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56. Secretos Silenciados (02) por dayanstyle

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Jin Hwan jaló la manga de su camiseta de manga larga tan fuerte como pudo mientras abría la puerta de “Fragancias florales” y entraba. HeeChul ya estaba allí, detrás del mostrador, recortando los extremos de las flores. El chico se veía aburrido. Jin Hwan sólo esperaba que el hombre no se enojara con él por llegar tarde.

Hizo una mueca cuando HeeChul lo miró. Su compañero de trabajo no parecía estar enojado, pero ¿qué sabía? Si tuviera la capacidad de ver cuando la gente estaba enojada, podría tener la posibilidad de quedarse fuera de su camino.

Él no la tenía.

 

De hecho, Jin Hwan parecía tener un don para enojar a la gente, o más específicamente a su tío. Parecía que sin importar lo que dijera o hiciera, nunca era lo suficientemente bueno. Su tío como quiera se enojaba.

—Siento llegar tarde —dijo Jin Hwan apresuradamente—. Tuve un poco de problemas para llegar al trabajo. —Como que su tío le gritó durante casi treinta minutos por no cortarse el cabello. No estaba seguro de por qué el hombre estaba tan obsesionado con el cabello de Jin Hwan. Debería de estar más centrado en buscar un maldito trabajo y ayudar con las facturas.

Su renta tenía tres días de atraso. El arrendador iba a llegar pronto, y Jin Hwan no estaba seguro de lo que iba a decirle al hombre. Su trabajo también se tambaleaba. Si su tío seguía haciendo que llegara tarde, iba a estar desempleado y viviendo debajo de un puente en una caja de cartón bien decorada.

¿No enojaría eso a su tío Seung Chul?

 

HeeChul dejó las tijeras de podar sobre la mesa y agitó un dedo. —Vamos a no hacer un hábito de esto, y olvidemos todo el asunto.

Jin Hwan dejó escapar un profundo suspiro de alivio. — Gracias, HeeChul. Juro que no voy a llegar tarde de nuevo. — Incluso si eso significaba cortarse el cabello como su tonto tío quería. A Jin Hwan le gusta su cabello largo como estaba. Le mantenía las orejas calientes y le daba algo con qué ocultarse cuando quería ver a la gente, pero no quería que supieran que estaba mirando.

También le gustaba como se le veía.

 

Jin Hwan subió su mochila más en el hombro. —Déjame dejar mis cosas en la parte de atrás y me pondré a trabajar.

HeeChul asintió y volvió a recortar. Jin Hwan corrió hacia la parte de atrás, dejando su mochila en la esquina. Rápidamente tomó su delantal y se lo puso sobre su cabeza, atando los lazos en la espalda. Jin Hwan jaló las mangas de la camisa de nuevo y se apresuró hacia el área del taller.

Echó un vistazo por la tienda. El lugar estaba impecable. —Bueno, ¿qué te gustaría que hiciera primero?

HeeChul señaló la parte posterior de la tienda. —Tenemos un cargamento de claveles que llegaran antes del mediodía. Necesito el segundo estante del refrigerador limpio, así tendremos un lugar para ponerlos.

Jin Hwan estaba contento de tener mucho trabajo que hacer. Había días en que entraba y no había nada que hacer. Necesitaba la distracción. Alguna gente utilizaba  la poesía o la cerámica como un pasatiempo o terapia. La manera en que Jin Hwan se relajaba era trabajando con las flores. Le encantaba la forma en que olían y la forma hermosa que podía colocarlas en una variedad de diferentes colores y diseños. También le gustaba sentirlas entre sus dedos.

—No hay problema. —Jin Hwan entró en la gran cabina de refrigeración que alojada todas las flores que se utilizaban en los arreglos. No estaba demasiado frío, pero a Jin Hwan no le gustaba estar encerrado en la habitación por mucho tiempo. Podría hacer frío con bastante rapidez.

Consiguió hacer su tarea y terminó de limpiar el refrigerador justo cuando llegó el envío. Pasó la siguiente hora ayudando a HeeChul a desbaratar los montones de claveles, prepararlos para refrigeración y acomodándolas en el cuarto frío.

A Jin Hwan no le importaba lo que pensara su tío de que él trabajara en una florería. Él lo amaba. Sólo deseaba tener un patio para plantar flores. Era un pasatiempo que sabía iba a disfrutar de verdad. Había algo acerca de las plantas y flores que hacía que Jin Hwan pensara en el bosque y en estar en su forma de lobo. Últimamente, no había tenido la oportunidad de correr en ningún lugar, sólo trabajar e ir a la casa.

Extrañaba el sentir el viento en su piel y el sol en la cara.

 

En el momento en que terminaron, Jin Hwan estaba sudando, y por la forma que HeeChul lo miraba, el chico sabía. Por supuesto, el sudor que descendía por su cabello contaba la historia. La camisa de manga larga se pegaba a él, y Jin Hwan se estaba muriendo por quitársela.

—Tengo una camiseta de repuesto atrás. Si quieres te la presto.

 

Jin Hwan quería jalar las mangas para estar en el lado seguro, pero eso sería un claro indicio. —No, estoy bien, gracias. —Ojalá hubiera tenido tiempo esta mañana para cambiar y sanar, pero Seung Chul ya había hecho que llegara tarde. Iba a tener que seguir ocultando las marcas hasta que pudiera llegar a casa y cambiar a su forma de lobo.

Sólo tenía que asegurarse de estar en su habitación, porque cambiar frente a su tío sólo lo enfurecía. Jin Hwan no estaba seguro de por qué. Quizás Seung Chul lo veía como un desafío, pero Jin Hwan había aprendido hacía mucho tiempo a no cambiar a su forma de lobo cuando ese imbécil estaba.

—¿Estás seguro?

 

—Sí. —Jin Hwan le dio a HeeChul una pequeña sonrisa—. Estoy seguro. —También estaba seguro de que realmente quería volver a trabajar. No quería a HeeChul insistiendo en que fuera a cambiarse. No había manera de que Jin Hwan pudiera explicar sus heridas.

—Bueno, es la hora del almuerzo. —Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de HeeChul, y luego movió sus cejas juguetonamente—. Supongo que quieres correr al Pit y traernos algo de comer, ¿verdad?

Jin Hwan inmediatamente se animó ante la idea de ver a Jun Hoe de nuevo hasta que recordó que traía el almuerzo en una bolsa de papel en su mochila. Su tío le había quitado sus últimos veinte billetes, y Jin Hwan tuvo que traer un almuerzo de casa.

—Yo... uh... traje un almuerzo, pero me encantaría ir a buscar el tuyo por ti.

El ver a Jun Hoe iluminaría su triste día, aunque no pudiera comer la deliciosa comida del hombre. Sólo la idea de poner los ojos en su pareja hacía que mariposas aletearan en su vientre.  Aún  no  estaba  seguro  de  cómo  decirle  al alto, musculoso y devastadoramente guapo hombre que eran pareja. Jin Hwan había estado pensando en diferentes maneras de acercarse a Jun Hoe desde primera vez que lo vio.

Aun su mente estaba completamente en blanco.

 

—Creo que puedo pagar por ambas comidas —ofreció HeeChul—. Además, tengo que admitir, que el hombre tiene la mejor maldita carne asada que he probado. No le digas a  Rasa que dije eso.

¿Quién demonios era Rasa?

 

—No, en serio, estoy bien. Metí las sobras de la cena de anoche. No quería tirarlas a la basura, así que traje algo para comer —dijo Jin Hwan apresuradamente. Se dijo que en realidad no estaba mintiéndole a HeeChul. Trajo las sobras de la noche anterior. Era bastante fácil de hacer eso cuando sólo tenía sándwich de mantequilla de maní y mermelada para cenar.

HeeChul giró sobre sus talones y se dirigió hacia la puerta. — Bueno, yo no traje un almuerzo, así que voy a ir al restaurante. ¿Puedes manejar este lugar solo durante una hora?

 

¿Una hora? Sus comidas eran sólo de media hora. Jin Hwan inclinó la cabeza asintiendo cuando HeeChul se dirigió a la puerta. —Claro —le dijo a la tienda vacía.

No estaba seguro de que debería de tomarse una hora entera, así que Jin Hwan sólo tomó treinta minutos —aunque sólo le tomó cinco comer su sándwich. Limpió la tienda y se deshizo del material de embalaje de los claveles.

Cuando terminó, Jin Hwan se fue detrás del mostrador y empezó a limpiar. HeeChul regresó con una sonrisa de felicidad en su rostro.

—¡Wow, este lugar se ve muy bien!

 

Jin Hwan sonrió, apreciando la alabanza. No obtenía elogios a menudo. No era gran cosa, pero en ese instante necesitaba la aprobación.

HeeChul levantó una bebida con una paja saliendo de ella.

—Una de las famosas malteadas de Ren. He luchado contra feroces aldeanos armados con tridentes y caminé un kilómetro y medio con tres metros de nieve cuesta arriba y con un mapache salvaje aferrado a la pierna para traerte esto. Asegúrate de disfrutarlo.

Jin Hwan rodó los ojos ante el dramatismo del HeeChul. El tipo era demasiado. Pero a Jin Hwan le gustaba. Parecía que HeeChul siempre lo hacía sonreír. Jin Hwan tomó la malteada y se dio cuenta de su error demasiado tarde.

La sonrisa de HeeChul se deslizó hacia abajo en una mueca y sus ojos se clavaron en la muñeca de Jin Hwan. Dejó la malteada en el mostrador y agarró el brazo de Jin Hwan. Jin Hwan intentó soltarse, pero HeeChul fue sorprendentemente fuerte. — ¿Qué infiernos es esto?

 

Jin Hwan sintió que el corazón le latía demasiado rápido. Su mente corrió a pensar una excusa plausible. —Se me atoró en una puerta.

La ceja izquierda de HeeChul se elevó una fracción mientras lo miraba fijo, y Jin Hwan podría decir que el tipo no estaba convencido.

—Sí, porque la puerta tiene dedos.

—¿Qué?

 

HeeChul giró la muñeca de Jin Hwan. —Esas son huellas de dedos marcadas en tu brazo, Jin Hwan. Alguien te agarró lo suficientemente duro para dejar evidencia.

Jin Hwan jaló su brazo, y esta vez HeeChul lo dejó en libertad. Pero el hombre ya no lo miraba. Jin Hwan vio hacia donde HeeChul estaba mirando y vio a Jun Hoe de pie en la puerta. Él estaba mirando directamente a la muñeca de Jin Hwan.

Era demasiado. Jin Hwan no podía manejar esto. Corrió detrás del mostrador hacia el cuarto de atrás. Jaló la manga y luego se limpió los ojos. La humillación no podía ni empezar a describir lo que sentía. La única cosa que podría empeorar la situación era que uno de esos hombres lo siguiera —HeeChul apareció en la puerta.

Dios, no necesitaba esto. Jin Hwan sólo quería olvidar todo el incidente y volver a reír con HeeChul.

—Voy a decir esto y luego voy a dejarlo en paz. —HeeChul se movió más en la habitación y cerró la puerta tras él. El chico se apoyó contra la puerta, metió las manos a la espalda, y miró a Jin Hwan directamente a los ojos—. Mi padre era un verdadero imbécil, un monstruo. Él abusó de mí desde que cumplí cinco. No sólo físicamente, sino que también sexualmente. Después de que me echó de la casa porque estaba demasiado viejo para él, giró su atención hacia mi hermanito. No estás solo, Jin Hwan. Si alguna vez decides que ya es suficiente, avísame. Yo te sacaré.

Jin Hwan miró a HeeChul con sorpresa, pero no dijo nada.

 

—La única razón por la que no voy a presionar la ayuda en tu garganta es que huirías. Aprendí de cuando viví en las calles que la gente sólo permite ayuda cuando están listos para ser ayudados. Pero si veo otra herida en ti, tengo un loco amigo y un hermano que van a sacar la basura para ti.

Jin Hwan tragó con dificultad, aún no decía ni una palabra. Si hablaba, estaría admitiendo lo que pasó con él. Era un hombre adulto, un shifter lobo. Debería de ser capaz de defenderse. ¿Qué pensaría la gente si supieran que su tío lo golpeaba? Pero había algo más que eso. Jin Hwan estaba aterrorizado  de  lo  que  su  tío  iba  a  hacer  si  alguien lo descubría. El hombre era cada vez más y más agresivo. No sabía qué hacer.

HeeChul podría estar ofreciendo ayuda, pero el hombre no iba a estar allí cuando Jin Hwan tuviera que enfrentarse a Seung Chul. No había nadie allí cuando su tío se enfurecía.

Tenía que manejar esto por su cuenta. —¿Dónde está Jun Hoe?

HeeChul estudió a Jin Hwan con sus ojos de color marrón- naranja, y luego le dio un leve encogimiento de hombros. — Se fue después de que lo convencí que te lastimaste en el trabajo. No me gusta mentir, pero quería hablar contigo primero.

Jin Hwan pasó junto a HeeChul cuando el hombre se alejó de la puerta, sintiendo la vergüenza instalarse en su interior. — Estoy bien.

Él no iba a discutir esto por más tiempo. Había trabajo que necesitaba hacerse.

 

 

Jun Hoe no se compró la historia de HeeChul ni por un maldito minuto. «Lesionado en el trabajo, mi culo». Esa era la huella de una mano en la muñeca de Jin Hwan. No estaba seguro de por qué le importaba. Ni siquiera conocía al chico. Pero le molestaba con fuerza. Podría ser el hecho de que Jin Hwan era tan malditamente pequeño y delgado. Jun Hoe odiaba ver a alguien siendo abusado, pero sobre todo a alguien que no podía defenderse.

No podía quitar de su mente la expresión de miedo en la cara de Jin Hwan. El hombre parecía que estuviera a punto de  vomitar  cuando  su  compañero  de  trabajo  lo  estaba interrogando. Y eso era otra cosa. Había oído a Jin Hwan decir que su brazo se le atoró en una puerta.

«Dos historias diferentes».

 

Jun Hoe reconocía un abuso cuando lo veía. Él tuvo un amigo en la universidad que fue abusado por su novio. Jun Hoe había tratado de ayudar. Pero al final, Jason había perdido la vida a causa de una violencia sin sentido. No podía alejarse. No con la conciencia tranquila. Tenía que haber una manera de ayudar.

—Hey, jefe —Taeha saludó a Jun Hoe cuando volvió a entrar en el Pit. Él había ido a la florería a... Jun Hoe no estaba seguro. Había algo dentro de él que lo jalaba hacia Jin Hwan desde la primera vez que vio al chico el día anterior.

Infiernos si sabía lo que era ese sentimiento. Huía del hombre, y, al mismo tiempo, Jun Hoe se sentía atraído por él. Nunca antes había experimentado algo como eso. La sensación era extraña como el infierno. Pero sabía que no iba a sentarse cuando alguien golpeaba al delgado pequeño.

Sólo tenía que encontrar una razón para estar alrededor de Jin Hwan más a menudo. Sabía que a Jin Hwan le agradaba él, y aunque él no quería darle al hombre una idea equivocada, Jun Hoe estaba decidido a descubrir quién estaba abusando del chico.

Jun Hoe golpeó su muslo con el pulgar mientras trabajaba el problema en su mente. —Voy a hacer unos encargos. — Miró a Taeha apoyado en el mostrador, con la mirada perdida en un sueño—. Intenta no hacerme quebrar.

El lado de la boca de Taeha se contrajo con una mueca. —Sin promesas.

¿Por qué Jun Hoe no creía que el hombre estaba bromeando? No estaba seguro de si debía dejar su  negocio en manos de Taeha y Timoteo o no. Él sólo podría encontrarse con un Infierno y dos empleados crujientes. Timoteo tenía la  capacidad de atención de un mosquito.

Cruzando los dedos para que ellos no se mataran, Jun Hoe caminó las cuadras hacia el restaurante. Era muy probable que en ese lugar conocieran los chismes del pueblo. Siempre sucedía en el restaurante local o en la peluquería. Puesto que él no necesitaba un corte de cabello, Jun Hoe decidió que su primera opción era mejor.

Entró en el fresco interior del restaurante para ver unos pocos clientes sentados en diferentes mesas. El sonido del tintineo de los cubiertos sobre los platos, lo asaltó. Olió a carne a la parrilla, y el dulce aroma de la cebolla al ser freída.

Mirando la barra, Jun Hoe decidió sentarse allí. Había visto a Ren un par de veces desde que llegó al pueblo. El chico estaba muy bien, a pesar de que lo había confundido con una chica a primera vista.

—Jun Hoe —Ren exclamó alegremente sobre el ruido metálico de la cafetera mientras el andrógino hombre caminaba hasta donde Jun Hoe estaba sentado—. ¿Has venido a comer todo lo de la cocina?

Ren siempre bromeaba debido a que el apetito de Jun Hoe era más grande que la vida. A pesar de que era dueño de su propio restaurante, había ocasiones en que Jun Hoe quería algo distinto de carne asada.

Hoy tenía hambre de información.

 

No estaba seguro de que esta fuera la manera correcta, pero tenía que empezar en alguna parte. No conocía mucha gente en el pueblo, si Ren no filtraba nada, entonces tal vez iría a hablar con Baekhyun a la cafetería.

 

—¿Qué quieres? —Ren preguntó mientras apoyaba la cadera en el lado de la barra y tenía listo un lápiz sobre una hoja de pedido.

—Sólo una taza de café —dijo mientras apoyaba las manos sobre el brillante mostrador. Jun Hoe se sentó y esperó a que Ren sirviera el café negro antes de hacer su primera pregunta—. Dime, Ren. ¿Conoce a los empleados de la florería?

Ren asintió mientras colocaba la jarra sobre la barra.

—HeeChul trabaja allí. Pero si estás interesado en salir con él, es posible que desees pedirle permiso primero a su novio.

Jun Hoe frunció el ceño a Ren. —No preguntaba por HeeChul. —Además, a pesar de que HeeChul era un hombre de aspecto agradable, Jun Hoe no estaba interesado. Y además había conocido a Siwon. Tan grande como Jun Hoe era, el hombre era un poco intimidante. Esto no iba según lo planeado. Jun Hoe estaba tratando de no ser obvio, pero parecía que Ren necesitaba que fuera  directo—. Estoy hablando de Jin Hwan.

—Oh —dijo Ren, asintiendo de una manera conocedora y Jun Hoe se congratuló de estar a punto de saber más sobre el delgado hombre.

—No lo conozco.

 

«Maldición».

 

—Pero sé que él y su tío se mudaron aquí hace unas seis semanas. Ellos viven en los apartamentos arriba de la estación de policía. Jin Hwan trabaja en la florería, pero hasta el momento su tío no ha encontrado un trabajo. Ellos vinieron aquí desde el Oeste. Al parecer, tampoco había trabajo allí.

Jun Hoe estaba esperando que Ren le dijera el color favorito de Jin Hwan y su signo del horóscopo. Para alguien que no conocía a Jin Hwan, seguro como la mierda que él conocía a Jin Hwan.

—¿Cuándo es su cumpleaños? —Jun Hoe bromeó en un estado de ánimo juguetón. Le agradaba Ren. El hombre era dulce y divertido y siempre parecía feliz de ver a Jun Hoe.

—Quince de marzo.

Bien, ahora eso era demasiado raro.

 

Ren se rio mientras empujaba su largo cabello fuera de su hombro. —Estoy bromeando. No tengo ni idea.

Escuchando al pequeño extraño detrás del mostrador, Jun Hoe había aprendido algunas cosas sobre Jin Hwan que no sabía antes. Pero aún no estaba ni cerca de descubrir quién era el abusador del trabajador floral. Había estado esperando que Ren le dijera algo que apuntara en la dirección correcta, pero el pequeño chico  seguía sonriéndole.

«Joder». Jun Hoe ordenó el almuerzo. Tenía la sensación de que nadie sabía lo que estaba pasándole a Jin Hwan. La única cosa que podía hacer era empezar a salir con el chico, y quizá Jin Hwan confiara en él lo más pronto posible.

Era deshonesto, pero sabía por su experiencia con Jason que el miedo hacía que una persona haga cosas que normalmente no harían... como proteger a sus abusadores. Nunca había tenido ningún sentido para Jun Hoe, pero por otra parte, no había sido él el que era abusado.

—Hey, Ren —Jun Hoe llamó al hombre mientras tomaba un sorbo de su café.

Ren regresó hacia él. —¿Sí?

—¿Conoces algún contador que pueda contratar?

 

Una vez más Ren asintió de una manera conocedora. Esta vez Jun Hoe no estaba tan seguro de la respuesta del hombre. —Niel, pero tendrías que luchar contra Jongin por él.

¿Por qué el pequeño hombre le ofrecía alguien que ya tenía trabajo? —Estoy buscando a alguien que necesite un trabajo, Ren. No a alguien que ya tenga uno.

—Oh —dijo Ren—. Entonces, la respuesta sería  no. Pero podría preguntar.

—Gracias. —Jun Hoe se sentó y comió su almuerzo una vez que estuvo listo, su mente regresó a la herida en el brazo de Jin Hwan. Aunque fuera lo último que hiciera, Jun Hoe iba a averiguar quién lo hizo y le daría una lección a ese idiota.

 

 

HeeChul se dirigió a la Casa, con Jin Hwan aún en su mente. Desde que había visto ese moretón lo único que podía pensar era en su padre. Habían pasado años desde que había pensado en ese imbécil, pero ahora no era capaz de dejar de pensar en sus años de cuando era más joven.

Alguien estaba haciéndole daño a Jin Hwan y HeeChul sabía que no podía quedarse sentado sin hacer nada. Quizás debería encontrar a Zelo y tener una charla con él. Con los años, Zelo había ayudado a más personas de las que HeeChul podía contar.

Zelo había encontrado definitivamente su vocación. HeeChul había tomado el trabajo de la florería sólo para salir de la Casa. Pero tenía que admitir, aunque fuera para sí mismo, que le gustaba trabajar allí. Jongin lo había puesto a cargo, pero dijo que tenía otros planes además de que fuera el propietario. Eso estaba bien con él. HeeChul estaba contento de trabajar allí.

—¿Quieres ir a tirar unas canastas?

 

HeeChul vio a su hermano que venía por el pasillo, una pelota de basquetbol bajo el brazo. Supo en ese momento que Zelo podía esperar. Pasar tiempo con Key era lo que necesitaba en este momento para purgar esa horrible sensación que su padre siempre causaba.

Él y Key no sólo compartían un vínculo común como familia, sino que ambos habían sufrido la misma pesadilla a manos de su padre. Si alguien entendía a HeeChul cuando se sentía deprimido, era Key.

—Claro —dijo mientras tomaba las llaves de la camioneta de Siwon y él y su hermano se dirigieron al Centro de recreación.

—Estás muy callado —Key dijo mientras se dejaba caer en su asiento, el balón escondido en sus pies—. ¿Qué sucede?

Ellos dos normalmente no hablaban de emociones ni nada por el estilo, pero conocían el humor del otro y sabían cuándo abordar las cosas y cuándo dejarlas en paz.

Apartando un mechón de cabello de su hombro, HeeChul se concentró en la carretera mientras reflexionaba sobre Jin Hwan. —Trabajo con un chico que está siendo abusado.

Key se quedó callado por un largo rato. HeeChul sabía que el hombre estaba en una profunda reflexión, recordando cosas que ambos preferirían olvidar.

A pesar de que tanto a él como a su hermano el consejero les había dicho que atravesaran lo que habían sufrido, HeeChul y su hermano preferían olvidarlo. Su padre había sido un monstruo y su vida en el hogar sombría y oscura. Si HeeChul nunca se acordaba de nuevo de su pasado antes de    llegar a la Villa Kim... no causaría ningún sudor de sus bolas.

—¿Sabes quién lo está lastimando? —Key preguntó mientras miraba por su ventana. HeeChul sabía que miraba a lo lejos. Su hermano menor también estaba sumido de nuevo en su pasado. Con lo mal que la vida de HeeChul había sido, la soportaría de nuevo con tal de evitar los torturantes recuerdos de Key.

No con palabras, sino con acciones, HeeChul le aseguraba a Key que estaba muy orgulloso del hombre en el que su hermano pequeño se había convertido.

Quería alcanzar y confortar a Key, pero HeeChul conocía a Key y él alejaría la ternura y bromearía acerca de ser un hombre y no necesitar mimos. Sacudió la cabeza. —No, y él no lo dirá.

Su hermano se jaló la barra que tenía en el labio inferior, el brazo izquierdo colgando de su cintura. —Habla con Zelo. Hazle saber lo que le está pasando a tu amigo. — Key miró a HeeChul, y pudo ver la mezcla de tristeza y determinación grabada en sus ojos—. Si necesita ayuda de otra naturaleza, avísame.

Dios, HeeChul amaba a Key. El hombre tenía una columna de acero. Incluso aunque los recuerdos probablemente estaban destrozándolo por dentro, pensaba en la otra persona. —Ya le hice saber que, cuando suficiente fuera suficiente, nosotros podíamos intervenir.

Dándole a HeeChul un serio gesto, Key se quedó en silenció hasta llegar al centro de recreación. Rebotó el balón en el pavimento del estacionamiento y luego se lo arrojó a HeeChul.

HeeChul atrapó el balón, su corazón sintiéndose más ligero cuando Key le sonrió.

 

El hombre siempre sería su hermanito, y HeeChul nunca dejaría de amarlo por el hombre en el que se había convertido.

—¿Listo para ver tu culo aplastado? —Key preguntó mientras subía las escaleras del Centro de recreación.

—¿En qué planeta vives? —HeeChul bromeó—. No empieces a hablar mierda porque estoy a punto de correr en círculos a tu alrededor.

Las cadenas en los pantalones de Key tintinearon mientras se dirigían hacia el gimnasio. HeeChul sacudió la cabeza y sonrió mientras seguía a su hermano.

 

continuará....

 


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