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I need your blood por Reiga

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Notas del capitulo:

Aquí ya vamos con el segundo cap. Iba a subirlo antes pero con todo lo que está pasando en el país ya no tuve tiempo. Espero les guste!!


 


Tambien por si se les es más comodo lo estoy subiendo a wattpad @Reigayue

 

Capítulo 2

 

Takao quiso agarrar un palo y con él darse unos buenos golpes en la cabeza, se había puesto nervioso, Daiki miraba a Kagami de una manera que no tenía idea de cómo interpretar y eso le estaba asustando.

–Ten más cuidado –mencionó  Aomine  no tomándole más importancia y siguiendo su camino, seguido de sus primos– Imbécil –susurró en cuanto se había alejado unos cinco metros de Taiga, este último logró escuchar aquelfinal adjetivo hacia su persona.

–¡¿A quién llamas imbécil? estú…! –no logró completar la palabra ya que Kasamatsu lo abrazó tapándole la boca mientras Takao sujetaba su mano, con la cual Taiga tenía todas las intenciones de golpear al chico que lo había llamado imbécil. Se había molestado ¿quién se creía que era para llamarlo así?

Aomine  se dio vuelta con los ojos bien abiertos del asombro, la escena que veía le parecía un tanto graciosa, pero luego fijó su aguda mirada en el chico que había osado enfrentarlo.

–Lo sentimos mucho, Aomine –dijo Takao haciendo una ligera reverencia junto con Kasamatsu, ambos obligaron a  Taiga a hacer lo mismo. Sin siquiera esperar una respuesta o más contacto visual, desaparecieron.

Aomine se había quedado en blanco mirando donde hace un momento estuvieron esos tres chicos, se dio vuelta y siguió caminando.

No sabía qué era, pero algo en ese chico le  causo curiosidad y por ello estaba molesto sin darse cuenta, su rostro entre asustado y nervioso se le había hecho familiar.

–¿Quién era? –preguntó de la nada mientras seguía caminado  con lentitud  y con las manos en los bolsillos de su pantalón hacia su sala.

–¿Cómo?  – Midorima no entendió a quién iba dirigida la pregunta y mucho menos a qué se refería porque no creía que realmente lo estuviera preguntando.

–Que ¿quién era ese chico?… el que estaba con los mestizos  –preguntó nuevamente con un tono desinteresado, tratando de ignorar las miradas curiosas de sus primos.

–No me digas que te gustó –le reprochó Kise  solo para molestarlo, ganándose una mirada molesta de Aomine. Kise  se quedó callado, por lo visto su amigo aún seguía de mal humor.

–Se llama Taiga , lo matricularon el viernes, al parecer son primos –respondió de la nada Midorima, quien siempre estaba al tanto de las personas que ingresaban y las que salían delcolegio.

Al ser un colegio mixto: de  humanos pero con vampiros haciéndose pasar por los mismos; tenían que ser muy rigurosos para velar por la seguridad de ambos.

Aomine  bufó, le bastó con saber que era primo de ellos para dejar la conversación hasta ahí, el poco interés que tuvo lo mandó por la borda.

Takao y Kasamatsu  eran vampiros de baja clase que no merecían ni su saludo. En verdad contaban con un gran terreno, pero era solo por herencia fortuita, como ellos alguna vez habían mencionado. Estos eran hijos de un vampiro que a mala hora se enamoró de una humana. Algo que en definitiva los de su clase repudiaban.

Dichas relaciones estaban prohibidas, y si ocurrían eran sancionadas con la muerte del humano y del hijo que en entre estas dos especies se hubiera procreado.

Los padres de ambos pelinegros  hicieron hasta lo imposible por mantenerlos ocultos, hasta la edad de cinco años el mayor: Takao; y Kasamatsu, que era dos años menor, tuvieron una vida normal gracias al amor y cariño de sus progenitores.

Pero llegó el momento en que la familia elite se enteró de la relación que el vampiro mantenía con la humana:

 

Llegaron a su casa sin previo aviso para registrar todo, al verla, no lo pensaron dos veces antes de atacarla, sin importarles que estuviera con dos niños a su lado. Su padre luchó con todas sus fuerzas para proteger a su amada y a sus hijos, y darles el tiempo de escapar, dando la vida en ello.

La mujer corrió por el bosque, sin prestarle atención a sus heridas, aferrándose a las pequeñas manitos que sostenía entre sus manos. Sus rostros reflejaban miedo, preocupación; esto le rompió el corazón. Miró hacia todos lados y no veía a nadie siguiéndolos. Pero tampoco nadie que pudiera ayudarle.

Abrazó a sus hijos y les susurró: “Todo está bien”; se incorporó y emprendió camino nuevamente, no podía arriesgarse. Llevaba un buen rato caminando, había perdido la noción del tiempo, no sabía cuánto era lo que en realidad se había alejado y si era suficiente, la vista se le nublaba cada vez más, y sentía que la respiración le fallaba.

Con dificultad divisó una gran mansión, se asustó al ver la inmensidad de esta, hasta que vio salir a un pequeño detrás de unos arbustos y a un señor gritándole por haberse alejado, los dos mayores intercambiaron miradas antes de que la mujer volviera a desplomarse.

Con pesadez volvió a abrir los ojos, vio a ese Señor preguntándole algo que en realidad no entendía, con dolor vio a sus hijos casi encima de ella,  llorando. Tomó como pudo una mano que le sostenía.

“Cuídelos por favor, los amo” le dijo antes de cerrar los ojos con la esperanza de vida para sus hijos y el terror al pensar que aquel hombre de ojos cielos no era la correcta.

En este tiempo, todos ignoraban estos hechos, solo se habían dado cuenta de que eran mestizos, por su falta de poderes especiales, su olor y por su inevitable cercanía con los humanos que los rodeaban, pero ya que eran mayores, nada podían hacer solo ser cruelmente despreciados por los de la raza de un padre que ni siquiera podían recordar.

~*~

Taiga  se removió en los brazos de Takao y mordió la mano de Kasa.

–¡Ah, Taiga  no hagas eso! –le gritó Kasamatsu, agitando su mano.

–¿Por qué hicieron eso?... ¡Me llamó imbécil! ¿Qué se cree? debí darle su merecido. Espérense a que vuelva a verlo –decía mientras juntaba sus manos en señal de estar golpeando algo, Kasa rió con gracia y Takao movió la cabeza, tendrían un gran problema si Taiga no controlaba su carácter.

–Ya tranquilízate  Idiota, tú no golpearás a nadie –le decía calmado Takao– ¡Y menos… al heredero de los Aomine! Tigre tonto –le gritó molesto a la vez que le daba un buen golpecito en su cabeza, a ver si de una vez por todas comprendía la maldita  situación, aún no terminaba de creerlo, venía recién ingresando y con la primera persona que se topaba era con Aomine Daiki.

Taiga  abrió los ojos al comprender y encogió su cuello por su inmaduro comportamiento.

–Lo siento… ¿cómo iba a saberlo? –dijo en su defensa, inflando los cachetes.

–Está bien, pero ahora ya sabes cómo es, así que, Taiga, controla tu carácter –intervino Kasa– y tú no seas tan gruñón –le dijo a Takao, este último siempre se preocupaba demás.  Rió para luego apaciguar el ambiente. Takao suspiró.

Luego de eso rieron los tres, había sido un preocupante inicio, pero no tan malo como creían, así que se dispusieron a ir a clases. Aún les quedaban quince minutos, en los cuales le explicaron cómo funcionaba todo en la escuela y en la sala de clases.

Con sorpresa conoció a Izuki, un amigo de Takao y kasa, se dio cuenta inmediatamente que era humano. Lo que lo había dejado sorprendido era que cuando se lo presentaron el chico casi se le tiró encima para saludarlo, su sonrisa era deslumbrante, a simple vista se notaba que era un chico alegre.

Se sentía a gusto, la presentación en la sala de clase fue algo rápida y para suerte de los tres, a Taiga lo sentaron junto a Izuki, quien había alzado la mano para llamar a Taiga de una manera totalmente escandalosa, pero que a nadie se le hizo extraño.

Las primeras horas pasaron volando, las materias no se le hicieron difíciles por lo que pudo adaptarse de buena manera, sorprendiendo a toda la clase cuando pasó al pizarrón y se demoró nada en resolver un ejercicio.

Habían salido al segundo receso antes de entrar a su próxima clase. Takao se hallaba algo preocupado, Taiga, aunque no lo quisiera, llamaba la atención, su sola presencia hacía que los vampiros quedaran embelesados, mirándolo. Por más que había querido ocultar el olor de Taiga, no lo habían conseguido del todo.

Los chicos vampiros que pasaban a su lado, inconscientemente se detenían y miraban extrañados para saber de dónde provenía. Claro, esas personas no se daban cuenta a qué se debía y luego seguían en lo suyo, tratando de ignorar lo sentido.

Taiga seguía en su mundo de felicidad mientras hablaba con Izuki y kasa, pero Takao estaba pendiente de todo y casi colérico por lo que notaba.

Llegó el tercer y último bloque,  los chicos querían terminarlo pronto. Taiga estaba ansioso, estaban haciendo planes sobre a dónde irían después de clases y Kasa mencionó una hermosa laguna que quedaba a dos cuadras del Instituto.

La última hora era de educación física, pero como hoy les tocaba evaluación, el profesor le dijo a Taiga que sería su asistente y que se dedicara a observar porque la próxima clase le tomaría la evaluación a él.

–Taiga, ve al camerino, ahí hay una puerta azul, creo que en el segundo estante hay unas cuerdas, tráemelas por favor –le pidió amablemente, a lo que Taiga  asintió rápidamente y corrió para traerlas pronto.

 

~~~**~~~

 

Para Aomine  las cosas transcurrían normalmente, a excepción de su humor, que el día de hoy estaba peor que en otros días, ya varios lo habían notado, por lo que si pasaban por su lado trataban de hacerlo rápidamente y con la cabeza gacha.

Más de alguna chica había querido hablarle, como siempre, pero este las había ignorado olímpicamente.

Ya estaba en su última hora y su atención en la clase era nula, pidió permiso para salir y se retiró sin siquiera esperar una respuesta.

Por más que se había obligado a no pensar en Relia, no podía sacársela de la cabeza y no era que le interesara, después de todo era su prima, cariño le tenía, pero no del que ella deseaba, no del que sus padres y toda su familia deseaban.

Suspiró pesadamente, ese tema no tenía la solución que él quería y cada vez que lo pensaba llegaba a esa misma conclusión.

A lo lejos pudo divisar al chico que había chocado con él, iba a toda prisa hacia los camerinos, sin pensarlo dos veces lo siguió, le vio entrar a la sala donde se encontraban todos los materiales de deportes, lo quedó mirando mientras este buscaba algo.

Se quedó mirando sus facciones un momento. “¿Dónde lo había visto?”, se preguntó.

De una pequeña ventana que había en ese cuarto se formó una corriente de aire que fue desde el pelirrojo hasta llegar a Aomine, quien aspiró ese delicioso aroma, cerró los ojos inhalando de manera descontrolada, sentía que el olor se iba y él trataba desesperadamente de mantenerlo, abrió los ojos lentamente y se encontró con Taiga viéndolo fijamente.

–Tus… tus ojos… –Taiga  lo dijo con algo de miedo, jamás había visto a un vampiro en su completo estado, ni a sus amigos, y mucho menos a sus padres.

Aomine  se sorprendió, ese chico tenía razón, sus ojos habían cambiado de color y sus colmillos habían salido a la luz sin siquiera darse cuenta, cerró los ojos un segundo y estos volvieron a la normalidad al igual que sus colmillos.

“¿Qué demonios le había pasado?” se preguntó, tratando de encontrar una explicación.

–¿Estás bien? –le preguntó Taiga, ya más tranquilo, sacando de sus propios pensamientos al moreno.

–¿Eh?... sí –le contestó algo distraído, se encontraba confundido, su control era perfecto, jamás le había pasado algo así.

–¿Qué haces aquí? –le preguntó Taiga de forma inquisitiva, no había ningún alumno por los alrededores y estaba seguro de que Aomine Daiki debería estar en su sala.

–¡A ti que te importa! –respondió casi gritándole.

Taiga abrió sus ojos sorprendido  y una venita se le asomó en la frente, ese chico era en verdad insoportable. Tomó las dichosas cuerdas y salió dando un fuerte portazo.

Al pasar por su lado, Aomine volvió a sentir ese olor embriagador, y movió la cabeza de un lado hacia otro.

–No puede ser –dijo, se dio vuelta, vio por donde Taiga se había ido. “No… no podía ser”… la falta de control de hace un momento no podía deberse a él, pensó molesto.

 

~~~**~~~

 

Las clases habían terminado hace mucho, al  primer lugar  al  que fueron fue a la mencionada laguna, con la cual Taiga quedó fascinado por lo grande y  hermosa que era, luego fueron a recorrer otros lugares, pero más tarde volvieron a la laguna, ya que Izuki, antes de irse, les había mencionado que de noche era aún más bella.

–Taiga, es hora de que nos vayamos –le dijo Kasa, poniendo la mano en su hombro–, la laguna  estará aquí mismo mañana.

–Es verdad no se irá a ninguna parte –se le unió Takao, ambos molestando a Taiga quien parecía haberse enamorado del lugar.

–Par de graciosos  –les dijo suspirando, con una leve risa en su rostro, era verdad, era mejor volver, ya se imaginaba el regaño que iba a recibir de sus padres.

Pero antes de eso…

–Pero miren, quién anda fuera de casa –les interrumpió un chico de potente figura. De la nada habían aparecido cinco chicos  detrás de él.

–Pero si son los híbridos –dijo otro riéndose.

–¿Híbridos? Ni que fuéramos animales –soltó Taiga, ya molesto por la presencia de estos chicos que no tenía idea de quienes eran, pero ya le estaba molestando la manera en que miraban a sus amigos. De la nada llegó uno a su lado y lo miró fijamente.

–¿Y este quién es? –preguntó un chico alto de cabello rubio, en su mirada se notaba molestia por la manera en que Taiga había hablado.

–Es solo un amigo, Aoki, no lo moles… –la frase de Takao quedó inconclusa, producto de una fuerte cachetada que  había impactado en su mejilla.

Los ojos de Taiga casi brillaban por sobre los lentes de contacto, sus uñas habían crecido notablemente, ese chico se había atrevido a golpear a Takao. Podía acabar con ellos en un instante, pero si aún no lo hacía era por la mirada de súplica de su amigos.

Taiga estaba enojado, sus amigos eran molestados por ser hijos de una humana, y él no tenía idea de eso.

–Mmm… ¿estás enojado? ¿Quieres golpearme? –le susurró Aoki mientras caminaba alrededor de Taiga al acecho.

 

~~~**~~~

 

Aomine, por otro lado, al fin le había comprado un presente a su prometida. En sí él solo lo pagó, ya que el regalo consistía en una delicada cadena escogida por Kise, con un dije en forma de sol de diseño único; detrás de esta, y por cortesía de Midorima, la mandaron a grabar poniéndole “Eres mi sol”, y un poco más abajo sus iniciales “DyR”.

Para cualquiera, esa frase podía significar: “Eres la luz que ilumina mis días” o algo parecido, pero por la creencia de que los vampiros no soportaban el sol, esta frase era un total sarcasmo de parte de ellos para la chica.

Ya iban de regreso a sus casas, hasta que  Midorima se detuvo mirando fijamente hacia otra parte, llamando la atención de los otros dos.  

–Aoki no se cansa de molestarlos –dijo Kise con una voz cargada de frustración, Aomine lo miró y luego siguió adelante.

–No es nuestro problema –dijo como si nada. Midorima  apretó sus puños y lo siguió, pero volvió a detenerse al ver como Aoki le había dado una cachetada a Takao.

Aomine escuchó el sonido y por simple curiosidad se volvió, viendo como Aoki y otro chico rodeaban a Taiga, frunció el ceño al ver como trataban de intimidarlo,  luego rio y se preguntó “¿Dónde había quedado el carácter de esta mañana?”, vio como un fuerte golpe impactaba en la mejilla de Taiga mandándolo directo al suelo.

Ni él mismo se dio cuenta cuándo llegó junto Aoki tomándolo fuertemente del cuello, le propinó un fuerte golpe en la mejilla, justo como lo había hecho con el chico pelirrojo.

–¡Lárgate!  –le gritó antes de tirarlo lejos. Los otros, al ver que era Daiki, desaparecieron en un segundo. Takao, kasamatsu, kise y Midorima no cabían de la sorpresa, no podían creer que Aomine los estuviera defendiendo.

Aomine se volteó a mirar a Taiga, viendo el asombro en su rostro, divisó el hilo de sangre que salía de su labio, aquel olor llegó a su cuerpo de manera intensa, perdiendo todo uso de razón, cerró los ojos, movió el cuello y las manos, haciéndolos sonar. Al abrir nuevamente sus ojos, eran de un color rojo intenso.

A Taiga le dio miedo verlo así nuevamente pero mucho más que en la mañana.

–Aomi… –trató de hablarle, solo para verse brutalmente azotado en un árbol, sintiendo mucho dolor en su espalda, el ataque había sido tan repentino que ni tiempo tuvo de reaccionar, ahora solo podía sentir una garras incrustándose en su cuello, trató de abrir los ojos viendo una sonrisa macabra en el rostro de Aomine.

Todo había sucedido tan rápido, Takao estaba histérico, se acercó rápidamente a Aomine  para alejarlo, pero de un manotazo Aomine lo lanzó lejos. Kasamatsu corrió a verlo.

–No… no lo… hagas –trataba de decirle Taiga, Aomine  sacó su lengua y lentamente la pasó por la herida de Taiga, rozando la comisura de su labio, eso bastó para que Aomine perdiera todo su control, el deseo que sintió le recorrió todo el cuerpo. Tiró a Taiga del cabello exponiendo su blanquecino cuello e incrustó sus colmillos sin ninguna delicadeza, absorbiendo su sangre, todo lo que podía, lo necesitaba, lo quería todo.

Takao  que se estaba reponiendo del golpe, miraba con horror aquella escena, al igual que Kasamtasu, esta vez los dos se acercaron para alejar a Aomine de Taiga.

–¡Demonios, ayúdenos!  ¡van a morir si no los detenemos! –gritó con desesperación Takao.

Midorima y kise, recién ahí se dieron cuenta de la gravedad del asunto, en realidad habían quedado asombrados por la manera en que Aomine había reaccionado, pero ellos no eran nadie para detenerlo, si Aomine quería beber de su sangre y matarlo en el proceso podía hacerlo y nadie le diría nada. Aun así, y sin siquiera explicárselo, accedieron a las suplicas de los chicos.

Al separarlos, Taiga cayó de inmediato al suelo, casi inconsciente, su cuello estaba todo ensangrentado y con heridas, Takao y kasamatsu  lo agarraron, listos para irse, pero se detuvieron ante el grito de Kise.

–¡Aomine! –el nombrado cayo   al suelo, convulsionaba y se aferraba a su pecho, mientras escupía algo de la sangre que había bebido

–¿Qué… qué le pasa? –preguntó Midorima desesperado, arrodillándose, mirándolo con miedo.

Los rostros de Takao y Kasamatsu miraron con tristeza el cuerpo en el suelo.

–Lo sentimos –dijeron en un susurro antes de irse, no era su culpa. Ni siquiera asimilaban lo que acababa de ocurrir, pero si de algo estaban seguros era de las consecuencias para el moreno.

 

~~~**~~~

 

Kuroko llevaba un buen rato caminando de un lado para otro, su preciado hijo no llegaba y con el pasar de los segundos su corazón se oprimía más, tenía la sensación de que algo le había pasado, pero si aún no salía volando a buscarlo era porque seguía tratando de convencerse de que eran los nervios ya que era la primera vez que Taiga salía.

–¿Qué tienes?  –lo sacó de sus pensamientos Akashi.

–Nada –respondió rápidamente, tratando de sonreír de manera falsa, riendo con nerviosismo al ver la mirada inquisidora de su pareja. No le había creído–. Es… estoy preocupado por Taiga –en cuanto lo mencionó, el rostro de Akashi cambió notablemente.

–¿Crees que le pasó algo? –Kuroko iba a responder, pero escucharon un fuerte sonido proveniente de la puerta.

–No… puede ser.

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Muchas gracias! Por leer y comentar bell@s!!

Saludos, nos vemos!!

Reiga


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