30. GRANJA
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-Yo no termino de entender que es lo que hacemos aquí -dijo Himeko sosteniendo su sombrero para protegerse del sol.
-Oh, vamos, no digas que no es un lugar hermoso -dijo Leo, divertido por lo caprichosa que se estaba poniendo su hija.
-Papi, caballo -dijo Soun, el menor de los hijos de Leo y Tezuka. De sólo dos años.
-Tranquilo, vamos a ver primero donde nos quedaremos.
-De eso ya nos hicimos cargo -dijo Daiki bajando del auto que seguía al de los chicos.
-Abueno, Soun quiere ir con los caballos -dijo Meiko, la hija de seis años de Leo.
-Claro, claro, después irán -dijo Taiga sosteniendo de la mano a su nieta.
-Este lugar es genial -dijo Terry bajando de la camioneta ayudado por Arata.
Para sorpresa de todos Terry se había embarazado, claro, no fue sorpresa que Arata le pidiera matrimonio en el momento en que supo que sería padre. Ahora estaba el asunto de que eran gemelos y el embarazo tenía irritable a su hormonal hijo menor.
La familia crecía. Daiki y Taiga se miraron, sí, era la mejor de las decisiones.
-¿Esta es la casa donde pasaremos el fin de semana? -preguntó Leo con Soun en brazos.
-Esta es la casa donde pueden pasar todos los fines de semanas que quieran -dijo Taiga con una sonrisa en el rostro.
-Papá…
-Con Taiga decidimos comprar esta granja para la familia -dijo Daiki lleno de orgullo.
-¡¿Qué?!
-¿Se van a mudar a esta casa?
-Por ahora no -dijo Taiga caminando con los demás en dirección a la casa., la idea es venir con tu padre a vivir nuestros últimos años.
-Oh, por favor, no hablen así -dijo Terry rodando los ojos-, no es como si fueran a morir mañana.
-Por supuesto que no -dijo Daiki riendo-, pero la idea es tener ya un lugar para pasar la vejes solo, sin que estén todos metiéndose en lo que podemos o no hacer por nuestra edad.
-Oh, así que nuestra conversación de su vida sexual en la tercera edad te afecto, viejo -dijo Leo divertido.
-Claro que no -dijo Taiga, que era siempre el más centrado de los dos a la hora de hablar de sexo.
-Taiga tiene razón, soy capaz de fallármelo con mi último aliento.
-¡Padre!
-¡Daiki!
-Bien, bien, que se haga la paz -dijo divertido- entonces ¿Quién quiere conocer la granja Aomine?
-¡Yo!
…
…
Daiki miraba a su familia feliz, habían decidido hacer un día de campo en el jardín. Los niños corrían de un lado para el otro.
Esto es lo que buscaban, un lugar apartado de la ciudad, del bullicio. Quería tener un caballo propio, pero ya Taiga le había dicho que no lo cuidaría si se caía del caballo. Como si eso fuera a pasar. Llevaba años montando caballos en la policía, sabía que eso no pasaría, pero tampoco preocuparía a su esposo. Quizás compraría un par de animales. Unas bacas y gallinas. Cultivaría la tierra. Ya había hablado con Taiga del retiro y este había sido feliz. Con tal de estar en paz con su pelirrojo, se iría al fin del mundo.
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N/A: No puedo creer que mañana sea el último día.