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Brothers por knaxzerim

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Notas del capitulo:

No olviden apoyarme en la busqueda del manga perdido 

y mil gracias por los rew. las amodoro

Capitulo 5 Fragmentos

Rezaba su pantalla, cuatro palabras que le demostraban que ambos Kaiba, no tenían ni una pisca de humanidad o ética, en lo que se refería a sus acciones, lanzó el aparato a la pared, deseaba que la maldita cosa se despedazara, y que dejara de incordiarle con el temor de recibir una llamada o un mensaje de cualquiera de los dos hermanos, atados a su vida por un hilo invisible que le atraía con una funesta sensualidad, a la cual no podía o no quería resistirse.

Unos días más tarde recibió una llamada de un número privado, el aparato se encontraba algo despostillado, pero a pesar de todo sobrevivió a su ataque de furia, desconectó la línea pero no respondió con palabras.

“¿Wheller?”

La voz del otro lado del teléfono le estremeció el estómago, y por un segundo pensó que se trataba de Mokuba. Un reflejo de nausea le hizo encogerse en el sitio y estuvo a segundos de colgar.

“¿Wheller? ¿Estás ahí?”

Un cambio en el tonó: no de preocupación, no de tenue satisfacción, sí de molestia y fastidio, la voz al otro lado de la línea era la de Seto Kaiba. Aterido de miedo, pero molesto por la forma en como el castaño se atrevía a llamarle, contestó lo más estoico y seco que pudo.

_si, disculpa, ¿Necesitas algo?

“¿Por qué no contestabas?”                                                                            

Cuestionaron al otro lado de la línea, con un tono neutro y extraño, extraño en el siempre serio Seto Kaiba; ¿Qué podía decirle? “Pensé que eras tu hermano menor, mi verdugo personal, desde que se me ocurrió la estúpida idea de aceptar ayudarte a acercarte a él, quien por cierto me despidió hace una semana después de violarme en mi propia casa”. Haciendo acopio de paciencia, sujetó el celular como si se tratara de un ancla a la realidad y se dejó caer en el asiento más cercano. Tenía que mantenerse estoico ante Seto.

_vuelvo a preguntar ¿Necesitas algo Seto?

El poder pronunciar su nombre, calmaba en algo la ansiedad de escucharle tan cerca de su oído.   

“Recibí informes que no has asistido con Mokuba últimamente”

Práctico como siempre, hablaba de negocios. Aspirando aire y tragándose las ganas de mandar a la mierda a los Kaiba, se limitó a mostrar el fastidio que aquello había traído a su vida.

_un ¿Estás bien? No estaría de más, Seto. Creo que, aunque esté trabajando para ti, de cierta forma somos amigos; o quizá no algo así, más bien conocidos cercanos, creo que si fuera Rolland quien llamara al menos se preocuparía si no me ocurrió algo. Después de todo tienes tanto tiempo de espiarme que es muy probable que sepas que no soy del tipo de personas que deja los trabajos colgados.

Curiosamente del otro lado de la línea, hubo silencio, la respiración de Seto era audible, y se le notaba serena, no podía extrañarse, él era el alterado, él era el jodido. Y lamentablemente quien pagó por lo ocurrido en esos días fue quien menos culpa tenía.

“¿Qué te hizo Mokuba?”

La pregunta hizo que Joey se desplomara sobre el suelo, un nudo en la garganta le hizo temer que Seto supiera exactamente lo que había ocurrido, y lo que significaba para los tres, pero ¿Cómo? Se tomó el tiempo suficiente para tragarse su angustia y aclarar un poco su voz, pero al hablar, la voz no le salió, fue como un susurro hueco que ni el mismo pudo oir. Carraspeó afirmando aquello que esperaba no le hiciera daño a su imagen.

_me despidió 

“Lo entiendo, te veré pronto”

La llamada terminó, con una frase que dejó al rubio tan aturdido como molesto, ojalá tuviera a Seto frente a él para decirle en su cara todo lo que pensaba acerca de su familia y de sus estúpidas formas de arreglar las cosas.

Fue hasta el viernes que supo algo del mundo fuera de las cuatro paredes de su habitación. Yugi le llamó, aun pletórico por la llegada de los egipcios y ahora con una petición. Quería que se reunieran; los recién llegados querían verlos a todos, pero por cuestiones de agenda no podían visitarlos en sus casas, y él como un gran amigo, se había comprometido a organizar la reunión. No estaba de ánimos, pero igual entendía que debía seguir adelante, afirmó su asistencia el domingo, porque creía que para arreglar problemas del corazón debía acudir con sus amigos.

Las horas trascurrieron como en otras ocasiones, y aunque quiso tranquilizarse en su angustia, cada rincón en el departamento le recordaba lo que había pasado con el Moreno, y esa sensación de anhelo y molestia en el cuerpo, le estaba carcomiendo las entrañas.

Esa noche salió de casa, asfixiado por su propia miseria y cansado de victimizarse, habría acudido al médico, si su condición no fuera tan vergonzante. Podría sortear burlas acerca de su homosexualidad, y también el justificar lo ocurrido con un asalto; pero no quitaba que había sido forzado, al menos una vez, y que aquello requería de atención psicológica. Caminó como un zombi por el parque de su barrio, el sitio tenia áreas pequeñas y delimitadas para la actividad en familia. Una mesa de picnic, juegos metálicos y de plástico para los niños, columpios y dos toboganes de baja altura.

Después del anochecer, el alumbrado público le confería al sitio un aura de leve abandono y tétrica felicidad.  Si él fuera “normal”, soñaría con llevar a sus hijos a lugares como ese, a sujetar de la mano a una bella mujer que se acurrucaría en su cuello, buscando protección y confort. Pero no lo era, el gustaba de los hombres, al menos la mayoría del tiempo, y una familia convencional no estaba en sus planes, seguiría adelante con su vida, quizá algún día se diera la oportunidad de amar a alguien y dejaría atrás la fijación que tenía por Seto Kaiba, quizá en el futuro, pudiera conocer a un joven que le quisiera, por ser quien era y él le amaría.

Entre tanto en el distrito de negocios, Mokuba miraba con atención la pantalla de su computadora, tal como Seto lo había dicho, él tenía responsabilidades ineludibles en lo que respectaba a Kaiba Corp así como las asociaciones que con ayuda del dinero de Gozaburo habían fundado.

Al principio la idea le parecía lo mejor, aunque no dimensionaba las responsabilidades que acarreaba cada decisión tomada en pro de algún grupo vulnerable, usaba gafas de descanso, y su pijama, y a pesar que debía trabajar, no podía dejar de pensar el su mentor, y lo mucho que extrañaba su contacto, abrió con algo de reminiscencia una carpeta encriptada en su equipo, y de pronto la estancia se vio inundada por el sonido de unos gemidos suaves y acompasados, la voz de Joey víctima de la pasión que logró provocar en él, se entregaba como un coro celestial a sus oídos; esa ocasión que le llevó los exámenes resueltos, se tomó la libertad de hackear la seguridad de Joey, su equipo gravó varios de sus encuentros y los envió como un mensaje codificado a su propia computadora, cuando el clip terminó, miró por encima de su mesa de trabajo al uniplaza de la sala de estar.

Encima como un fantasma silencioso, se encontraba la chaqueta favorita de Joey y los libros de apoyo con los que habían trabajado los últimos días. El único vestigio de que el rubio había visitado su casa y había dejado una huella mucho más importante que cualquier persona en su vida; tuvo toda la semana para deshacerse de aquello, pudo tomar una caja y enviarlo a casa del rubio por mensajería; pero hacerlo rompería todos los vínculos posibles entre ambos.

Antes de terminar sus pensamientos, la puerta se abrió, molesto por aquello, espero encontrar a Rolland en la puerta con la indicación de que le acompañara a la casa de su todopoderoso hermano. Sin embargo, en la puerta se encontraba ni más ni menos que Seto Kaiba, usando ropa casual y su mirada de asesino serial.

Había esperado una intervención de parte de su familiar, era lo de menos, después de todo habían acordado que tomaría en serio el estudiar, pero esto era atípico. Seto no tomaba las regañinas en persona, estaba demasiado ocupado con K.C. y también con aquella persona como para prestar atención a lo que él hacía.

_¿Qué haces aquí?

Cuestionó a la intromisión de su hermano en la casa que él había pagado con su propio dinero, el castaño sujetó frente a sus ojos un juego de llaves, dónde bailoteaba una versión miniatura del dragón blanco de los ojos azules, una miniatura que él mandara fabricar especialmente para su hermano cuando eran más jóvenes.

_vine a arreglar lo que sea que está mal con nosotros, estoy cansado de andar atrás de ti como un perro faldero

La puerta se había cerrado tras el mayor de los Kaiba, y aunque no le parecía raro ver a su hermano solo, imaginó que Rolland se encontraba cerca. A las palabras del mayor le acompañó el gesto de serena confianza que siempre acompañaba al castaño, las manos en los bolsillos, demostrando que en realidad estaba cómodo con la situación y esperaba resiliencia de parte de quien estuviera en el otro lado de la conversación.

_no hay nada que arreglar Seto, simplemente, no quiero estar más cerca tuyo.

_¿Qué pasó con Wheller?

Cuestionó mientras se recargaba en el respaldo del sofá donde ahora estaba sentado, la mirada de su hermano escaneaba la pieza analizando al dedillo cada detalle; asumió aquel interrogatorio y cerró la pantalla de su computadora para poder hacer frente a la presencia del CEO con todos los sentidos alerta.

_lo despedí, no necesito que me enseñe más

_habíamos acordado que seguiría siendo tu tutor, hasta que aprobaras el examen

Eso era cierto, él había aceptado pasar tiempo al lado de Joey, porque quería hacer algo de su vida y aunque últimamente parecía un niño caprichoso, sabía que Seto tenía razón en su postura, lo que lamentaba era que deseaba hacer a su modo, deseaba creer que por un momento él era el dueño de su propio destino.

_haré el examen en un par de días, no te preocupes hermano.

Afirmó como si no le importara realmente lo que ocurriera, aunque fuera lo contrario. Seto sin embargo era capaz de ver a través de él sin importar cuanto quisiera ocultarse.

_Wheller está muy extraño, y tiene una semana que no viene por aquí, ¿Tienes algo que decirme?

_al parecer estas muy bien informado, ¿Por qué no le hablas?, siempre puedes sacarles información a tus empleados de más confianza.

_sabes perfectamente que Joseph no es nada de eso, él es en sí mismo un hombre responsable y capaz, por eso le pedí el favor de ser tu tutor.

Las palabras de Seto, le hicieron sentir un nudo en las entrañas, sabía que Joey tenía el carácter para hacerle frente a su hermano, más de una vez lo vio hacerlo, pero ¿Por qué ahora salía con esto? ¿Por qué Joey había abogado por él ante Seto?  

_Él me dijo que habías avanzado mucho, y también que deseabas volver al ejército. Del mismo modo que deseabas especializarte en aeronáutica; no sé por qué debo enterarme de todo eso por terceras personas. ¿Acaso no tienes boca y voz para decirme las cosas?

Sí, la tenía, tenía la capacidad de expresarse con su hermano de todo, y sin embargo ya no sentía poder hacerlo con la confianza que tuvo en el pasado, miró la ropa de Joey, y el recuerdo de lo que le había hecho le hizo tragar grueso, ¿Cómo podía siquiera mirar de frente a Seto? ¿Cómo podía mirarse a si mismo en el espejo sin considerarse un monstruo? Y aunque quería odiar a su hermano, en el fondo la soledad de su autoimpuesto exilio le estaba pasando una factura que ya no quería pagar; antes de arrepentirse, y desmoronarse en los brazos de su única familia desvió la mirada para preguntar aquello que le carcomía las entrañas desde hace una semana.

_¿No te dijo nada más?

La mirada de su hermano, mostró desconcierto y duda, acaso ¿Joey no había dicho nada a nadie? ¿Y si por su culpa se había dañado?, detuvo su respiración de solo pensar que el rubio se tomara las cosas en sus propias manos. Agitado y con las entrañas llenas de dudas se levantó, impulsado por el miedo a haber roto a quien amaba desde siempre.

_tengo que verlo

Seto podía no ser muy hábil en lo que respectaba a las emociones, pero pudo darse cuenta del pánico en la mirada de su hermano, y también la ansiedad que le invadió de improviso, tenía que haber ocurrido algo lo suficientemente grave como para impulsar aquella reacción en Mokuba. Cuando el moreno pasaba cerca, lo sujetó por el antebrazo girandolo a fin de sujetarlo por los hombros y llamar su atención.

_¿Qué pasó?

Cuestionó con esa voz de mando que caracterizaba al CEO de Kaiba Corp, con la característica de esperar una respuesta concreta a un problema que quizá no conocía, pero al que le daría solución de inmediato.

_Seto. Yo_ tragó grueso_ debo encontrarlo

_¿Qué pasó? ¿Qué hiciste Mokuba Kaiba?

La angustia de la voz de su hermano, devolvió los recuerdos de sus años de infante, aquellos dónde su hermanito buscaba esconder sus travesuras, temiendo represalias, el tono de voz culpable que a pesar de los años, seguía marcando las pocas habilidades de su hermano para mentir.

_¡Suéltame!, debo encontrarlo

Había histeria en sus palabras, había dolor en sus acciones y aun así, Seto no le soltó, temiendo que su hermano hiciera algo que le hiciera daño.

_¿Qué hiciste?

Por un segundo, el menor mostró temor ante su tonó, y después de pensarlo un segundo las lágrimas del moreno mutaron del dolor a la furia y los celos que por años se negó a aceptar que sentía por su hermano mayor, esos celos brillaron en un destello a los ojos del mayor de los Kaiba. Con un movimiento brusco se separó de Seto mientras acunaba su cuerpo entre sus propios brazos, protegiéndose de su consciencia y del juicio de su hermano.

_¡Le hice daño! y quizá…

Ante la sola idea de que Joey hiciera alguna locura, el menor de los Kaiba, arañó su cuero cabelludo, impotente de pensar que su amado ya no estaría; en medio de su histeria, no vio como la compresión llegaba a la mirada de Seto, quien aturdido retrocedió un paso mirando a su hermano con una mezcla entre la incredulidad y el asco; Mokuba no podía haber hecho daño a nadie, era imposible que ocurriera, en especial porque Joey era amigo de su hermano, y sumado a ello no era una persona indefensa, recordaba claramente que en el pasado el rubio fue un pandillero de temer; sin embargo, su hermano había recibido entrenamiento militar, y aunque la vida en el ejército le diera las herramientas, estaba seguro que su hermano no era del tipo de personas que se aprovechaban de su fuerza para someter a otros.

Frustrado por las acciones de su hermano, trató de llamar su atención girándolo para encontrar su rostro, el otro sin embargo no deseaba participar y forcejeaba para alejarse de él; ahí calló en cuenta de la chaqueta que estaba doblada en el uniplaza de la sala, como un trofeo siniestro de las acciones de su hermano pequeño. ¿Por qué?

_¿POR QUE?

Cuestionó a gritos, temiendo que fuera verdad, pero consciente que lo era. Que su hermanito había dañado a uno de sus más preciados amigos de una forma tal que quizá repercutiera en consecuencias mucho más funestas de lo que quería aceptar.

_no puedo, ¡No puedo decírtelo!

Cansado de aquello, tomó su celular y marcó a Rolland, su guarda espaldas respondió de inmediato acatando una orden que a su parecer era atípica de su siempre serio patrón.

“Encuentra a Joey Wheller”

Tras colgar el teléfono, tiró a su hermano por un brazo y con la fuerza de su frustración le golpeo en la cara con el puño cerrado.

_más te vale que el idiota siga vivo o simplemente me olvidare que somos hermanos

 


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