Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Sirviente del General. por Keiko Midori 0018

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Finalmente, el banquete había empezado. En un principio Inuyasha pensó que se desharía del general Taisho por unas horas, pero estaba completamente equivocado. Se dio cuenta de ello al ver a dos mucamas entrar a la habitación individual que el hijo del duque había ordenado para él, ambas mujeres le dieron finas ropas y lo obligaron a arreglarse. Se dio un baño a conciencia, fue peinado y perfumado. Cuando se vio al espejo, pudo ver en él a Inuyasha Setsuna una vez más. Nuevamente veía un noble en ese espejo, inmediatamente la nostalgia había aparecido al verse como antes. Colocó su mano en el espejo sintiendo el frío vidrio, esa imagen era real.

Después de unos momentos mirando su nostálgico reflejo, recibió la orden de ir con su señor. Suspiro profundo y fue en su búsqueda, quería que todo terminara de una vez.

...

...

El banquete estaba en pleno apogeo, los nobles invitados mostraban su poder y riqueza en sus pláticas, los soldados bebían apartados de todo y los oficiales charlaban sobre guerra y política. Inuyasha estaba en un rincón mirando al general, se mostraba estoico pero hasta él pudo notar el fastidio en su mirar. El hombre estaba hablando con el marqués y un conde, aunque el teniente los acompañaba. Los oficiales portaban sus uniformes haciendo de su apariencia más imponente.

Siguió mirando como su señor asentía o contestaba con monosílabos a la aburrida plática, hasta él se aburría con tan solo observar. Una mano en su hombro lo hizo voltear, se trataba del duque Fujimori. Miró en dirección del general Taisho, estaba distraído y el duque lo guió lejos del gran salón. Se dejó hacer, quería saber lo que ese hombre sabía y advertirle de mantener la boca cerrada. Salieron al inmenso jardín del palacio y se encararon. Antes que Inuyasha dijera algo, fue abrazado sorpresivamente.

—Creí que en verdad habías muerto.

—¿Quién es usted y porque me trata con tanta familiaridad?. —Reclamó al separarse bruscamente. El sombre sonrió mientras negaba con suavidad.

—Perdona por ser tan brusco pero no lo pude evitar. Supongo que no me recuerdas, eras tan pequeño la última vez que te vi. Creo que tenías entre cinco u ocho años.

—¿En verdad sabe quién soy, sabe a qué casa pertenezco?. —El hombre lo miró detenidamente, las manos grandes atraparon su rostro justo como el general lo había hecho en aquel bosque pero el contacto a pesar de sentirse cálido, no se igualaba a aquel encuentro.

—Eres idéntico a ella, realmente te pareces a tu madre.

—¿Acaso conoció a mi madre?.

—Claro que la conozco, Izayoi Setsuna era en realidad Izayoi Fujimori. Soy Miroku Fujimori, y en pocas palabras, somos primos. Tú y yo somos familia.

Inuyasha se quedó pasmado ante esas palabras, sus ojos se humedecieron y abrazó a ese hombre. Tenía familia, no estaba completamente solo en el mundo. Sin saberlo, ambos eran observados. Una sombra los miraba en la oscuridad y al ver ese emotivo abrazo, se fue sin mirar atrás.

—¿Por qué no me ayudó? ¿Por qué me dejó con Takemaru?. —Reclamó con un deje de tristeza, se sentaron en una banca cercana.

—Créeme que intente ponerte bajo mi protección pero Takemaru nunca lo permitió, se negaba a dejarte ir. Recientemente había muerto nuestro abuelo, murió sin saber de ti. Cuando me enteré de lo que ese hombre hizo con tu madre, fui por ti pero me negó verte. Pasaron tres años, me dijo que estaba dispuesto a entregarte a mí si le daba una fuerte suma de dinero. Quería venderte a mí, acepté de inmediato ya que era la única forma de tenerte conmigo pero me engañó, le di el dinero pero no cumplió con el trato. Me dijo que podría ir a verte cuanto quisiera si pagaba por ti. Supongo que no lo sabías.

—Ese hombre siempre decía que era un bastardo, pero nunca pensé que se lucraba con mi persona.

—Lo hacía, todo porque yo estaba desesperado. Por ser de mi sangre, debía resguardarte y así lo hubiera querido tu madre, mi tía. La última vez que te vi, estabas en el jardín jugando con una pelota, te veías adorable y no pude evitar unirme. Jugamos toda la tarde pero Takemaru apareció furioso, yo había estado pidiendo a su majestad un decreto para que volvieras con tu familia materna y al enterarse, me prohibió verte. Pasaron unos años y cuando logré obtenerlo, recibí la noticia del asedio de los Taisho contra tu familia. Cuando había logrado obtener ese importante documento, ya habías muerto o al menos, eso creí. Cuando te vi en el mercado me sorprendí, no creía que fueras tú pero el color de tu cabello y ojos, me dio una leve esperanza. Al acercarme pude ver tu parecido con mi tía y supe que eras tú.

—Nunca pensé que tuviera una familia que me quisiera. Todos me trataban mal, mis hermanos me humillaban por creer que era un bastardo y Takemaru me odiaba. Me hubiera gustado estar con mi familia materna.

—Ya te explique lo que pasó, ahora es tu turno de decirme porque estás vivo y con Taisho.

—Eso era lo que quería hablar con usted, el general Taisho no sabe quién soy. Él cree que era un sirviente más de Takemaru, no me encontró lazos con él y por eso sobreviví. Por eso le pido que no revele mi identidad o corre el riesgo de que me asesinen también.

—Aun tengo el decreto de su majestad, puedo liberarte de ese hombre para que vengas conmigo a casa, nuestra casa.

Inuyasha se quedó en silencio ante eso, podía ser libre si ese papel llegaba a manos del duque Taisho. Pero, algo le impedía marcharse del ducado. Algo lo ataba a él y le forzaba a quedarse. Sería libre y tendría a su familia a lado pero simplemente no podía. Tras un largo y pesado suspiro, habló.

—Duque Fujimori, ¿podría decirme qué fue lo que Takemaru hizo para que lo castigaran de esa forma? No quiero odiar a nuestro verdugo sin razón.

—Traición. Takemaru cometió alta traición en contra del imperio y como ya sabrás, el delito de traición es grave y se paga con la muerte. Pero este castigo lo lleva toda la familia, por esa razón los asesinaron a todos. Realmente Taisho no tiene la culpa, por eso y a pesar de tu supuesta muerte, accedí a hacer una alianza con él. Taisho solo cumplió las ordenes de su majestad, no tiene culpa alguna de lo que pasó con tu familia. Tu madre solía decir que tener rencor no servía de nada y espero que también pienses lo mismo.

—Eso explica porque no pude odiarlo por más que lo intentaba.

—Entonces, ¿Qué dices? Aun puedo liberarte del yugo de los Taisho, recuerda que en tus venas corre la sangre de los Fujimori, somos una rama secundaria de la familia real. No deberías seguir viviendo como esclavo.

—Gracias por la propuesta pero tengo que rechazarla. Toda la vida tuve entendido que a pesar de ser de la nobleza, no aspiraba a nada. Además, no me tratan mal en el ducado Taisho y tengo un buen amigo allí, el general a pesar de parecer severo, no lo es y el lugar me gusta.

—Entonces no insistiré pero sí te advierto algo, si llego a ver que eres maltratado, de inmediato volverás al seno de nuestra familia sin objeciones.

—Estoy de acuerdo.

Hablaron por un rato, Inuyasha pudo llegar a recordar vagos recuerdos en los que veía a su primo en su infancia. Tenía el respaldo de una poderosa familia, ya no estaba tan expuesto como antes. Ahora el único problema era el general Taisho y sus extrañas manías con su persona. Ningún hombre acariciaba y besaba a otro de la nada, tampoco creía que Taisho fuera del tipo que tuviera sentimientos más allá del campo de batalla. Y también tenía que afrontar lo inevitable, esos extraños contactos y acercamientos, le estaban empezando a gustar. Que esas pequeñas acciones estaban eliminando el miedo y no quería eso, el miedo lo mantenía vivo y si llegaba a perderlo, quedaría expuesto aun si tuviera la protección de su familia materna. Estaba seguro que aquel sanguinario hombre estaba tratando por todos los medios de esclavizar su corazón y aunque quisiera negarlo, lo estaba logrando.

Continuará...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).