10. CONEXIÓN
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Taiga sabía que su hijo estaba en problemas, tenía esa rara conexión que tienen las "madres" con sus hijos, por eso, cuando el teléfono de su oficina sonó él ya sabía que es lo que pasaba. No dejó ni que la secretaria le dijera nada cuando ya había tomado su chaqueta que reposaba tras la silla y salió.
-¿Quien?
-Terry
Listo casi corre al estacionamiento y saltó sobre el capo de su auto para llegar al otro lado, se subió y prendió el automóvil con su pulgar. Derrapó un poco para poder salir del estacionamiento, la sala cuna de Terry estaba a quince minutos, pero iba tan rápido que incluso se pasó un alto. Menos de seis minutos después estaba en la sala cuna, la profesora, impresionada por como había chirriado el juego de llantas en la entrada, le vio y levantó las manos deteniéndolo en el acto.
-Tranquilo, está bien, sólo tuvo una caída pequeña.
-Pero entonces.
-Además, su esposo llegó antes.
Taiga elevó las cejas ¿Cómo demonios Daiki llegó antes que él?
-El oficial Aomine estaba patrullando la zona y vino a ver a su hijo -dijo la profesora caminando con Taiga y al verlo impresionado sonrió con gusto- ¿Sabía usted que el oficial Aomine viene casi todos los días a pasar un rato con Terry mientras está despierto?
Taiga sintió como el pecho se le inflaba de amor por su negro.
Al entrar en la pequeña sala en la que tienen a los bebés, Daiki paseaba de un lado al otro con Terry casi dormido en su pecho.
Ese fue como un flechazo en su corazón. Amaba ver ese lado tan dulce y protector de Daiki.
Con cuidado se acercó y puso una mano en su hombro hablando despacio.
-Hola.
-Hola, amor -dijo Daiki dando un pequeño beso en la boca de Taiga.
-¿Qué sucedió?
-cuando estaba durmiendo se giró con fuerza y se golpeo la nariz con la barandilla, le sangró y le dolió, pero está bien -le contó en un susurro
-Que bueno -dijo aliviado, viendo como la carita de su bebé aún tenía lagrimas y como su narisita estaba amoratada.
-Lamento mucho que pasara esto, no es algo inusual, los bebés suelen voltearse a esta edad, pero Terry lo hizo con demasiada fuerza, y sus venas nasales son muy delicadas, por lo que por cualquier pequeño golpe pueden sangrarle.
-Lo llevaremos a casa entonces -dijo Taiga recibiendo la pequeña bolsa con las cosas que Terry debía llevar a diario, como sus pañales, toallitas húmedas, biberones y leche.
-Los espero mañana entonces -dijo la maestra despidiéndose de ellos desde la puerta.
-Así que corriste hasta aquí -dijo Daiki divertido al ver que el automóvil de su esposo casi entraba a la guardería.
-Pasó lo peor por mi cabeza en ese momento -dijo alzando los hombros- ¿Dónde está tu patrulla?
-Se la llevó un compañero que venía conmigo.
-Bien, entonces dame a Terry y manejas…
-Claro que no, está dormido y tranquilo -dijo Daiki abriendo la puerta trasera para sentarse con Terry bien aferrado a su cuerpo.
-Déjalo en la silla de bebé.
-No por ahora, yo asumiré el riesgo.
-Daiki…
-Sólo serán un par de cuadras, además, estoy afianzando mi conexión con nuestro bebé.
Taiga no iba a decir nada contra esto, así que sólo negó con la cabeza y se sentó tras el volante, manejaría a 10 kilómetros por hora por la seguridad de su bebé, pero esta vez le permitiría a Daiki portarse mal.
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Fin