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31 días con el SNS: FicTober 2019 por Ana Reiko

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Se dice que los Alfa son sumamente territoriales, por lo cual no es raro que demuestren celos ante la mínima posibilidad de que otro Alfa o Beta se acerque a su pareja destinada, en este caso su Omega. Sin embargo en el caso de Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha, el escenario es peor, y esto se debía a que ambos pertenecían al género Alfa y era inevitable mostrar dominio y posesión.




Y esta situación ejemplificaba perfectamente este dilema.




Naruto y Sasuke caminaban de vuelta a sus casas luego de terminar su jornada escolar en la preparatoria. El Uzumaki llevaba rodando su bicicleta a un lado suyo mientras acompañaba a pie al Uchiha, no se subieron los dos en el vehículo pues este se había averiado en el área de la transmisión.




Mientras andaban por la acera, la conversación se enfocó en un detalle que molestó al Uchiha.




—¿Otra vez andas haciendo favores a esa Omega?Usuratonkachi, ¿cuántas veces te he dicho que no les das falsas esperanzas?—preguntó Sasuke sumamente molesto, tenía el ceño fruncido y una mirada tan afilada que si Hinata Hyuga hubiera estado ahí, hubiera caído fulminada.




—Teme, solo ayudé a Hinata a cargar todos los juegos de copias que le asignaron para hacer las guías de estudio de los próximos exámenes, ¿Ya nadie puede ser caballeroso o qué?—se defendió Naruto, un poco indignado, en su opinión su novio hacía una tormenta en un vaso de agua.




—No me refería a eso, sino a que te haya elegido a ti precisamente como compañía para elegir el destino del viaje de fin de curso.—estableció, iba a probar su punto y la mejor manera era ir a directo al grano—A ella le gustas mucho, así que cualquier detalle que tengas, lo puede mal interpretar. Eres demasiado denso y despistado.—señaló con franqueza.




—No exageres, Sasuke, desde hace mucho que Hinata abandono cualquier oportunidad de tener algo conmigo. Ahora somos amigos y ella es novia de Kiba—Le recordó, si se dio cuenta que Hyuga gustaba de él en el pasado, pero ahora tenía como novio al Beta Inuzuka.




—Sus instintos de Omega siempre estarán ahí, por eso no puede evitar elegirte tu presencia por sobre los demás.—expresó con lógica, podría Hinata estar con Kiba ahora, pero debido a que este último era un beta, no estaba unida a él propiamente dicho.




—Igual de presentes como tus celos de Alfa. Sasuke, soy un alfa también, sé lo que hago, sabes—mencionó, a veces creía qué el Uchiha olvidaba ese hecho pues estos comportamientos posesivos por lo general se ejercían en un Omega. Lo celaba como si fuera un indefenso y frágil Omega, aunque si se detenía a pensarlo mejor esto no debería resultarle raro.




Las relaciones Alfa x Alfa eran más intensas, pues el nivel de dominio entre ellos, no sólo tenían como competencia a los Betas sino también a Omegas. No obstante el rubio llegó a pensar que su enamorado no caería en esto, ahora veía que se había equivocado rotundamente.




—Puedo entenderte en ese aspecto, también estaría algo inquieto que otros omegas revolotearan. Pero pues igual confiaría en ti, por eso quiero que confíes en mí.—explicó Naruto con comprensión.




—Confío en ti, pero no en ella.—replicó tajantemente.




—Ella no es Sakura-chan, teme, no intentaría atraparme con sus feromonas.—refutó, que hubieran omegas dispuestos caer tan bajo, no quería decir que fueran todos así.




Sasuke rodó los ojos, su amado y sexy rubio tenía un punto, pero aún así no podía evitar sentir desconfianza contra Hyuga, esos ojos de borrego que ponía cuando estaba cerca, lo irritaba. ¡Naruto ya tenía un amante, joder! Y más importante ¡Ella también!




—Esta bien, le daré el beneficio de la duda.—aceptó a regañadientes, lanzando un largo suspiro. Cedería está vez no deseaba que por culpa de Hinata tuvieran una pelea, puesto qué el único que saldría perdiendo sería él.




—Gracias.—agradeció el Uzumaki, sonriendo ampliamente, estaba contento de que esta tormenta ya se hubiera zanjado.




Siguieron caminando hasta que llegaron a la zona residencial en donde se ubicaba su vecindario. Cuando llegaron a la casa del Uchiha, se detuvieron un momento para despedirse, ya que la casa de Naruto estaba a unas cuadras más adelante.




—Nos veremos más tarde, Sasuke.—se despidió, dejando estacionada su bicicleta en la pared del jardín de la casa de su novio.




—Ven aquí.—pidió, no iba a decirse adiós sin antes darse un beso.




Naruto se dejó hacer, cerrando los ojos dispuesto a sentir los tibios labios de su amado. Viendo cómo había bajado la guardia, Sasuke aprovechó, poniendo en marcha su plan malévolo, envolvió entre sus brazos al Uzumaki, estrechándolo con fuerza. Incluso sostuvo la rubia cabeza atrayéndola en un dulce movimiento hacía sus labios.




Naruto estaba totalmente sorprendido por esto, en un segundo su amado teme lo atrapó y lo trataba con tanto tacto que le extraño. Sasuke no era de abrazos, más bien de besos, así que algo estaba pasando aquí.




Después de unos segundos en que prácticamente Sasuke se restrego contra Naruto, tal como un gato lo haría, se separaron.




—Con que marcando territorio, debí haber adivinado que harías esta jugada.—resaltó cayendo en cuenta del propósito secreto detrás de este comportamiento inusual.




—Mi olor quedará impregnado en ti y así Hyuga sentirá rechazo cada vez que se acerque demasiado.—expuso sin inmutarse al ser descubierto, con una honestidad brutal tan propia de él.




—Descarado, ni siquiera te turbaste al admitir tus negras intenciones.—remarcó con desaprobación—Hasta tus feromonas han cambiado, hacer esto te gusta ¿verdad?.




Una sonrisa de lado se dibujó en el rostro de Uchiha, cambiando la expresión facial por completo, le daba el aire de un pequeño demonio que había cometido una travesura.




—Naruto...—musitó el Uchiha capturándolo de nuevo en sus brazos, actuando con un niño ahora, conocía el corazón de noble de su querido dobe que pese a estar molesto por su acción pasada, lo perdonaría si mostraba su lado lado cariñoso.




—Maldito bastardo, dejaré pasar esto por esta vez, siempre y cuando compres tu perdón con una gran gratificación de ramen después.—declaró con astucia.




—Por supuesto, dobe, sin ningún problema.—dijo, dándole otro beso corto.




El hecho de pertenecer al género más dominante de la jerarquía social no quería decir que tenían que comportarse como dos machos Alfa todo el tiempo.


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