Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tú, Yo y el Sicario por TidsoptimistMF

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi!

Aqui les dejo el segundo capitulo!!

Gracias por leer :)

 

Cuando llegamos a la estación de policía, todo se convirtió en un torbellino. De aquí para allá, hablar, escuchar, una montaña rusa que te quieres bajar pero no hay modo de frenar. Demasiadas emociones. Demasiada información.

Tal vez por eso no entendí bien que pasó. Como terminó todo así.

Supongo que entre toda la conmoción hubieron mucho detalles que mi cerebro no prestó atención o no se dignó siquiera a recordar. Sólo recuerdo haber sido llevado a una habitación donde me pidieron que entregara el testimonio de lo que había visto, siendo lo más detallado posible, dos policías deteniéndome de vez en cuando, haciéndome preguntas para aclarar algún punto, yo contestando, intentando retomar la historia en el punto que la había dejado y continuar.

No sé cuánto duró el interrogatorio, ni tampoco que pasó con el otro sujeto, el de la cafetería, el que me salvó. Nos separaron en alguna parte.

Luego de ese eterno interrogatorio, fui llevado a otra habitación, en donde un oficial me pidió una descripción detallada del sujeto, mis ojos cansados y somnolientos tratando de identificar entre todas las imágenes que me presentaban frente a la pantalla del computador el tipo de cejas del asesino, su nariz, su boca que calzara con su macabra sonrisa, sus fríos ojos.

Al final, pasé toda la noche ahí, entre declaraciones y preguntas y más preguntas que al final sólo quería irme a un rincón y dormir. Dormir y olvidar todo lo que había visto.

Pero no fue así. Apenas tuve la oportunidad de cerrar mis ojos y descansar un poco, la cara del asesino apareció frente a mí con nitidez, los disparos y el hombre cayendo al piso, la sangre salpicándome el rostro.

Sí, mi mente se encargó de que el asesinato, que ya había sido horrible de por sí, se volviera aún peor.

Al final opté por quedarme despierto, sentado en la habitación donde me habían llevado al final de todo, donde minutos antes o tal vez horas antes, había sido interrogado.  Me quedé ahí, solo, sintiéndome débil y enfermo, mi mirada fija en la pared blanca que tenía al frente. 

Mi cabeza comenzaba a pulsar y unas nauseas horribles me estaban embargando, cuando en eso un café humeante apareció en mi campo de visión.

- Creo que lo necesitas- fue todo lo que me dijo el gigantón, mientras yo tomaba el vaso que me extendía.

- Gracias- pronuncié agotado, sin saber en qué momento había entrado ni como había conseguido el café, esos detalles ya no parecían importarle a mi cerebro ni a mí. En vez hice una pregunta que me importaba mucho más- ¿Cuánto crees que falte para que nos dejen ir?

- No lo sé- admitió, sentándose a mi lado con un café en mano- Sólo me mandaron aquí y me entregaron este café. No quisieron decirme nada.

Bufé de frustración. Miré por el rabillo del ojo a quien me había salvado. Más de cerca podía notar su pálida piel, su pelo se había desordenado producto de la carrera dándole un estilo más común, más sexy. No sé si era falta de sueño, la conmoción o simplemente mi cerebro ya no funcionaba, pero realmente se veía guapo.

Guapo con su pelo desordenado, sus ojos rojos por no dormir, sus dientes blancos mordiendo su labio en un gesto nervioso y el maravilloso olor a café barato terminado de completar todo el cuadro.

Sip, definitivamente me declaro con muerte cerebral.

Tomé un sorbo de café en un intento de revivir mis neuronas.

Casi me atraganté con el amargo sabor, mi boca casi abriéndose para devolver el contenido al vaso como Sandra Bullock en “Miss Simpatía”. Sabía a barro. Tragué apenas, por pura educación, sintiendo la lengua áspera y mis ojos queriendo asesinar el letal líquido.

- Lo siento, no le echaron azúcar.- Se disculpó el otro, como si hubiera leído entre mis gestos el desprecio aquél pocillo de barro que él ahora parecía tomar tan gustosamente.

Arrugué el ceño, suspiré rendido.

- No importa, mejor esto que nada.- cedí, demasiado cansado para pelear por un estúpido café, haciéndome el valor para tomar un nuevo sorbo, lo mínimo para que fuera más fácil tragar ese oscuro brebaje y no morir en el intento- Por cierto, soy Byun Baekhyun- solté como si nada, ya agotado, en un intento de pensar en algo más que solo disparos, sangre y barro.

- Park Chanyeol- contestó devuelta el desconocido.

Al parecer él también estaba demasiado cansado para mantener sus defensas altas y eso nos permitió, de alguna forma, comportarnos como gente civilizada y evitar comenzar una discusión por cualquier cosa. Raro, pero cierto.

- ¿Te imaginaste que tu noche terminaría así?

Chanyeol ladeó su cabeza para mirarme, pero yo seguía con la vista fija en mi vaso de cartón y sólo por el rabillo del ojo alcancé a ver sus movimientos.

- No realmente…- admitió- A esta hora esperaba estar durmiendo, no…aquí.

- Yo igual

No había terminado de pronunciar la última palabra, cuando un policía se presentó ante nosotros. El oficial a cargo de nuestro caso nos requería en su despacho.

¡Al fin! Seguro que después de eso podría ir a mi casa, tomar un buen baño, una cerveza para borrar cualquier mal recuerdo y después ¡Dormir!

Si, era un muy buen plan, lo suficiente para darme las últimas energías, mientras avanzaba por el pasillo de la comisaria hasta la oficina, donde un hombre no más de treinta y algo, nos recibió. Con el pelo negro, corto y bien peinado, tenía una expresión evidente de cansancio en su rostro y me pregunté si yo lucía igual. También se veía preocupado y eso simplemente comenzó hacer tiritar mis expectativas como un flan, mi maravilloso plan a punto de derrumbarse.

Se presentó como Jung Jihoon.

- Bien, seré franco con ustedes- fueron sus primeras palabras luego de que tomáramos asiento frente su escritorio- Lo que presenciaron esta noche fue el asesinato del señor Kim Jungsoo. No entraré en detalles, pero el señor Kim se encontraba relacionado con ciertas actividades ilícitas. Actualmente, estaba bajo investigación y en este momento su muerte significa una increíble perdida para nosotros en ese aspecto. Sin embargo, no todo está perdido, gracias al asesino que ustedes vieron

Tan pronto dijo eso, el oficial extendió unas fotos frente nuestro. En ellas aparecía un hombre vestido con ropa casual caminando por la calle. Su cabello era distinto, pero las ojeras alrededor de sus ojos, su nariz y su mirada eran las que yo recordaba de aquel asesino.  

Tirité sin poder evitarlo.

– Por la descripción que ambos entregaron, no tenemos duda de que el hombre que ustedes vieron es Huang Zi Tao, alias Z.Tao. 

- ¿Por qué él es tan importante?

El oficial sonrió ante mi pregunta, como si hubiera esperado el momento para que yo se la hiciera.

- Supongo que se habrán dado cuenta por el nombre que Huang Zi Tao no es coreano, sino chino. Es un sicario profesional, vinculado a las altas esferas del crimen organizado. Es un asesino elite que nunca ha cometido un error. No deja pistas, no deja testigos. Su trabajo es impecable y altamente codiciado. Hasta ahora.

Los oscuros ojos del oficial Jung brillaron con astucia y yo sólo sentí un retorcijón en mi estómago.

- Ustedes son los primeros testigos que logran llegar a la policía sin morir en el intento. Sus declaraciones fueron filmadas y grabadas por protocolo, sin embargo, si logramos atrapar a Z.Tao necesitaré que declaren de nuevo frente al fiscal y luego en la corte ante un juez para poner a Z.Tao tras las rejas. Con eso, no solo tendríamos un gran caballo de batalla entre nuestras manos, sino también podríamos obtener información para nuestra investigación.

Lo escuché con atención. Mis parpados se cerraron y abrieron lentamente, procesando la información, interconectando, juntando, mi cerebro evaluando el significado de esas palabras y en la situación que me colocaban.

- En otras palabras, nosotros somos la llave para que su investigación continúe 

- Es una manera de decirlo, sí.- aceptó el oficial ante la conclusión de Chanyeol- En resumidas cuentas, ustedes no solo evidenciaron el asesinato de un hombre bajo investigación, sino también lo que vieron pone a un criminal altamente codiciado tras las rejas, son un regalo adelantado de Navidad para nosotros, pero para Z.Tao son una bomba de tiempo. Son su ruina y él lo sabe. En este momento sus vidas penden de un hilo, él hará todo lo que esté en sus manos para encontrarlos y no dejar rastro de su existencia. Aunque tenemos sus declaraciones, estás no tendrán valor si ustedes mueren.

Mi boca se abrió por inercia al escucharlo.

¿Era mi impresión o acabo de escuchar mi sentencia de muerte?

La mirada y el recuerdo de los disparos en el callejón me decían que el oficial no exageraba. Si no hubiera sido por Chanyeol, seguramente yo ya estaría muerto y solo quedaría uno más por aniquilar. Estaba viviendo mi propio Investigation Discovery, sólo que sentía que al final de la historia alguien diría: “Nunca se obtuvo su testimonio, ya que desapareció sin dejar rastro…”

Temblé ante el pensamiento.

- ¿Q-qué vamos a hacer? Digo, ese sujeto casi nos mata en el callejón, está armado y es un asesino profesional, yo…- mi voz murió al notar que estaba comenzando a ponerme histérico. Necesitaba respirar y ordenar mis pensamiento, y esa habitación repentinamente se me estaba haciendo demasiado pequeña y sofocante.

- Lo sabemos, y por lo mismo no los dejaremos expuestos. Ya se los dije, ustedes son demasiado importantes para arriesgarnos a perderlos. Haré lo que este en mis manos para atrapar a Z.Tao y no dejaré que les ponga un dedo encima.

Sentí que parte de mi aprensión disminuía un poco al escuchar lo dicho por el oficial, pero al parecer Chanyeol no estaba tan convencido como yo.

- ¿Y cómo lo va a evitar? ¿Nos va a dejar aquí encerrados en esta comisaría hasta que lo atrape? – soltó usando ese tonito tan irritante que me había sacado de los nervios cuando estábamos en la cafetería.

Ahora comenzaba a recordar porque me había hastiado. Eso y su actitud arrogante.

Para sorpresa mía, el oficial no pareció ofenderse. Es más se veía tranquilo. Al parecer no era la primera vez que le tocaba alguien con aires de soberbia.

- No, no es lo que tenía en mente. Verán, el procedimiento varía según la complejidad del asunto. Normalmente mandaría a resguardar su hogar y un oficial que los vigile hasta atraparlo…

- ¿Un guardaespaldas? – consulté, frunciendo el ceño antes de continuar-  No quiero ofenderlo, pero si el tipo es un asesino profesional puede matarnos con un fusil de francotirador durante la noche mientras dormimos sin que nadie pueda hacer nada…

Noté que Chanyeol me miraba con descarada sorpresa mientras que el oficial alzaba una ceja, molesto por mi interrupción.

- Como muy bien dices, esa opción tiene sus límites, es por eso que he hablado con el fiscal y se decidió que su mejor opción es reubicarlos fuera de la ciudad, de forma temporal. Al reubicarlos, se les hará entrega también de nuevas identificaciones para evitar que los rastreen y serán llevados a una zona donde no puedan ser hallados mientras nosotros nos encargamos de atrapar a Z.Tao.

- Espere, ¿ser reubicados? ¿zona temporal? ¿qué es esto? ¡¿protección de testigos?!

- Así es

 - ¿Y a dónde nos enviaran? ¡¿Al Polo Norte?!- solté, mi voz adquiriendo ese tono histérico, superado por toda la situación. Esto era, simplemente, demasiado.

- Es eso o los matan mientras duermen. Ustedes deciden.

Fruncí el ceño y me crucé de brazos con unas ganas enormes de tener algo que destruir con mis propias manos producto de la ira y la frustración. Estaba loco si pensaba que iba  aceptar todo eso así como así. Todo era tan irreal e injusto, pero sobre todo demasiado rápido.
Sólo hace unas horas atrás estaba en un café, discutiendo por una estupidez y ahora me encontraba en una comisaría con la incertidumbre de ser enviado a quien sabe dónde para no ser asesinado por un sicario.

Ridículo.

Moví mis dedos nerviosos sobre el antebrazo de la silla esperando que en cualquier segundo apareciera una cámara escondida y me dijeran: ¡Sorpresa! o ¡Es una broma, caíste!.

Espere en vano. Nunca sucedió.

- ¿Cuáles son la reglas?- consultó Chanyeol de repente, demasiado tranquilo para mi gusto. Claro, por un estúpida silla era capaz de querer quitarme los ojos, pero cuando le dicen que lo van a enviar a Tombuctú parece estar de lo más calmado, como si fuera natural.

Traidor.

- Además de la identificaciones falsas, no podrán comunicarse con nadie, ni familiares ni amigos. Nadie puede saber dónde están, así que tampoco se les será permitido llevar con ustedes celulares, computadores o cualquier otra cosa que les permita comunicarse con el mundo exterior. Eso incluye también el conectarse a redes sociales y usar tarjetas de crédito. No pueden hacer movimientos bancarios, ya que eso sería una pista clave para poder detectarlos y lo mismo va para las redes sociales.

- Aislados del mundo y de la tecnología, ¿Algo más señor oficial?- consulté con ironía y hastío evidente, aceptando que mi mala actitud era lo único que podía hacer para no terminar saltando por la ventana.

- Por ahora eso es todo. Ahora serán escoltados hacia un refugio para que descansen antes de que tomen su vuelo…

Esperen, ¿Dijo vuelo?

¿En qué momento acepté todo esto?. Lo que es más ¿Cuándo organizaron todo eso?

Quise decir algo, tratar de detener aunque fuera unos segundos toda esa locura, un freno, cualquier cosa para parar y tratar de entender como había llegado a esto. Pero ya era demasiado tarde. El oficial Jung ya se había levantado de su puesto y había hecho pasar a dos nuevos oficiales que venían vestidos de civiles. Mis ojos nerviosos los escudriñaron rápidamente. Uno era cercano a la estatura de Chanyeol, cabello negro, mientras el otro era más bajo pero se veía más maduro y con experiencia. Más confiable.

- Ellos son el oficial Lee Euijin y Lee Hyeongeun. Ellos los acompañaran hasta que tomen su vuelo. ¿Alguna pregunta?

- Si, ¿Qué sucede con nuestras cosas?

- Enviaré un oficial a buscarlas

Tanto Chanyeol como yo fruncimos el ceño ante ese hecho.

- Si no le importa, me gustaría ir yo mismo a buscar mi ropa.- continuó Chanyeol- Prefiero eso que ir a un refugio a descansar.

El oficial Jung nos miró por unos largos segundos, viendo que yo asentía en acuerdo. Él parecía que estaba poniendo a prueba nuestra resistencia mientras decidía que hacer.

Seguramente ambos teníamos una cara horrible, al menos a Chanyeol ya se le estaban comenzando a marcar unas ojeras bajos los ojos rojos e irritados, y su expresión era de cansancio absoluto. Aun así se mantuvo firme ante la intensa mirada del oficial.

- ¿Comprenden que pueden estar exponiéndose a un peligro innecesario?

- Comprendo que debo asegurarme que, al menos, todo esté en orden en mi casa antes de partir

Su ceja se alzó y creo que por un segundo comprendió nuestra situación. Ir a nuestras casas a buscar ropa era más bien un modo de paz mental. Por lo menos yo lo necesitaba. Un poco de realidad, algo conocido y poder respirar unos segundos en el lugar que llamo hogar antes de partir a lo desconocido.

- Bien, tendrán que ser breves. ¿Entendido?

Ambos asentimos al mismo tiempo.

- ¿Alguna pregunta más?

- ¿A dónde nos envían?

Esta vez el oficial me sonrió.

- Lo sabrán cuando lleguen.

 

 

Después de que entregamos nuestros celulares y prácticamente todo lo que teníamos en la billetera, nos subimos a un auto normal, nada que dijera que estábamos involucrados con la policía, ni menos que los dos hombres en la parte de adelante eran en realidad oficiales.

Todo era un total incognito con el fin de no levantar sospechas, ni atraer miradas indiscretas.

Por tema de cercanía, se decidió ir primero a mi hogar. El viaje fue en total silencio, de todas formas estaba demasiado cansado para intentar hablar. Sentado en ese mullido asiento, sentí que el agotamiento terminaba de aferrarse a mi cuerpo y por unos minutos perdí la consciencia, hasta que el auto se detuvo de lleno y un suave codazo, por parte de mi compañero de asiento, me despertó.

Con los parpados pesados y esa horrible sensación de falta de sueño, me obligué a salir del auto. Ya que tenían que mantenernos vigilados en todo momento, los cuatro tuvimos que bajarnos y caminar hacia mi departamento que estaba ubicado en el cuarto piso.

Era un edificio antiguo, de esos que las paredes se encuentran gastadas por el tiempo, la pintura que en su momento debió ser blanca, ahora era de un amarillo pálido, casi mohoso. Subimos por las escaleras, ya que al ser un edificio pequeño no tenía ascensor, el sonido de nuestros pasos retumbando por los gastados peldaños.

Miré por el rabillo del ojo a Chanyeol, pero el hombre parecía estar totalmente inmerso en sus pensamientos más que fijarse en su alrededor, su pie apenas esquivando un chicle viejo pegado en el piso.

¿Sería que acaso recién se daba cuenta del lío que él tan fácilmente había aceptado entrar?

Cuando llegamos frente a mi departamento, el oficial de cabello rubio y que se veía más confiable me pidió entrar primero. Euijin, creo que era su nombre.

- Voy a revisar que no haya nadie y luego los dejaré pasar- nos explicó – Hyeongeun se quedará con ustedes.

Miré disimuladamente al policía que se quedaría con nosotros. Sonriendo amigablemente y haciendo que sus ojos parecieran dos medias lunas, el joven y alto oficial trató de entregarnos confianza y seguridad.

En cambio, recé para que el oficial Euijin regresara pronto.

Por suerte, mi departamento era pequeño, así que no le tomó mucho tiempo revisarlo y avisarnos que todo estaba en orden.

Al entrar sentí que había pasado una década desde la última vez que había estado ahí, sin embargo, todo se encontraba en su sitio tal como lo había dejado ayer en la mañana. El colchón estirado en medio de la sala, las sábanas ya frías hechas un lío sobre él, mi computadora en una esquina, mi ropa en la otra esquina. Todo estaba igual a como lo dejé antes de partir en busca de trabajo…

Por un segundo sentí mi pecho oprimirse, la terrible sensación de que tan efímera podía ser mi vida llenándome por completo. No tenía trabajo, no vivía con mi familia y lo único que me esperaba al final del día era ese departamento con mis cosas que no cambiarían de lugar ni se alterarían si yo no estaba…nada que pudiera apreciar mi ausencia. Podía desaparecer y nadie lo notaría…

Podía morir y­…

- Solo lleve lo necesario- la inesperada voz de Euijin me trajo de vuelta a la realidad, el sudor frío en mi espalda el único vestigio de mis oscuros pensamientos- No tenemos mucho tiempo, así que por favor intente meter sus cosas en una maleta o bolso de mano

Asintiendo y obligándome a moverme, fui hacia al armario más cercano, el único que había en verdad en mi pequeño departamento de un ambiente, y me metí de lleno a buscar un bolso. Tiré algunas cosas entre medio, la porquería de bolso estando justo al fondo del armario donde mi mano no podía darle alcance. Algunas cosas cayeron, pero yo no le di mayor importancia hasta que victorioso tomé el asa y saque mi único bolso de viaje, uno que había comprado con mis propios ahorros cuando había hecho un viaje en el instituto.

Con eso en mano, empecé a buscar ropa. No sabía a donde iría ni por cuanto tiempo (entre toda la conmoción había olvidado preguntar eso, pero tampoco creo que me hubieran dado una respuesta clara), así que me preocupé meter de todo un poco.

- Eso no lo va a necesitar

Levanté mi rostro al ver que Hyeongeun se acercaba y tomaba mi laptop de mis manos. Lo había olvidado, nada de tecnología. Nada de videojuegos en línea.

Suspirando y aceptando que no tenía otra opción, cedí al agarre de Hyeongeun y dejé que se llevara mi preciado bebé.

Viendo que ya no me quedaba nada más que empacar, me acerque a una pequeña maceta que tenía en el borde de la ventana…

-¿Para qué quieres eso? Deja esa planta aquí, es innecesaria- bufó Chanyeol, pero yo no le hice caso.

Para empezar, era una planta decorativa de plástico, y segundo, lo que me interesaba era lo que estaba en su interior. Sacándola de lleno del masetero, tomé algunos billetes que había dejado guardado en el fondo en caso de cualquier emergencia.

Y esta era una emergencia.

Vi que Chanyeol cerraba su boca al ver lo que sacaba y se daba media vuelta susurrando algo que no logré escuchar.

Después de eso, cerré mi bolso y nos fuimos del departamento, preocupándome dejar todo más o menos en orden y bien cerrado para mi regreso. Si es que regresaba…

Negué ante ese pensamiento.

Viendo mi departamento alejarse, me enfoqué en el frente, dejando cualquier remordimiento atrás.

Después de unos veinte minutos en auto llegamos finalmente al departamento de Chanyeol, y debía admitir que la diferencia con el mío fue abismante. No me equivoqué cuando pensé que era alguien con dinero y mimado. Bueno, esa última parte aún no lo comprobaba, pero la parte en que tenía una buena situación económica sí.

Para empezar su edificio era al menos cuatro veces el mío, por fuera se veían que las terminaciones eran de alta calidad, al igual que por dentro, a diferencia del mío que sus grandes terminaciones era pintura descascarada y algo de moho. Por su puesto, su edificio tenía ascensor (mis escaleras quedando en el olvido) y cuando llegamos al onceavo piso, su brillante y pulido piso de granito blanco llegó a dejarme ciego por unos segundos.

Su departamento era al menos dos veces el mío, con un bonito concepto abierto e inmobiliario de buena calidad que hacían que mi viejo colchón en el piso fuera un triste recuerdo.

- Ya regreso- fueron las únicas palabras que pronunció Chanyeol antes de perderse por un pasillo a lo que sería su habitación.

- Fiuu…nada mal- comentó Hyeongeun pasando su dedos sobre los muebles y revisando cada cosa en que sus ojos recaían.

- Hyeongeun, recuerda que estamos de servicio. Deja de espiar las cosas ajenas y concéntrate.

El sonriente oficial asintió de mala gana ante el reto de su compañero y fue a pararse cerca de la cocina, con las manos en los bolsillos, mirando de vez en cuando hacia el televisor o al equipo de música cuando Euijin no estaba pendiente de él, tal como un niño pequeño en una dulcería.

Yo por mi parte no estaba obligado a quedarme quieto y aprovechando que Chanyeol estaba en su pieza, me dedique a husmear por su departamento hasta llegar a la cocina. Todo estaba tan ordenado, tan limpio, que parecía que nadie vivía en realidad ahí. Se veía vacío, solitario y sin vida.

Chanyeol podía tener un departamento mejor en todos los sentidos, pero no parecía disfrutarlo en lo más mínimo.

Caminé un poco más y estaba por asomarme a la ventana cuando Chanyeol entró con una maleta de mediano tamaño en la sala de estar.

- ¿Ya tienes todo? – consulte girándome.

No había alcanzado a cruzar la barra de la cocina, cuando vi que Hyeongeun abría sus ojos, cambiando totalmente su expresión de una risueña a una mortalmente seria.

Antes de que pudiera decir algo, se abalanzó hacia mí y me tiró al suelo justo cuando sentí que algo estallaba detrás de mío.

La explosión retumbando en mis oídos, otra vez.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Me encanta finalizar con una explosión :D

¿Que sucedera con Baek y Chanyeol?

Tendran que esperar una semana para averiguarlo, hasta entonces ;)

 

PD: Para quien le interese, Lee Euijin y Lee Hyeongeun (conocido como Marco) fueron integrantes de UNB, esta es su pequeña aparición ;v;


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).