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Fiume por Mascayeta

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Hiyori bajó a la cocina para desayunar y poder irse a la escuela, ese día tenía dos prioridades y ambas estaban relacionadas con su padre. Por la hora se le hizo extraño el movimiento, los únicos que normalmente estaban a esa hora levantados eran ella y el conductor, peropor lo visto, había algo diferente.Con sigilo se aproximó a la cocina donde vio a un recién bañado Kisa que luchaba por mantener los ojos abiertos y a un hombre que por poco cree que era Enzo. 


 


El cabello negro azulado, el chaleco y las botas lo hacían lucir muy diferente al hombre tímido que el día anterior estaba con Zen. Hablaba muy bien el idioma, casi sin acento pronunciaba el italiano demostrando su crianza. Al voltear pudo darse cuenta de lo hermoso que su abuelo no se equivocaba, a pesar de la tristeza que demostraba su rostro, la sonrisa que dirigía a Shouta era tan cálida que por un momento quiso que ese doncel se la dedicara a ella.Sin embargo, las cosas no estaban para desear tonterías. Con toda la antipatía que podía fingir, ingreso con indiferencia. 


 —Así que decidió trabajar cocinando, me duele saber que Alessia tendrá que soportarlo. 


 —Buenos días Hiyori —saludó Kisa extrañado por la antipatía de la niña, lo saludó tomando una manzana, mientras veía como Yokozawa servía un omelette y panqueques con miel de maple. 


 —Si deseas compar... 


 —¿Cree que voy a aceptar algo de usted? quién sabe ayer con el escándalo que hicieron donde metió sus manos, hasta a agrio debe saber esa comida. 


El ojimarrón cerró los ojos, la estridente voz le hizo retumbar la cabeza, trató de pensar en la respuesta que Teddybear le iba a dar; no obstante, volvió a hablar la castaña después de darle una probada a la comida del plato de Kisa. Si heredó algo de su padre, fue la facilidad de decir una cosa con su rostro mientras pensaba en otra completamente diferente. Mentalmente pidió perdón por lo que iba a hacer. 


 —¿Querías envenenarme o qué? —el plato fue lanzado contra el piso, limpiándose la boca con fuerza—. Definitivamente no sé como puedes llevar el apellido Yokozawa, eres indigno por completo de todo lo que significa.


Shouta no aguantó más, no sabía que le sucedía a la hija de Kirishima, pero tanta grosería no la permitiría, cuando fue a regañarla, Takafumi lo detuvo con un semblante calmado que solo presagiaba tormenta. 


 


 —Tienes razón, solamente cocino para adultos así que no conozco los gustos de los adolescentes.


Con una reverencia desarmó a la castaña que con un bufido salió rumbo a la entrada, donde Yukina la esperaba. Una vez estuvieron en el campero, el médico rio con ganas por el espectáculo que acababa de presenciar.


—Si ese es el comienzo, me imagino lo que tendrás reservado para el pobre.


—Me ayudarás a comprar unas cosas, hoy salgo temprano porque termina el ciclo escolar y quiero comprar el regalo de papá.


Hiyori no quería seguir hablando, el sabor del desayuno todavía lo tenía en su boca, y el dolor de haber desperdiciado así la comida, más sabiendo que de ese plato al menos habrían comido tres. Con un suspiro, colocó las noticias y revisó la lista en su celular, buscando los lugares a los que tendrían que ir para preparar el delicioso pastel de cumpleaños de su padre.


Tan pronto la dejó frente a la puerta de la escuela, Hiyori le avisó —de nuevo— que saldrían más temprano por las vacaciones de verano, así que no se fuera a entretener. Yukina asintió, si no cumplía la horas, Hiyo-chan llegaría a sacarlo de la clínica.


Por su parte Shouta no cabía de la rabia por lo acontecido, además de que se quedó sin desayuno, la muchachita se portó como una completa pedante. En medio de maldiciones salieron a la bodega para revisar el envío dispuesto para los compradores americanos. Kirishima lucía cautivador con el fondo del amanecer y la pinta de gamonal; para quien estaba acostumbrado a trabajar con él, esa era una escena repetitiva; sin embargo, para Yokozawa fue deslumbrante.


Sin hacer comentarios, Zen vio a los dos administradores seguir sus órdenes y verificar las cajas junto con las unidades y el embalado. Como conocedores, las botellas se analizaron, remplazando aquellas que no cumplían los requisitos de calidad, de esa forma, a las ocho de la mañana ya estaba el camión con dirección al aeropuerto siendo confirmado por Hatori para finalizar el transporte.


Un aplauso y la entrada de las mujeres, entre ellas Alessia, la nana que de pequeño le enseñó a cocinar y sus primeras letras, cuando su madre lo dejaba abandonado por las tardes de cartas con sus amigas; le recordó que ese día cumplía años Kirishima. Un gran desayuno especial japonés para el actual dueño de Fiume, adornado por una vela sobre el regalo que destapo con gran alegría. ¡Dios!, una botella de Enter Sake Dassai Revolutions. Los ojos del castaño brillaron como cuando veía a su niña. Kisa se aproximó para daar un fuerte abrazo y entonar el Feliz Cumpleaños como toda una "diva".


No obstante, tan pronto como lo divisó a Yokozawa entre el grupo, la expresión se modificó por una de molestia. El nieto de Enzo vio como se acercaba, con amabilidad trato de emitir un feliz cumpleaños que murió en la primera sílaba por la frase que le interrumpió con dureza. ¿Qué más podría decir?


—Las recibó de mis amigos y usted escasamente llega a conocido. ¿Se puede saber por qué sigue aquí?


Definitivamente esto iba a ser más díficil de lo que creía, tanto padre como hija reflejaban su rechazo hacia él de manera explícita. Así que con la misma grosería, contestó.


—Deseo me devuelva el documento que le dí ayer —Kirishima enarcó una de sus cejas demostrando la curiosidad—, su hija tiene razón, quizás debo comenzar a ganarme el lugar como un Yokozawa.


—Bien, entonces como su jefe le diré mañana cual será su cargo —Takafumi de inmediato demostró que no estaba de acuerdo con lo dicho—, sobre ese papel...prefiero guardarlo, uno nunca sabe en que manos puede caer.


Una vez le indicó la salida, Kirishima regresó a la celebración con los trabajadores, el ojigris apretó los puños, para marcharse con la clara intención de desahogar su rabia con el primero que se tropezara y rogó que fuera su madre o el estupido de su marido. Sin embargo, pudo más la necesidad de escuchar la suave voz que le regalaba cuando necesitaba de un amigo.


El celular de Zen vibró mostrando un nombre que de inmediato produjo los murmullos y las risas de los presentes. Las llamadas del desconocido ser que desde hacía un par de años llevaba a su jefe a hablar con cara de tonto enamorado, era el broche  de oro de una mañana perfecta.


Teddybear: Tanto auguri a te


Zen: Desearía que me los dieras personalmente


Yokozawa hizo una mueca de fastidio, hacía menos de quince minutos que lo había corrido de su celebración diciendole que no era ni un conocido.


Zen: Pensavo che avessi dimenticato...¿ com'è che non passa con gli anni miei la voglia di te...?


Teddybear: Presto... dammi il tempo...


Fuera de línea


Y en eso terminaban siempre sus llamadas... un cumpleaños más sin conocerlo.


 


 

Notas finales:

Las traducciones de la conversación:


Tanto auguri a te: Feliz cumplaños a ti


Pensavo che avessi dimenticato...com'è che non passa con gli anni miei la voglia di te...: Pensé que lo habías olvidado...con los años ¿cómo no pasa mi deseo por ti...?


Presto... dammi il tempo...: Muy pronto...dame tiempo


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