18. PAJARO
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¿Cómo, demonios, había acabado todo esto así?
Terry tenía un proyecto escolar, tenía que hacer su propio disfraz para la presentación del jardín de niños. Eso obviamente eran las profesoras queriendo burlarse de los padres de los niños pidiéndoles cosas absurdas como esto.
¿Por qué simplemente no les compraban el dichoso disfraz si, probablemente, lo destrozarían al acabar el día?
Por no.
Taiga era un papá responsable que amaba a su bebé y que había todo lo que su hijo necesitara. Le había dicho a Daiki sobre el disfraz y este le dijo que le compraría uno. Había dicho a su esposo que era un idiota y lo había mandado a comprar las cosas que iban a necesitar. Cuatro malditas hora después la casa era un desastre.
¿Cómo era posible que entre cuatro adultos no pudieran hacer un simple disfraz para un niño de cuatro años?
Oh, porque si caían los padres, también caían los demás parientes, en este caso, Leo y Tezuka tuvieron que ayudar también en la confección de las alitas, y el traje en general, se iban alternando en jugar con Himeko que se divertía con las pequeñas plumas que revoloteaban en el aire.
-¡Listo! -gritó leo con los brazos en el aire al levantar las alas que él y su pareja estaban haciendo.
-Dios, estoy agotado -dijo Taiga con Terry dormido en su regazo.
-Iré a acostar a Himeko -dijo Tezuka tomando a la niña que también había sucumbido al cansancio y dormía a pierna suelta en su corralito.
-Pásame a Terry, papá. Lo acostaré mientras ordenan un poco este desastre.
-Gracias.
-Buenas noches -se despidieron los más jóvenes que también ya caían del sueño.
Taiga se iba a poner a limpiar, pero Daiki lo sostuvo de la mano.
-Deja eso, mañana limpiaremos antes de irnos a trabajar -le dijo caminando con su somnoliento esposo a la recamara, pero oh, sorpresa, en cuanto Taiga vio dentro de la habitación se paró en seco.
-Ni lo sueñes, maldito pervertido -dijo viendo sobre la cama, el disfraz de un pájaro, con casi nada de plumas.
-Vamos, dame en el gusto -dijo Daiki rogando con las manos.
-¿Cuándo no lo he hecho, idiota? -preguntó herido.
-Vez, en esta ocasión jugaremos al veterinario y el pajarito.
-Es lo más asqueroso y bizarro que has dicho alguna vez, Aomine Daiki -dijo estremeciéndose.
-Bien, cambio de planes -dijo Daiki- me pondré yo este traje -dijo decidido.
-Sí, claro, como si esto te fuera a caber.
Por que sí, era tan pequeño que hasta le daba vergüenza. Una maya traslucida con plumas en los brazos, en la parte que imaginaba era el pecho, en la zona intima y pantorrillas. Con demasiados colores cabe señalar.
-De verdad que tus fetichismos son peores con el paso de los años.
-¿Te pondrás el dichoso traje para follarte con fuerza?
-Bien, si lo pones así -dijo arrebatándole el traje de las manos y desnudándose frente a su esposo.
Daiki tragó saliva y se tiró sobre Taiga, maldición, otro día le pondría el maldito traje de pájaro.
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Fin