Tadeo nunca le había sido infiel a ninguna de las ocasionales parejas que tuvo en su vida, y no comenzaría esa noche.
No le gustaría que alguien lo hiriera siendo infiel, entonces, él tampoco lo era. Simple.
Se lavó la cara para calmarse un poco y decidió que regresaría a su casa. Estar solo en una discoteca sin poder enganchar a nadie, era aburrido. Sacó papel para secarse las manos y se lo pasó por el rostro, escuchó cuando la puerta del baño se abrió y alguien accionó la canilla de agua cerca de él.
Tiró el papel en el cesto de basura, había un par de tipos en los cubículos cogiendo, los escuchaba gemir.
Regresó al espejo para acomodarse la ropa y desvió la mirada hacia el hombre que había ingresado y que no le sacaba los ojos de encima.
Retrocedió espantado.
-No entiendo por qué huyes -le dijo Joel. -Sólo quería invitarte a tomar algo para charlar. Sólo quiero charlar. Somos hombres grandes, creo que podríamos ser amigos.
-No huyo -respondió con un hilo de voz, mirando con el rabillo del ojo la puerta y haciendo cálculos para huir.
Joel lo notó, miró en esa dirección y retrocedió dejándole libre el paso, Tadeo cruzó ligero por su lado hacia la salida e iba a abandonar a toda velocidad el rapsodia, cuando lo escuchó:
-Tanto mal te hice que ni siquiera puedo tener tu amistad?
Volteó y lo observó.
Esos ojos inmensos con la galaxia en el iris lo observaban con un rictus muy parecido al abatimiento.
No podía tenerle lástima, él no se la había tenido cuando en la adolescencia lo abandonó. Giró para salir y él nuevamente habló:
-Solo quería saber si estabas bien! Fuimos algo en algún lugar del tiempo, good boy. En honor a eso que tuvimos... ¿no podríamos salir por un café?
Le había dicho "good boy", y a good boy se le contrajo el estómago.
Sintió un nudo en la garganta... por dios!!! no podía seguir sintiendo cosas por ese hombre después de una década!!! o si??
Ya lo tenía superado!!! Hacía años que no pensaba en él ni lo recordaba... AÑOS!!
Qué pasaba con ese mejunje de sensaciones que tenía encima... el amor podía hibernar? el amor podía dormir dentro de uno y hacernos creer que ya no existía para un día despertar como un monstruo horrible y consumirnos nuevamente?
Joel elevó la mano y se la extendió. Tadeo alejó sus manos y se las llevó al pecho para no tentarse de tocarlo.
-Está bien, un café -murmuró y Joel sonrió. Sonrió tímidamente, sonrió con sus ojitos hermosos y ya no fue esa sonrisa arrogante que había expuesto cuando se lo encontró por primera vez unos días atrás. -Pero no puedo demorar mucho, mi novio me está esperando -mintió y Joel sintió que no importaba si Tadeo tenía novio, si Tadeo nunca más volvía a ser suyo, anhelaba estar en un lugar tranquilo, con él. Quería conversar, preguntarle por su vida, cerrar el círculo, pasar hoja, porque él nunca lo había olvidado... nunca!
Se acercó y Tadeo hizo dos pasos atrás, así que pasó por su lado sin tocarlo, le extendió la mano para que lo siguiera y Tadeo dudó un segundo, pero lo siguió.
El pelirrojo estaba demasiado atontado por ese encuentro como para darse cuenta de que el pálido con el que casi coge, estaba en la barra y los miraba pasar con las cejas levantadas.
Joel lo miró directamente a los ojos y lo apuntó con el dedo índice.
Carlos señaló a Tadeo, frunciendo el ceño, y le hizo la seña de que era de él y Joel puso un puño arriba indicándole que lo cagaría a piñas, todo sin que Tadeo se diera cuenta del duelo de machos alfa que acontecía a sus espaldas.
Salieron del Rapsodia, Tadeo miró en ambas direcciones, por un momento tuvo pánico de encontrarse a Miguel. Sentía que lo estaba traicionando.
-¿Te parece que vayamos en mi vehículo? -preguntó Joel poniendo suavemente la mano en la cintura del pelirrojo y el pelirrojo se hizo a un lado cuando la mano le produjo un escalofrío en todo el cuerpo.
-¿A donde quieres ir en tu vehículo? -cuestionó abriendo mucho los ojos.
Joel tragó duro. Odiaba verlo tan distante. Aun tenía demasiado vívido el recuerdo de su good boy de 19 años que habría dado todo por coger con él.
-A tomar algo!
-Hay un bar en la esquina -dijo señalando hacia el lugar oscuro y cerrado. Se percató de ese detalle y regresó el dedo. Giró lentamente y lo miró.
-Podemos ir en mi auto, buscamos un lugar tranquilo y luego te traigo de nuevo para que busques tu vehículo.
Tadeo dudó.
-No, iré en mi vehículo. Te seguiré.
-Ok -respondió el pelinegro rendido, no iba a exigir nada más o Tadeo se negaría a ese café y él quería sentirlo una vez más. Era un café, por dios, nada más! No le pedía nada más a la vida.
***
Joel condujo despacio, mirando a cada rato hacia atrás, cruzando los dedos para que Tadeo no huyera nuevamente porque esta vez lo iba a seguir con el vehículo y si era necesario, lo chocaría, ok! tal vez chocarlo no. Pero no dejaría que se escapara.
Paró en un bar y Tadeo estacionó detrás.
Joel se apeó y lo esperó. El pelirrojo llegó hasta él y se le notaba en la cara que no estaba cómodo.
No importaba.
Él quería estar un rato con Tadeo, el hecho de que Tadeo estuviera incómodo se lo pasaba por el culo. Joel estaba acostumbrado a tomar lo que quería. A hacer lo que quería y esa noche, quería estar con Tadeo!!!
Ingresaron uno al lado del otro, el pelirrojo con las manos en los bolsillos, intentando mantener distancia con el cuerpo del pelinegro.
Buscaron una mesa alejada de todos y pidieron cerveza.
-Cuando descubrí tu nombre en el folio que me pasaron del municipio no lo podía creer -dijo luego de que los minutos pasaran perezosos y Tadeo siguiera en silencio. El pelirrojo lo miró, le sonrió y volvió a beber su cerveza. -Cómo has estado?
-Bien.
-Sigues jugando al fútbol?
Tadeo lo miró a los ojos, quiso reír, el contrato que firmó luego de aquél partido casi lo deja en bancarrota... pero no podía echarle la culta a Joel. Él había decidido dar su vida futbolística por bad guy. Se había convertido en un mártir y no se arrepentía.
-No juego, pero entreno a pequeños de entre 6 y 10 años!
Joel largó una risita aguda.
-Cómo es que los aguantas? debes tener una santa paciencia.
-Me gustan los niños, algún día espero tener hijos!
Joel dejó de sonreír y tomó su cerveza.
-Estás hermoso -le dijo en voz baja y Tadeo se atragantó. Tosió. Se llevó la mano al pecho y lo observó.
Estaba incómodo. Pero a Joel seguía sin importarle una mierda.
-Ok. Gracias.
-En el rapsodia te vi intentando ligar con un tipo. ¿Andabas buscando coger?
Tadeo se puso tenso.
-Podemos ir a mi departamento y te doy lo que andabas buscando!
Mierda.
Tadeo dejó la cerveza a un lado y miró hacia la entrada del bar.
-Estaba esperando a mi novio, no iba a coger con nadie.
-¿Tienes novio? ¿o me mientes? ¿Qué pasa? ¿Ya no te gusto? Mi pija sigue siendo la misma de hace 10 años, es más, ahora hace un mejor trabajo, tiene más experiencia!
-Joel creo que me iré -contestó levantándose y Joel lo tomó del brazo.
-Puedo hacerte pasar un buen rato. No sé qué es lo que te asusta tanto. No quiero nada serio contigo. Buscaba coger y creo que vos andabas con lo mismo en mente en la discoteca. Podemos sacarnos las ganas y no vernos más!
Tadeo tragó duro.
Joel nunca había entendido nada.
Joel nunca había entendido cuanto lo amó!
CUANTO! CUANTO LO AMÓ!
Cómo podría tener sexo con él y luego dejarlo pasar? Joel no había cambiado. Seguía siendo tan hijo de puta como lo fue hace 10 años atrás. Pero él ya no era un crío, ya no caería nuevamente.
En ese mismo momento le quemaba la piel que Joel estaba tocando y se odió por eso! Se odió por seguir siendo maleable bajo su tacto.
Se quitó la mano de encima con fuerza y se acercó a él, mostrándole los dientes.
-Sí tengo novio. Pero soy un hombre fiel. Andaba buscando un tercero porque habíamos decidido con mi novio que haríamos un trío, pero no pudo llegar a tiempo y sin él no lo haré. Y no me interesa tu pija, prefiero que se me cierre el orto a que vos me la vuelvas a meter. Imbécil! -y salió apurado.
Llegó a la vereda y caminó decidido hacia su camioneta, le ardían las manos, el pecho, las piernas, le ardía la vida misma por el odio que sentía. Iba haciendo un puchero, apurado, y se tapó la boca para que la gente no notara que iba a llorar como un chiquillo. Sacó el celular para llamar a Daniel, quería saber donde estaba, quería ir con él y llorar a los gritos.
Lo escuchó correr detrás suyo y luego un golpe.
Giró y lo vio de rodillas en la vereda, caído. También vio la baldosa del piso rota, había tropezado, pero no le importaba nada.
Giró de nuevo y siguió su camino.
Lo escuchó quejarse. Volteó nuevamente y lo vio, intentaba pararse pero no podía, le veía el rictus de dolor en el rostro. Joel se rindió y se sentó en el piso, con ambas manos se agarraba la rodilla y Tadeo recordó que en alguna oportunidad había leído en un periódico deportivo que el pelinegro había tenido un problema con el tendón rotuliano. Hizo otro paso hacia su camioneta pero no pudo seguir.
-Qué mierda te pasa? -le gritó y Joel levantó el rostro y lo miró. Estaba rojo y resoplaba.
-Mi rodilla. Me acabo de golpear la rodilla -contestó intentado levantarse infructuosamente -me duele!!!
Tadeo miró su vehículo y luego a Joel.
Mierda.
MIERDA!
MIERDAAA!!!
Corrió hacia él y lo levantó, haciendo que apoye todo su cuerpo en él.
-Quieres que te lleve a un hospital?
-No, tengo un médico especializado que me atiende desde hace un buen tiempo. Hace años que la tengo lesionada, mañana lo llamaré.
-Ok, te llevaré hasta tu vehículo.
Y cuando llegó y lo hizo sentar en el asiento del piloto, se dio cuenta que no podría conducir y se maldijo internamente, porque podría llamar a un taxi y enviarlo solo... pero no podía hacerle eso. Joel era un idiota, pero un idiota al que había amado hacía mucho tiempo atrás y no podía dejarlo tirado.
Le veía el rostro dolorido y lo corrió lentamente al lugar del copiloto.
Joel lo observó en silencio.
Tadeo subió y puso la pierna lastimada sobre sus piernas para que doliera menos.
-Ok, dame tu dirección, te llevaré a tu casa -le dijo y Joel bendijo a su rodilla de mierda por haberse lesionado nuevamente en el momento justo.