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Enemigos! por juda

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El domingo les tocaba a los negros entrenar durante la mañana, Isabel lo esperó en el comedor para desayunar. Cuando llegó, los rojos estaban terminando. Se sentó en el lado izquierdo del comedor y esperó a su protegido.

Buscó a cierto imbécil con la mirada, no le agradaba, ese tipo no le agradaba. Tenía la esperanza que su Tadeo estuviera siendo fuerte porque sentía en lo más hondo de los ovarios que ese cara de rata lo estaba acosando.

Lo encontró, estaba justo frente suyo, en el sector derecho del salón, ella le clavó los ojos y el sonrió de costado sin sacarle los ojos de encima, tenía una taza de café en una mano y una masa con crema en la otra. Llevó lentamente el dulce a la boca y cuando lo mordió, levantó el dedo medio que sostenía el bocadillo.

"Hijo de puta" dijo ella en silencio, moviendo con ahínco los labios para que él supiera qué es lo que decía y él... volvió a sonreír de costado.

Ok!

Lo iba a matar... LO IBA A MATAR!

Isabel escuchó las corridas de los "negros" y miró hacia el corredor. Tadeo llegó apurado y antes de mirar hacia el lugar en el que estaría esperándolo alguno de sus familiares, buscó con la mirada a cierto imbécil que estaba sentado del lado contrario. Sus compañeros pasaron chocándolo, todos desesperados y hambrientos en busca del desayuno. Pero él se quedó inmóvil por unos segundos, esperando algo que no llegó, porque Joel siguió tomando su infusión sin mirar en su dirección.

Cuando por fin reaccionó y se fue a su lugar, llegó trotando, con el rostro un poco colorado.

Hizo el ritual que solía hacer con su "novia", puso las manos en torno a su rostro y la besó, simulando besarla en la boca. Se sentó frente a ella y preguntó por Daniel, ella le contó que su primo estaba visitando un spa y le tomó las manos por arriba de la mesa.

Cuando Tadeo bajó la mirada para acomodar la chocolatada caliente que le acababan de servir, ella miró en dirección al cara de rata, el cara de rata seguía mirándola con la misma sonrisa de costado.

HIJO DE PUTA!

Tadeo la miró y ella retornó la mirada a él, sonriente.

Él le contó lo que le había dicho el entrenador, que seguía siendo su mejor jugador y ella asintió sonriente. Tadeo inclinó la cabeza para contarle con todo el cuerpo como había bloqueado una jugada tremenda y ella vio la punta de un morado sobresalir por el cuello de la sudadera. Miró de reojo hacia atrás y Joel seguía riendo, de vez en cuando miraba a su hermano que le contaba algo, pero casi siempre la observaba a ella... ahora sabía por qué. Él le había puesto esa marca y estaba esperando que la viera. ¿Tenía algo con su protegido? Miró a su rubio. Se lo veía bien, estaba ojeroso pero supuso que por todo el entrenamiento. ¿Qué pasaba entre los dos? Porque su bebé se había parado en la entrada esperando algo y Joel ni siquiera volteó. ¿Ese hijo de puta estaba jugando con su pequeñito?

Tadeo casi cae por esa ruptura, por 4 semanas bebió más de la cuenta. Tuvo miedo de que ese muchacho que se dejaba querer con tanta facilidad, cayera y no pudiera levantarse porque había estado enamorado hasta el tuétano, pero era fuerte y había salido solito y no permitiría que el otro lo destruyese.

-¿Tienes un chupón en el cuello? -preguntó interrumpiéndolo.

Y Tadeo, lejos de mostrarse sorprendido, se llevó la mano al lugar exacto y se subió más el final de la sudadera.

Isabel suspiró y mezcló su café, mirando la infusión.

Tadeo quedó callado.

-Estás teniendo algo con él? o es con algún otro jugador?

-Es él -dijo apenas en un susurro.

-Están juntos de nuevo? -volvió a preguntar, toda la conversación siendo en voz apenas audible.

Tadeo no respondió, Isabel lo vio ponerse triste. El rostro, los ojitos se le ensombrecieron y juró que le cortaría la poca pija que debía tener el cara de rata de mierda que estaba usando a su bebé.

-Están juntos de nuevo? -repitió

-No. Solo estamos sacándonos el estrés de encima.

-Tadeo yo doy excelentes masajes, te juro que puedo sacarte el estrés, no es necesario que vayas con ese pendejo sorete.

-Pero yo quiero estar con él!!!

-Y si estás con él... por qué estás tan triste???

y Tadeo arrugó la naricita e hizo un pucherito pequeño, bajando el rostro para que nadie lo viera.

Isabel aspiró aire con fuerza.

-Tenemos que hacerle creer al mundo que ese chupón te lo hice yo.

-Qué?

-Pueden salir a hablar de nuevo. -le respondió seria y él la miró con los ojitos vidriosos.

-Qué propones?

-Primero, que no te marque más. Segundo, que te hagas valorar, debe haber un vagón de pijas afuera que darían las bolas por estar contigo. Tercero, que nos vayamos juntos hacia la salida del comedor. Tú déjame actuar a mi.

-Delante de Joel?

-No me dijiste que no tenías nada?

-No, creo que no tengo nada.

-Termina tu desayuno -ordenó y cuando Tadeo bajó la cabeza para mezclar mejor su chocolatada, ella miró por sobre su hombro y se encontró con los ojos del rata clavados en ella, la miraba sonriente, entonces ella le devolvió la sonrisa de costado y Joel arrugó el entrecejo y se le fue el rictus de burla.

Ella esperó pacientemente y cuando terminó, lo tomó de la mano y caminaron juntos, lentamente hasta el pasillo que estaba fuera del comedor. Se hicieron un poco hacia el costado, para no quedar frente a todos, para no hacer el teatro demasiado obvio (pero sí para que Joel pudiese apreciar el espectáculo). Tadeo quiso alejarse aun más, pero Isabel no lo dejó, lo abrazó con fuerza, puso la cabeza de su rubio bien de costado y lo besó fuerte en la comisura del labio, estuvo ahí varios segundos. El que mirara de lejos creería que se besaban en la boca, hubo algunos chiflidos desde el comedor y risas. Tadeo tenía el rostro tan rojo que parecía que le daría algún tipo de ataque, ella se separó de él y sonrió hacia dentro del comedor, agarrándolo del brazo, como diciendo "no miren, pero me lo voy a comer". Lo abrazó de nuevo, hizo a un lado el cuello de la sudadera y respiró hondo de odio cuando se dio cuenta de que no era un chupón sino una mordida fuerte y que tenía sangre coagulada, entonces puso la boca en ese lugar y fingió marcarlo. Luego lo tomó sonriente de la mano y lo guió hasta fuera del hotel, para fingir que como buenos novios salían en busca de privacidad, pero solo lo hizo para que su rubio no viera al pelinegro que se había levantado y se iba hacia su cuarto, con el rostro morado y una vena hermosa latiéndole en la sien.

Tadeo fue a entrenar y el entrenador le dijo que si seguía así, ganarían el partido del martes, que había estado viendo el entrenamiento de los rojos y Tadeo superaba ampliamente a todos. Tadeo regresó hinchado de orgullo, esperaba ganar ese partido, esperaba ganar esa maldita copa y llegar al club para metérsela por el culo al vicepresidente de mierda que lo había humillado y subestimado por ser "marica".

Intentó cruzarse con Joel pero ya no lo vio más.

Tal vez era mejor así. Isabel tenía razón, Joel no le hacía bien. Y ni siquiera sabía qué quería el pelinegro. Le había rogado varias veces que se animara a tener algo con él, y ya dejaría eso de lado, no por una cuestión de dignidad (le importaba un choto la dignidad si de Joel se trataba), si no porque respirar su aire, lo estaba llevando inexorablemente hacia un abismo de tristeza.

El entrenador les anunció que el lunes entrenarían solo dos horas y que luego tendrían el día para pasar con sus familias así que hizo planes con Dany e Isabel para visitar la ciudad.

Había vuelto de cenar y aunque lo estuvo mirando desde la distancia, Joel en ningún momento le dirigió la mirada. Ahora estaba metido en su cama, tapado hasta la cabeza, intentando pensar en cualquier cosa que no fuera él, contando dientecitos de conejos para poder dormir. Ingeniándoselas para no morir en el intento.

Golpearon la puerta.

Se levantó con pereza, estaba prácticamente dormido, abrió y ahí estaba él, con la capucha de la sudadera cubriéndole el rostro casi en su totalidad.

Se quedó mirándolo, era tarde y el corredor estaba oscuro y desierto.

-Mañana nos darán descanso y saldré con mi hermano para pasear, pasado mañana es el partido y no creo que volvamos a vernos.

Tadeo no respondió, levantó la mano y le acarició el rostro.

Joel estaba apoyado en el marco de la puerta, le agarró la mano y le besó los dedos.

-Quiero estar esta noche con mi good boy, por favor -rogó y good boy se hizo a un lado para que pasara, porque good boy era tangible, existía, latía de amor por él y no le importaba que su bad guy tuviese un amor pequeño y frágil para ofrecer.

El tiempo se acababa.

Bad guy y good boy estaban caminando hacia la recta final y querían tenerse uno sobre el otro, aunque eso significara que el final fuera aun más duro, aun más doloroso, aunque estuvieran seguros que la ausencia del otro, los torturaría toda la vida.


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