Desde aquel día Baekhyun podía ver dos grandes ojos observándole por la reja del jardín, mirando con todo detalle cómo practicaba al piano. Al principio era un poco incómodo, sobretodo porque no sabía quién era; sin embargo, al pasar los días se fue acostumbrando y ver el interés y la emoción que encontraba en aquellos orbes castaños le ayudaban a seguir esforzándose en sus duras clases de piano.
-¿Alguien te espía mientras tocas? -preguntó atónito Luhan, en otra de las ocasiones en la que coincidieron en el supermercado.
Kyungsoo comenzó a reírse escandalosamente. Su madre le miró y siseó en señal de silencio, poniendo los ojos blancos ante el comportamiento de su hijo.
-¿Qué es tan gracioso, Kyung? -preguntó sin entender Baek, llamándole por el diminutivo que le había puesto al coger más confianza con él.
-Porque seguro que es el tonto de Chanyeol -aseguró Kyunsoo casi llorando de la risa.
-¡Ah! -exclamó Luhan de repente. Miró un poco avergonzado a Baekhyun antes de decir-: Es porque es bastante tímido, seguro que no te ha dicho nada porque le ha vergüenza…
-Sí, y por eso se ha vuelto un acosador -soltó Kyungsoo intentando contener de nuevo la risa.
-¡Soo! -regañó esta vez bien su madre, quien escuchó aquel término de la boca poco inocente de su hijo.
Aunque Baekhyun no hizo caso de aquello, porque para él alguien que le miraba con tanta inocencia y admiración no podía ser alguien malo.
+.-O-.+
A raíz de aquella conversación, Baekhyun no pudo dejar de pensar en aquel niño. El supuesto Chanyeol al que no conocía todavía pero tenía tan cerca como para hacerlo todos los fin de semana. Y es que él tenía el mismo problema de timidez.
Casi desde que nació su familia le había proveído de la mejor educación propia de un linaje adinerado y apoderado como lo eran los Byun. Aquella situación le dejó casi sin tiempo libre para el ocio y mucho menos para hacer amigos. Su personalidad alegre y juguetona se vio reprimida por una cubierta de seriedad y timidez que, a pesar de ser falsas, tenía que adoptar como propias. Todo por la imagen y el devenir de la familia. El que el trabajo de sus padres consistiera prácticamente en viajar tampoco le facilitaba la necesidad de conocer gente y establecer relaciones.
Así que cuando llegó aquel barrio y conoció a Kyungsoo y Luhan pensó que la suerte había cambiado, permitiéndole mostrar un poco de su verdadero yo.
Sin embargo, sus padres seguían siendo igual de estrictos, y las clases se habían ido haciendo más duras si podían. Tanto que había días que sentía que no podía más.
Baekhyun se equivocó estrepitosamente a mitad de una pieza, haciendo que se sintiera sobrepasado y frustrado, trayendo lágrimas de rabia y tristeza a sus ojos. Pensó en dejarlo aun si sus padres se enfadaban con él…
Sin embargo, escuchó que alguien le aplaudía.
Giró su cabeza y allí se encontró con aquellos conocidos y amigables ojos, mandándole una mirada reconfortante y cargada de ánimos.
Había tenido un día tan horrible que no se había dado cuenta de que era fin de semana; pero allí estaba.
Su querido espía.
Tratando que se animara y siguiera intentándolo. Sus aplausos se acomodaban perfectamente a los latidos estruendosos de su corazón, el cual parecía revivir ante la alegría que le estaba embargando en ese instante.
Sus labios se convirtieron en la más grande y hermosa sonrisa llena de felicidad, destinada como el mejor regalo de gratitud a su único y genial oyente.
Sin duda, aquel día dio el mejor concierto de piano de toda su corta existencia.
+.-O-.+
Unas pocas semanas después de aquel suceso, Baekhyun se decidió por fin a hablar con Chanyeol.
Esperaría a que llegara la hora en la que siempre empezaba a practicar y en vez de tocar el piano, se colocaría por debajo de la reja del jardín para coger desprevenido al niño.
Sólo esperaba que no saliera huyendo como la primera vez.
Así que con su pequeño corazón latiendo como si estuviera corriendo una maratón, se agachó a lado de la reja. Intentó controlar sus nervios cuando escuchó pisadas acercándose justo hacia donde estaba. Cuando el niño se acercó por fin, Baekhyun pudo escuchar un leve jadeo y una exclamación de perplejidad. Supuso que se estaba preguntando dónde estaba él, y antes de que a Chanyeol le diera por irse, cogió toda la confianza que pudo reunir y se levantó.
-¡Hola!
Los grandes ojos que siempre le observaban se hicieron aún más grandes.
-Soy Baekhyun. ¿Eres Chanyeol?
Baekhyun pensó que el niño se había transformado en una estatua, porque ni siquiera pestañeaba y tampoco le escuchaba respirar.
Pero asintió frenéticamente al fin, confirmándole que era Chanyeol.
-¿De verdad? Guau. Por fin he reunido el valor de venir a hablar contigo, aunque estoy muy nervioso -hablaba un tanto rápido debido a los nervios, sonrojándose por la vergüenza que sentía.
Chanyeol seguía petrificado. Sin embargo, hizo un amago de movimiento que alertó a Baekhyun.
-¡Espera! ¡No te vayas! Sólo quiero darte las gracias por venir a verme a tocar y a darme ánimos… Como aquella vez… Te lo agradezco de veras, porque lo hubiera dejado si tú…
-Tocas muy bonito.
Aquella voz seca y estrangulada por los nervios le hizo volver a mirarle a los ojos. Esta vez no le miraban con sorpresa, sino con la admiración y determinación que ya conocía tan bien.
-Yo… Me alegro mucho de que disfrutes -logró contestar Baekhyun, deseando escuchar más su voz-. ¿Tú tocas algún instrumento?
-Un poco… La guitarra, aunque estoy empezando todavía y no lo hago muy bien -consiguió decir Chanyeol, escapándosele algunos gallos propios del crecimiento en los niños de su edad (y por los nervios).
-¡Qué bien! Quiero escucharte también algún día tocar, ¿me dejarás? -preguntó emocionado Baekhyun, a quien se le había olvidado por completo su timidez.
Y aquella tarde de fin de semana, Chanyeol y Baekhyun estuvieron hablando por horas. Aunque tuvieran una reja de por medio, ambos sintieron que se entendían, que conectaban.
Que podían ser ellos mismos.
+.-O-.+
-Al parecer los Byun se van a mudar de nuevo.
Eso le escuchó decir Chanyeol a su padre. Él sintió cómo dejaba de escuchar instantáneamente y cómo su guitarra caía al suelo inevitablemente.
Acto seguido lo único que sabía era que Kyungsoo y Luhan habían ido a recogerle a su casa con urgencia y se lo habían llevado con ellos.
Hacía poco que les había contado muy contento que por fin había hablado con Baekhyun. Ambos le habían felicitado y se habían alegrado por él.
Y sólo había pasado un año desde que Baekhyun se había mudado a su barrio, y ahora se volvía a ir, no sabía a dónde. Justo cuando se habían conocido.
Justo cuando quería hacer tantas cosas con él.
-¡Vamos! ¡Mi padre me ha dicho que esta mañana estaban montando los muebles en una furgoneta! ¡Tienen que estar todavía allí! -gritaba Luhan mientras corrían, cogiéndole de una mano.
-¡Mierrrrrdaaaaaa! -gritaba desesperado Kyungsoo por otro lado, cogiéndole de la otra mano.
Chanyeol sólo corría, sin estar seguro de lo que estaba sucediendo.
Cuando llegaron a la fachada de la casa la vieron igual que siempre desde que Baekhyun se mudó allí. Parecía que nada hubiera pasado.
Luhan y Kyungsoo inmediatamente se tiraron hacia la puerta de entrada, llamando como posesos al timbre. Chanyeol fue directamente al hueco de la reja por donde había vislumbrado un nuevo mundo y a un nuevo amigo.
Al mirar, vio que ya no estaba el piano. Ni Baekhyun.
-¿Baekhyun? -le llamó sin que casi le saliera la voz, con tono lastimero.
Pero nadie respondió. Sin embargo, cuando tocó la reja para acercarse más, algo se cayó al suelo, justo a su lado. Era una carta.
Hola Chanyeol:
Siento que me tenga que ir tan repentinamente, pero a mis padres les han vuelto a trasladar en el trabajo.
Yo no quiero irme, pero no soy lo suficientemente mayor como para poder hacer lo que quiera…
Quería decirte que me ha encantado tocar todas y cada una de los fin de semana para ti, y aunque sólo hemos podido hablar un par de veces, te considero un amigo muy especial.
Estoy seguro de que algún día nos volveremos a encontrar y podré escucharte tocar la guitarra; tengo unas ganas enorme de hacerlo.
Siempre te recordaré como mi querido espía.
Con cariño,
Baekhyun.
No supo decir si los borrones al final de la carta eran producto de las lágrimas de Baekhyun o de las que ahora él derramaba.
-¡Chanyeol! -exclamó Kyungsoo cuando logró encontrarle.
-No está… Se ha ido -dijo el susodicho entre lágrimas, tendiéndoles la carta y el sobre, en el cual también había otras cartas para Kyungsoo y Luhan.
Mientras que los otros dos leían las suyas y se deshacían poco a poco en lágrimas, Chanyeol se separó un poco de ellos y volvió a mirar por el hueco de la reja.
Se imaginó a Baekhyun sentado frente al imponente piano. También se imaginó las notas que tocaba y que tantas veces había escuchado.
Se imaginó que le sonreía como aquella vez que le aplaudió e hizo que su corazón revoloteara.
La cortina de lágrimas no le dejaban ver bien pero lo veía claramente en su cabeza. El sentimiento de injusticia que le embargaba hacía que se repitieran todos aquellos momentos dentro de él.
Todavía no le había dicho que había empezado a tocar la guitarra gracias a él…
Que quería empezar a tocar el piano por él…
Tampoco que deseaba tocar junto a él…
Que todo lo que hacía y es, era hermoso para él…
Que se sentía comprendido y bien junto a él…
Que quería estar con él…
Chanyeol era todavía muy pequeño para saber el significado y el alcance de aquel nuevo sentimiento que se abría espacio en su interior.
Sólo sabía que dolía…
A morir