi se jactaba de ser un caballero, y la instó a bajarse del sitio, puesto que no era correcto, y menos si se trataba de una chica tan joven como ella.

“¿No soy bonita?”

Cuestionó ella, y él no pudo si no asentir a algo que era evidente, la niña continúo con su escrutinio del texto de Solomon, mientras el tricolor hacía lo posible por controlar su lívido; cuando se dio cuenta, la niña le besaba y él la sujetaba por las nalgas acariciando la tierna carne por encima de la ropa. Ahí comenzó todo, aunque aún no rebasaban la barrera de lo físico, estaba seguro que Rebecca Hopkins haría lo posible por que ocurriera pronto. La morena llamó su atención al presente y le cuestionó sobre la rubia niña genio.

_¿Sigues saliendo con ella?

Se sonrojo al recordar lo atrabancada que podía llegar a ser “la niña”, así que se encogió de hombros, puesto que ni él ni ella habían decidido ponerle nombre a lo que sea que estaban haciendo juntos. Cuando le llamaron de su tierra natal para llevar a cabo una investigación, la chica no dudó en aceptar, sin aviso y sin remordimientos, se apartó de él.

_algo así, ella ahora está preparando otra investigación para una universidad en Estados Unidos

La morena lo miró con algo de duda, Yugi sabía que para sus amigos él era frágil y sensible, aunque en cierta forma lo era, la separación la llevaba mejor de lo que pensaba, le devolvió una sonrisa que esperaba tranquilizara sus temores y respondió sus preguntas sobre los demás. Yugi a grandes rasgos confirmó lo que había charlado con sus amigos, en su más reciente reunión. Todos en busca de sus propias metas. Haciendo un pase de lista mental, eventualmente terminaron hablando de su mejor amigo.

_Joey está dando clases particulares a alumnos de nuevo ingreso, y estaba a punto de elegir una estadía en una empresa de robótica

Ishizu prestó mas atención a las palabras de Yugi, entendiendo que, a pesar de la distancia, y la vida misma, mantenía un lazo muy estrecho con el rubio. Sin embargo, no podía dejar de pensar, que Joey y Seto compartían una conexión, en parte por sus propias intuiciones y por las reminiscencias que el collar milenario dejó en su psique.

_y ¿Tiene novia?

_no_ respondió algo dubitativo al respecto, puesto que Joey, se había vuelto algo críptico respecto al tema sentimental_ creo que salió con alguna chica hace meses, pero no sé más. ¿Por qué lo preguntas?

_curiosidad, no puedes culpar a una chica por ser curiosa

El viejo rey de los duelos dejó pasar el comentario, sin darle importancia, mientras charlaba con los egipcios y ellos le proponían viajar a su lado, a la tumba de Athem para certificar con sus propios ojos los secretos que su “otro yo” dejara inscritos en la roca.

_también nos gustaría reunirnos con todos los demás

Comentó Ishizú tras casi una hora de charla, tomó la mano de su hermano y el rubio continúo con la plática.

_no regresamos solos, y creo que les gustaría ver a…auch

Un apretón en su mano, le detuvo de hablar más, la mayor de los egipcios, asintió a Yugi, y le pidió tuviera paciencia, puesto que era una sorpresa para todos. Intercambiando números, el rey de los duelos salió del sitio, meditando la forma en cómo hacer coincidir a todos sus amigos en un periodo de tiempo tan breve.

Por otro lado, en la vieja mansión de los Kaiba el actual dueño, inspeccionaba las remodelaciones que mandara hacer a sus sirvientes, el jardín antes apagado, ahora rebozaba de flores, y decoraciones que en otros tiempos no consideraría atractivas para la casa que le trajo tantos ratos amargos.

Había dejado a Ishizu y a Marik en las manos de uno de sus choferes, con la manía que tenía la egipcia por incluir a la pandilla “amistad” en todo lo que respectaba a su vida, aun así, en esta ocasión pensó que no sería tan malo que tuvieran compañía, y menos después de todo lo que ocurrió luego de su encuentro.

Como un idiota, pensó que el primero en enterarse de todo debía ser Mokuba, porque era su hermano, y porque después de mucho tiempo, estaba cerca de él para compartirle aquella locura que le dio por ir de nuevo a Egipto a buscarse a sí mismo.

Días atrás lo había citado cerca de una cafetería que su hermano frecuentaba, pidió un café y pidió a su acompañante que le diera algo de espacio, al cuidado de Rolland se apartó con una sonrisa, para conocer un poco más la ciudad.

Mokuba llegó tarde, y al mirarle en soledad en una mesa se acercó, parecía estar tranquilo y su carácter volátil de unos meses atrás, atenuado por una calma que hasta a él le resultó extraña.

_¿Qué ocurre?

_Mokuba, me da gusto que aceptaras venir

Sin sonar al Seto regañón de unos meses atrás espero darle la apertura a su hermano, y que al menos en esta ocasión, charlaran sin pelear.

_si, bueno, creo que te lo debo, después de lo que hiciste por Joey

_¿De qué hablas?

_nada, y perdona si soy demasiado franco, pero para que me mandaste llamar, normalmente el CEO de Kaiba Corp, no tiene tiempo para perder, y parece que llevas aquí el tiempo suficiente para beber un café, lo que en sí es extraño

Aspirando con calma, y mirando a su hermano como el mocoso que era, esperó un poco antes de responderle.

_hace más de dos años, me diste una oportunidad de cambiar, y aunque no sé si hice lo correcto, traté de hacerlo; no tenerte cerca fue un cambio al plan de vida que siempre creí correcto, luego de todo lo que nos pasó desde la muerte de nuestros padres, el orfanato y Gozaburo.

Aturdido, Mokuba al fin tomó asiento delante de Seto, y le instó a seguir hablando. El CEO lo hizo, le contó que tras seis meses en soledad, destruyó con sus propias manos el despacho que había pertenecido a su padrastro y donde se mantenía esclavizado, al volver a la mansión. Tirando todos los recuerdos del anciano a la basura y mandando reconstruir la mansión en su totalidad. Cansado de todo, ordenó las cosas para que Kaiba Corp trabajara sin él y regresó al único lugar donde se juró nunca volvería: Egipto.

_en ese lugar había algo que no quise aceptar cuando lo tuve enfrente, me quedé ahí por varios meses, recorriendo varias excavaciones junto con Odión e Ishizu; un día de tantos, nos atrapó una tormenta de arena y nos extraviamos.

Le contó al joven que estuvo atrapado en el desierto en compañía de la vieja bruja y el guardián de la familia Ishtar, por al menos tres días.

_una caravana de Beduinos, nos salvó de morir. Nos dieron refugio y nos llevaron al pueblo más cercano, casi al despedirnos, fue que la encontré.

_¿Encontraste? 

Cuestionó el moreno, a su hermano, casi con la candidez que hace muchos años le iluminaba la cara cuando le leía algún cuento.

_tuve que casi morir en el desierto para entender, y cuando regresaste y me dijiste que me dabas una salida, supe que era el momento que estuvieras al tanto de esta persona.

El moreno estaba aturdido, su hermano le había contado una historia que no se podía creer, Seto Kaiba no podía haber viajado al desierto de Egipto para encontrarse a sí mismo, y en el camino encontrar a alguien más.

_no puedo creerte

_no quería que te enteraras por nadie que no fuera yo, así que por eso te pedí que nos encontráramos, después de todo: eres mi familia.

La cara de Mokuba palideció por un momento, al parecer entendiendo lo que Seto había dejado implícito, y aunque su expresión apenas cambió; como su hermano, conocía cada cambio en la mirada de Seto deduciendo que era en serio.

_no puedes estar haciendo esto…yo, no

_por favor, sé que hemos tenido diferencias, pero no podría hacer esto sin ti, te lo pido como mi hermano.

Antes de negarse o decir cualquier cosa que le librara de aquello, los ojos de Seto se dirigieron a la puerta de la cafetería, Rolland entraba acompañado de alguien más; y al verle se le calló el alma. Mokuba sabía algo que Seto no, y era que: al hacer público aquello, rompería el corazón de Joey Wheller. Seto solo vio a su hermano levantarse abruptamente y saludar brevemente a los recién llegados, para salir casi corriendo del lugar, dejándole nuevamente el sentimiento de vacío y equivocación que le acongojaba desde que el moreno decidió alejarse de él.

 Ahora esperaba a que los arreglos en el jardín terminaran para poder anunciarle al mundo su elección, y en especial para darle a esa persona el lugar que merecía a su lado. Como si le invocara con su melancolía, sintió sus brazos en la cintura, y permitiendo se acurrucara en la curva de su pecho y cuello, le dio cobijo a la calidez que le obsequiaba y que extrañó durante todo el tiempo que tuvieron que vivir separados.

_lo entenderá, lo sé

_pero entonces, ¿Por qué se fue?

El lunes por la mañana, Joey buscaba ánimos para levantarse de la cama, el día anterior, cuando Mokuba hizo su declaración de intenciones, fue claro en sus palabras, le dolía todo el cuerpo, y también el orgullo, miró su celular en la mesa de noche y sintió asco al ver la correa que no hace mucho le había hecho tan feliz, con rabia la quitó de su teléfono dejándola abandonada a un lado ya se desharía de ella cuando tuviera ganas de vivir; un mensaje destelló en la pantalla, ahora reconocía el número, aunque no lo tuviera registrado, Mokuba le vigilaba, le vigilaba como un cazador que atrapó a su más preciada presa y desea mantenerla a su lado aunque el animal muera.

“Te veré más tarde”

 Sus entrañas dieron un vuelco, ¿Acaso el mocoso hablaba en serio?, ¿Con qué cara le buscaba? después de lo que ocurrió lo que menos quería era ver al moreno y menos interactuar con él, gritando su desesperación contra las almohadas, dejó que las lágrimas le inundaran el rostro de nuevo, él, Joseph Wheller el ex tercer mejor duelista del mundo, había sido abusado por el hermanito del hombre más poderoso de Ciudad Dominó y por ende no podía denunciarle, tal como lo afirmara el moreno la tarde anterior: Seto siempre le creería a su familia. Casi al medio día tuvo el valor de levantarse y tomar una ducha.

Con manos temblorosas se retiró la ropa de encima y sin mirarse al espejo sobre el lavabo abrió la regadera. Antes de terminar de templar el agua el timbre de la puerta sonó, fastidiado dejó que sonara, puesto que no tenía ganas de atender a nadie, y probablemente después de bañarse se dejaría caer nuevamente en la cama.

Cuando comenzaba relajarse con el agua tibia, la puerta del baño se abrió. Agitado por ello, buscó entre el vapor a la persona que lo hizo. Antes de poder hacer una identificación visual, la voz de Mokuba le hizo retroceder hasta la pared más cercana.

_Pensé que aun estarías dormido.

_¿Cómo, cómo entraste?

_tú mismo me dijiste donde había una llave de repuesto, la piedra falsa de la maceta en las escaleras.

El joven se recargó en el lavabo y con los ojos escaneó a Joey, miró las marcas moradas que dejaran sus manos la tarde anterior, y también el gesto aterrado que el rubio tenía en la cara.

_¿No tienes tantita vergüenza? ¡Sal de aquí! Me estoy bañando

_no seas tímido Joey, me gustas, así como estás y desnudo haces las cosas más fáciles

_no te atrevas

Exclamó a la defensiva, mientras buscaba salir del baño, Mokuba sin embargo, le cerró el paso y con la delicadeza que siempre extrañaba a Joey, le besó.  Sujetó su cintura y unió sus caderas sin impórtale que su ropa se mojara. Deslizando las manos sobre su columna como apreciando el poder sujetarlo de esa forma.

_de-déjame

Empujó el pecho del moreno, apartando el rostro; contrario a lo que esperaba Joey, Mokuba se apartó lo suficiente para levantar la mano con la correa que acababa de quitarle al celular.

_mira lo que encontré, pensé que te había parecido agradable el detalle

Sonrojado por la ira trató de empujar al moreno fuera, lo único que logró fue ser apresado por el menor, con la espalda contra la pared de la ducha. El moreno usó una mano para cubrirle los ojos y con la otra apresó su sexo; fue consciente del pecho del otro encontrándose con el propio en un contacto morboso donde su piel desnuda tocaba la ropa húmeda. Sintió su respiración en el cuello y el recorrido de su lengua por el contorno del mismo hasta la oreja.  

_Juguemos un poco Wheller_ acentúo su toque y sus besos _te emocionaste mucho ayer que escuchaste a Seto en mi voz, ¿Porque no te imaginas que soy él?

Susurró Mokuba con ese tono que hacía a Joey desconfiar de su capacidad para diferenciar a los hermanos, besos suaves se deslizaron hacia su pecho y las manos de aquel recorrieron sus flancos hasta tomar sus nalgas a dos manos.  

_¡Mokuba!, no de-detente

_sshh, Mokuba no está aquí_ capturó suavemente sus labios y después con la voracidad de un hambriento, apartándose sólo cuando el aire les faltaba en los pulmones, para hablar en ese tono cadencioso en una afirmación que le hizo olvidarse de todo _ soy Seto Kaiba, y quiero que me sirvas como el perro que eres.

Un gemido escapó de la garganta de Joey, al escuchar a Mokuba en su oído, sin embargo, su cuerpo también reaccionó al tono que el moreno usó, lo que no daría por que Seto le tocara así por una sola vez, trató de negarse de nuevo, pero Mokuba había logrado que su pene se irguiera, y con ayuda del jabón de baño, el toque suave en él le hacía temblar de necesidad. Se removió lo suficiente para mirar al joven a los ojos, encontrando el destello azul de su mirada, la lujuria en ellos y la determinación a no detenerse.

_¿Que pasa perro? Quieres que tu amo Seto te ponga una correa y te joda en este baño

El tono era igual, el recuerdo de las formas de Seto le hizo temblar, con calma y suavidad, el moreno le giró de frente a la pared recargando su cadera contra sus nalgas, mostrando presumido la excitación dentro de su ropa, un mordisco en el hombro y los jadeos apenas contenidos de su amante por poco le hacen perder la estabilidad que apenas mantenía con las manos sobre la pared. Mokuba recorrió su cuello con la lengua y recargó su peso sobre su espalda. Sentir la erección que se apretaba en el pantalón y también la prisa con la que le sujetaba para presionar sus nalgas contra él; no podía pasar por esto otra vez, no quería que pasara de nuevo, y menos con Mokuba; pero su voz, sus manos sobre su cuerpo lograron estimularlo, cuando el moreno preguntó aquello no pudo detener sus palabras.

_no-no-no-lo-sé

Gruñó por el tacto de las manos del menor en su cuerpo, y antes de que algo más ocurriera sintió como le giraban. Cerró los ojos con temor y vergüenza, un nuevo beso le hizo jadear y arrepentirse de corresponderlo.  

_no abras los ojos, te lo ordena tu amo, no lo olvides

Aceptó hacerlo, por una parte, por la aversión que le causaba ver a Mokuba y otra por que estaba sumergido en aquella fantasía. Seto le había buscado en su casa, y ahora quería acostarse con él; el hombre del que vivió enamorado todos estos años, estaba de rodillas en su ducha y levantaba una de sus piernas para acceder a la parte más privada de su cuerpo. Jadeo cuando Mokuba lamió su sexo, de arriba abajo, introduciéndolo en su boca con succiones suaves y calculadas que hicieron temblar sus rodillas.

Recargó las palmas de las manos sobre los hombros del otro, cuando acompañó sus lamidas con caricias en sus testículos una presión en el vientre le hizo temer por un final demasiado apresurado; no negaba haber recibido mamadas de sus antiguas novias, también había tocado su pene fantaseando con Seto y el día en que lograra la confianza para permitirse aquellas acciones con el castaño, pero la forma en como le tomaba en su boca, le tenía al borde de un orgasmo que no quería reprimir. Sin embargo, cuando estaba a punto de derramarse, una presión dolorosa en el miembro le hizo gritar.

_ssshh, Joey, no querrás terminar tan pronto

Contra su voluntad, abrió los ojos, encontrando la mirada de Mokuba, sus ojos azules destellaban fuego por la lujuria de aquello, su ropa completamente empapada por el agua de la ducha marcaba cada musculo de su cuerpo y aunque no quiso aceptarlo, era una vista erótica, especialmente al notar el enrojecer de sus labios, que no hace mucho le habían dado tanto placer.  Con trabajo enfocó la mirada en su propio sexo, ahora rodeado por la cinta de tela que Mokuba le había obsequiado días atrás.

_¿Qué?

Antes de poder decir nada, el joven presionó la cinta alrededor de su pene provocando sensaciones encontradas, dolor por el climax interrumpido, placer por la sensación de tacto aunado a las húmedas caricias de la lengua de Mokuba sobre su punta. Sin interrumpir sus acciones, el moreno introdujo poco a poco un dedo en su ano, la entrada estaba resentida por lo ocurrido el día anterior, pero seguía lo suficientemente abierta como para no requerir de mucha preparación.

Mokuba liberó su miembro de entre los pantalones, dando a Joey la vista de aquel instrumento que la tarde anterior le había dañado. Se estremeció ante el recuerdo y de no ser que el menor le sujetaba, era muy probable que callera al suelo por la debilidad y el miedo; usando el shampoo de ducha, lubricó su entrada y también el inhiesto falo. Alineándose a su entrada, Joey tuvo que sujetarse a los hombros del moreno cuando levantó una de sus piernas afianzándola a su cadera.  

La postura les dejó frente a frente, Joey encontrando la mirada de Mokuba, así como notando el rubor de su rostro. Abrió la boca en un grito mudo cuando le invadió y se acurrucó en la curva de su cuello cuando comenzó a moverse, quiso sumergirse de nuevo en esa fantasía que le había llevado a no oponer resistencia desde el principio. A mentirse a sí mismo que aquello no era una violación, que estaba acurrucado en los brazos de Seto Kaiba y le mostraba cuanto le amaba luego de todos estos años.

El aleteo de suaves besos en su hombro y la ternura de los movimientos del moreno hacían aún más realista aquella fantasía. Imaginaba que así era hacer el amor con la persona que amabas, que así debía sentirse tener sexo con sentimientos de por medio, y cuando su orgasmo se acercó nuevamente la correa que le había atado antes se manchó al recibir su simiente. No tardó mucho en escuchar el gruñido de Mokuba, y sin mucha sorpresa también sintió su miembro palpitar mientras le llenaba por dentro.

Gimió en una respuesta completamente física de lo que acababa de pasar, había tenido sexo, y aunque al principio no fue consentido, ahora no podía decir que no lo disfrutó. Un latido de corazón después, sintió a Mokuba apartarse lo suficiente para encontrar sus ojos. A su parecer el chico gustaba de ver lo que sus acciones impactaban en él, cuando el azul de sus iris, se toparon con sus ojos aun nublados por la pasión, Joey vio por un segundo efímero: un poco de arrepentimiento.

Pero antes de decir nada, fue liberado del agarre del menor, quien, empapado: salió del baño. El rubio tardó varios instantes en reaccionar, antes de cubrirse con una toalla y buscar al menor de los Kaiba en su departamento. El lugar estaba vacío, su cabeza era una maraña de dudas y la más insistente brincaba desde la tarde anterior frente a sus ojos como si se tratara de una sentencia funesta. ¿Qué acababa de pasar?  

Y aunque Joey estaba vuelto un manojo de nervios, Mokuba no se encontraba en mejor situación, él había iniciado todo esto, él había forzado esta situación contraria a su mejor juicio y a las recomendaciones de los chicos en el cuartel.

Jhonas y Erick no eran solo su unidad de combate, se habían vuelto sus mentores y guías en la vida, a pesar de ser un par de años mayores, los tres compartieron grandes anécdotas, pero también experiencias que no deseaba que Seto supiera que había pasado.

Fue su equipo quien lanzó varios drones no tripulados sobre algunas escuelas en Gaza, y aunque no hubo víctimas mortales, los tres eran conscientes que su exploración guiaría a tropas en tierra para preparar trincheras, bases y en consecuencia muertes.

Hace casi seis meses que les había confesado que era gay, y que estaba asustado por lo que Seto pensara sobre él, y más por que vivía enamorado de uno de sus más cercanos amigos de la infancia. Sin mucha ceremonia los chicos le cuestionaron acerca de lo que le había dado las pistas para salir del closet; contándoles lo ocurrido en la playa y en lo difícil que era mirar a su hermano después de saber que su amor le prefería a él.

“No sabrás si le prefiere, si nunca te le declaraste”

Comentó Erick con la calma de un cirujano, y Jhonas asintió mientras le sonreía con la ternura que solo conocía en la mirada de su hermano mayor.

“Esos amores se superan con el tiempo, tal vez cuando vuelvas a Japón, y lo veas de nuevo, te des cuenta que no era para tanto”

Aceptó sus palabras esperando que fueran ciertas, pero cuando vio a Joey en la puerta de su casa, después de todos esos años, su corazón latió como loco, el tiempo les había cambiado, pero no había afectado en nada el carácter amable del rubio.

Quizá con el pasar de los años, aquellos rasgos poco definidos del pasado, se afilaron para darle paso a una personalidad madura y centrada; la tarde anterior se dejó llevar por la rabia al ver que Joey le confundió con Seto, le sometió y se aprovechó de su entrenamiento para hacer con su tutor, aquello que había jurado solo haría si él estaba de acuerdo. Si lograba enamorarlo.

Pero no se contuvo, sabía que lo que había hecho tendría consecuencias por lo que provechó la única carta que detendría a Joey de hacer cualquier cosa en su contra; a su hermano, como un enfermo quiso afianzar su poderío sobre el rubio amenazándolo con una visita, porque después de haberlo probado una vez, tras de haberlo poseído, no se sentía con la capacidad ni la voluntad de dejarlo ir, se había vuelto una droga que ennegrecía su capacidad de entender la delgada línea entre lo correcto y lo incorrecto. Aprovechando la información que compartieran en las charlas ociosas en su propio departamento se hizo con la llave de repuesto que el rubio escondía para sus amigos más cercanos, como un ladrón entró en el sitio de Joey y ante el ruido del agua, sus pasos llegaron a la habitación y posteriormente a la ducha, supo que le tenía miedo, pero también recibió los insultos del mayor con gusto; sintió orgullo de saber que a pesar de todo lo que amenazó a Joey, él seguía siendo testarudo, el perro callejero que mordía antes de ser mordido, el guerrero de los arrabales que le robara el corazón aun antes de que el fuera consciente de lo que aquello significaba.

Lo que ocurrió en la ducha, la entrega de Joey a la ilusión de Seto, le afectó al grado que se sintió el ser humano más vil y sucio del mundo, ¿Qué derecho tenía el de juzgar lo que pudo o no pasar entre Seto y Joey? ¿Con que moral se plantaba frente a su hermano, juzgando sus acciones?, si él mismo despojó a Joey de la opción de elegir, quizá no era un metomentodo como Seto, pero pudo deducir que Joey nunca intimó con un hombre, malditamente había sometido al rubio sin saber si tenía experiencia o si se había preservado para alguien; y de ser así lo hizo para una sola persona. Subió a su motocicleta y arrancó, tenía la ropa empapada y con trabajo pudo calzarse el casco, pero como un cobarde, prefería poner tierra de por medio, antes de afrontar la verdad que siempre tuvo ante sus ojos.

Ese día por la noche, Joey recibió un mensaje de Mokuba.

“Mañana nos vemos para nuestra clase”

Citaba el texto, y al verlo el rubio no supo si alegrarse o aterrarse, al parecer ambos Kaiba pensaban que las personas eran objetos que se usaban y se tiraban. Desde la tarde anterior se había mantenido en cama sin ganas de nada, le dolía el cuerpo entero y no tenía ganas de moverse. En cuanto tuvo el valor de ingresar de nuevo a la ducha, se pateó mentalmente por no haber evitado todo aquello, se estremeció al encontrar en el suelo la correa del teléfono, la sujetó entre sus dedos, y aunque su primer impulso fue tirarla a la basura, prefirió enjuagarla y volver a colocarla en el aparato. Sería su recordatorio, el mensaje del universo de que debía fortalecerse y dejar de lado aquellas ilusiones de adolescente que quisiera o no, ya no tenían sentido mantener vivas.

Limpió el lugar con ira, temiendo que los recuerdos de la visita de Mokuba se quedaran plasmados en los azulejos del sitio, y aunque aún estaba aturdido se prometió que aquello no volvería a pasar, se apartaría del menor, y de ser necesario, buscaría a Seto para que pusiera a su hermano bajo llave.

A media tarde se encontraba revisando algunos artículos de desarrollo de materiales en su computadora, cuando escuchó el cerrojo de la puerta al abrirse. Pateándose mentalmente vio cómo es que Mokuba ingresaba a su departamento cargando con un maletín y una bolsa de la compra. Al encontrar la mirada del joven, un escalofrió recorrió el cuerpo de Joey; porque a pesar de todo, Mokuba no renunciaría.

_¿Tienes listos los exámenes?

Cuestionó como si se encontraran en el departamento del menor, y aun continuaran con la preparación para su ingreso a la universidad, la respiración del rubio estaba agitada, y aunque quería cuestionar al moreno por sus acciones, tenía la lengua hecha un nudo.

_Mokuba…

_tranquilo, traje algunos bocadillos, estoy seguro que después de todo lo que ha pasado debes estar hambriento

Presionando con ira sus puños, se lanzó contra el menor y le tiró al piso de un puñetazo, estaba harto de él, y al mismo tiempo de si mismo por no haber tomado sus precauciones para con el moreno.

_me lo merezco

Habló el moreno, mientras le encontraba la mirada con una sonrisa y comenzaba a levantarse.

_y ahora que ya sacaste tu frustración, aun tenemos algo que hacer

Joey se vio turbado al notar la sonrisa de satisfacción que le daba Mokuba, como si lo que había echo no importara en absoluto, y se estuviera jactando de lo que podía provocar en él.

_largo de mi casa

_no

Respondió el moreno, mientras se sentaba en el asiento donde minutos antes Joey estaba sentado, miró su computadora y también dio un repaso a la información que estaba leyendo. Con una seña indico al rubio que estaba esperándolo. Quien con la mandíbula tensa se acercó a la mesa y tiró de una segunda silla, Mokuba le extendió algunos papeles que había dejado en su departamento días atrás y al verlos, notó que estaban resueltos en su mayoría.

_revísalos

Ordenó el menor mientras seguía jugueteando con la computadora del rubio, Joey, reticente comenzó a revisar los folios, llegando a sorprenderse de lo bien que el moreno había resuelto la mayor parte de los problemas, pudo incluso desprenderse del sentimiento de molestia que le atería las entrañas cada que veía al joven, y ese sentimiento de orgullo comenzaba a restituirse en su pecho. Fue hasta sentir a Mokuba en su espalda que fue consciente de que lo que estaba haciendo era absurdo.

_concéntrate, Joey, dime, ¿Qué tal lo hice?

_todo está resuelto correctamente, no tienes ningún error

Respondió lo mas frio que pudo, para tratar de apartarse del menor, sin embargo no le fue posible, el chico se las arregló para sentarse sobre sus piernas, atraparle entre sus brazos y besos profundos, que a medias respondía y a medias rechazaba. Cuando la resistencia no fue tanta recargó su barbilla sobre su hombro y se abrazó a su cuello como un niño que busca consuelo; cuando trató de levantarse, le sujetó por la barbilla y le atrapó en un beso que le dejó sin aliento.

 

_Mokuba… a-apartate

_no

Replicó en lo que pareció un puchero, y que al mismo tiempo, alertó al dueño de casa.

_no entiendes Joey, ahora eres mío, no te dejaré, no renunciaré a ti.

_no, ¡soy propiedad de nadie!

Se removió con fuerza hasta lograr tirar al moreno de encima suyo, con el rostro fruncido sujetó a Mokuba por el cuello de la camisa para volver a asestarle otro golpe en la cara de ser necesario.

_Hazlo, créeme que no me defenderé. Pero piensa muy bien lo que le vas a decir a mi hermano cuando llame y pregunte sobre por qué su hermanito tiene golpes en la cara, si se pasó los últimos meses en tu compañía. O que tal esto, ¿porque será que después de todo este tiempo no apruebo los exámenes?, créeme, así como puedo resolverlos con los ojos cerrados, también puedo fracasar monumentalmente.  

Gruñendo, le soltó y arrojó lejos una lámpara que había sobre la mesa de café, era una baratija, pero era lo único que tenia a la mano para liberar su frustración.

_Mokuba, tu hermano no es tan idiota, se daría cuenta de tu mentira

_y, si confías tanto en su juicio, ¿Por qué no le llamaste?, apuesto a que estaría muy feliz de escucharte contarle como fantaseas con él en mis brazos

La sonrisa del menor indicaba que conocía las cartas que Joey, tenia en su mano, y que no le garantizaban una victoria, con el orgullo retorciéndose en sus entrañas, y la furia en su rostro encaró al moreno.

_¿Que pretendes con todo esto?

_nada, fue idea de mi hermano llevarte a mi puerta; en verdad jamás pensé que fuera él mismo quien te entregara a mí, solo te faltó llegar envuelto en papel de regalo. Y créeme que estoy muy agradecido con el hombre, ahora, ¿Por qué no continuamos con nuestras clases?

_¿De que hablas?

_aprobaré el examen de admisión, pero necesito inspiración y un incentivo adecuado

Se dejó caer sobre una de las sillas de antes y abrió las piernas, con un dedo indicó a Joey que se acercara, él al principio molesto por tener que hacerlo, se apartó, pero el moreno con un movimiento rápido, le sujetó de una muñeca y lo sentó sobre sus muslos.

_no te arrepentirás

Susurro el menor a su oído, mientras comenzaba a besar su cuello, no hizo nada por corresponderle, se mantuvo rígido en su posición, odiándose a sí mismo por no ser capaz de hacerle frente al mocoso. Así fue como comenzó para él un extraño ritual de sometimiento, y de posesión para con Mokuba.

Dia tras día, Mokuba iba a su casa a distintas horas y dependiendo de su humor le sometía a sus deseos atándolo, o no, para poseerlo sobre la condición de que de no acceder, le acusaría con su hermano y asumiría las consecuencias de su estupidez de unos años atrás.

No supo si en algún momento su cuerpo se acostumbró a la presencia del moreno, al punto que su temor y ansiedad se mezclaban en una danza confusa dónde no entendía si le aterraba que llegara su visitante o que no apareciera nunca. Cada mañana al mirarse al espejo, se recriminaba a si mismo por no ser capaz de hacerle frente, en especial por que no tenía razón para acceder a su chantaje.

Seto Kaiba entendería, necesitaba creer que el CEO entendería que se alejara, pero al encontrar las evidencias de los ataques del menor se desmoronaba, aturdido y confuso; porque después de todo no entendía la rabia con la que su antiguo amigo se desfogaba con su cuerpo.

En ocasiones iniciaba sus ataques con besos frenéticos y caricias bruscas, y en otras le trataba con la delicadeza de un amante devoto, que lo único que desea es otorgar placer a su acompañante en turno. Aquellos mensajes confusos le estaban alterando al grado de no saber que esperar del irascible chico.

Tras dos semanas de abusos, Joey, parecía resignado a su situación y sin realmente desearlo, se encontraba disfrutando un poco de sus encuentros, a media semana el joven llegó con esa sonrisa arrogante al sitio, encontrando a Joey, sentado en el sofá, mirando sin ver la pantalla de su televisor.

_Traje algunos bocadillos

Avisó mientras dejaba la bolsa de la compra sobre la mesa de café, tomó el rostro del rubio para besarlo, y fue correspondido de forma fría. Sabiendo que no obtendría mucho del rubio a menos que le incitara, no dio mayor importancia a sus acciones y comenzó a retirarle la camisa; esa mañana había tenido una reunión con su hermano y deseaba mucho el poder compartir tiempo con Joey.

Le acarició con devoción, admirando con deleite las marcas que dejara en la nívea piel en días anteriores, los diversos mordiscos eran la prueba de su paso por aquel cuerpo, sin quitarse la ropa, abrió sus jeans, y se alistó para preparar la entrada de su amante. El rubio participó con entusiasmo y se aferró a los hombros de Mokuba mientras lo embestía con el fervor de su juventud, se corrió en sus brazos llegando a rasgar con sus uñas la piel del mas joven cuando su climax le alcanzó; una escena que se repetía con mas frecuencia a últimos días.  

Al terminar dejó a Joey recostado sobre el sillón, aun con las piernas desnudas y su corrida escurriendo entre ellas, el rubio no le miró, se aovilló y esperó a que le colocara una manta encima, una de las tantas rutinas postcoitales que el moreno había adoptado luego de sus primeras visitas, Joey había perdido la voluntad de luchar. Contrario a otras ocasiones, Mokuba fue al baño por un paño para asear un poco a Joey, al volver a la sala, se topó con una imagen a la que no le había puesto atención en el pasado; Joseph no se había movido en absoluto de su posición, mantenía la visión extraviada en algún lado y un reguero de lágrimas escurría por sus ojos, aparentemente sin que su dueño fuera consciente de su existencia.

Fingió no darse cuenta, y con el paño limpió el desastre dejado en el cuerpo del rubio, con la premura de otros días, dejó caer una manta sobre Joey, y tras revisar algunas de las baterías para si examen, tomó sus cosas para irse.

Esa noche, no hubo llamadas ni mensajes recordando lo divertido que fue someterlo, ni tampoco al día siguiente, con algo de trabajo retomó su vida cotidiana, y trató de relegar a lo mas profundo de su consciencia las visitas del moreno, pensando que si las ignoraba el tiempo suficiente, estas desaparecerían. Recuperó algunas notas pendientes de la universidad e inicio sus trámites para concluir sus estadías, en el último año de preparación.

Tras varios días en tranquilidad, su celular le alteró al recibir un mensaje de Mokuba. Tardó varias horas en hacerse del valor necesario para poder levantar el aparato y presionar el icono que le avisaría de cuáles serían los planes de su verdugo personal.

“Ya no te necesito”

Notas finales:

kana.- no se olviden, si les suena de algo la trama y recuerdan el manga perdido 

zerim.- ayuden a la mamá a encontrarlo, en verdad lo quiere volver a leer. 

kishitos 


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