-Bueno, aun tenemos unos meses señor Potter, no se desanime –respondio Morton poniéndose de pie- ahora si me disculpa, tengo asuntos que atender.
Los siguientes recuerdos eran momentos breves en donde aparecía Harry rogándole al Ministro una y otra vez sin resultado alguno; después apareció de nuevo en el departamento de Inefables en donde entregaba el paquete que él le había enviado.
-La orden del Ministro es que analicen esto, pero estoy seguro de que son los restos del horrocrux –dijo Harry con firmeza.
-Ya veremos, por cierto ¿cómo va ese asunto del ex Ministro?
Harry tardó unos segundos en responder, luego hizo una mueca de desánimo diciendo:
-Draco ya no está en la mansión.
-Oh que bien ¿ya lo contactó entonces señor Potter?
-Ni en sueños, no tengo idea de donde está.
-Oh… es una lástima, la verdad me hubiera gustado realizar ese procedimiento.
-Yo más, créame –respondió dándole una mano y saliendo de ahí.
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El siguiente recuerdo dio paso a otro, uno donde Harry caminaba al lado del viejo Ministro y también junto a Ron.
-Señor Cabott si me pidió acompañarlo en este día ¿significa que…?
-No te equivoques Harry –interrumpió el Ministro llegando a donde se hacían los traslados a Azkaban- Este día se hace efectiva la sentencia de Evan Hughes, es verdad que voy porque el Wizengamot me pidió certificar que se lleve a cabo; tú y el señor Weasley me acompañan porque no se me permite ir solo por cuestiones de seguridad.
Harry oprimió los labios mientras Ron le palmeaba la espalda en señal de apoyo; el siguiente recuerdo lo llevó a lo que supuso era Azkaban, con sus lóbregas y húmedas paredes.
-El prisionero 39053, de nombre Evan Hughes será traído enseguida –dijo un auror.
El mencionado llegó minutos después, vestido con un sucio traje a rayas y varios kilos menos, pero contrario a lo que cualquiera pudiese esperar, Evan Hughes no estaba asustado o al menos no daba esa impresión pues en cuanto los vio comenzó a reír.
-¡Vaya, vaya! ¿Pero a quien tenemos aquí? ¿Van a hacerme una fiesta de despedida?
-Evan Hughes –dijo el ministro comenzando a leer un pergamino- Por el crimen cometido contra la persona de nombre Draco Malfoy al utilizar una maldición Imperdonable y por conspiración para traer a la vida al mago oscuro llamado Voldemort se le condena a la cadena perpetua en esta prisión y por sus crímenes de lesa humanidad en complicidad del mago oscuro llamado Voldemort y por los asesinatos del Ministro de magia Kingsley Shacklebolt, Lucius y Narcisa Malfoy se le condena a recibir el beso del dementor; pena que se hará efectiva en este momento ¿tiene algo que añadir señor Hughes?
-¿Creen que el mundo va a ser un lugar más seguro sin mi?... pues buena suerte –concluyó sonriendo.
Y sin más otro auror lo tomó de un brazo y lo llevó fuera de la habitación a otra celda en donde no había pared del lado contrario, solo un risco que daba vista a un paraje desolador y frio.
-Señor Ministro… -dijo Harry desesperado- Por favor…
-¿Crees que soy injusto? –respondio el Ministro viendo a través de un cristal como encadenaban a Evan Hughes a una silla de metal mientras el viento les azotaba sin clemencia helándoles los huesos al prisionero y aurores por igual- No importa si lo soy pues lo que me pides es incorrecto, al decirte que nos pondríamos a su nivel no son palabras vacías Harry, la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto es una línea muy delgada; la bajeza sería la misma pero con diferente nombre… tu causa es loable pero no son los medios correctos.
Harry inclinó la cabeza y se alejó de él mientras Ron le pasaba un brazo por la espalda.
-Tranquilo amigo, ya hallaremos otra solución.
Con impotencia vio como los aurores dejaban solo al prisionero y un dementor se acercaba por el vacío hasta el prisionero, le tomaba el rostro y le absorbía el alma hasta dejarlo como un títere sin cuerdas; el dementor se alejó y todo terminó en un par de minutos.
-Bueno, todo ha terminado –dijo el Ministro exhalando un suspiro- Hughes no tiene familia que reclame el cuerpo, bueno Harry ya puedes llevártelo.
-¿Cómo? –respondió sin entender.
-A Evan Hughes.
-¿Qué me lo lleve? –repitió como tonto.
-No tiene alma pero no murió, eventualmente lo hará, no le doy más de una semana.
-¿Quiere que me lo lleve?... ¿con los Inefables?
-¿Y con quien más? –Harry no respondió, solo lo miró estupefacto- no tiene alma y no hay ninguna posibilidad en absoluto de recuperación, pero no por eso deja de ser un mago… su magia está ahí, sería como lo llaman los muggles, un donador de órganos.
La estupefacción de Harry fue transformándose en una sonrisa radiante, así que sin decir nada más volteó a ver a Ron para salir de inmediato de ahí y entrar por el cuerpo inerte del ex Ministro Evan Hughes.
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El siguiente recuerdo lo llevó con los Inefables, quienes tenían a Evan Hughes recostado en una camilla.
-Admiro su persistencia y tenacidad –Dijo el señor Morton- pero esto no nos sirve de nada si el señor Malfoy no está aquí, ya le había dicho que no hay recipiente que sirva de contenedor.
-Ya lo sé pero yo… bueno, yo había pensado en algo.
-¿Qué cosa?
-Qué el contenedor sea yo.
-¡Harry! –Exclamó Ron a su lado- ¿¡Estás loco?!
-Señor Potter –respondio el Inefable sonriendo incrédulo- ¿habla en serio?
-Totalmente.
-No le haga caso, está loco –dijo Ron tomándolo de un brazo y jalándolo a un extremo de la habitación- ¿Qué te pasa? Una cosa es ayudar a Malfoy y otra muy distinta suicidarte por él.
-No hay otra forma Ron y lo sabes.
-Sí hay otra forma y es que pares esta locura.
-Pero…
-Escucha Harry –interrumpió tomándolo de los hombros- entiendo que te sientas culpable, incluso que te hayas enamorado de él…
-¿Enamorado? –repitió Draco incrédulo presenciando eso como un fantasma.
-Pero eso no es motivo para que experimentes un procedimiento que nunca se ha llevado a cabo, puedes morir ¿lo entiendes? ¡Puedes morir!... Malfoy ya hizo su vida como un squib, su vida no está en riesgo.
-Claro que lo está, su propia magia o esos destellos de mierda acabarán matándolo.
-No lo sabes.
-Tú tampoco.
-Harry…
-Cómo sea, quiero hacer esto.
-¿Y si no funciona?
-Bueno, pues no funcionó y ya –exclamó soltándose y yendo hacia el grupo de Inefables que estaban ahí.
-Su compañero tiene razón señor Potter –dijo Morton- esto no es tan fácil como usted cree.
-Ya sé que no, deje de subestimarme.
-Le explicaré los riesgos, en primera nunca hemos hecho esto, en teoría puede funcionar pero no se llevaron a cabo los protocolos correspondientes para certificar que así sea.
-Eso ya me lo había dicho, no soy tan tonto como cree.
-Segundo ¿Qué explicación voy a dar si de un momento a otro tengo el cadáver de Harry Potter en mi mesa?
-Pero es que…
-¡Basta ya! –Interrumpió Ron zarandeándolo- ¡deja esta locura!
Harry lo miró con expresión de impotencia y luego dándole un empujón salió de ahí.
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El siguiente recuerdo lo llevó a la aparentemente casa de Harry, lo vio conversando con Ron en la sala y luego lo vio irse a la cocina por un café o al menos eso fue lo que dijo porque en cuanto estuvo a espaldas de Ron, sacó su varita y le aplicó un Desmaius dejando Draco tumbado en el sofá.
-Lo siento amigo, pero no puedo dejar que interfieras con esto.
-¿Pero qué estás haciendo? –musitó Draco.
Después aparecieron de nuevo en la cámara de los Inefables en donde Harry le entregaba un sobre lacrado a Oscar Morton.
-Ahí lo libero de toda responsabilidad.
-¿Cree que es tan sencillo? –pregunto tomándolo.
-Hay concesiones que solo se aplican a los Inefables, no crea que no lo sé.
-Eso es cierto –exclamó Kyle Sullivan, otro Inefable.
-No me diga que no desea saber el resultado de todo esto –continuó Harry- imagine lo que implicaría que esto tenga éxito y aunque no la tuviera, la información recabada sería invaluable.
El Inefable lo miró sonriendo sabiendo que Harry sabía exactamente donde hacer presión, por lo que entregó el sobre lacrado a su colega diciendo:
-Guarda esto en la caja fuerte -Harry sonrió exhalando un evidente suspiro de alivio- ¿sabe lo que ocurre con un generador sobrecargado, señor Potter? Uso este ejemplo pues usted se crió en el mundo muggle, estoy seguro que sabe pero déjeme explicarle, la sobrecarga se produce cuando la suma de la potencia de los aparatos que están conectados al circuito eléctrico es superior a la potencia para la cual está diseñado, en conclusión una sobrecarga es una exigencia a un circuito eléctrico.
-No sé porqué no entienden que yo entiendo perfectamente el riesgo que corro –respondió conteniendo su exasperación- ¿Qué puedo morir? Si, lo sé y estoy dispuesto a ello.
-¿Y si no es así? ¿Acaso cree que morir es lo peor que puede pasar?
-¿A qué se refiere?
-Puede quedar en estado vegetativo, como una bombilla quemada ¿está dispuesto a eso?
Draco volteó a ver a Harry y quedó atónito al verlo suspirar y mirar directamente al Inefable para responder con voz firme:
-Sí, lo estoy.
-¿Por qué hace esto señor Potter? –pregunto Morton intentando ver más allá de aquellos ojos verdes- podría pensar que está mal psicológicamente y decidir yo mismo que no está apto para tomar este tipo de decisiones.
-No estoy loco señor Morton, ni tampoco obsesionado… solo sé que estoy haciendo lo correcto y antes de que me lo pregunte… no, no haría esto por cualquiera tampoco, estoy haciendo esto por alguien a quien se le ha hecho mucho daño.
-Muchas personas han sido dañadas por mortífagos señor Potter.
-Sí, pero no estoy enamorado de ellas.
-¿Por qué vuelves a decir eso? –exclamó Draco en voz alta como si el Harry de aquel recuerdo pudiera escucharlo.
-¿Ese argumento si lo puede aceptar? –pregunto Harry.
El Inefable sonrió alzándose de hombros.
-Bueno, no he terminado de analizar el amor aun, pero creo que puedo aceptar eso –Harry sonrió al escuchar eso- y bueno ¿Cuándo puede comenzar?
-¿Pueden ya mismo?
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Harry fue conducido a otra habitación en donde le dieron una bata para cambiarse en tanto el Inefable Démian Wang le hacia su historial clínico y la Inefable Sophie Gelbero le tomaba muestras de sangre y orina.
Llegaron más Inefables, en total cinco, los cuales ya conocía y vio que comenzaron a trabajar habiendo llevado a la misma habitación a Evan Hughes, quien ya se encontraba vestido también con una bata.
Draco miraba a los Inefables trabajar con diligencia con rostros concentrados y a Harry permanecer en silencio obediente a cada indicación, también miraba su rostro descubriendo miedo en su mirada, pero también firmeza y determinación para seguir con algo que nunca había hecho en su vida.
-¿Todo por mí Potter? –Musitó acercándose a la cama, mirando el rostro de Harry quien miraba impasible el techo- ¿De verdad… solo por mí?
El señor Morton llegó con una charolita con varias pociones que comenzó a repartir a su gente para que comenzaran a adminístraselas a ambos, tanto vía oral como intravenosa.
-Son pociones revitalizantes y regeneradoras –dijo el Inefable Kyle Sullivan mientras pinchaba la mano de Harry- su cuerpo se verá sometido a un gran esfuerzo y estrés, esperemos que resista.
-Eso espero yo también –respondio con una sonrisa nerviosa.
Charlotte realizaba en tanto una serie de encantamientos sobre el cuerpo inerte de Hughes.
-El procedimiento ya está desarrollado –dijo Morton acercándose a Harry- aunque usted será el primero en experimentarlo… será parte de la historia señor Potter.
-Uy que emoción –respondio con evidente sarcasmo.
-Está a tiempo de reusarse.
-Para nada, no he llegado hasta aquí para decir que no.
-Bien, pero recuerde que falta la reacción del señor Malfoy, tampoco está nada escrito sobre su como responda al tratamiento.
-Sí.
-También está la posibilidad de que él se niegue a aceptar el procedimiento, habrá hecho todo esto en vano.
-Lo sé.
-Yo creo que no, le daré un poco de tiempo más para que analice esa posibilidad.
Después de varios preparativos más, los cinco Inefables estuvieron listos al fin.
-Estamos listos –dijo Morton- le repito una vez más que puede reusarse y nadie lo culparía.
-Desde que terminó la misión del último horrocrux de Voldemort tuve la opción de darme la vuelta y olvidarme del caso, pero esto no se trata de una misión más para mi, así que no, me niego a retirarme, pueden seguir con el procedimiento.
-Muy bien, ahora si me lo permite, lo ataré a la cama por precaución, son ataduras especiales, no le lastimaran.
Cada Inefable llevaba guantes y delantales iguales a los que los radiólogos utilizaban en su trabajo o al menos eso le pareció a Harry, cada mago se situó a un punto específico de la habitación y extendieron sus palmas sosteniendo su varita y comenzaron a recitar varios conjuros en un idioma extraño, parecía que entonaban un cántico que extrañamente hizo a Harry comenzar a sentir mucho frio.
-Te-tengo frio.
Ningún Inefable le respondió, todos siguieron en lo suyo hasta que Harry pronto comenzó a castañetear los dientes en tanto Draco miraba todo impresionado.
-Potter… ¿Qué estás a punto de hacer? –dijo sin terminar de creerlo aun.
Después de un rato así, el Inefable Morton se acercó a Evan Hughes, le tocó el pecho murmurando algo que Draco no entendió y ante su sorpresa, una luz comenzó a surgir, una luz que permaneció en la mano o más bien en el grueso guante de Morton.
-¿Qué es eso? –pensó viendo al mago permanecer con esa luz frente a él.
De hecho todos los Inefables estaban impresionados al ver a su jefe con esa luz en la mano, algo que de hecho veían por primera vez.
-Es hermosa –exclamó Charlotte sin dejar de extender sus manos hacia ellos.
-¿Y eso es…? –dijo Harry.
-Magia, magia pura –respondio Morton sin dejar de mirarla.
-Es… impresionante –exclamo verdaderamente impactado.
-Lo es, modificamos el hechizo del libro, pero logramos contenerla en lugar de desaparecerla.
Morton se dio la vuelta hacia Harry en tanto los otros cuatro Inefables rodeaban también su cama.
-¿Qué sigue ahora?
-¿Qué se imagina señor Potter? –respondio Morton mirando embelesado la luz que parecía bailar en la palma de su mano.
-¿Me dará esa magia a mi?
-Exacto y es por demás, el paso más riesgoso de todo el procedimiento, pues como quiera Evan Hughes está condenado, morirá en un par de días, pero usted…
-Adelante –dijo con firmeza- hágalo ya.
Sophie se quitó un guante y se lo puso en la frente a Harry.
-Respire profundo, intente relajarse, es posible que el siguiente paso pueda provocarle mucho dolor, así que deberá ser fuerte señor Potter, los demás contendremos la fuerza de la magia que entrará en usted, además las pociones que se le administraron le ayudarán mucho, tranquilo.
Harry solo asintió en silencio dejándolos trabajar en tanto Draco ansioso miraba todo aquello, lo siguiente que vio fue a Morton poniéndole esa luz en el pecho al tiempo que los demás recitaban conjuros extraños al tiempo que no dejaban de extender sus manos hacia él.
Harry comenzó a gritar mientras Draco sentía que el corazón se le aceleraba al ver al auror retorcerse en la cama intentando liberar sus manos y pies; varias cosas comenzaron a estallar en la habitación y a moverse como si hubiera un fuerte viento, pero ninguno de los Inefables perdió ni un instante la concentración en tanto Harry recibía en su cuerpo aquella brillante luz; un fuerte grito se dejó escuchar y luego solo oscuridad.
Draco comprendió que Harry había perdido el conocimiento, por lo que cuando el auror comenzó a despertar, las cosas comenzaron a hacerse claras a su alrededor.
-Bienvenido al mundo de los vivos señor Potter –dijo Morton a su lado en tanto aplicaba algo al suero que tenía conectado a su brazo- felicidades, está vivo.
-Oh… mierda… -gimió apretando los puños.
-Iba a preguntarle cómo se siente, pero creo que ya me lo ha contestado.
-Siento… que tengo a alguien sentado en el pecho.
-¿Qué más? –pregunto dejando el suero y tomando una carpeta.
-Siento que… que todo me duele… de hecho me cuesta un poco respirar.
-Es normal o más bien, era de esperarse, su cuerpo está haciendo un esfuerzo increíble para contener la magia extra.
-Ya veo… es raro… el pensar que tengo la magia de Hughes en mi cuerpo.
-No haga esos gestos –respondio riendo al ver a Harry hacer muecas- ya no se trata de la magia de Evan Hughes, solo es magia ¿lo entiende?... magia pura, algo que solo los magos poseemos y que nadie puede replicar.
-¿Y qué sigue ahora? –pregunto con evidente esfuerzo.
-Deberá tomar pociones revitalizantes cada determinado tiempo, el exceso de magia desgastará su organismo a pasos agigantados si no se deshace de esa magia cuanto antes, deberá encontrar al señor Malfoy y esperemos que acepte participar y terminar el proceso.
-Lo encontraré, lo haré…
-Aun nos falta saber cómo reaccionará el organismo del señor Malfoy, no lo olvide, en caso claro de que acepte.
-Sí, lo sé… sé que nada es seguro con eso.
-Cuándo lo contacte deberá aclararle perfectamente el riesgo de esto, recuérdelo muy bien.
-Sí –respondio Harry cerrando los ojos otra vez oscureciéndose todo de nuevo.
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El siguiente lugar en donde Draco apareció, fue con Harry recostado en la cama de al parecer su casa, junto a Ron.
-Creí que nunca lo encontraría, pero lo hice –dijo Harry sonriendo mientras recibía una taza de té de manos de Ron, quien le había agregado unas gotas de quien sabe qué- ha pasado más de un año.
-Y las cosas que has hecho Harry… francamente creo que has perdido la razón –respondio el pelirrojo sentándose en una silla- ha sido toda una locura.
-Lo sé.
-Pues pareciera que no.
-Claro que lo sé Ron, por eso le agradezco a tus padres el haberme dado asilo en la madriguera.
-¿Y donde más te ibas a quedar, en la acera?
-Tal vez un hotel.
-Ya no tienes casa Harry, no íbamos a dejar que te alojaras en un hotel sin nadie que te eche un ojo.
-¿Sin casa? –pensó Draco confundido.
-Dentro de una semana nos vamos a Alemania… gracias por acompañarme Ron y por haber ido y venido varias veces para buscar el local y todo eso.
-Has planeado muchas cosas Harry y así como estas nunca podrías llevarlas a cabo.
-Gracias de nuevo amigo –dijo volviéndose a sumergir en la oscuridad.
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Y con eso llegó al final de los recuerdos que Harry había depositado en el pensadero, así que retiró su rostro y se quedó mirándolo sintiendo emociones encontradas; permaneció así un rato más hasta que decidió levantarse.
-Amo ¿puedo servirle en algo? –dijo Nana al verlo salir de la oficina.
-No Nana, vete a descansar.
-Sí amo.
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