No es justo que a mí me consuman los celos, sienta arder la necesidad de apartarlas de mi pareja, porque lo es, aunque sea el mejor secreto guardado por los dos. Odio, frustración, ¿por qué me haces sufrir de esta manera? Fue Amai quien me pidió dejar de lado la sonrisa cordial y, sin querer, coqueta, al saludar a mi club de fans. Ambos somos figuras públicas, pero no tenemos el mismo derecho. Cedí porque soy de los dos el más enamorado, di el primer paso y me quede atrapado en una relación donde debo silenciar mi propia voz.
Necesitaba dejar de verlo, pensar una y otra vez que todos los murmullos eran palabras de un amor efímero y falso, ellas no lo conocen como yo. Hui como el cobarde que soy, me sostengo del lavamanos, mirando mi reflejo. No soy el mismo.
—Eres demasiado obvio.
—Disculpa, no fue mi intención salir de esa manera.
—Es mi trabajo.
—Lo sé.
Mis ojos se posan en su fría mirada, nada, está bien escondido cualquier sentimiento de arrepentimiento por causarme un ataque de furia. Yo, quien no solía preocuparse por cosas como la fidelidad está lleno de inseguridades; sé que mi amante también sabe de mi atractivo, somos conscientes que nos pertenecemos de una manera tan única que nadie podría competir. Entonces ¿por qué?
Los celos son irracionales.
—Te estaré esperando en casa.
—Siryū…
Basta, no quiero escuchar las dulces palabras que me llevaran a creerle todo, pero sin calmar el fuego del deseo, esa intensa necesidad de poseerlo todo de él, llenar su cabeza de mí. Quiero que sienta lo mismo que yo. Debo alejarme, es peligroso pensar de esta manera, es enfermizo, no hay razones, he conocido cada parte de él, desde la mañana hasta la noche y hemos, enredados en la cama, distinguido los secretos de cada uno.
Mis pasos se alejan del estudio, no voy a casa, mejor a mi departamento solitario donde ya no siento que pueda permanecer sin pensar que no hay nada mío. Unas cuantas prendas, la despensa vacía y todas las fotografías de lo que solía ser; es todo. Somos un par de egoístas que no han aprendido a compartir lo que más aman. Detenerse a mitad del camino para meditar, muchas vueltas le he dado al hecho de terminar con todo aquello; siento que me hundo y los momentos de placer y bienestar se ven ahogados por mi propio apego a Amai.
—Tú no me amas como yo, ¿verdad? —. Supe que me seguía hace ya varios minutos.
—No creo que tenga que responder eso.
—Tienes demasiadas admiradoras, dejas que se acerquen y les coqueteas.
—Sonrío por compromiso.
—¿Y a mí?
—Tú deberías saber la respuesta a eso. No me hagas perder el tiempo diciendo cosas innecesarias.
Quiero escuchar de su boca aquellas palabras que harán de su orgullo un mero fantasma, por una vez quiero saber que me ama tan intensamente como yo y el simple pensamiento de perderme le causa una taquicardia dolorosa, similar a un pinchazo agudo en el corazón y falla en todo su sistema. Quiero saber que se paraliza si llegó a decidir que se acabó.
—Dímelo, por favor…
—Sé que lo que sentimos va más allá de eso —. Nunca he fingido tanto una sonrisa, al darme vuelta su expresión es sincera, se ha quitado la armadura del ídolo de las masas, incluso del héroe —, pero seré sincero y escucha con cuidado. Te amo, por eso te pedí dejarás de sonreír tanto, yo… sé que es natural lo que haces, mientras que tú eres así de transparente, yo soy profesional. Son solo para ti todos mis gestos, no soy Amai Mask, héroe, súper estrella, cantante, actor… Solo soy Amai Mask, el hombre trabajador y si…
Calla, has aliviado las heridas del pasado. Tú eres el veneno y la cura; hoy, con mis labios, mis manos y mi piel conoceré los rincones de tu cuerpo, las expresiones y por esta noche dejaré de pensar que mañana serás profesional de nuevo, sonriendo al público, pero en estas largas horas serás únicamente mío.