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"Cadenas de Oro" por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Hola, un gusto saludarles como cada lunes, les traigo la actualización del cap 13 de este fic donde se verá la interacción de Rada y Kanon en el salón del piano, de corazón deseo que les guste y cualquier cosilla, son libres a hacermelo saber en un review. Muchas gracias.

Quiero dar agradecimientos y saludos especiales a:

Hikari White 17
Callie Paris
maxchangminbiased01
Martha19

Gracias por sus comentarios en caps anteriores y gracias también a las personitas que regalan a este fic minutos de su tiempo de lectura. Un saludo.

 

Capítulo XIII.

”””

Radamanthys y Kanon llevaban unos cuantos minutos dentro de aquel salón donde un hermoso piano de cola negro contrastaba con las pulcras paredes blancas y las largas cortinas de seda color dorado. El gemelo se había acercado al instrumento, acariciando apenas con las yemas de sus dedos la barnizada superficie cuidando de no hacer contacto con sus uñas y provocar algún daño en la magnífica madera.

El rubio miraba recargado en la pared cerca de la puerta con los brazos cruzados sobre su ancho pecho, notaba los movimientos de Kanon, la manera en la que movía sus finos dedos y su forma de caminar, los movimientos elegantes que realizaba su cuello de cisne para mover la cabeza. Al notar el rumbo que estaban tomando sus pensamiento el oji-melado volteó la vista a otro lado, negándose a aceptar que el de largos cabellos azules le provocaba algo.

Él había conocido a un hombre cuya belleza era incomparable, pero Kanon tenía algo que superaba con creces a Afrodita. Afrodita… Maldito nombre que deseaba hundir en lo más profundo de su mente y no volver a recordarlo ni al rostro que reclamaba por él. Era la primera vez en toda su vida que quiso pensar que había alguien merecedor de destruir su barrera de superioridad y frialdad para ofrecer algo de calidez, calidez que con el tiempo y un poco de actuación por parte del sueco, se llegó a convertir en un amor puro que fue al final su propia perdición, su castigo y es por eso que Kanon yacía en ese salón con él.

—Es un piano hermoso —susurró con una sonrisa de genuina admiración al mismo tiempo que acariciaba las blancas teclas.

Aquel pétalo de voz sacó de su amargo hipnotismo al joven rubio, logrando que le mirara con seriedad. Radamanthys pensó para sí que lo qué Minos había dicho al saludarlo era cierto, ese muchacho tenía un voz bella y agradable. Tan diferente a la de…

—Muchas gracias por tomarse el tiempo para mostrármelo.

No fue consciente del momento en que Kanon se había separado del piano poniéndose a un par de metros frente a él. El menor tenía las manos juntas al frente a la altura de su vientre, ciertamente ya no sonreía pero se le notaba tranquilo aunque un tanto incómodo, quizás por la idea de estar causándole molestias, o tal vez por estar ellos dos solos.

—No me agradezcas a mi, hazlo a mis hermanos en todo caso.

Su voz sonó seria, lo que provocó que Kanon se encogiera un poco y llevara su mano derecha hasta su antebrazo, volteando la mirada al piso con pena.

—Está bien, lo haré… Si me disculpa, voy a regresar a la sala.

La voz del menor se escuchaba bastante insegura, a Kanon le había llamado poderosamente la atención Radamanthys cuando lo vio por primera vez al entrar del jardín junto con Saga. No conocía el motivo a ciencia cierta pero su corazón comenzó a palpitar de un modo diferente, y pudo sentir la piel de su cara caliente al igual que en su nuca donde un cosquilleo acompañó la sensación, era desconocido pero admitía que se sentía muy bien.

Además pudo notar que el hombre era muy atractivo, su rostro serio y masculino aumentaba sus apuestas facciones. Pero luego de lo que ocurrió en el pasillo cuando se dirigían hacia allí, Kanon se sintió intimidado por el mayor. No estaba seguro de que fuera a desarrollar algún sentimiento amoroso por el rubio, al inicio la idea se le cruzó pero luego de su pequeño enfrentamiento se decidió que era mejor simplemente tratar de convivir en paz sin aspirar a más, además se notaba que Radamanthys tampoco tenía las intenciones de profundizar de alguna manera en su “relación”.

Kanon hizo una leve inclinación de cabeza como gesto de agradecimiento y se dispuso a buscar la puerta para poder salir, pero Radamanthys no quería dejarlo ir así como si nada por lo que se colocó frente a la puerta impidiendo que el menor se fuera.

El más joven extrañado alzó la vista para encontrarse con la mirada fija del rubio puesta en él, aumentando los nervios que ya tenía por aquella aura intimidante y ahora también por la cercanía.

—Ahh, ¿sucede algo? —cuestionó con duda retrocediendo algunos pasos.

—Lo mismo te pregunto yo a ti, no veo porqué debas irte y dejarme aquí. Seremos esposos, donde esté yo debes estar tú.

Las irises verdes se agrandaron al recibir las palabras ajenas.

—Yo… Lo lamento, no sé si sepa pero no he sido educado para saber como ser un buen esposo —se sonrojó. Rada lo veía sin perderse detalle alguno de su rostro bello.

—Me han comentado algo de eso, pero son cosas básicas que aprenderás cuando vivamos juntos.

—Uumh… —Kanon volteó la mirada incómodo. Radamanthys lo notó.

—¿Lo sabías, verdad? El que debes vivir conmigo.

—Es lo que se hace al casarse, ¿no?

—Tienes elegancia y buenos modales, no te costará adaptarte a ser mi esposo. Sólo quiero que sepas algo, el hecho de que no habrá sentimientos en esto no quiere decir que vas a andar buscando amoríos por fuera, y si llego a saber que lo haces, te irá muy mal —concluyó con la mirada afilada y amenazante, los ojos verdes de Kanon se agrandaron de asombro.

—Joven yo no tengo ese tipo de comportamientos y dudo mucho siquiera llegar a desarrollarlos. A pesar de saber que nunca voy a conocer lo qué es el amor, no me atrevería a rebajarme de ese modo y menos dentro de un matrimonio, eso es inmoral no podría ver a mi familia a la cara, mucho menos vivir con ese peso en el alma.

Kanon había respondido con tanta pasión y seguridad e internamente Radamanthys pudo validar que ese joven tenía muy presente lo que sus seres queridos pensaran de él por lo que le había quedado más que claro que ese muchacho no le fallaría como esposo, al menos en título lo que lo llenaba de cierta satisfacción.

—Espero que todo lo que me has dicho sea la verdad de tus acciones, porque créeme que sobre un engaño de ese tipo no pienso tener piedad contigo.

La mirada ambarina se tornó mucho más fría, como si a Radamanthys algo le causara un gran malestar con sólo pensar que Kanon quisiera verle la cara, no aquello era algo que no iba a volver a permitir que le hicieran, y mucho menos a dejar impune tal ofensa, aunque le daría la oportunidad al peli-azul de probar su palabra.

—Confíe en que es la verdad —Kanon le miraba a los ojos sin miedo de afirmar sus palabras.

En un movimiento extraño para el menor, Radamanthys llevó su mano izquierda a la mejilla ajena acariciando la tersa piel para pronto ir hacia el fino mentón, mismo que alzó con los dedos índice y medio dejando que el pulgar se deslizara sobre los sonrosados labios. Tal acción provocó un fuerte sonrojo en el joven Géminis, teniendo como impulso el de alejar su rostro de esa mano y esa mirada que le reflejaba en un desconcertante brillo.

Kanon intentó retroceder para alejarse de Radamanthys pero él no pensaba permitírselo, veloz y preciso la mano que había sentido la suavidad de sus labios le tomaba del antebrazo izquierdo, a la par que el rubio usaba su brazo derecho para apresar su delgada cintura, acercándolo así mismo y de paso evitando que escapase.

—¿No te ha gustado qué te toque? —le susurró el oji-miel al oído.

Kanon había comenzado a temblar ligeramente no comprendía lo que estaba sucediendo, era la primera vez que era tocado y tomado de esa manera y la verdad es que estaba comenzando a asustarse.

—E-es que… nunca nadie me ha tocado de esa forma… —las mejillas del joven seguían escarlata dándole un aire de inocencia que Radamanthys nunca había visto en su vida pero que sin lugar a dudas le había fascinado.

Si bien le gustaba la inocencia del gemelo, hubo algo que le llamó la atención, Kanon dijo que nunca lo habían tocado como él lo hizo, eso quería decir que lo más probable era que ese muchacho no haya tenido alguna relación antes por lo que ni siquiera había sido besado, mucho menos… Oh vaya, eso al rubio le hubo complacido en sobremanera.

—¿Entonces, nunca te han besado?

Los ojos verdes se agrandaron ante la interrogante, Kanon pensaba que no podía enrojecer más de lo que ya estaba pero. ¿Qué responder? Él realmente nunca había besado, ni siquiera hubo tenido algo parecido a un novio antes, era triste de algún modo pero ni él ni Saga conocían de esas cosas por vivencias propias.

Por su apariencia sus padres los sobre protegían negándoles incluso salir solos, además de que sus clases eran dadas por institutrices en su hogar por lo que no salían para conocer más personas, hasta ahora que los habían comprometido.

—P-pues no —bajó la mirada con vergüenza—, he leído sobre eso en los libros de Saga pero la verdad es que no lo he experimentado —suspiró.

—Comprendo, pero leer sobre ello no es lo mismo que sentirlo, que vivirlo.

Radamanthys encerró más el agarre en la cintura de Kanon, soltó el antebrazo para rodear con sus dos brazos el delgado cuerpo tembloroso. El de cabellera azul se sorprendió por la gran cercanía que se había creado entre ambos y al no saber como reaccionar o que hacer, Kanon llevó las dos manos sobre el amplio pecho de su futuro esposo para tratar de crear aunque sea un poco de distancia.

—Supongo pero el que pasa deseando vivirlo es mi hermano, no yo… ¿P-podemos volver a la sala? —trataba inútilmente de salir de esa situación, pero el mayor no parecía querer colaborar.

Radamanthys sonrió de lado, en verdad le divertía la reacción que estaba obteniendo del muchacho entre sus brazos.

—Tendrás que vivirlo en algún momento. Cuando estemos casados y desee besarte, deberás complacerme.

—Pero yo no sé como —volteó el rostro rojo y caliente, pronto sus ojos verdes se cerraron con fuerza.

—Sólo dejate llevar, mis labios encajaran con los tuyos. Debo admitir que me gusta mucho la forma de tu boca… —le susurró de manera sensual.

Y un impulso que no creía volver a sentir se apoderó de sus acciones, y de un movimiento rápido giró a Kanon de posición dejándole con la espalda recargada en la pared, encerrándolo entre ésta y su musculosa figura. Los labios de su joven prometido le llamaban a devorarles, un deseo que no quiso ni pudo ignorar.

Sorprendiendo a un nervioso Kanon, Radamanthys unió sus labios con lo contrarios, un apretón hizo que el más bajo se quejara lo que fue aprovechado por el rubio para introducir su rosada lengua dentro de esa dulce boca pura y virginal. Kanon cerró los ojos con fuerza, ¿qué tenía que hacer? No sabía nada de nada y a como podía trataba de mover sus propios labios pero al sentir el apéndice húmedo del mayor recorriendo su cavidad bucal en busca de hacer contacto con su lengua, sólo pudo comprender que también debía moverla en torno a la invasora. No muy seguro y con las manos formando puños sobre el pecho del otro hombre, respondía con torpeza e inocencia la acción de su prometido.

Era una sensación extraña y diferente; en nada se parecía a lo que hacía cuando nadie le veía en el jardín donde buscaba la rosa más grande y juntaba sus labios con uno de los aterciopelados pétalos. No, sentía los labios húmedos y succionados, apretados y calientes. Finalmente Rada lo liberó del ósculo al sentir que el oxígeno se agotaba, más no del agarre en la cintura.

Kanon respiraba agitado buscando ingresar aire a sus pulmones y regular los latidos de su tamborileante corazón, las manos dejaron de ser puños y los ojos vidriosos miraban con desconcierto al rubio.

Cierto era que el oji-miel había sido el primero en besar esa boca florida, y lo hizo de una manera cargada de deseo y pasión una que había apabullado a Kanon, dejándole incluso con las piernas temblorosas, las mejillas y labios rojizos y el pulso alocado

—Ahora ya has vivido tu primer beso —le dijo Rada soltándole del todo y alejándose.

Kanon se abrazó a sí mismo, no sabía como sentirse al respecto después de lo que acababa de suceder. ¿Habría sido correcto que se dejara besar antes de casarse? ¿Así era cómo deseaba su primer beso? No había respuestas más que un temor grande al pensar que había hecho algo malo.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer. Hasta el próximo lunes, sigan bell@s n_n


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