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La rivalidad que crea la atracción por ArtemiaCelosia

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Lily se acercó rápidamente a Severus, pidiendo disculpas por la tardanza. Al parecer ella había esperado al pequeño atasco que había surgido por un problema entre dos carruajes.

 

—¿Y Regulus? —preguntó mirando a los lados.

 

—Le he dicho que se adelantara porque quería echar un vistazo a la tienda de ropa…

 

La chica se colgó de su brazo y le animó a ir para poder buscarle, emocionada por ir de compras con los dos chicos, ya que usualmente ese tipo de cosas las compartía con sus amigas.

Entraron, encontrándose con varios alumnos que se centraban en las zonas de capas, guantes y bufandas, pues pronto empezaría a hacer mucho más frío, dando la bienvenida a las nevadas que solían acompañar el cumpleaños de Sirius.

 

—Allí está Regulus —señaló el moreno, acercándose a él.

 

—Lily, ya nos estábamos preocupando. —Su mirada viajó al agarre que la pelirroja mantenía con su amigo, sintiéndose incómodo. Para él, Severus estaba destinado a estar con su hermano y ver aquel contacto no le agradaba en absoluto, pero recordaba las palabras de Remus y debía confiar en su criterio—. ¿Qué os parece este jersey?

 

—¡Es precioso! Aunque creo que a ti te quedaría muy bien ese de color azul claro.

 

Los ojos de Severus rodaron, recordándole la conversación que habían mantenido en el carruaje. Tuvo que girar sobre sus talones para no comenzar a reír, pues la chica podía malentenderlo.

 

La pelirroja se soltó durante un instante de Severus para sujetar un hermoso vestido marrón de lana con cuadros, con tres grandes botones en el medio del pecho y con las mangas largas negras.

 

—¿Me quedaría bien, Sev?

 

—Sí, claro.

 

Regulus mordió su labio al ver que sólo preguntaba la opción de su amigo. ¿Quizá ella se había enamorado de Severus y ahora quería conquistarle?

 

—Severus, por aquí está lo que querías mirar. Lily, ¿por qué no vas al probador y tomas una decisión una vez te lo veas puesto? Esa falda tiene mucho vuelo, quizá luego te sientas algo incómoda llevándola. —Estiró la mano, deseado que Severus le acompañara y se alejara de esa chica por unos instantes.

 

La pelirroja decidió hacer caso a su consejo, marchándose a los probadores mientras ellos seguían mirando algunas prendas de invierno. Miró de reojo a Severus, encontrándose que de nuevo estaba más pensativo de lo usual.

 

—Imagino que querrás el negro —comentó pasándole la prenda—. La verdad es que siempre luces elegante cuando te decantas por un conjunto negro. Mira a Lucius cuando se pone formal.

 

Severus sonrió a pesar de las diferencias evidentes de los motivos que tenían cada uno de ellos para usar ese color.

 

—No puedo llevarte la contraria. Es muy elegante. —Tomó la prenda y buscó con la mirada—. Me gustaría conseguir un pantalón un poco más formal.

 

—¿Para algo en especial?

 

—Bueno… He consultado a Dumbledore sobre conseguir un trabajo para el verano y dice que no habría problema siempre y cuando fuera en la comunidad mágica y pudiera ir a través de la red flu —comentó nervioso. Aún no le había contado sus planes a Sirius y temía que le pareciera demasiado pronto o que se preocupara más de la cuenta—. No es definitivo, sólo es una idea.

 

—¡Eso sería genial, Severus! —exclamó su amigo—. Es totalmente comprensible que quieras empezar a hacer tu vida y tener unos ahorros te ayudaría en el futuro.

 

Por eso quería tanto a Regulus. Él le apoyaba de una forma hermosa. Si tenía que decirle algo negativo, lo hacía con todo el respeto posible y apenas sucedía. Entendía que cada uno actuaba a su manera, permitiendo que las cosas fluyeran con naturalidad, sin controlar la vida de los demás.

 

—Apenas queda un mes para las vacaciones de Navidad —mencionó Severus, ojeando uno de los pantalones negros más rectos que había podido encontrar. No quería nada demasiado pegado a su cuerpo.

 

—Sería genial poder encontrarnos fuera. Quedar con… Bueno, ya sabes.

 

Asintió recordando de nuevo que ya era libre para salir. Aún le costaba hacerse a la idea, aunque tendría que pedir permiso a Dumbledore.

Lily volvió con su vestido, dispuesta a comprarlo y preguntando si ellos ya estaban, pues se moría de ganas de ir a Honeydukes a por unos nuevos dulces que habían sacado a la venta.

 

 

Ató la capa de Sirius, regañándole por ir siempre tan despreocupado, aunque sabía que el único motivo había sido el salir corriendo para poder encontrar a Severus por allí. James miraba divertido la escena, indicando que realmente parecían ser pareja, aunque Peter defendía que parecían hermanos.

 

—Y vosotros parecéis primos lejanos. Venga, va. ¿No queríais ir a Zonko? —contestó Sirius.

 

—¿A qué tanta prisa? Acabamos de llegar. —James le sujetó de los hombros, zarandeándole para molestarle un poco.

 

—Deberíamos prohibirle los caramelos de café —bromeó Remus, salvándole con su ingeniosa respuesta.

 

Genial, ahora parecía un hiperactivo adicto a la cafeína, aunque estaba seguro de que a James le parecería mejor eso que asumir que estaba ansioso por ver a Severus de nuevo por aquellas calles. Se sentía feliz por poder encontrarlo por lugares por los que antes había perdido el interés.

 

—James, ¿nos invitas a una cerveza de mantequilla? Estoy helado —pidió con un leve puchero, metiendo sus manos debajo del cuello de la camisa del de gafas.

 

—¡Por Merlín! ¡No estás helado, estás muerto!

 

Los chicos se rieron al ver el salto de James, que aceptó de inmediato el invitar a sus amigos a una bebida en las Tres Escobas. Probablemente los alumnos harían sus compras y luego descansarían en la posada, por lo que se encontrarían con un poco menos de bullicio.

 

—Ya podrías haberte traído los guantes. —James sujetó la puerta para permitirles pasar, asintiendo a la regañina de Remus, que era el que más preparado iba para el frío, aparte de Peter, al cual casi no se le veía la cara por la enorme bufanda que sus padres le habían regalado.

 

Eligieron una mesa cerca de uno de los ventanales que permitían ver la calle, uno de los sitios favoritos de los chicos, ya que podían visualizar cuándo quedaban menos compañeros en las tiendas, especialmente Honeydukes.

James se había comprometido a pedir las bebidas. Tres cervezas de mantequilla y un chocolate caliente con nata.

 

—¿No hay una profesión de catador de cacao o algo así? —preguntó Sirius, ganándose un codazo del licántropo.

 

—Son estos días del mes…

 

—James, Peter, tomad nota que esto os pasará cuando tengáis novia —bromeó el de ojos grises.

 

—Es verdad… Nunca había pensado que tendría que aguantar los cambios de humor mensuales. —El de gafas tomó un sorbo—. ¿Alguna vez habéis notado esos cambios en Lily?

 

Peter negó pensativo, tomándose muy en serio el tema.

 

—No seáis bobos. Las mujeres tienen cambios hormonales, pero no significa que pasen del lloro a una risa maniática en cuestión de segundos —defendió el licántropo.

 

—Sabes demasiado, ¿no? ¿Has tenido novia y no nos lo has contado? —James entrecerró sus ojos intentando encontrar algún atisbo de nerviosismo. Nada.

 

—Tengo madre, como todos vosotros.

 

—La mía no cuenta. Está histérica siempre. —Todos rieron por el comentario de Sirius.

 

—Al menos la novia de Remus entenderá en parte lo que se siente, ¿no? Por los cambios de humor. —Peter había dado en el clavo.

 

El castaño encogió de hombros, sintiéndose un poco intimidado al abordar aquel tema. Ni siquiera sabía si le gustaban los chicos o las chicas, no había tenido tiempo a preguntárselo a sí mismo, y de igual forma le aterraba condenar a su persona amada a tener que vivir sufriendo aquellos cambios con él, obligándole a encerrarle mensualmente y a dormir en soledad porque su propia pareja le descuartizaría sin pensarlo dos veces.

 

—Pues yo he estado considerando que va siendo hora de que os presente a mi novio —soltó Sirius, jugueteando con uno de los dedos de Remus.

 

—¿En serio? —El castaño fue el primero en hablar, aunque estaba estupefacto. No era el mejor momento para Snape, sumadas las dudas de Regulus sobre lo que sentía hacia Lily… ¿Por qué habían decidido contarlo ahora?

 

—¡Ya era hora! —exclamó James.

 

Sirius sonrió, asintiendo a algunas preguntas que hacía Peter sobre si tenía la misma edad que ellos, si haría algo especial en el momento de conocerles.

 

—He pensado que podríamos quedar en algún momento de las vacaciones de Navidad, todos juntos.

 

—Y con suerte, yo podré invitar a Lily —añadió James esperanzado.

 

—Hablando de ella, ahí va, con Snivellus y Regulus —apuntó Peter señalando por la ventana.

 

Los tres giraron su rostro para observarles, cada uno con sus distintos objetivos, pero el primero en acabar su bebida y salir corriendo fue James, acompañado de Sirius, que no podía dejar que cometiera alguna locura y Peter, que ya había terminado su bebida momentos antes. Remus suspiró, sintiendo su cuerpo pesado. Tomó los vasos y los llevó a la barra para ahorrarle un poco de trabajo a Madame Rosmerta, procediendo a dejar el lugar y encontrarse con sus amigos. Lo único que deseaba es que no se estuvieran metiendo en líos y tuvo suerte porque resultó que le estaban esperando fuera del establecimiento.

 

—¿Esa no es la prefecta de Slytherin? —preguntó James, notando la cercanía de la chica con Snivellus.

 

 

Severus devolvió el saludo de Linette, visualizando la hermosa cesta de mimbre que usaba para llevarse algunos dulces. Regulus le había preguntado si se trataba de algún enamorado, pero ella había rodado los ojos, por lo que entendía que aún no se había deshecho de Stevenson.

 

—¿Aún no se rinde?

 

—No, y no se me ocurre qué más hacer. Estoy por salir del armario de forma fingida para ver si logro algo —refunfuñó.

 

—¿Qué ocurre? —Regulus les miró a ambos mientras Lily pedía los nuevos dulces al señor que formaba el amable matrimonio que regentaba aquella tienda.

 

—Estoy intentando hacerle creer a Charles Stevenson que me gusta tu hermano para ver si le entra de una vez mi rechazo en su cabeza de chorlito, pero creo que no le queda espacio. Su cerebro está lleno de su narcisismo —explicó, sin siquiera darse cuenta de que la pelirroja les acompañaba.

 

Lily se giró al escucharla, frunciendo el ceño y mirando a Severus en una demanda para que dijera algo al respecto, sin embargo él sentía que Linette tenía motivos de peso para expresarse así.

 

—¿Cómo puedes decir algo así de alguien? ¿Acaso a ti no te importaría que la persona que te gusta hable así de ti?

 

Linette alzó una ceja. Tras mirar a sus compañeros de casa se dio cuenta de que la chica podía formar parte de la conversación, pero no pasó por alto su bufanda de Gryffindor.

 

—Si resulta que soy una acosadora que no mira más allá de mi nariz, no creo que me importara mucho. Y si lo dijera otra persona cualquiera, tampoco haría mucho caso. —Encogió los hombros sin sentir en absoluto sus palabras. Valientes y leales. Ya se conocía ese cuento—. Si tú tienes una opinión distinta sobre él, es cosa tuya. Deberías respetar la mía.

 

—¿Cómo voy a respetar tu opinión cuando es tan ofensiva? —exclamó la pelirroja—. ¿Cómo podéis juntaros con este tipo de gente? Sev, ¿no vas a decir nada?

 

—Yo… —musitó, siendo interrumpido por Linette.

 

—Oye, no metas a Severus en esto. Él tiene derecho a hablar cuando quiera, ¿por qué ibas a obligarle a meterse en un problema que sólo tú tienes? —defendió.

 

Regulus intentó relajar a Lily, aunque no sabía muy bien por qué reaccionaba así y qué tendría que ver Charles Stevenson en todo aquello. Le conocía, claro. Jugaba partidos contra él, pero nada más.

 

—Mira, no te culpo si te sientes atraída por él, yo también caí en esa tontería —continuó Linette—. Sin embargo, le conozco mejor que tú al parecer, y el tipo no es más que un creído.

 

—No puedo creer que permitas que pasen este tipo de injusticias y te quedes de brazos cruzados —dijo Lily mirando a su amigo Sev, marchándose de allí sin siquiera coger los dulces que tanto había deseado probar.

 

Severus dio un paso para ir por ella, pero entonces se percató de la entrada casual del grupo de Sirius, aunque sabía que en ellos no había nada de casual, especialmente cuando su novio había seguido con la mirada a la pelirroja.

Notas finales:

¡Nos vemos el próximo martes!


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