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31 días con el SNS: FicTober 2019 por Ana Reiko

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El dios del viento, denominado como Fûjin por los seres humanos, según la leyenda volaba por el cielo usando su sábana sagrada, aunque también empleaba su tesoro celestial con el propósito de despejar la niebla para que los rayos del sol pudieran acariciar los campos de arroz.




En las leyendas tradicionales Fujin estaba representado junto aRaijin usando pieles de animales, y una sábana sagrada, de la cual se generan los vientos del mundo




La gente del Japón antiguo los veneraban juntos, pues se creía que Raijin había hecho fracasar la invasión de la mongoles, al desatar el Viento divino (Kamikaze) contra ellos.




Sin embargo se desconocía que esos dos dioses descendían a la tierra con forma humana, con el fin de disfrutar los placeres de la vida humana.




Fûjin se escondía detrás del individuo conocido como: Naruto Uzumaki, eligió ese nombre y apellido debido a su relación con los remolinos. En su vida civil era famoso, por que según los aldeanos del pueblo, fue un samurai sin amo que se exilió en las montañas por sus pecados, así que se dedico a la agricultura como modo de penitencia.




Fûjin eligió tener una apariencia muy llamativa y poco común para un dios, presumía cabellos dorados en un peinado alborotado, ojos color cielo muy vivarachos y traviesos, además de un tono de piel trigueño propio de las personas que labraban la tierra.




El dios residía en una amplia mansión de descanso se ubicaba en la cima de una montaña, en medio de un espeso bosque, solo que con sus poderes divinos proyectaba una casa humilde y desgastada para cualquier intruso o viajero incauto. Solo otra divinidad deñ mismo nivel o superior era capaz de ver la verdadera forma de la vivienda.




Por su lado, el dios Raijin, se materializaba en la figura humana de Sasuke Uchiha, un joven samurai errante con un cautivador atractivo masculino: ojos negros tan oscuros como la noche, cabello negro azabache, y piel tan pálida como la superficie de la luna, que de vez en cuando realizaba visitas a la humilde morada del Uzumaki.




Está mañana, era uno de esos días en que los dos dioses se envolvían en sus identidades falsas con el objetivo de probar el placer de la carne. Cuando esto acontecía utilizaban sus nombres mortales para comunicarse.




Definitivamente Naruto Uzumaki creía firmemente que Sasuke Uchiha era una tentación debido a los buenos atributos físicos que Raijin eligió para su representacion terrenal. Podría mantener esa personalidad fría como el hielo, pero ese era su encanto, Fûjin disfrutaba de provocarlo. comersélo a besos y encender su piel mediante caricias.




El Uzumaki se deleitó observando la fisonomía desnuda del Uchiha, el cual se hallaba recogiendo toda ropa desparramada en el suelo.




Concentró sus ojos azules en la parte trasera de su amante. Aparte de su miembro viril que le hizo ver maravillas durante muchas noches pasadas, Sasuke contaba con un trasero bien tonificado, y en la nalga izquierda se asomaba un pequeño lunar que contrastaba con la piel blanca.




La imagen humana de Raijin estaba completamente ajeno a las miradas furtivas de su amante, luego de poner algo de orden a la habitación, caminó hacía el exterior del cuarto. Presumiblemente se dirigía a la cocina por algún bocadillo preparado por los criados. Después de una jornada de sexo desenfrenado, no había nada mejor que comer en la cama.




Naruto se acomodó de nuevo en la cama, dispuesto a esperar a que Sasuke retornará al nidito de amor con algún alimento. Estaba desnudo y sin la calidez del cuerpo de su compañero, le dio algo de frío, así que se arropó con la frazada, acurrucándose un rato. Podría ser el dios del viento, pero cuando tenía cuerpo humano era tan vulnerable a los elementos como cualquier otro hombre.




—Sasuke, Raijin, como te llames, me encantas—susurró, con los párpados pesados de sueño, a los que pocos segundo se durmió sin querer.




—Hey Usuratonkachi dormilón, despierta—llamó suavemente el Uchiha, a veces se usaba ese insulto cariñoso para referirse al rubio. Comenzando a mover el hombro del susodicho.




—¿Eh? ¿Qué sucede, Sasuke?—preguntó soñoliento, frotando levemente sus ojos azules.




—Sucede que sé que soy una tentación para ti pero por lo menos disimula.—exclamó con una sonrisa burlona bailando en sus labios.




—¿Ah?, ¡Qué! ¡¿Cómo lo supiste?! —pronunció alarmado, por haber sido atrapado con las manos en la masa.




—Tu cara de idiota pervertido te delata.—evidenció presionando su dedo en el pecho de otro, acusándolo directamente.




—¡Teme, Tú tienes la culpa!—rebatió acusándolo a la vez—Solo a ti se te ocurre pasearte desnudo frente a mí, ¡No soy de palo'tteba! .




—Si tanto poder tengo sobre ti, entonces, ¿si te miro fijamente abrirías tus piernas de nuevo?




—¡No! Ni loco haría eso.




Sasuke se subió de nuevo en la cama, aún estaba desnudo, y no se le veían ganas de querer vestirse, a pesar de que ya era de día. Vaya que cuando bajaba a la tierra se volvía desvergonzado, si la diosa Amateratsu los viera, indudablemente le daría un ataque.




Inmediatamente el Uchiha se cubrió con el edredón, y entonces le pasó un pequeño paquete forrado con láminas de alga verde




—¿Onigiris?—cuestionó sorprendido el rubio al retirar el envoltorio natural y revelar el contenido de.




—Es lo único que había a la mano, de hecho lo traía consigo ya que lo tomé de un altar dedicado a mi nombre—se defendió, el rubio debería estar agradecido por la comida.




—¿No había nadie en la cocina?es extraño que Noah no esté ahí —interrogó, le resultó raro que la tennyo encargada de cocinar manjares para él no estuviera en su puesto de trabajo.




—No, la cocina estaba vacía.—hizo saber.




—Seguro Noah fue a ver a su enamorado, sabías que tiene un noviazgo con un pescador llamado Hakutaku—comunicó como si esta noticia fuera de lo más emocionante.




—Entiendo, seguro debe estar fingiendo ser una humana para salir con ese hombre. Si es esa su felicidad que así sea—comentó el Uchiha imshindndo a la sirviente de Fûjin divirtiéndose en la aldea más cercana, a veces los dioses se daban sus escapadas.




—¿Qué has estado haciendo antes que regresara de mi viaje?—preguntó con curiosidad.




—Pues iba a cosechar el arroz que tengo sembrado, pero pues llegaste tú, y fuiste prioridad—explicó fingiendo inocencia pues prácticamente le echó la culpa a su pareja.




—No me digas.—dijo con ironía, entendía que fue señalado como el responsable.—Que casualidad.




—Si verdad.




—Descarado.




—Lo sé y así me amas bastardo.




Permanecieron viéndose el uno al otro, como desafiándose, hasta que sonrieron como tontos enamorados. A veces sus peleas eran sólo meros juegos de pareja. Así que sin más se dedicaron a comer en paz y armonía. Mientras el Uzumaki masticaba la onigiri, unos cuantos granos de arroz se quedaron cerca de su boca.




—Naruto.




—Dime.




El Uchiha atrajó el mentón del Uzumaki a fin de limpiar esas migajas con pequeños besos.




—¿Cómo un dios como tú puede ser una tentación andante?.—fue más una afirmación que una pregunta con cierta voz provocativa poniendo esa sonrisa de prepotencia, al mismo tiempo que acariciaba la mejilla del rubio.




—El Gran Dios Raijin siendo pervertido, eso me gusta, con lo frígido que eres cuando estamos en el cielo, es un alivio que cuando bajas a la tierra seas completamente diferente.—agradeció, viéndolo con ojos azules cálidos y enamorados.




—No puedo expresar mis emociones e intenciones en reuniones formales, pero eso no quiere decir que no las tenga.—dilucidó calmadamente, ya que poseía una reputación de dios que cuidar—Tú eres demasiado impulsivo y ruidoso tanto en la tierra como en el cielo, pero desde tu nacimiento causaste problemas.




—¡Hey! Nací con el viento, debía sacar algunas de sus cualidades—justificó su personalidad inmutable




—Lo atrevido no es culpa del viento—objetó—no creas que no me di cuenta, me comiste con la mirada hace un rato—dijo, exhibiendo su comportamiento inadecuado.




Naruto sonrió ampliamente con picardía, y luego agregó:




—Me declaro culpable de todos los cargos.—admitió levantándose las manos al aire, como los que se hace una víctima de un asalto—¿Qué castigo tiene para mí, Raijin-sama?—cuestionó con tono de broma.




—Que te ofrezcas como sacrificio y que satisfagas todas mis necesidades—mencionó Sasuke con una sonrisa de prepotencia en su cara, sujetando con la mano derecha el mentón del Uzumaki mientras con la otra mano le acariciaba el hombro.




Este juego le estaba gustando mucho.




—No necesitas exigirlo, me ofrezco como voluntario, haz lo que quieras conmigo—anunció, manteniendo su sonrisa, para luego hacer una especie de reverencia, guiando las manos de su amante a los rincones correctos de su cuerpo.




Era hora de encenderse y propiciar una tormenta suculenta.


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