Tengo miedo, es la primera vez que siento algo similar a esto; ni al borde de mi propia muerte se me han atorado las lágrimas o las emociones completas. No puedo explicar que es este sentimiento de impotencia; tiene que ser un sueño, debe tratarse de una pesadilla, aún estoy en cama que compartimos cada noche. Sí, tiene que ser eso ¿Por qué se siente tan real todo?
Son las ocho de la mañana y los hermanos se han ido, debo comenzar con el entrenamiento básico después de alimentar Tama. Hay muchas cosas por hacer, parece que soy parte de la servidumbre; me he enterado por las noticias de una amenaza donde todos los héroes de clase S fueron solicitados. Yo solo puedo pensar que mi pareja estará en peligro, arriesgándose por una causa que se escapa de mí mismo, quizás es porque no tengo hermanos que su terquedad me frustra por más que me repita sus razones.
Al medio día escuchó la voz de Badd fuera, está discutiendo con alguien sobre esconder un fugitivo. Ha llegado el día de ser juzgado. No correré, tampoco tengo ganas o energía, todo lo que me fue ofrecido está con él y es aquí donde pertenezco de una manera tan absoluta que casi siento miedo de mis propios pensamientos.
Es una jaula, entiendo ahora porque no le gusta tener aves, las prefiere libres.
El chico perfecto al que puedo llamar mío me ha enseñado tanto de la humanidad que reside en mí, me ha hecho capaz de tener una amplia gama de emociones, cualquiera la puedo gritar en su cara y lo aceptara, no tiene miedo, no se intimida. Me encanta su terquedad en todo, incluso en este intento de rescate.
Que desastre.
Tengo a mis pies los cadáveres de aquellos que lo estaban lastimando, sigue con la mirada sorprendida, pero sin el atisbo de terror que el resto. Reverenda mierda, he complicado las cosas, haré que nunca más crea en mí, estaremos separados y no puedo con la idea de su rostro como un recuerdo.
Escapemos.
No. No me atrevo, si vienes conmigo solo hay dolor. Mi camino carece de cualquier cosa buena para ofrecerte, pequeño héroe. Tengo que hacerle daño para alejarme. Ódiame, ódiame con todo ese espíritu que cargas. Al pronunciar las palabras como dagas es como si destruyera el mundo entero.
—¡Garō! ¡Despierta!
Puedo volver a respirar. Todo ha sido un sueño, una mentira creada por mí para torturarme.
—No sé qué mierda sueñas, pero no me asustes así.
Lo abrazo en un impulso, lo estrecho hasta que una queja me hace reaccionar sabiendo que es el Badd que conozco, quien me alimenta por las mañanas y con esa mirada determinada, enloquecedora me regaña. Me encanta este hombre que sostengo en mis brazos, antes, durante y después de mi vida lo seguiré queriendo conmigo.
—Nunca sería capaz de corromperte, pues tú eres el que me mostro la luz.
—¿Qué estás diciendo?
—Promete que si un día es necesario me dejarás ir.
—No.
Mi temor más grande se vuelve realidad. Es que ambos estamos atrapados en la misma jaula, somos víctimas de nuestros corazones entrelazados tan íntimamente volviendo inexplicable que otros logren comprender o visualizar la cantidad de emociones compartidas entre los dos, incluso el miedo.
—¡Vuelve a decir algo así y verás si te despierto de nuevo, idiota!
—Eres un bastardo que no me dejaría en una pesadilla, ¿no eres un héroe?
Siento una almohada estrellarse en mi cara, quiere una pelea que no podrá ganar. Si él supiera que haría cualquier cosa para que nunca tuviera que verme con las alas rotas en una jaula hecha especialmente para el monstruo de mi pasado. Sólo podría pedirle perdón en silencio viendo su figura alejarse. La traición. Algo que él nunca perdonaría.
Por favor, que ese futuro sólo se quede como un mal sueño… siempre.