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Recuérdame por Na Na

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El sol estaba poniéndose de a poco, muriendo junto con la tarde. El cielo se coloreaba de naranja, y JongHyun cerró los ojos cuando una brisa rozó su cara. Destensó los hombros y sonrió suavemente con la mente en blanco.

Ese siempre sería su lugar favorito.

Guardó las manos en los bolsillos de su pantalón de mezclilla y suspiró profundo. Hacía tres días había cumplido veintiocho años. TaeYeon le organizó una reunión entre sus amigos y JongHyun comió tanto pastel y dulce como pudo que tuvo una indigestión al día siguiente. Y, al igual que el año anterior, JinKi no lo había felicitado.

Suspiró mientras veía hacia abajo, hacia la ciudad de Seúl, iluminándose de a poco. JongHyun estaba en un peñasco, el lugar de favorito de JinKi y él cuando estaban juntos.

Ya era un año desde que lo que hubo entre ellos se había terminado. Ya no dolía como al inicio, pero todavía lo hacía. Continuaba sintiéndose culpable. Sin embargo, no estaba molesto por ello. Sabía que lo tenía bien merecido aunque a veces se quejara de estar solo. Le bastaba con saber que JinKi era feliz.

O eso mostraban sus fotos.

Al final, no pudo dejar de seguirlo en redes sociales. Fue así cómo supo del premio que ganó en enero. Realmente no recordaba de qué era, pero lo hacía sentirse orgulloso. Suspiró al pensar en que ya no tenía derecho a sentirse orgulloso por el publicista.

Sentía que no tenía derecho siquiera de pensarlo.

Estaba tan ensimismado que no sintió el ruido de un auto cerca, los pasos de una persona caminando hacia él y ni cómo se acercaban a la banca.

—No creí encontrarte aquí —habló JinKi en voz alta, causándole un respingo a JongHyun.

El menor se llevó una mano al pecho y se giró de prisa para verlo. El publicista rió por su expresión y lo miró sonriente. JongHyun también sonreía.

El escritor disfrutó durante el tiempo que pudo de cómo los ojos de JinKi se perdían al reír y cómo su perfecta dentadura aparecía. No se preocupó que el sol tras él muriera porque tenía uno en frente.

—Me has dado un susto —confesó acercándose unos pasos.

—Ese era el objetivo.

—¿Matarme de un paro cardíaco?  

—No. —JinKi se cruzó de piernas, riendo—. Si quisiera matarte bien pude haberte empujado. Ni me escuchaste llegar.

Se quedaron mirando por un momento, disfrutando del silencio cómodo que de pronto los rodeó. No se habían visto en meses, la comodidad era extraña, pero bien recibida de todas formas.

Habían cambiado, era notorio. Se veían más maduros, más tranquilos. Los ojos de JinKi ya no eran dos pozos de tristeza, y eso alegró al menor, disminuyendo un poco su culpa. No se perdonaría que el otro continuara sufriendo por su causa.

Hacía muchísimo tiempo atrás se habían prometido, en silencio, entre caricias, entre besos, entre frases a medio decir y entre palabras, que estarían en la vida del otro para verlo crecer, para ayudarlo, para quedarse a su lado y ser su apoyo. Para crecer juntos, y aunque eso había sucedido durante algunos años, bastó un accidente para que todo acabara. Aunque en realidad no había sido culpa del accidente. Fueron las acciones de JongHyun, cada decisión que había tomado, cada señal que había ignorado, cada gesto malinterpretado. Todo fue por él, y se había resignado.

De todas formas continuaba pensando que la manera en que perdió la memoria era estúpida.

—Has recordado el lugar —comentó JinKi, cortando el contacto visual. La mirada del castaño era intensa, y no podría continuar sosteniéndosela por mucho tiempo más. Miró desde su lugar hacia la ciudad, las luces de los edificios encendidas y convirtiéndose en pequeños puntitos.

JongHyun hizo un sonido de afirmación, antes de avanzar unos pasos, concentrado en el suelo a sus pies. Avanzó hacia la banca y se sentó al lado extremo de donde estaba JinKi. Quería darle su espacio, que no se sintiera presionado por él o forzado a soportar su cercanía. Miró al cielo, no pudiendo ver nada más que un color azul índigo mezclado con un cálido naranja.

—Hace poco lo recordé y quise venir.

JinKi sorbió la nariz y se removió en su asiento.

—Así que ya recuperaste todo lo que olvidaste... —murmuró.

JongHyun negó con la cabeza, a pesar de que el otro no lo veía.

—No lo creo. Tengo recuerdos que siguen viniendo —empezó—. Han sido siete años los que olvidé y hay cosas que continúan llegando a mi mente. —Se encogió de hombros, y miró también hacia la ciudad—. Cuando un recuerdo de nosotros aquí llegó a mí, decidí venir.

El mayor asintió, despacio.

—Me alegro que tus recuerdos sigan regresando.

Silencio. El silencio los envolvió pero a diferencia del anterior era un poco incómodo. El escritor se encogió en su chaqueta, cerrándola para resguardarse un poco del frío. JinKi respiró profundo y trató de hacerlo lo más silencioso que pudo. Desvió su mirada hacia un lado de la ciudad y rascó su mejilla antes de hablar.

—Ya leí tu libro.

El corazón de JongHyun latió de prisa, emocionado. Se entusiasmaba cuando alguien le decía eso, y no reaccionaría distinto al tratarse de JinKi. Se giró un poco para verlo de frente.

—Bueno... —JinKi rió y miró sus zapatos—. En realidad, lo he leído algunas veces.

El menor sonrió por completo.

—Te ha gustado mucho, ¿eh? —Ambos rieron, todavía sin verse a los ojos—. ¿Qué te ha parecido?

No lo preguntó con dobles intenciones, como hubiera ocurrido antes, ansioso por saber la reacción del mayor ante la revelación de sus sentimientos. No lo preguntó como el hombre enamorado, sino como el escritor que era, ansioso por la opinión de uno de sus lectores. Ya llevaba un tiempo resignado a la idea de que JinKi y él no serían pareja de nuevo, a que el mayor estaba haciendo su vida y era feliz. Y si el publicista era feliz y estaba bien, JongHyun podía darse por satisfecho.

—Me pareció muy real. Podía sentir lo que HyeJin sentía, aunque quiero creer que es por la manera en que escribes y no porque sé que es nuestra historia. —Rió nervioso, pero luego se aclaró la garganta y continuó—. Al inicio la odié, a HyeJin, quiero decir, no a la historia. Está muy bien escrita y te felicito por ello. —Le sonrió, aunque fue más una mueca torcida—. Pero cuando lo leí más veces empaticé con ella.

Lo miró a los ojos. Fue la primera vez, desde que JongHyun se sentó a su lado, que sus miradas se cruzaron. Y un escalofrío los recorrió a los dos. Ambos trataron de disimularlo, pero no podían hacerlo para ellos mismos.

—HyeJin también sufría.

La respiración de JongHyun se cortó cuando escuchó esa oración salir de los labios de JinKi, porque sintió en ella más de lo que podía explicar. El publicista no se refería a HyeJin, sino a JongHyun, y que aceptara que él también había sufrido con todo lo que había pasado era un indicio más de que el hombre frente a él era bueno, y que no lo merecía.

No pudo sostenerle la mirada y miró de nuevo hacia la ciudad.

—Cada palabra... ¿fue cierta? —preguntó JinKi en un murmullo, temeroso de decir algo incorrecto.

JongHyun asintió.

—Menos el final —añadió después de unos segundos—. El libro no terminó como nosotros.

JinKi sonrió, un poco divertido y también miró hacia al frente.

—Si hubiera terminado como nosotros, ¿crees que se hubiera vendido?

—Yo creo que sí. Me llegaron muchas cartas y correos diciendo que el final no debió ser como el que está, que HyeJin no merecía tener de nuevo el amor de JungSeok. Y era cierto.

Ambos sabían a lo que se refería con lo último, pero ninguno comentó al respecto.

—Sin embargo, hay muchísimas personas que adoran ese final. Ya sabes, que el amor triunfa siempre.

—¡Qué lástima que eso no ocurra en la vida real! Que el amor triunfe siempre —aclaró de prisa JinKi, carraspeando.

El escritor asintió varias veces antes de quedarse en silencio de nuevo. No sabría decir qué silencio era, pero quería romperlo, sobre todo porque necesitaba saber algo de JinKi.

—¿Cómo está JunMyeon? —JinKi negó con la cabeza varias veces antes de replicar con que no sabía nada de él desde hacía pocos días—. ¿Están peleados?

JongHyun realmente se preocupó. No quería que el mayor sufriera más, mucho menos por un corazón roto. Antes de ser pareja fueron amigos, y continuarían siéndolo, en la medida de lo posible.

—Terminamos —confesó el mayor, encogiéndose de hombros—. No funcionó lo nuestro.

JinKi pensó en SuHo. La última conversación que tuvieron había sido intensa. Después de una cita, mientras JunMyeon lo llevaba de regreso a su departamento, el menor le preguntó si de verdad había puesto empeño en olvidar a JongHyun. JinKi no entendía la pregunta, y SuHo se encargó de decirle que sabía que continuaba preguntando por el escritor, que revisaba sus redes sociales, y que guardaba celosamente sus libros, sobre todo el último el cual releía una y otra vez. JunMyeon lo había leído, y había entendido la historia entre ellos dos. Eso lo había llevado a convencerse de que el escritor no merecía a JinKi, pero el mayor no parecía pensar igual.

Las cosas entre ellos habían llegado a un punto en el cual JunMyeon ya no podía aceptar nada, y por su propio bien decidió que todo terminara. JinKi no pudo hacer nada cuando vio la convicción en sus ojos y aceptó. Además, no creía justo continuar engañando a JunMyeon de aquella manera. Días después SuHo renunció a la empresa y ellos cortaron toda comunicación. Todo eso había ocurrido días después de San Valentín.

Y JinKi no se sentía arrepentido.

—Lo lamento —habló JongHyun.

—No tienes qué, no es tu culpa.

El silencio se hizo presente de nuevo, incapaz de marcharse realmente. El menor no podía contener la sonrisa que quería aparecer en sus labios. Sentía nacer en él de nuevo la esperanza, y se dijo que no podía desaprovechar una oportunidad como aquella. No esa vez.

—¿Te gustaría ir por un café? —Cuestionó el escritor—. Hace frío y...

—Sí —interrumpió JinKi—, estaría bien.

JongHyun sonrió ampliamente cuando escuchó la respuesta, pero carraspeó y la contuvo. No tenía que lucir tan entusiasmado. Se puso de pie, instando al otro a hacer lo mismo, quién murmuró un "vamos en mi auto".

—Mejor sueldo, ¿eh? —-El publicista rió divertido y asintió.

Caminaron hacia el vehículo en silencio, casi rozando sus hombros, y cuando tuvieron que separarse para cada quien entrar en su lado del auto, JinKi preguntó algo que lo llevaba carcomiendo desde hacía algunas semanas.

—¿Por qué no narraste la vez que me viste solo con la toalla en la cintura?

El escritor hizo un sonido de indignación gracioso que causó las carcajadas del mayor.

—¡¿Por qué habría de narrar algo como eso?! Sigo apenado por ello.

Una vez dentro del auto, JinKi respondió.

—Pues yo recuerdo que disfrutaste lo que viste. Esa hubiera sido una buena escena.

El menor abrió la boca debido a la sorpresa y golpeó el hombro de JinKi.

—¡Eres un exhibicionista!

JinKi carcajeó, honesto, real, sintiéndose feliz en ese momento al lado de JongHyun. Era feliz. Y deseaba continuar sintiéndose de esa forma.

 

 

 

***

 

 

 

Habían decidido retomar su relación, más o menos.

Estaban saliendo de nuevo, casi todos los días, y las cosas entre ellos marchaban de maravilla. Casi se comportaban como una pareja lo haría, y no les hacía falta ponerle un nombre a lo que eran. Pero estaban felices, era lo que importaba.

A pesar de ello, decidieron mantenerlo en secreto.

JongHyun no pudo hacerlo del todo y se lo contó a TaeYeon. La mujer se puso realmente feliz por él, pero le pidió que hiciera bien las cosas para que ninguno saliera lastimado. El escritor asintió.

JinKi sí no le dijo a nadie, ni siquiera a ChangSeon. Sabía que el mayor no estaría muy feliz con ello, pero la felicidad que sentía por estar de nuevo con el hombre que amaba era muy notoria. O lo fue para Lee Joon, y para MiYoun también.

Fue así como la mujer, en una de las salidas de ellos tres le sacó la información de su relación, y aprovechó la ocasión para auto invitarse, junto a su esposo, a una cena en su departamento. Pidió —obligó—a JinKi a que invitara a JongHyun, sin que el otro se enterara que ellos dos irían, porque sabía que no iría. Y así lo hizo, apreciaba su vida como para morir a manos de su amiga.

Fue así como vio la sonrisa de su novio perderse al decirle que su pareja de amigos estaban ahí, para cenar con ellos. Al escritor lo atacaron los nervios, porque sabía que no le agradaba a Lee Joon, y que supiera que era pareja de JinKi, otra vez, no se lo tomaría nada bien.

Sabía que estaba en problemas.

El mayor, al verlo congelado en la entrada, tomó su mano, la entrelazó y la acarició con su pulgar, queriendo calmarlo un poco. Lo consiguió a medias. Entraron despacio, y cuando el menor vio a la pareja de esposos sentada en la sala, hablando entre ellos, los nervios lo comieron por completo. Cuando lo notaron, MiYoun le sonrió simpática, muy diferente de ChangSeon que estaba serio. JongHyun tuvo deseos de huir.

JongHyun se sentó frente a ellos, solo, porque JinKi había ido a la cocina a terminar de preparar la comida. El departamento en realidad no tenía divisiones, podía ver al mayor desde dónde estaba, pero eso no lo ayudaba mucho cuando tenía la penetrante mirada de ChangSeon sobre él. MiYoun trató de relajar los ánimos, e intercambió con JongHyun los saludos básicos y genéricos, y Lee Joon lo intentó.

Cuando JinKi los llamó a la mesa, el escritor se sentó al lado de él, con Lee Joon a su frente, todavía mirándolo con intensidad. JongHyun no sabía en qué momento le saltaría encima y le cortaría el cuello. Sin embargo, con el pasar de los minutos, la pareja de esposos fue amable con él, educados, y hasta simpáticos, ambos. La tensión del ambiente se fue de a poco, y la cena transcurrió con tranquilidad. Hubo incluso comentarios divertidos, y gracias a ellos JongHyun supo que no estaban del todo en desacuerdo con su relación.

No obstante, cuando fue el turno del café, las cosas cambiaron.

JongHyun ayudó a JinKi a servirlo, y cuando todos estuvieron sentados, fue cuando finalmente Lee Joon comentó al respecto.

—¿Tú y JinKi están juntos?

JongHyun se atragantó con su bebida y JinKi le dio golpecitos en la espalda, para ayudarlo, mirando con el ceño fruncido a su amigo.

—¿Qué? Sabes que soy directo. —ChangSeon bebió de su taza.

—¿Querías matarlo preguntando tan de prisa?

—¿Qué? ¡No! Pero no me iré por las ramas.

—Ya, ya. —MiYoun hizo ademanes, llamando la atención de los hombres en la mesa—. No se alarmen, nadie morirá hoy. Y JongHyun ah, no tienes que preocuparte por nosotros. Menos por Lee Joon ssi. Perro que ladra no muerde. —Guiñó un ojo, y cuando escuchó el bufido de su esposo rió divertida y se acercó para besarle la mejilla.

JongHyun se calmó, su ataque de tos ya había pasado y las palabras de MiYoun habían relajado el ambiente.

—Entonces, JongHyun —continuó ChangSeon—, ya que ustedes están juntos, y no se atrevan a negarlo —amenazó señalándolos con el dedo, sus ojos entrecerrados—, me gustaría decir un par de cosas: primero, eres un bastardo afortunado por todavía tener el amor de JinKi.  

MiYoun le haló la oreja, escuchándolo quejarse, pero ignorándolo porque ya le había dicho que no usara groserías. JongHyun y JinKi contuvieron la risa, desviando la mirada hacia cualquier otro lado. La mujer dejó de torturar a su esposo, y miró a los dos hombres frente a ella, sonriendo como si nada hubiese pasado.

—Y segundo —habló el mayor de los hombres, sobando su oreja—, todavía tengo mis dudas con respecto a ustedes. Pero no había visto a JinKi así de feliz en mucho tiempo, así que me alegra que hayan regresado. Pero —enfatizó, levantando un dedo en alto y mirándolos serio—, y escuchen bien esto, si vuelves a hacerle daño a JinKi, JongHyun, yo mismo me encargaré de que no lo veas de nuevo.

El escritor, por el tono grave de su voz y su expresión seria, estuvo por creerle. Sin embargo, no sabía si hacerlo o no porque MiYoun se había carcajeado tan pronto ChangSeon dejó de hablar.

—Es pésimo ocultando cosas —dijo en medio de risas—, no sé cómo logrará hacer para que no veas de nuevo a JinKi. —Rió de nuevo, jocosa, ignorando las protestas de su esposo.

La pareja de novios rió junto con ella, y lo hicieron más cuando la oreja de ChangSeon era halada de nuevo porque había comentado que debió hacerle caso a su madre de no casarse con MiYoun. JongHyun vio a la pareja frente a él, cómo estaban pendientes de JinKi, como lo querían y apreciaban, hasta el punto de hablar con él. Sonrió, enternecido, y tomó la mano de JinKi sobre la mesa. El mayor, que reía por sus amigos, miró al escritor. El brillo en sus ojos era indescriptible y hermoso, y quiso perderse en esa mirada para siempre.

JongHyun entrelazó sus dedos y llevó la mano ajena a sus labios, dejando un beso en el dorso. Lo amaba. Amaba al hombre frente a él, al hombre cuyos ojos le estaban viendo el alma en ese momento, y él se prometió, en ese instante, que no lastimaría de nuevo a JinKi. Nunca más.

Notas finales:

Feliz año nuevo! Atrasado, pero felicidades xD

Esta historia está por llegar a su fin :3

Y como he sido descuidada al respecto, le iré publicando los caps que faltan esta semana. Falta el epílogo y dos extras


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