Desde aquella madrugada las cosas entre nosotros no han sido lo mismo entre nosotros, ahora Sebastián me besa cada día.
Me besa al despertar, me besa al terminar de vestirme, me besa a la hora del té de la tarde, me besa antes de dormir y yo… Yo solo me siento más especial en cada uno, como si mis sentimientos fueran correspondidos aún sin necesidad de haberlos expuesto…
Estos últimos días del año son muy pesados porque hay que estar revisando balances y ventas de las fábricas. Se supone que tengo empleados para eso, pero muchos son muy inútiles y por eso tengo que revisarlos yo. Bien dice ese demonio que si se quieren las cosas bien hechas las debe hacer uno mismo.
-Pase. - respondo cuando escucho que alguien llama a la puerta y de inmediato entra el demonio llevando una charola.
Llega mi momento favorito del día y no lo digo por el postre, sino por quien me lo trae y es que es la hora que tanto he estado esperando, en la que él me besa.
Con una sonrisa se arrodilla junto a mi enorme silla y la gira para que quede de frente a él. Por mi parte yo cierro mi ojo (el visible) sin embargo el contacto nunca llega, por el contrario levanta el parche dejando mis ojos expuestos y luego toma mis dos manos.
¿Es así como se le propone matrimonio a una chica?
Vaya tonterías que estoy pensando, es solo que no puedo evitar sentirme nervioso ante esta situación en la que no se exactamente que va a pasar.
-Joven amo, hay algo que quiero decirle desde hace un buen tiempo, solo que no encontraba la forma correcta de decirlo tampoco sabía si estaba bien o no, sin embargo todo lo que ha pasado últimamente me ha dado una pequeña esperanza, si es que un demonio como yo puede sentirla (respira profundo) mi amo, mi señor, yo tengo sentimientos por usted, sentimientos muy humanos, sobre todo ese que llaman amor. Yo lo amo, te amo Ciel Phantomhive. -
-Yo…
No puedo creer lo que escuché, soy correspondido, felizmente correspondido, jamás imaginé que algo así pudiera pasar, yo siento que podría morir de la felicidad.
-... También te amo. - respondí al cabo de unos segundos sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa.
Sebastián por su parte sonrió verdaderamente antes de enderezarse sólo un poco para tomar mi mentón y atraerme para un beso.
Mi beso de amor verdadero…
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Luego de lo de hace un rato no logro concentrarme en el trabajo, debí parar hace rato, debí pedirle a Sebastián que se quedara conmigo aquí y me besara todo el día y toda la noche, pero no, no lo hice y ahora son casi las 7 y no veo cuando voy a terminar esto y entre más pasa el tiempo más me voy convenciendo de dejarlo todo por hoy…
-Pase. - respondí al escuchar que llamaban a la puerta.
Esperaba que Sebastián me hubiera leído la mente, sin embargo cuando la puerta se abrió frente a mí apareció una especie de enano con una espada que se acercaba a mí con intenciones hostiles.
Me congele…
Sentí su espada en mi cuello y luego escuche su risa…
-Día de los inocentes! - esa voz…
De inmediato el enano se quita la cabeza dejando ver unos lindos caireles de oro, Lizzy mi prometida está aquí.
-Por Dios! Ciel, deberías ver tu rostro! - se para junto a mi y observa un momento el calendario en mi escritorio y es cuando caigo en cuenta, no cambie hoy la página.
Me siento tan idiota…
-Ciel, ¿Estás bien? -
-Claro, ¿por qué lo dudas? - trate de sonar calmado, pero no fue así, mi voz se quebró de inmediato.
-Es que estás llorando. Si mi broma fue mi cruel me disculpo. -
-No Lizzy, tu broma no fue cruel, la de alguien más sí y ahora mismo voy a arreglarlo. -
-¿Ciel? -
De inmediato salí de mi oficina y a paso decidido me dirigí a la cocina donde Sebastián se encontraba preparando todo para la cena.
-Joven amo, que raro tenerlo por aquí. ¿Puedo servirle en algo? -
No respondí, con mi dedo índice le indique que se acercara y se arrodillara frente a mí, él de inmediato obedeció y al hacerlo acarició mi mejilla…
Algo fue diferente, a pesar de los guantes siempre fui capaz de sentir el tacto helado de su piel, pero ahora es diferente, despide calor, un agradable calor…
Casi humano…
No es momento de pensar en eso. No cuando el se burlo de mi, ahora voy a dejarle todo en claro.
Antes de que el pudiera reaccionar volví a patear su entrepierna con todo el odio que había en mi ser en ese momento, no hay duda, esta vez el quejido fue de auténtico dolor y su mirada lo delata.
-¿A caso te dolió? - pregunté con mi tono de voz más burlesco mientras daba vueltas a su alrededor. -Pues espero que eso te sirva de lección. No pienso soportar tus bromas de mal gusto. -
-¿De que habla? -
-De ese te amo, bien sabemos los dos que no era más que una mentira. Un demonio no podría sentir esas cosas. -
-No es verdad! -
-Lo sé, es lo que te acabo de decir. Que no era verdad. -
-No Ciel, es que…
-Cállate. - sin pensarlo le solté una buena bofetada. -No se te ocurra tutearme o utilizar mi nombre. -
-Amo, por favor…
-No te di permiso para hablar, así que cuando tu señor tiene la palabra tú te callas. No quiero que vuelvas a acercarte o a dirigirte a mí de forma insolente, no tolerare otra falta de respeto sin hacértelo pagar. -
-Amo…
-Es todo Sebastián. - y sin más salí de la cocina con el mismo paso elegante con el que llegué.
Iba caminando por los pasillos largando pequeñas lágrimas de dolor por haber caído ante la perfecta actuación de un demonio, mientras rogaba por no toparme con nadie porque no sabría cómo explicar el porqué lloró de este modo.
Tristemente a veces olvido lo ensañada que la vida está conmigo y siento una mano sobre mi hombro. Poco me faltó para girarme y dar un buen golpe, afortunadamente reaccioné a tiempo y vi que se trataba de Lizzy.
Eso es incluso peor…
-Escuche todo Ciel. -
-Lizzy, todo fue una mala broma de Sebastián. Por favor no creas nada de eso. -
-Para haber sido una broma parece afectar demasiado. Habla ya. -
-Es que… Tal vez yo me ilusione y le creí. -
-¿Y sientes algo por el? -
-Bueno es que…
-Tu mayordomo me va a escuchar. -
-Lizzy, no es necesario, no quiero arrastrar a mi prometida a este tipo de asuntos sin importancia. -
-Importa demasiado si te ha hecho llorar de ese modo, además yo también puedo cuidar de ti y créeme que no voy a dejar que nadie te haga ningún daño sin que se las vea primero conmigo. - esa sonrisa, con ella consigue todo lo que se propone y si no la espadas en sus manos son un muy buen incentivo.
-Lizzy, no es necesario que te rebajes al nivel de un simple sirviente. -
-Tu ve a tu habitación y no vayas a hacer nada estúpido. -
¿Nada estúpido? ¿Se refiere a caso a que intente quitarme la vida?
Sería facilitarle demasiado las cosas a ese demonio que no lo merece.
-Tranquila Lizzy, no haré nada indebido, aunque iré a mi oficina a terminar mi trabajo.-
-Bien, allá iré a verte en un rato…
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Lizzy ha demorado demasiado en venir ¿ese idiota podría haberle hecho algo a ella?
Si es así no lo voy perdonar…
Preocupado como nunca me dispuse a salir de mi cocina, sin embargo al abrir la puerta me tope con Elizabeth pensativa.
-¿Pasó algo Lizzy? -
-Fue extraño. Desde que Sebastián está contigo jamás lo he visto cometer un error, sin embargo hoy me tope con algo muy curioso. ¿Puedo pasar? -
-Adelante. - de inmediato ella entró y yo me aseguré de cerrar bien por dentro la puerta, no deseo interrupciones ahora.
-¿Sabías que tu mayordomo si es capaz de llorar? Yo siempre lo imaginé como una especie de ninja, espartano y huno qué creí que no podía sentir nada, como un súper guardia. Pero no es así, cuando entré en la cocina el estaba en el piso llorando diciendo que se había arruinado todo con su señor. Fue un poco difícil que me dijera, luego vio las espadas en mis manos y habló de todo. Dijo que si yo iba a matarlo por atrevido lo aceptaría. Me habló del regalo de navidad que te dio, del primer beso y de que hace un rato te declaró su sentir, que luego lo correspondiste...
-Lizzy yo…
-Shhh! No interrumpas.-
-Perdón. Continúa por favor. -
-Note algo. En todos los calendarios tu casa aparece mal la fecha. En todos aparece la fecha de ayer y tal parece que Sebastián no se dio cuenta. Ese fue su error. -
-¿Quieres decir que el nunca me mintió? -
-Eso no lo sé, pero alguien te jugó una muy mala broma. -
-No puede ser… Me siento tan estúpido… Y un pésimo ser humano contigo Lizzy. -
-En circunstancias normales posiblemente ya te habría cortado la garganta. -
-Sí ese es tu deseo, no pondré resistencia. Tu mereces a alguien mejor que yo. -
-Eso podría ser cierto, pero no voy a hacerte nada. (suspira) Desde que volviste después de haber desaparecido mi única meta ha sido el que vuelvas a sonreír. Después de todo lo que escuché esta tarde comprendí que no está en mis manos hacerte sentir feliz, pero si puedo entregarte a quien lo va a hacer.-
-Lizzy…
-Te estoy dando mi bendición y también mi apoyo, hasta donde sea posible. Pero tu tienes que poner de tu parte. -
-¿Y yo que puedo hacer? -
-¿Qué te parece iniciar por averiguar quién hizo la mala broma? Y luego tal vez podrías hacer algo más para arreglarte con Sebastián.-
-Yo… Acepto eso…