La siguiente semana la actitud de Draco cambio para con Harry, ya no lo miraba despectivamente, incluso no se opuso cuando Bambi le dijo que lo invitaría a cenar con ellos y de hecho pasaron una buena tarde.
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-Hola Ron –saludó Harry entrando al departamento un lunes en la noche.
-Qué tal Harry ¿Cómo va el asunto?
-Mucho mejor, ya hasta como con ellos y todo gracias al asalto de esos malditos ¿Quién lo iba a decir? Ese ojo morado valió la pena, lo bueno de todo esto es que ya no los he vuelto a ver, me preocupaba que merodearan por aquí buscando revancha.
-Siempre fuiste bueno con los puños, eras el mejor en la clase de defensa personal.
-Sí ¿ya cenaste?
-Aun no, te estaba esperando.
-Ok, voy a preparar algo –dijo dirigiéndose a la pequeña cocina- no puedo decir que ya confía en mí pero al menos ya no me corre de su cuarto, de verdad que ese asalto valió la pena.
-Lo sé Harry –pensó con pesar viendo a su amigo comenzar a sacar cosas de la nevera- por eso era necesario.
Y es que Ron lo sabía, sabía que no había nadie más ideal para esa misión que Harry, pero también sabía que nadie podía salir más lastimado que él, porque aunque Harry lo negara siempre había tenido cierta fijación con Draco Malfoy y si le proponía un ataque para romper su desconfianza, con seguridad se hubiera negado.
-Ten cuidado Harry… -pensó viendo a su amigo muy contento mientras preparaba la cena- te ves muy feliz solo porque ya te sonríe… y apenas llevamos un mes.
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-Harry me contó los detalles del asalto –dijo Ron a su compañero al día siguiente- ¿de verdad ibas a hacer que Malfoy te diera un mamada?
-Claro que no, era para darle más realismo al asunto –respondió Howard.
-¿Su ojo morado no te pareció bastante real? –replicó molesto.
-¡El me rompió la nariz!
-¡Ibas a abusar sexualmente de Malfoy!
-¡No es verdad! Iba a detenerme a último momento, no soy marica… además, si así hubiera sido ¿y qué? solo es una puta.
-Y también un ser humano.
Al ver la mirada fija en él, el auror desvió la vista avergonzado.
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-Tu ojo morado va mucho mejor –dijo Draco mientras desayunaban en su habitación, esta vez sin Bambi quien no siempre desayunaba ahí.
-Sí, ya casi no me duele, pásame la mermelada.
Draco le pasó el frasco diciendo:
-Oye, mi ventana esta atorada ¿podrías echarle un ojo luego?
-¿El sano o el morado?
Draco comenzó a reír con ganas haciendo a Harry reír también.
-Claro, yo te arreglo lo que quieras -Draco siguió riendo ya no por lo del ojo, sino por la actitud coqueta que Harry últimamente había tomado- ¿te puedo hacer una pregunta?
-Pregunta, ya veré si te contesto.
-Bien ¿Qué le pasó a tu pierna?
-Ah ¿eso? –respondió con desinterés mientras intentaba acomodar su taza de café en la atiborrada barrita que dividía la recamara y la diminuta cocina- un auto.
-¿Un auto?
-Sí, se pasó una luz roja.
-¿Pero el daño es permanente, no hubo tratamiento?
-No.
Al ver que Draco no profundizaba en el tema, decidió probar con algo más.
-¿Sabes? Dentro de una semana es el aniversario luctuoso de mi madre.
-¿De verdad, puedo preguntar de que murió?
-Cáncer, fue algo muy rápido, mi padre quedó destruido después que ella murió.
-Lo lamento.
-Mi madre era muy especial –dijo con aire nostálgico- ¿cómo es la tuya?
-¿Qué cosa?
-Tú madre Koby, tu madre- respondió rodando los ojos.
-Como todas las mamás supongo –respondió alzándose de hombros al tiempo que se zampaba un bocado de hot cakes.
Harry reprimió un gesto de exasperación al ver que no lograba conectar en lo más mínimo con ese aspecto de la vida de Draco.
-¿No la extrañas? –insistió decidido a llegar un poco más lejos.
-Claro que si, por eso la llamo seguido.
-Con una Ouija será –pensó con impaciencia- ¿pero no te gustaría visitarla?
-Sí, pero no tengo tiempo.
Harry suspiró suavemente, no lograría nada por ese lado.
-¿A dónde vas los lunes? –preguntó aun sabiéndolo ya gracias a los informes de Ron.
-Por ahí.
-¿Sabes qué? ya me llené –dijo de pronto poniéndose de pie- tengo trabajo, nos vemos.
Draco quedó sorprendido por esa inesperada actitud, sin embargo solo se alzó de hombros y siguió desayunando.
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-Calma Harry ¿Qué pasa?
-¡Nada, eso es justo lo que pasa, nada!
Ron ya no respondió, estaba igual de desanimado que Harry.
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Siendo ya el miércoles, Draco trabajaba como siempre y siendo ya las diez de la noche, llevaba su tercer cliente a su habitación.
-¿Cuánto más sin condón? –preguntó un hombre de unos treinta años, alto y de brazos fuertes mientras Draco se quitaba la chaqueta de piel color marrón, pues el hombre había pagado por un desnudo completo.
-Eso no está en el trato cariño.
-Oh vamos, mira… -respondio mostrándole un fajo de billetes- tengo suficiente para pagar.
-Mi salud no tiene precio ¿la tuya lo tiene?
-¿Qué más te da? Haces esto por dinero ¿no? –dijo acercándose.
El sexto sentido de Draco comenzó a alarmarse, sabía cuando las cosas iban a ponerse feas y lo mejor era dar por terminado el trato.
-No llegaremos a ningún trato amor, seguro que allá afuera encontrarás lo que estas buscando, aquí no.
-Pero estoy viendo justo lo que quiero.
El botón de ayuda estaba a un par de metros, por lo que sonriendo comenzó a caminar hacía el sin darle la espalda al tipo.
-Hay muchos chicos lindos allá afuera.
-Pero no he visto a ninguno como tú –respondio acercándose de nuevo- con esa actitud rebelde que tienes dan ganas de someterte.
Se miraron fijamente por unos segundos, entonces Draco se giró rápidamente para oprimir el botón de ayuda y justamente un segundo antes de lograrlo, un inesperado apagón oscureció todo el edificio.
-Mierda… -masculló.
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-¿Es solo el edificio o es toda la manzana? –preguntó Harry a Ron mientras bajaba las escaleras lámpara en mano.
-Toda la manzana –respondio asomado a la ventana.
-Ah vaya, creí que solo el edificio, el sistema eléctrico es más viejo que Dumbledore.
Y pasando justo en frente de la puerta de Draco, el sonido de un cristal rompiéndose le hizo detenerse en seco.
-¡No!... ¡ah!...
Al escuchar los gritos de Draco entró de inmediato a la habitación, la cual a pesar de estar a oscuras, la luz de la farola de la calle que entraba por la ventana era suficiente para saber que estaba pasando; sintió que el calor subió de repente a su cara mientras una ira abrumadora le hizo zumbar los oídos, se abalanzó sobre el hombre estrellándole la lámpara en la cabeza, lo tomó de la chaqueta y lo arrojó al suelo montándosele encima, comenzó a estrellar su puño una y otra vez hasta que providencialmente llegó la luz.
Draco vio entonces el rostro bañado en sangre del hombre que intentaba desesperadamente defenderse soltando golpes que a veces atinaba y a veces no, pero Harry parecía no sentirlos pues continuaba golpeando sin cesar hasta que un grito le hizo detenerse.
-¡Archie!
-¿¡Eh!?
-Ya basta, Conall ya viene.
Draco había oprimido el botón y lo miraba desde la puerta, Conall llegó corriendo encontrándose con el tipo semi inconsciente en el piso y a Harry montado en él.
-Koby ¿estás bien? -Draco asintió mientras se limpiaba la sangre de la nariz; Harry se levantó cuando Conall se acercó- yo me encargo del resto Archie.
Sacó al hombre dejándolos solos, Harry vio la luna del tocador hecha añicos y a Koby yendo a sentarse a la cama con el pantalón desabrochado, era más que evidente que el tipo si había logrado su cometido, por lo que Draco solo dijo:
-Gracias, ya puedes irte.
-¿Puedo ayudarte en algo?
-Ya lo hiciste.
-Puedo llevarte a un doctor.
-Ya hiciste suficiente Archie, gracias.
-Pero…
-¡Solo vete de aquí!
Harry se quedó callado, conflictuado entre irse o quedarse, pero viendo que Draco deseaba en verdad estar solo, no le quedo más remedio que salir.
-Estaré en mi cuarto si me necesitas, solo un telefonazo y estaré aquí -Draco no respondio, por lo que sin más salió de ahí- ¿Ron porqué no me avisaste que Draco estaba siendo atacado?
-Perdón por ir a orinar, además no estoy sentado todo el tiempo viendo los servicios de Malfoy ¿de acuerdo?
Bufó por toda respuesta yéndose a su habitación.
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Miró a su alrededor viendo el desastre que había quedado, su camiseta rota, la luna hecha pedazos y varias partes de su cuerpo doloridas; por lo que aspirando profundo para intentar disipar el cúmulo de sentimientos que amenazaban con rebasarlo se levantó comenzando a despojarse de la ropa hasta quedar completamente desnudo, se metió al baño y abrió la regadera.
Permaneció un rato bajo el agua, con una mano apoyada en la pared y la cabeza gacha, intentando mantener la mente en blanco, luego comenzó a frotar su cuerpo con fuerza; cuando acabó y pasó frente al lavabo vio su rostro.
-Mierda… -masculló tocando su pómulo.
Luego salió y se sentó en la cama viendo el desastre de nuevo, pero había uno en particular que le hizo suspirar mientras se sobaba la pierna; el espejo roto del tocador… ni siquiera lo habían tocado y este estaba roto, fue un atisbo de magia, un atisbo que le pasaría la factura.
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Harry había salido y había ido al edificio de enfrente para saber a ciencia cierta como la estaba pasando Draco.
-Esperé un rato pero era más que obvio que no me iba a llamar –dijo mirando por la ventana mientras Ron miraba el monitor.
-Y también es obvio que no iba a regresar a la calle.
Harry miró la esquina en donde solo Bambi estaba parada conversando con Conall y sus gestos y actitudes le hicieron comprender que hablaban de Draco y deseo poder hacer algo más por Malfoy, pero sabía que no había nada que pudiera hacer.
-Oye Harry…
-¿Sí?
-Se acostó y apagó la luz pero parece que esta lastimado –dijo Ron encendiendo el sistema infrarrojo.
Harry vio a Draco bajo las mantas retorciéndose y comenzando a gemir.
-¿Habrá sido un golpe? Tenía sangre en la cara.
-Se sujeta la pierna.
Los dos aurores miraban intrigados la pantalla.
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-Mierda… -gimio adolorido sujetando su pierna, el dolor que la recorría era como si le trituraran el hueso desde dentro- ¡Ah!...
Hacía mucho que no le sucedía.