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Fiume por Mascayeta

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—¿Como se te ocurrió semejante pendejada?

El insulto lo lanzó Dariam que no sabía si matar de manera lenta o rápida a Hatori que lucía terrible por la jaqueca propia de una noche de tragos. Lo bueno de todo eso era que Yokozawa anunció su regreso a Cerchio para el entierro, ahora sólo quedaba ver cómo iba a convencer a Enzo de fingir su muerte.

El celular mostró el nombre de su cuñado, Yukina le sonrió e intentando mejorar el ambiente se ofreció a responder. Valentino lo fulminó con la mirada, saliendo del despacho respondió simulando total calma.

Los minutos se hicieron eternos para el par que deseaba no haberse excedido con las copas, pero cuando la cerveza se acabó comenzaron a consumir todo que encontraron a su paso. Para cuando volvió el médico, el grito que les despertó fue suficiente para comprender que el regaño continuaría por parte del mismo Enzo Yokozawa. Sin decir más, siguieron al rubio que manejo hasta su destino sin proferir palabra; al llegar, Kirishima escuchó la orden de Dariam hacia los dos castaños, los observó cruzar la sala sin siquiera saludarlo y mientras Hatori se detenía a contarle, Yukina continuó hasta quedar frente al madero que separaba el corredor de la habitación de patriarca, uno que le fue cerrado en la cara evitando su ingreso.

El portazo hizo que Kisa saliera de su alcoba, y con curiosidad se aproximara al médico encargado de Yokozawa-sama.

—¿Que hicieron para desatar la furia del demonio italiano?

Yukina se giró con intención de responder, pero la visión de Kisa secándose el cabello y con una simple bata de baño, lo dejó sin palabras. Al ver la expresión del galeno, el pelinegro revisó su atuendo, sinrazón su cara se calentó y deseó salir corriendo, ese muchachito tenía el poder de descolocarlo por completo.

Aprovechando el estupor de Yukina, el mayor procuró mantener la imagen indolente que bien había trabajado frente al castaño, así que despectivamente devolvió la mirada y dio vuelta para alejarse lo antes posible de su lado.

Yukina le echaría la culpa a la resaca cuando le preguntarán el porqué de su atrevimiento, pero si no aprovechaba el valor ganado por la subida de adrenalina, la situación entre ambos seguiría igual quién sabe por cuánto tiempo. Shouta hubiese podido golpearlo, pero eran dos meses de verlo, de no saber qué decir o cómo actuar frente al galeno. Como un adolescente se enamoró tan pronto lo conoció, por eso lo evadía. No quería que notará los sonrojos y el tartamudeo que le inducía su presencia.

El gemido lanzado por las frías manos que le acariciaban sus muslos fue suficiente para que Yukina lo cargará y le entrará a su alcoba. Antes de cerrar la puerta el guiño travieso lanzado a Kirishima y a Hatori, les anunció a los dos hombres que era mejor retirarse del lugar.

Cerró la puerta, y una vez fuera de cualquier mirada indiscreta, Kou desató su pantalón con una mano mientras con la otra preparaba a quien le sujetaba con los abrazos ajustados a su cuello y las piernas enredadas en la cintura.

La intromisión de los dedos en su esfínter hizo que Kisa se tratara de separar del castaño, pero lo único que consiguió fue ser apresado contra la cama, con las manos sobre su cabeza y una embestida rápida y certera que golpeó de inmediato su próstata, ¡Dios, eso era la gloria!

Yukina sabía el pasado de Kisa, sus amores de una sola noche, pero también que desde que llegó no volvió a tener ningún amante. Según Hatori por más que insistieran, la respuesta de Shouta era una rotunda negación. Incluso cuando Otoko trató de chantajearlo, se mantuvo en su decisión.

—Suel...suéltame —Kisa deseaba tocarlo, pero Kou tenía otra idea en su cabeza.
En ese instante quería que el pelinegro lo comparará con cada uno de los amantes del pasado, y se diera cuenta que ninguno podría satisfacerlo como él. Por eso, valiéndose de la diferencia de estatura retuvo el pequeño cuerpo para recrearse con la vibrante sensación de placer que Kisa le regalaba.

Cansado de no poder rozar directamente esa piel, Kou se separó para terminar de desvestirse, tiempo que Shouta aprovechó para invertir los papeles, ahora era él quien besaba al castaño demostrando su experiencia. Antes de volver a introducirse el pene de Kou, el pelinegro le pidió usar un preservativo.

—Estoy limpio y sé que tú también.

—Si, pero hay otras sorpresas que quiero evitar.

Frase suficiente para que Yukina comprendiese lo que Dariam le advirtió cuando llegó a Cerchio: "Un lugar para proteger y apoyar a aquellos que la sociedad rechazo por los prejuicios y el no entender como un hombre podía gestar y dar a luz".

Con una sonrisa lasciva tomó la cintura de Kisa para volver a la posición inicial. Después de conocer la realidad de quien le había robado el aliento desde que llegó al viñedo, menos quiso cumplir su petición, con un beso que opacó por completo la razón del ojimarrón, Yukina volvió a penetrarlo, para comenzar las embestidas rápidas al punto de sujetar con rudeza las caderas con el único objeto de disfrutarlo al máximo.

El calor que embargó a Kisa junto con los movimientos del pene del galeno, provocaron una mezcla de vergüenza y desilusión, que lo hicieron reclamar por la despreocupada acción y el sentirse utilizado.

—¿Qué tienes en la cabeza? Te dije que n... hmm... —fue callado con un beso que lo dejó sin aliento, para luego escuchar su sentencia.

—Acostumbrate, porque esta es la primera de muchas veces que te tome para que me des un hijo: Kisa Shouta.

 

Ya en la sala de la casa, Hatori sacó su billetera para mirar con tristeza las boletas para el concierto de ARP, le había prometido a Chiaki llevarlo solo con la condición de poder disfrutar juntos un fin de semana sin preocuparse por Enzo, Yuu o Kirishima.

Los ojos de Zen se iluminaron porque esas entradas fueron prácticamente vendidas en un día, lo que dejó a su bella princesa sin posibilidad de ir a ver a los integrantes de Rebel Cross. Estiró la mano para recibir el premio por haber ganado la apuesta sobre Kisa y Yukina. No obstante, cuando casi las tenía, Yoshiyuki le observó para borrar de una sus ilusiones.

—Doble o nada.

—¿Qué propones? —no podía negarse a una apuesta que tenía ganada. Empero la sonrisa de Tori le dio mala espina, al querer retractarse vio el pase VIP para bastidores.

De inmediato recordó las palabras ilusionadas de Hiyori, y su deseo de conocer a Daiya, ese papel se convertía en el mejor regalo de cumpleaños para su preadolescente.

—¿Qué me darás a cambio si yo gano? —cuestionó Hatori antes de decir cuál sería el motivo de la apuesta.

—La publicación del manga de Chiaki—incluso si no ganaba, Kirishima había hablado con Isaka para que lo revisará, algo que se merecían tanto el publicista como su amigo.

Los dos castaños chocaron las manos, y solo entonces Yoshiyuki dijo la jugada:

—No puedes declararle a Yokozawa Takafumi que los amas y mucho menos tocarlo en dos meses.

La carcajada de Kirishima inundó el corredor, su amigo estaba loco, nunca en su vida podría enamorarse de una persona tan débil y ridícula como el nieto de Enzo; además, él ya amaba a alguien, un ser que le demostró su inocencia, fortaleza y buen juicio.

—Yo amo a Teddybea, así que prepárate a perder Hatori, porque en un mes Yokozawa Takafumi deseara no haberme conocido.

Hatori sonrió por el nombre pronunciado. Pobre Zen, si supiese que se trataban de la misma persona.

 


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