23. PAÑUELOS
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Llevaba toda la mañana escuchando a su marido estornudar, un maldito resfriado y Aomine no era capaz de apartarse del paquete de pañuelos que Himeko le había tirado desde lejos para no contagiarse. Terry había huido a la casa de su hermano, dijo que tenía una cita este fin de semana y Daiki no se la arruinaría con sus gérmenes.
-Creo que estoy listo -dijo Daiki estornudando y tosiendo nuevamente-, para hacer mi testamento.
Taiga rodó los ojos, no podía creer que de verdad su esposo fuera ese tipo de adulto que no aguantaba una pequeña gripe. Había que admitir que él nunca se enfermaba, pero uno pensaría, que el entrenamiento de policía, las largas jornadas de trabajo en las calles, lo habrían preparado un poco mejor para una fuerte gripe, pero no, parecía que su esposo era "débil" antes los gérmenes de un resfriado.
-Daiki, mi amor -dijo sentándose a su lado, demonios, que iba a tener que tratarlo como a un niño-. Te traeré un poco de sopa y te la beberás todas, también iré por más pañuelos… estos casi los estás acabando.
-Muero, Taiga -dijo mirándolo con los ojos entrecerrados-. No me llores, mi amor.
-¡Daiki, basta! -dijo enojándose, se le había helado la espalda cuando el pensamiento de que su marido de verdad muriera le pasó por la mente- ¡Eres el capitán de policía Aomine Daiki, has recibido tres putos disparos y si eso no te mató un maldito resfriado no lo ara!
-Pero Taiga…
-¡Párate ahora mismo de esa cama y ve a darte una ducha mientras te traigo un plato de sopa!
Taiga salió de la habitación hecho un manojo de nervios.
Daiki quedó en la habitación con los ojos abiertos, mejor se levantaba rápido antes de que a Taiga de verdad le diera más rabia y se desquitara con su delicado cuerpo.
…
…
Taiga apretó su cuchara con fuerza al ver a Daiki NUEVAMENTE se las estaba dando de víctima. El susto por su regaño le había durado un par de horas y ahora nuevamente había recurrido a la patética caja de pañuelos.
-Deja eso, Daiki -dijo Taiga mientras seguía comiendo y tratando de ignorar al moreno.
-Siento que muero…
-Daiki, mírame -dijo Taiga con voz dulce-, tienes que reponerte pronto, mi amor -dijo acariciando la mejilla de su esposo, ni fiebre tenía el idiota-. Han pasado muchos días, Daiki -dijo acariciando el cuello del mayor- mi cuerpo te necesita… yo te necesito -le dijo con voz débil.
-Taiga…
-Pero no me pondrás un dedo encima hasta que te hayas recuperado completamente.
-¡Pero Taiga! -dijo impactado- No puedes hacer eso cuando me acabas de provocar una erección.
-Que lastima -dijo sonriendo de lado- ¿No que estabas muriendo?
-Yo sí, pero no mi pene.
Taiga rio escandalosamente, su esposo era un caso imposible.
Bien, entonces recupérate completamente y dejaré la oficina por un par de días para dedicarlos completamente a ti.
-Bien, cobraré esa promesa -dijo Daiki tomando de golpe su tazón de sopa de pollo.
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Fin
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N/A: Lamento mucho no haber podido publicar pero estoy con super bajo internet, más tardecito les subo el capi de hoy para que alcancen a ponerse al dia
Fuerza Chile, no hay que bajar los brazos!