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Brothers por knaxzerim

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Notas del capitulo:

Bueno aquí vamos de nuevo, os agradezco mucho su lectura, y espero que disfruten esta historia. 

Capítulo 2 Acuerdos

Joey volvió a casa luego de dos horas, Mokuba aceptó que le diera clases siempre y cuando no se metiera en la relación que tenía con Seto, y especialmente que no le preguntara nada acerca de lo que estaba ocurriendo en su familia.

El rubio aceptó, especialmente por que apreciaba al moreno, y porque entendía que había muchas cosas que solo se podían arreglar en familia, Rolland había esperado a su regreso, pero él no aceptó el servicio de Taxi en la limosina, después de todo, ya conocía el camino, y no sería necesario que le llevaran nuevamente. Al día siguiente, comenzaría con las clases para alistar a Mokuba.

En cuanto llego a su departamento, su celular vibró con un número que aparecía como privado, de inmediato, Joey, sospechó acerca del origen de su interlocutor, pero se arriesgó a contestar.

_Joseph, ¿Qué tal te fue con Mokuba?

La voz del otro lado de la bocina, le provocó un vuelco al corazón, especialmente por que no recordaba en ningún momento haberle proporcionado su número celular a Seto Kaiba.

_¿Seto? Eh, bien, creo que bien

El tono de voz al otro lado de la línea, sonaba condescendiente, como si en realidad el castaño no esperará que el lo identificara al otro lado de la línea o que incluso dudara sobre cómo había conseguido su número privado, aun así escuchó una genuina disculpa en sus siguientes palabras.

_Rolland me comentó lo que ocurrió cuando llegaron, lo siento

Tratando de justificar a Mokuba, explicó lo que pasó después de que Rolland se fue, y también que posteriormente de hablar un poco con su hermano, accedió a que le ayudara con sus exámenes de preparación, Seto de inmediato cambió su actitud, y se notaba menos tensó cuando se despidió.

_te agradezco el esfuerzo, debo dejarte, buena noche

_buena noche

Respondió por inercia, sin darse cuenta que Seto ya había colgado, se sonrió y encontró su reflejo en una de las repisas, se veía como un completo idiota, tras abofetearse y recriminarse por su actitud optó por alistar su cena y prepararse para la mañana siguiente. Había acordado con el moreno que iniciarían con la preparación de los exámenes y el plan de estudios, de su opción de carrera, algo que estaba seguro no agradaría en nada a su querido CEO.

Al llegar al edificio de departamentos, encontró un post-it en la puerta señalándole que el timbre no funcionaba, por lo que tenían que acudir a la portería para acceder al edificio, el sujeto encargado de la misma era un anciano de más o menos sesenta años que al verlo le escaneó como si se tratara de un mendígo.

_¿A quién visita?

_Mokuba Kaiba

El anciano le dedico una mirada de sospecha y de nuevo le escaneó, ahora con una cara de que era mejor que Joey decidiera irse de su “distinguido” edificio

_¿Se puede saber con que intención?

_no, y no le interesa

El hombre se cuadró frente a el, y de inmediato le señaló la puerta de entrada.

_lo siento, no puede pasar

_¿Disculpe?

Reclamó aturdido Joey ante tal despotismo, el hombre le miró condescendiente y levantando una ceja le respondió.

_el joven Mokuba no se relaciona con personas de SU categoría, y si no me lo toma en cuenta, en este lugar solo viven personas de bien, así que le pediría regrese por donde vino.

_hijo de…

_¿Joey?

Mokuba entraba por la puerta principal, cargando una cesta con algunas compras, miró la postura de su amigo, y también el gesto de huele mierda del portero.

_Señor Odaima, Joey es un muy querido amigo mío, espero que le atendiera como es debido

El tono de voz de Mokuba fue calmo y sereno, sin embargo, la inflexión y su mirada, heló la columna vertebral de Joey, sin contar que el total de su mirada no fue dirigido a él. Sintió como es que el portero se desinfló y aunque no lo vio, sintió el aire a su alrededor estremecerse ante una probable reverencia.

_claro que sí, señorito Mokuba, le mostraba las instalaciones y le comentaba las reglas del edificio respecto de las visitas.

_¿Es eso cierto?

_si, claro, el señor fue muy amable de comentarme que no te encontrabas en casa, así que me dijo que podía esperarte en este lugar

_me alegra, ¿Qué te parece si subimos?

Joey asintió, y antes de que el elevador cerrara sus puertas el conserje le dedicó una mirada de “Estas muerto” que le recordaba a las que su padre le lanzaba cuando no llevaba dinero suficiente para las cervezas del día.

_no cubras la espalda a ese viejo cabrón

_¿Disculpa?

_es uno de los lameculos que trabaja para mi hermano, se la pasa jodiendo a cualquiera que venga, y no solo porque yo vivo aquí, es probable que mi hermano le amenazara o le sobornara para que le avise sobre quien entra y quién sale del edificio, y especialmente de mi departamento.

_normalmente no me preocupo por lo que las personas hacen para vivir, pero creo que tu portero sí es bastante cabrón.

Tras esa introducción, ambos pasaron bastante tiempo charlando en el departamento del mas joven, mientras que Joey no pudo evitar notar que contrario al día anterior, el lugar parecía mas en orden, las repisas no estaban tiradas y no había nada de ropa tirada por ahí. De cierta forma le recordaba a su propio departamento.

La semana trascurrió con tranquilidad hasta que llegó el primer viernes, Mokuba no estaba concentrado y Joey lo notó de inmediato.

_que ocurre “Chibi”

_hoy no tengo ganas de estudiar, ¿Qué te parece si salimos un rato?

Cuestionó el más joven, mirando a su mentor de forma implorante, después de todo, aun funcionaba usar sus famosos ojos de cachorro; Joey, dudó un poco, pero prefirió ceder, después de todo, la vida no valía la pena si no te distraías de vez en cuando.

_claro, pero ¿Cómo nos escapamos del cabrón de la puerta de enfrente?

_no te preocupes, eso déjamelo a mí

Señaló el moreno, mientras sacaba su celular y una tableta de sus bolsillos, la tableta era para ingresar al sistema de seguridad del edificio, y obviamente que Joey se percató de las habilidades de su alumno para hackear el sistema sin nada más que algunos comandos y un cable a tierra en el picaporte interno de su departamento.

Asumió que no era la primera vez que, hacia aquello, y que probablemente las cámaras no solo se encontraran en los pasillos y el elevador, ya que, al hacer su maniobra, el chico, cubrió con su cuerpo el panel de control.

_aun no sé dónde, pero estoy seguro que Seto escondió algunas cámaras en este lugar, teme que me secuestren

_creo que, dado el historial de tu familia, la mayoría de nosotros lo hace

Confirmo al aire, entendiendo que no era un tema fácil para el menor de los Kaiba, especialmente, porque durante sus aventuras, él fue cebo de más de un interesado en joder a Seto.

_lo sé, por eso me alisté en las fuerzas especiales, si algún idiota quiere jugar conmigo, se topara con un sabueso entrenado.

Se señaló mientras mostraba los colmillos, y dedicaba una mirada conocedora a su viejo amigo, cuando aparentemente todo estaba en orden, Mokuba se retiró del panel de la puerta y se dirigió a la habitación principal, con un gesto de la cabeza pidió a Joey que lo siguiera. De ahí no tuvo que pensarlo mucho para darse cuenta que escaparían por las escaleras de incendios.

_¿Era necesario que hackearas las cámaras?

_si, ese bastardo seguro que me tiene vigilado

Resolvió el joven mientras bajaban, con calma por los peldaños metálicos, por alguna razón el comentario sonó más dirigido a Seto que al portero. Pero fiel a su promesa de no meterse en la relación de la familia Kaiba, Joey no dijo nada al respecto y siguió a Mokuba a donde sea que quisiera ir, si veía algo que no era adecuado, esperaba convencer al menor de regresar pronto y no mencionaría nada a Seto.

La primera parada fue una cafetería, Joey aceptó beber un café y comer pastelillos, mientras su amigo le contaba acerca de lo que hacía en campaña, él al ser menor de edad, según estándares internacionales, había tramitado su emancipación anticipada, cuando terminó el instituto. Seto no se vio muy complacido, pero no pudo hacer nada hasta que los abogados le presentaron el acta de resolución.

El ejército, sin embargo, fue complicado al inicio, ya que, al no estar acostumbrado a las exigencias corporales, tuvo más de un acuartelamiento y varios castigos, hasta que fue capaz de seguir el paso de los novatos mayores que él. Se orientó en el área de comunicaciones especiales y tácticas militares, por lo que pronto lo aceptaron en la academia de pilotos.

_se volar el Jet de Seto, pero en el ejército aprendí a volar aviones de combate, también lideré algunas misiones de bajo impacto, guiando a los compañeros en el traslado de provisiones

_genial, ¿Hiciste amigos?

_si, aunque más bien nos llamamos unidades, un equipo de combate, normalmente esta formado por tres personas, y ese grupo de tres se llama comando. Mis compañeros de campaña son Jhonas y Erick, ambos son ingleses y me enseñaron mucho, cuando Seto logró sacarme del ejército, ellos estaban por recibir las alas de combate

_¿Te sacó?

Mokuba suspiró, y mirando con algo de melancolía su bebida encontró la cara de Joey.

_el servicio militar para menores de edad, es de dos años, pero el obligatorio para mayores es de cinco años, yo había cumplido mi periodo, y él movió sus contactos para que me enviaran a casa, antes de recibir mi insignia.

Joey notó la molestia que ello representaba para el moreno, especialmente después de haber pasado por tantos problemas para enlistarse, y también porque al tratarse de una ceremonia de alto rango, el no presentarse, era considerado una deserción en toda la regla.

_seguramente lo hizo porque se preocupa por ti

Mokuba se apartó de la mesa, pero permitió que Joey le sujetara la mano y en respuesta presionó los dedos contra los de su interlocutor, la calidez de la mirada del menor, hizo sonreír al rubio. 

_lo sé, recibí mi insignia por correo, los chicos abogaron con el comandante en jefe porque ya había completado mi entrenamiento, ellos estarán dos años más en filas y después pueden continuar la universidad en el ejército; o pedir una plaza en alguna otra escuela; ninguno de ellos cree necesario hacerlo, porque en la armada pueden tener la preparación que necesitan y con los gastos pagados.

Aquello sorprendió a Joey, especialmente porque en su situación actual, él debía solventar demasiados gastos, había ocasiones en las que se veía en el dilema si llenaba la despensa o ahorraba un poco para su matrícula en el semestre siguiente. Sin embargo, las historias de Mokuba le tranquilizaban, el “Chibi” tenía amigos y había dejado de lado la dependencia y sobreprotección de su hermano, cosa que, aunque le parecía atractiva a Joey, estaba seguro que el joven no apreciaba en estos momentos.

_me gustaría conocerlos

Afirmó mientras soltaba la mano del menor, para beber su café. Mokuba asintió con tanta fuerza que parecía su cabeza escaparía de sus hombros en cualquier momento.

_claro, estoy seguro que te agradarán_ el moreno sonrió y con suavidad apretó la mano de Joey, girando un poco el rostro se percató de un cartel a espaldas de su amigo y lo señaló con la barbilla_ ¿Qué te parece si vamos al cine?

Joey asintió, el cartel anunciaba una película que no hace mucho se había estrenado, y tenía muchas ganas de verla, se encaminaron al centro comercial más cercano para ver la película, como si se tratara de niños pequeños, compraron todas las golosinas posibles en el quiosco, y se pasaron casi toda la función bromeando entre ellos, una película con explosiones y autos a toda velocidad, era una receta para el desastre tratándose de ambos jóvenes; casi a las ocho de la noche, regresaron al departamento del menor, Mokuba abrazado a sus hombros como si estuviera ebrio, al acercarse a la puerta principal Joey sonrió al ver que el portero golpeaba su consola de video en la portería. Para evitar altercados con el cabrón de la puerta, optaron por usar nuevamente las escaleras de emergencia, al reunir todos sus bártulos y libros se despidió de Mokuba con efusividad, esa tarde había sido en realidad entretenida, y una experiencia que hace muchos años no tenía, aun con sus amigos más cercanos, imaginaba que para el menor de los Kaiba el paseo había sido reconfortante, después de todo el chico vivía solo y él entendía el valor que se necesitaba para hacerlo.

_tienes mi número de teléfono, si necesitas algo “Chibi”, nos vemos el lunes

El moreno lo acompañó a la puerta principal como era su costumbre, justo en ese momento, el teléfono de Joey comenzó a sonar y el rubio sufrió lo suyo para atrapar el aparato en sus bolsillos y responder. Se trataba de Yugi, que le pedía lo visitara el día siguiente. Durante su llamada, Mokuba gritó un saludo a su amigo, y le pidió le visitara cuando quisiera.

Joey, pasó el teléfono al moreno, mientras preparaba su carnet para usar el autobús. Cuando recibió el celular de vuelta, Mokuba tenía un leve rubor en las mejillas.

_Yugi dice que le encantaría que salgamos a beber un día de estos.

Asintió mientras malabareaba nuevamente para meter el celular en su bolsillo, con un último choque de puños, se despidió de su mini “patrón”, ante las miradas molestas del portero, que ahora lleno de polvo, trataba de hacer reaccionar sus pantallas de vigilancia. El domingo por la tarde, mientras descansaba después de hacer aseo general en casa, su celular sonó, no tenia el numero registrado, por lo que respondió con algo de cautela.

_¿Diga?

Wheller, no he tenido noticias tuyas

La voz al otro lado de la bocina era autoritaria y mantenía ese tono de voz que parecía no cambiar con el pasar de los años; con algo de temor, cuestionó a su interlocutor.

_¿Seto?

Si, te llamo del teléfono de casa

Un poco más tranquilo, asintió al aire, como si el castaño le estuviera mirando de frente, y al darse cuenta de ello puso voz a sus sentimientos, tratando de calmar la emoción que le inundaba cada que escuchaba al castaño de ojos de cielo.

oh!, bueno, está bien, supongo. ¿En que puedo ayudarte?

Cuestionó como si se tratara de una llamada de cualquier otra persona, y no de su amor platónico.   

Rolland, me contó que lo despediste luego del primer día, ¿Ocurrió algo?

De inmediato, sintió el estómago en los pies, el tono de Seto, era de un jefe molesto con las acciones de su subordinado, y aunque nunca lo dijo, parecía que le estaba reprendiendo por haber tomado la decisión.

_no, es solo que creo que Mokuba está más cómodo si no lo ve. Puedes notar que no eh faltado a mi promesa, y seguí visitando al “Chibi” estos días.

A Joey le molestaba hablar de Mokuba en esos términos, podía ser un encargo de Seto, pero era su amigo igual, y tratarle como si fuera una transacción comercial, le ponía incómodo. Escuchó el suspiro de Seto al otro lado de la línea, y podía imaginarlo, colocar su mano libre sobre su frente, con ese gesto tan suyo para resolver problemas. 

Rolland es importante para ambos, a pesar de haber servido a Gozaburo, se volvió nuestro guardián desde que él murió, si puedo decir que alguien se preocupa por Mokuba tanto como yo, sé que puedo mencionar a Rolland sin dudarlo, entiendo que sigues dándole clases, recibí noticias de ello

El rubio giró los ojos, al pensar que el vejete del portero, pasaba diario un informe con las actividades de Mokuba, prefirió no decir nada al respecto, y tomó el hilo que Seto le lanzara como anzuelo.  

_si, estuvimos trabajando en sus aptitudes en cada materia, y preparamos algunos exámenes simulacro, para que se presente a finales del verano. Hay opciones en la universidad de Dominó en dónde no le piden elegir una carrera de inmediato, puede tomar diversas materias de tronco común.

No me parece adecuado, darle más tiempo para que pierda.

_no estaría perdiendo el tiempo, al parecer al “Chibi” en verdad le gusta la aeronáutica, y aunque la universidad nacional de Tokio, tiene ingenierías y centros de desarrollo, a Mokuba le gusta volar, algo que solo podrá hacer en una academia de pilotos.

Joey sabía lo que estaba haciendo, en todo el país la única academia de pilotos era la de la escuela naval militar, una universidad incorporada al ejército que no necesariamente pedía el internado y el acuartelamiento, Mokuba había visto los folletos de la escuela, y aunque le dijo que no podría acudir, notó que esas palabras le costaban mas trabajo que el preparar los exámenes de admisión. Al otro lado de la línea se hizo un silencio pesado, incluso, apartó el teléfono a sus ojos para ver si la llamada no se había cortado.

No permitiré que vuelva al ejército Wheller, y espero que eso se lo dejes en claro

El tono de voz del CEO, había cambiado por completo, era tan frio y cortante que él se puso nervioso, aun así estaba dispuesto a defender a Mokuba y su deseo de ser libre, aunque ello le enemistara con el castaño.

_has pensado un poco en que no le agrada al “Chibi”, que lo trates así; no sé por qué o cómo es que llegaron a pelear de esta forma, pero no es sano para ninguno de los dos.

Trató de negociar, después de todo, se encontraba en medio de ambos, por la preocupación de Seto por el futuro de su hermano, cuando el castaño tomó la palabra, era palpable la ira en su voz.

No voy a permitir que mi hermano se relacione con lo único que apasionó a Gozaburo, la guerra no es un lugar para jugar, y mucho menos para mi hermano menor. Te estoy pagando para que saques esas ideas estúpidas de su cabeza. ¿Puedes hacerlo o no?

Ante el tono de Seto, el carácter de Joey salió a flote, y ante las peticiones del castaño él también tenía una o dos palabras que darle al idiota.

_me pediste ayudara a tu hermano con su elección de carrera, jamás me dijiste que querías alejarlo de sus deseos, si ese es el caso, pudiste internarlo en una escuela en el extranjero y esperar a que escape como lo hizo hace dos años...

Haz tu trabajo “Perro”, que yo me encargaré de mi hermano a mi manera

Interrumpido por las palabras del castaño, sintió como la bilis se acumulaba en sus entrañas, esa maldita palabra que usaba todo el mundo para recordarle sus orígenes humildes, y especialmente que, durante un tiempo en su vida, no tomó las decisiones más adecuadas. Apretando con fuerza el celular, tomó aire antes de hablar.

_¿Al menos sabes, que tu hermano inició la carrera de ingeniero en aeronáutica?

Cuestionó a una línea muerta, y aunque sabía que Seto podía hacer eso, nunca pensó que le tratara de esa forma; ¿Cómo podía seguir encaprichado de semejante “hijodeputa”? volteó la mirada a su ventana, que abierta para ventilar el departamento, daba acceso a una tarde serena, buscaba algo de consuelo en las formas de las nubes del cielo, mientras sus entrañas discutían si estaban felices de haber charlado con Seto o si deseaban matarlo por la forma en como le habló.

Pero al final entendió que, aunque él fuera incondicional del castaño, para él solo era un idiota más a quien le pagaba para vigilar a su hermano, cayó en cuenta que Mokuba tenía razón: era el lame botas de Seto.

El sentimiento de molestia le acompañó por toda esa tarde y el día siguiente, cuando llegó al departamento del menor, hizo lo que pudo para disimular lo que sentía. A pesar de que en realidad deseaba estar en cualquier otro sitio. Aprovechó algunos test, y también cambio algunas baterías psicológicas para entender que es lo que tenía tan preocupado a Seto; Mokuba hizo todo cuanto le pidió, con la condición que le acompañara nuevamente de paseo en la semana; Joey reticente tuvo que aceptar cuando le dijo que todos los gastos correrían por su cuenta.

_durante mis años en el ejército ahorre mucho dinero, de mis participaciones en Kaiba Corp. Así que no te preocupes por eso Joey. 

_se supone que debo guiarte por el camino de la rectitud y hacerte encontrar una meta en la vida

Replicó con algo de ironía ante las insistencias del menor, el más joven le encontró la mirada, mientras sujetaba su mano con suavidad.

_tengo una meta en la vida, solo que aún no sé cómo alcanzarla

Ante el gesto, Joey sonrió sinceramente, las palabras de Mokuba le tranquilizaban al grado que después de varios días de sentirse un completo amargado, el peso de su pecho se aligeró, soltó el agarre de Mokuba y con un gesto fraternal, le atrajo a su pecho, para abrazar su cabeza y frotar su alborotado y corto cabello.

_eres un “chibi” muy interesante

Tras algunas risas, ambos se concentraron y pudieron lograr terminar dos exámenes como dios manda, charlaron un poco en inglés y terminaron bebiendo una cerveza después de semejante maratón. Mokuba ponía atención a sus clases, Joey se dio cuenta que él realmente no necesitaba mucha ayuda, si bien el joven decía, que no era muy inteligente, el rubio entendió que solo era falta de interés en los temas. Fiel a su promesa, el sábado salieron juntos al parque temático Domino Central&Toei Co. Con la firme intención que Seto Kaiba le tildara de traidor, al no acudir a alguno de los muchos parques temáticos de Kaiba Corp.

La rutina se volvió cómoda, hasta casi el final de la tercer semana en que compartían tardes juntos, Joey lo notó molesto, y el estrés de lo que sea que le distraía, le impedía poner atención a lo que quería enseñarle, optó por hacerle la plática, pero el menor encogió los hombros y mentó el nombre de su hermano con más furia de la normal; sus ojos azules destellaron en una ira tan terrible que Joey sintió como si le lanzaran una cortina de hielo, aquello le estremeció por lo parecido del gesto con los que hacia Seto al estar molesto.

_mi hermano me citó ayer

_¿Tan mal estuvo?

Cuestionó preocupado y genuinamente curioso, Mokuba respondió con un movimiento brusco de hombros y un bufido parecido al de una bestia enjaulada.

_mi hermano es un imbécil

A pesar de sus ganas de defender al mayor, prefirió ser diplomático, después de todo, la forma en como cruzaba los brazos sobre el pecho, no le daba buena espina, así que instó a Mokuba a dejar a un lado sus molestias, alegando como ofrenda que le prepararía un café para que se relajara, el menor asintió, y se dejó caer sobre el sillón que ocupaba. El rubio se tomó su tiempo, y pensó que sería mas cómodo para el joven que ambos bebieran un chocolate caliente. Al volver de la cocina encontró a Mokuba con la miraba sobre una pequeña cajita en sus manos, quien, al escucharlo trastear con las tazas, le miró de forma tan intensa, que se pasmó aturdido con ambos recipientes en las manos, el moreno, al notar su turbación se levantó del sillón y le ayudó con uno de ellos, a fin de no hacer un desastre en la alfombra.

_¿Tengo algo en la cara?

Cuestionó aun avergonzado por lo que el menor estaba provocando en él, por qué, siendo franco consigo mismo, le pareció ver a Seto en sus ojos, y esa mirada, le desarmó por completo; una vez acomodados en la mesa de estudio, entregó la cajita al rubio.

_Toma, lo eh visto en una tienda y creo que te será útil

Joey, aceptó intrigado la caja, y la abrió con la calma de un niño en la mañana de navidad: dentro había una correa azul oscuro decorada con bebés dragón en el frente y dragones de ojos rojos en la parte posterior, sublimados en un tono suave de dorado. Lo que para la mayoría resultaría infantil, con la combinación de colores, se notaba bastante sofisticado.

_te agradezco, ¿Qué es?

_es una correa para el celular

Comentó el chico con una sonrisa algo torpe, le ayudó a sacarlo del envoltorio y a colocarla en el extremo de su teléfono, en la parte superior del aparato había una ranura diminuta por dónde Mokuba insertó el pequeño cordel que sujetaría la correa, cuando el chico terminó de colocarla se la extendió para que validara su función, emocionado comenzó a tirar de la correa para verificar que no se saldría de su lugar; sorprendido por la función de aquel extraño gadget, dijo lo primero que le vino a la mente.

_¡“Chibi”!, no sabía que ese agujero era para algo

Con los ojos abiertos y una sonrisa de gato en la cara, comenzó a jugar con la correa, como si se tratara de una pelusa para jugar; Mokuba sin embargo, se había tensado ante el apelativo que el rubio acostumbraba usar con él desde que se reencontraran, un poco cansado y aun con el enfado de ver a su hermano en la espalda, no se contuvo de pedirle a Joey que dejara usarlo.

_¿Podrías dejar de llamarme así?

Bufó el menor de los Kaiba mientras se alejaba bruscamente del rubio, Joey al notar la molestia y las acciones de Mokuba metió el teléfono a su bolsillo y buscó la mirada del moreno para comprender la repentina hostilidad del más joven.

_¿Cómo?

_¡”Chibi”!, deja de llamarme así, ya no soy un mocoso, si no te has dado cuenta, me estás dando clases para ingresar a la universidad.

Mokuba apretaba los puños al lado de su cuerpo, y Joey turbado por la reacción tan violenta no sabía que hacer, después de todo, durante todo ese tiempo, ambos habían compartido sólo ratos agradables, mordiendo su labio inferior y sujetando su antebrazo con algo de temor trató de justificarse.  

_no te molestes, es una costumbre que tengo muy arraigada, y te digo así porque te aprecio

Joey sin ser consciente de su gesto, miraba suplicante al menor, quien se sintió desarmado ante los ojos melados de su tutor, aspirando para calmarse, se inclinó un poco para encontrar entendimiento en el rubio.

_lo sé, pero me haces sentir como un mocoso. Y ya no lo soy.

Marcó el joven mientras señalaba su propio cuerpo, Joey observó a Mokuba con un poco de incredulidad, era verdad tras los años sin verse, el moreno era unos centímetros más alto que él, podía notar el gran parecido que guardaba con su hermano mayor, y sin embargo sus diferencias eran mucho más notorias: el tono de sus ojos en un azul más tenue y del color azabache de su cabello; y aunque  sabía que compararlos estaba mal, no pudo si no sonrojarse un poco ante el recuerdo de lo que Seto Kaiba representaba para él en ese momento, y lo mucho que el mayor se reflejaba en Mokuba.

_Lo lamento Moki, procuraré ya no llamarte de esa forma

Extendió la mano hasta sujetar la del moreno y llamó su atención, quería zanjar el tema y continuar con la tarde agradable que habían tenido hasta el momento, usando lo que esperaba fuera una sonrisa conciliadora, trató de llamar la atención de Mokuba a las tazas de chocolate, y con suerte a la lección que tenían entre manos.

_¿Seguimos estudiando?

Cuestionó con una sonrisa traviesa al tiempo que tiraba de la mano del moreno, distraído como era, no prestó atención a lo que sus acciones causaron en el joven; Mokuba notó el destello evaluador de Joey sobre su cuerpo, y también la sombra de un rubor en sus mejillas, el joven no pensaba que aquello le turbara, después de haberse contenido todas esas semanas, tragó grueso ante el roce de Joey y su gesto de sujetar su mano para llamar su atención a las bebidas que había preparado para ambos, pero el colmo fue cuando le dedicó “esa” sonrisa, que a pesar de lo escandaloso de su tutor se sentía exclusiva para él; ahí sintió bullir su sangre: una sonrisa sólo para él, no pudo contenerse más, sujetó la mano del rubio con más fuerza, tirándolo hacia sí, para poder unir sus pechos, el rubio que fue tomado por sorpresa no reaccionó a pesar de sentir a Mokuba abalanzarse sobre sí y acorralándolo a mitad de su estancia. Fue presa fácil para el exmilitar, que ante los movimientos del menor y tratar de liberarse terminó golpeando la espalda al suelo y la cabeza a unos centímetros de golpear el borde de la mesa de café.  

_¿Mokuba?

Preguntó ante las acciones del menor, trató de sobar el golpe en su cabeza, mientras abría los ojos después del tenue dolor del impacto, el sentir un calor ajeno al propio sobre sí mismo le hizo abrir los ojos para ver a su anfitrión encaramado sobre él. Mokuba centró sus ojos hasta que encontraron la mirada melada del rubio, y sin pensarlo dos veces, se apoderó de los labios de Joey, quien sorprendido no reaccionó hasta que Mokuba introdujo la lengua a su boca. Batalló para retirarse al adolescente de encima hasta que, con algo de brusquedad, retiró el rostro de la voraz boca de Mokuba, trató de quitarlo de encima, no obstante, lo más que logró fue abrirle espacio mientras que su atacante se afirmaba sobre su pelvis, y con ambas manos le sujetaba las muñecas encima de la cabeza.

_¡¿Qué, qué te ocurre?!

Gritó el rubio, cansado de no poder liberarse y moviéndose como poseso para apartarlo de él; no obteniendo respuesta verbal, el más joven se apropió nuevamente de sus labios dejándole sin escapatoria, Joey sentía la alfombra bajo él y también el hambre de Mokuba quien asaltando sus labios se comportaba como un náufrago que recién encuentra agua fresca. Joey entendió que resistiéndose no tendría oportunidad, así que dejó de moverse, aun sin corresponder el beso, el moreno detuvo su hacer para susurrar a unos milímetros de sus labios.  

_¿No es obvio?

_! Apártate, Mokuba ¡

Exigió mientras seguía batallando contra el aturdimiento, la confusión y las piernas del menor.

_si eres capaz de liberarte por tu cuenta, te dejaré en paz

Respondió a su molestia, y Joey sintió un escalofrío recorrer su espalda ante su tono de voz, porque era ese mismo tono de voz que Seto usaba cuando sabía que había ganado una partida, y el idiota frente a él aun tenia esperanza de vencerlo, manteniendo su presa con una mano, utilizó la diestra para explorar más allá. Joey al notar las intenciones de su pupilo luchó con todo lo que tenía para que la prensa de Mokuba sobre sus muñecas se relajara, ahora que solo se trataba de una mano, pero el menor cejó en su intento y sus acciones no disminuyeron; no le atacaba con violencia, le sujetaba con fuerza, eso era cierto, pero tras el asalto infructuoso a sus labios, la boca del menor de los Kaiba se dedicaba a jugar con su cuello mordisqueandolo.

_¡Basta!

Suspiró cuando el chico restregó sus caderas, tentando ambas entrepiernas en una danza que para Joey era tanto un deseo como un misterio. No mentiría deseaba aquello: pero no con él.

_!No, Mokuba!

Jadeo, cuando sintió su cuerpo tensarse dentro de sus vaqueros, y especialmente sentir la mano del más joven deslizarse debajo de su playera, no podía pensar en nada que no fuera el toque del chico recorriendo sus flancos, sus dedos largos deslizándose sobre sus costillas y buscando con toques suaves alguna reacción del mayor.

_no mientas Joey

Expresó el menor, quien parecía leer mejor su cuerpo que él mismo, cuando se apoderó nuevamente de sus labios, y sintió una mano exploradora del joven sobre las prendas que cubrían su entrepierna; con ello reaccionó al fin. Usando los codos, logró apartar la sujeción sobre sus muñecas y de un empellón violento lanzó a Mokuba fuera de él; alisándose la ropa con premura, salió del sitio sin mirar atrás.

En otra parte de la ciudad, un joven de cabellos castaños miraba las luces de la ciudad encenderse, recordando que en el pasar del tiempo había coincidido con muchas personas, en el pasado había sido un sacerdote, y también un faraón, contrario a lo que la mayoría de los idiotas de la pandilla maravilla pensaba, él era consciente de sus orígenes, y también de lo que significaba su participación en los juegos de las sombras de hace cinco mil años.

Pasó meses enteros tratando de conciliar, lo que significaba ser la reencarnación de Seth, y también ser Seto Kaiba, era ambos y al mismo tiempo era alguien distinto. Seto Kaiba en sus inicios era un hijo de puta que disfrutaba del poder que otorgaba el dinero, pudo conocer la humildad cuando el Faraón y Yugi se cruzaron en su camino. Y también afirmar que el fin justifica los medios, le fortaleció como persona, sin embargo, a pesar de todos sus logros y todos los negocios exitosos, siempre supo que algo faltaba, pensó que lograría aquello si se concentraba en que Mokuba fuera feliz, que fuera lo que el no pudo por culpa de Gozaburo: un niño.

Sin embargo, a últimas fechas apenas lo entendía, el saber que se había metido a escondidas a las fuerzas especiales y que hubiera puesto en riesgo su vida por idioteces, le turbaba. ¿En que se había equivocado?, no podía conciliar al hermano comprometido que le ayudaba a organizar los torneos de duelo de monstruos, a organizar los planes de construcción de la academia de duelos; con el militar inflexible que le retaba cada que coincidían en la misma habitación.

Ensimismado, en sus cavilaciones se dejó distraer cuando un mensaje de texto llegó a su teléfono, liberándolo un poco del estress al ver el nombre del remitente. Se trataba del portero del edificio de Mokuba quien le mantenía al tanto de lo que sea que hiciera, sin importar si salía a tirar la basura o a lavar su ropa.

“Llegó el rubio idiota”

Tras varias semanas de su solicitud a Wheller de apoyar a Mokuba con sus exámenes de admisión, había llegado a un acuerdo con que su hermano fuera independiente, no le gustaba en nada que decidiera apartarse de él, pero aun así lo entendía, lo que en realidad nunca aceptaría era que creyera que lo sabía todo a su corta edad. Después de todo debía reconocer que, si no fuera por la instrucción brutal de Gozaburo, él no habría logrado atender la empresa Kaiba como lo hacía hasta el momento.

Recordó con algo de amargura el día que Mokuba llegó a la oficina central de Kaiba Corp. y le arrojó al escritorio una hoja de papel medio doblado. Al inspeccionarlo, supo que se trataba de su certificado de graduación, lo que le molestó puesto que nadie le informó sobre la ceremonia o incluso de su tan requerida firma para validar su tutela sobre el moreno. Trató de obtener alguna respuesta de parte de su hermano, ya que para él era un acontecimiento importante, Mokuba negó con la cabeza y le explicó que había optado por tomar un examen de grado y acreditar sus materias pendientes con un solo examen; la razón: Necesitaba alejarse de él, con esas palabras y los ojos implorantes su hermano le pedía se apartara de su vida, porque lo asfixiaba; Seto sintió romper su corazón en ese momento, por qué no conciliaba su vida sin Mokuba en ella.

Tras la repentina oleada de tristeza, la furia tomo su sitio, y se volvió venenosa contra su único familiar, ¡Maldita sea!, había perdido el alma en más de una ocasión solo por mantenerlo en el plano físico, y ahora su única piedra de toque le pedía lo dejara libre, porque eso es lo que su hermano sentía con él, lo sentía como un carcelero que le mantenía a su lado por simples razones egoístas. Cuando realmente no era así. Gritos y alegatos después, aceptó a regañadientes su petición, siempre y cuando aceptara que Rolland le acompañara, el chico aceptó.

Al dia siguiente, Mokuba partía del Japón en dirección a América, quería conocer el mundo, y aunque era acompañado por alguien de su entera confianza, no pudo si no sentirse aun más vacío de lo que se sentía antes de que matara a Gozaburo. Su congoja no se detuvo en ese momento cuando meses después Rolland regresaba a la compañía, con un mensaje de Mokuba.

“lo necesitas más que yo”

Se mantuvo en contacto, via correos y llamadas, que con el pasar de los días se volvían espaciadas, cortas e incluso inexistentes, tras meses en completo silencio supo que su hermano había hecho algo a sus espaldas, trató de usar su tecnología para encontrarlo, y antes incluso que corriera los algoritmos en su súper computadora, recibió un correo de parte del departamento de admisiones, confirmando que el joven Mokuba Kaiba se había enlistado de forma voluntaria al ejercito de su Majestad la Reyna Isabel, renunciando por dos años a sus derechos como ciudadano japonés y otorgando su custodia al servicio de Inglaterra.

Movió cielo, mar y tierra para sacarlo de ahí, pero las reglas eran tajantes, dos años de servicio y entrenamiento para menores de dieciocho años, y cinco años para ingresados después de la mayoría de edad. En cuanto se cumplió el tiempo establecido, envió por él como si de un niño travieso se tratara.

Pero quien regresó era un hombre, de su estatura y con el cabello negro, casi al rape, su mirada antes conciliadora ahora le seguía molesta, por haberlo sacado de donde sea que se había metido y también por salvarlo de los recuerdos de la guerra. La vida marcial le endureció, pero también le dio carácter, esa tarde en el aeropuerto, su hermanito le saludó con un apretón de manos, y la mirada más gélida que le pudieron dedicar alguna vez, Rolland, al notar la tensión entre ambos, prefirió abogar por un traslado rápido al nuevo departamento de la familia, y así otorgar al señorito Mokuba un merecido descanso del Jet Lac. Un par de semanas en tensa convivencia terminaron por separar a la pequeña familia, un día sin más Mokuba había tomado sus maletas y se mudó a otro sitio. El mayor poco acostumbrado al trato distante de su hermano no encontró un medio para acercarse a él, salvo el recordarle sus responsabilidades para con la empresa de la que ambos eran propietarios.

Envió diversas invitaciones al departamento que había comprado no hace mucho en la zona de negocios, llamó a la línea de casa, e incluso trató de encontrarlo en las oficinas que ocupaba en KC. Y su hermano se desvanecía como si él portara la peste, cansado de jugar al gato y al ratón, usó su carta mas fuerte para llamarlo a su presencia: Rolland.

El guarda espaldas, tuvo que hacer uso de la fuerza para llevar a su hermano a la oficina principal en la torre de la empresa, cosa que no le agradó en absoluto, ambos hermanos frente a frente en la oficina dónde Seto decidía el destino de muchas personas cada día, sin embargo, el mayor sabía que debía mantener la atención de su hermano el tiempo suficiente como para llegar a un acuerdo, él era un negociante, y estaba dispuesto a entablar esa conversación a pesar de las negativas.

_Mokuba Kaiba, necesitamos hablar.

Comenzó con su tono más amable, no fue consciente de que parecía que se encontraban en una junta de negocios y no en una reunión para aclarar los problemas familiares que tenían después de que el más joven regresara a Japón, Mokuba le encontró la mirada de su hermano y en un gesto sarcástico se sentó recto sobre la silla frente su escritorio, y asintió como cuando le llamaban la atención en el colegio por una travesura bien realizada.

_desde siempre eh contado contigo para sacar adelante esta empresa, así que después de tu periodo sabático, espero contar con tu colaboración para llevar a Kaiba Corp a sus objetivos.

Aspiró con brusquedad por la forma en como su único familiar se refería a su primera elección voluntaria, y su primer logro individual, elevó una ceja e interrumpió la verborrea de Seto, azotando las manos sobre el escritorio.

_¿Periodo sabático?, ¿Eso fue para ti estos dos años?

El castaño, se detuvo y con elegancia reclinó el cuerpo en su asiento, cruzó los dedos de ambas manos, y buscó retomar el tema.

_hermano, no soy del tipo de personas que pidan explicaciones de nada, si necesitabas tiempo y tierra de por medio, no tenía por qué negártelas, admito que el ejército no fue tu mejor elección, pero no voy a poner en tela de juicio tus razones, son tuyas y si no quieres compartirlas, no te las exigiré.

Asumió que eran las palabras adecuadas, que estaba haciendo un gran trabajo para poder entender a su hermanito, pero al notar la ira en los ojos de Mokuba, supo que tal vez no fue así. El moreno se levantó del asiento, le retó a seguir hablando.

_hay ocasiones en las que desearía que me trates como a tu competencia en los negocios, que seas el maldito desgraciado que pasa por encima de todo, con tal de lograr lo que quieres, así, no me sentiría tan mal de despreciarte, por lo patético que eres.

Sintió la bilis elevarse por su estómago, pero no dejó que se reflejara nada en su rostro, sabía que la rabieta de Mokuba, era solo eso, una rabieta. Guardó silencio y mantuvo la mirada contra la de su hermano, sabía que tarde o temprano, cedería.

_¿Qué quieres de mí?

Cuestionó el moreno, cuando vio que Seto no dejaba de retarlo, Seto relajo su postura y se apropió nuevamente de la situación.

_lo que siempre eh querido para ti: tu bienestar, sin embargo, tras estos dos años, no se qué es lo que planeas hacer con tu vida y tu tiempo; hace dos años, me apoyabas con el desarrollo de nuevos productos, relaciones públicas y marketing. Impulsaste la creación de los parques temáticos y la academia de duelos. Asumo que deseas continuar con ese camino, pero, aunque acreditaste tus estudios en la preparatoria, quiero que te especialices, que te prepares para que puedas entender las nuevas tendencias del mercado, y podamos mejorar la visión de Kaiba Corp ante el mundo.

Mokuba suspiró, esperando ser claro con sus siguientes palabras.

_y ¿Si no me interesa?

Cuestionó con desdén, mientras miraba sus uñas y se desparramaba en el sillón dónde Seto lo había obligado a sentarse. La pregunta tomo desprevenido al castaño y aquello lo aprovechó el joven para afianzar su postura.

_te estoy preguntando, que ¿Qué harás si te digo que no me interesa involucrarme más con Kaiba Corp?, ni nada que tenga que ver con tecnología, parques o academias.

La voz de Mokuba que hasta entonces había sido calmada y Seto la notó melancólica y teñida de rabia, sin embargo aceptó los argumentos de su hermano brindándole una segunda opción.

_entonces elige otra carrera, lo que sea que quieras, lo pondré a disposición

Después de ello, su hermano tensó todo el cuerpo, incluso pensó escuchar cómo es que sus dientes castañetearon después de sus palabras, antes de que de un salto derribara la silla al suelo y le mirara desde lo alto pero con la vulnerabilidad en los ojos.

_No hermano, lo que yo quiero, nunca será mío porque te pertenece a ti

De un golpe, tiró el asiento donde le habían obligado a posicionarse y dándole la espalda, buscó la puerta para salir del despacho, Seto había anticipado una reacción visceral, quizá no tan agresiva, pero se preparó, haciendo uso de su tecnología el lugar estaba cerrado hasta que él diera la indicación. Con las palmas sobre el escritorio buscó nuevamente la atención de su hermano.

_no entiendo tu molestia Mokuba

_ese es mi problema, no pienso estudiar lo que a ti te convenga, y por el trabajo no lo necesito, puedo valerme muy bien por mi mismo.  

Resongó el menor girando la mitad superior de su cuerpo, para encontrar a su hermano caminando en su dirección, de inmediato su entrenamiento le puso en guardia y comenzó a levantar los brazos al frente. El castaño mostraba tensión en los hombros y por la forma en como apretaba los puños en las palmas, Mokuba sabia que estaba por llegar a un limite que nunca había rebalsado.

_que parte de “debes prepararte”, no entiendes, cuento contigo para sacar adelante esta empresa y especialmente a todas las personas que dependen de los resultados de la misma. No estamos en posición de poner en riesgo a mas de un millar de personas, por los caprichos de un niñato. 

Relajando el cuerpo un poco, levantó la barbilla para encontrar la mirada de su hermano, ambos casi de la misma estatura se toparon un segundo en igualdad de condiciones, algo que probablemente desconcertara a mayor de los Kaiba.

_beberías dejar de asumir que yo quiero lo mismo que tú

Resolvió en un tono bajó, pero con la mandíbula tan tensa, que parecía escupir clavos, y aunque no fue su intención, su hermano detuvo el avance, perplejo ante sus palabras. 

_¿Entonces podrías al menos explicarte?

Resolvió el mayor mientras le dedicaba esa mirada que decía que estaba herido, pero que no insistiría por no dañarlo a él. Mokuba con un nudo en la garganta explotó con aquello que cargaba en la consciencia desde que Gozaburo los sacara del orfanato.

_te doy una salida hermano, te quito el peso de tener que cargar con un hermano inútil para proteger, ahora sé cuidarme solo, y quiero hacerlo. No necesito una niñera y tú necesitas una vida, no justifiques tu existencia a través de mi, busca una pareja, diviértete. Pero hazlo solo, no me metas en tus planes.

Aturdido por las palabras del menor, Kaiba retrocedió un paso, puesto que aquello le dejó caer un peso muerto en las entrañas. Jamás pensó que su hermano se sintiera de esa manera, así que buscó justificarse ante su única familia.

_nunca fue una carga el cuidar de ti, Moki

Había optado por acercarse despacio hasta su hermano, expresando lo que para todos era una evidencia tangible, Seto Kaiba amaba a su hermano sin importar lo que hiciera o lo que pasara entre los dos, mataría por él y moriría por él.

_ahórrate el sermón Seto, tengo bastantes traumas en este momento, como para soportar cargar los tuyos. ¿Te sacrificaste? Bien, fue elección tuya. Nunca te pedí que lo hicieras.

A pesar de que no había elevado la voz, Seto sintió aquellas palabras como un golpe físico, se contuvo de golpear a su hermano y se limitó a empuñar las manos para contenerse; ante el gesto el moreno vio el momento en que rompió el corazón de su hermano; asumió las consecuencias por ello buscando la salida de su oficina, al llegar a la puerta esta se encontraba sellada y tras varios intentos de abrir le encaró.

_!Abre la maldita puerta Seto¡

El lenguaje corporal del castaño avisaba que se encontraba a segundos de explotar contra su hermano menor, había llegado a su límite y aunque le amaba, estaba seguro que lo golpearía si continuaban con esa conversación.

_tienes hasta el verano para elegir una opción de carrera

Sentenció como si hablara con uno más de sus empleados, si Mokuba deseaba que le tratara como a los demás, estaría bien servido.

_desde que cumplí los dieciséis, lo que haga con mi vida no es tu maldito problema

Acentuó cada una de sus palabras con varios golpes a las puertas de la oficina de su hermano, quien sin importarle lo que pasara, afianzó su postura.

_¡lo es y lo será siempre Mokuba! Aunque te pese, seguimos siendo familia. 

Respondió el mayor pero no hizo nada por acercarse de nuevo al moreno, dio la indicación de liberar los cerrojos de la puerta, en cuanto el moreno se dio cuenta de que ahora era libre dio la vuelta y caminó al pasillo de salida.

_¡Jódete, Seto Kaiba!

Masculló al aire mientras caminaba al ascensor, quizá sin darse cuenta que su hermano lo había escuchado y que aquellas palabras le habían calado más profundamente de lo que pensara.

Todo aquello había ocurrido casi seis meses atrás, y el recuerdo aun le cortaba la respiración; el periodo de gracia que otorgara a Mokuba estaba por concluir, y aunque quiso apartarse no pudo dejar a su hermano a su aire, no después de la separación de dos años atrás, se encargó de hacer llegar asesores y tutores a su puerta hasta que un día recibió un mensaje de su hermano, diciendo que podía dejar de mandar a sus niñeras al departamento y que optaría por ingresar a una universidad pública, pero cuando vio su rendimiento en los exámenes de preparación supo que su hermano no lo lograría solo.

Vía telefónica le ofreció ayuda, ambos estudiarían y quizá así sanarían el vínculo que hace años se rompió sin razón aparente. Pero lo mando a la mierda, de forma muy florida y alegando que podría hacerlo solo, su hermano era demasiado inteligente para caer en sus trampas.

Cansado de tener que perseguir a Mokuba, optó por un último recurso. El grupito “amistad”, los había monitoreado de lejos, siempre asegurándose de que las cosas les salían más o menos bien, sorprendido por los avances de todos, se intrigó por el cambio tan radical de Joey Wheller.

Siempre pensó que se trataba de un don nadie, que a lo mucho llegaría a ser un padre de familia promedio, y modelo de guía para sus hijos, dado el historial de abuso de su infancia y adolescencia. Y sin embargo a pesar de ser su contemporáneo, seguía soltero, y con un gran desarrollo académico; lo consideró en primera instancia para ser el tutor de Mokuba, pero no creía que su hermano le aceptara de inmediato, especialmente si se enteraba que él lo había manipulado para llegar a su lado. Así que optó por ser directo, dejó al descubierto sus intenciones, tanto con Mokuba como con Wheller, esperando que aquello no le trajera más quebraderos de cabeza.

En la soledad de su oficina en el nuevo departamento que comprara, miraba como la ciudad entera se iluminaba, mientras el sol desaparecía entre los edificios vecinos, había prescindido de la mansión Kaiba desde que Mokuba se apartara de él, permanecer en el edificio en completa soledad le traía más tristeza que recompensas, y aunque su hermano pensara lo contrario, él también deseaba tener una vida propia, los ecos de sus vidas pasadas le recordaban que en la antigüedad él amó, y con tanta pasión que ahora se sentía incapaz de emular siquiera aquel sentimiento; toda su vida había sido un hombre practico; una persona que gustaba de seguir las normas y tachar de la lista de prioridades uno a uno los escalones del éxito social: dinero lo tenía, éxito si, salud la mayor parte del tiempo, familia creía tener una hasta que Mokuba se apartó de su lado.

Y fue hasta entonces que se percató que la bendita lista no servía para maldita la cosa, que ser inteligente o apuesto en realidad eran mas una carga que un privilegio, aun así él era Seto Kaiba, quien nunca renunciaba, habría nuevos retos para él y para su compañía, para los cientos de personas que trabajaban para él; así que dejaría un poco aparte a su hermano, mientras continuaba con su nuevo proyecto.

Una llamada a su número privado le sacó de sus pensamientos, el número marcaba un teléfono público, atendió, ya que no había entregado su contacto directo a nadie que no conociera personalmente.

“¿Seto?”

Una voz femenina le respondió desde el otro lado de la línea, el acento de su interlocutora le trajo al rostro una mueca que suavizó sus facciones. Y con un sonido de su garganta, invitó a la mujer a continuar hablando.

“Acabamos de llegar, nos hospedaremos en el hotel del aeropuerto”

_¿Viene contigo?

“si”


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