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31 días con el SNS: FicTober 2019 por Ana Reiko

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Soledad, era una palabra que Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha conocían muy bien. Al ser huérfanos desde muy pequeños y ser ignorados por Konoha, este sentimiento los cubrió con su sombra durante muchos años.




Y ahora también lo hacía...




—¡Naruto! ¡¿Por qué tarda tanto el equipo médico!—gritaba Shikamaru sumamente desesperado a los múltiples ninjas que se hallaban en las cercanías y que habían presenciado la catastrófica escena.




Hacía algunos segundos Kawaki, el hijo adoptivo de Naruto durante más de 3 años, había regresado a la aldea luego de estar más de un mes desaparecido. Desgraciadamente no regresó sólo, trajo a todos los integrantes del grupo Kara. Estos criminales fácilmente arrasaron las defensas de la aldea sin siquiera sudar, y era lógico pues contaban con el poder del Karma y el Chakra de un Otsutsuki.




Naruto Uzumaki salió a defender a su pueblo pero no pudo hacer frente a su hijo, pues estaba con sentimientos encontrados, esa debilidad fue explotada por Kawaki quien traspasó el torso del Hokage con su brazo mecánico, propinandole una herida mortífera.




Todos los ninjas vieron sus esperanzas destruidas al ver al Hokage caer al suelo, quedando inerte en un charco de su propia sangre, además de que el manto protector con chakra de Kyubi se desvaneció de todos los ninjas, ahora serían vulnerables.




—¡¿No hay un solo ninja médico aquí?!—bramó de nuevo el Nara buscando a alguien que afirmara ser un galeno.




Sin embargo solo encontró muerte, gritos de dolor, impotencia. Ninjas caían al suelo heridos de gravedad o muertos por los ataques de Kara, mientras Boruto arremetió contra Kawaki, arrastrándolo, por medio de ninjutsu y fuerza bruta, hacía el monte Hokage.




Seguro ahí librarían una última batalla.




Naruto solo le quedaba una chispa de vida a la que se aferraba con desesperación, gracias al chakra de Kurama y a la herencia Uzumaki no había muerto ya. Apreciaba a Shikamaru llamando a un médico y suplicándole que no muriera.




A pesar de que tenía en su boca sangre que la inundaba, las fuerzas le alcanzaron al Uzumaki para visualizar el caos que se estaría sembrando en todo Konoha.




—Shikamaru...—susurró con voz débil, enfocando a su consejero.




—¡No hables Naruto, tienes que guardar tus energías! ¡Estarás bien, mientras pídele ayuda al zorro en lo que encuentro un médico!—exclamó eufórico, sentado a su lado.




No, para Naruto esas palabras no lo iban a hacer prosperar como en otras ocasiones. Y peor cuando su instinto le decía que no solo la llama de su vida se estaba apagando, sino otra más en las lejanías, una qué conocia muy bien.




Y es que en la Torre Hokage, Sasuke Uchiha se arrastraba por el suelo, dejando un rastro de sangre a su paso, a modo de rastro. Hizo una pausa cuando la estructura se estremeció debido a una explosión en el exterior, un poco de polvo y piedras cayeron del techo, bañándolo y por ende contaminado sus heridas sangrantes.




Había acabado ahí, después del duro ataque que Kawaki le propinó con su brazo con mejores tecnológicas, que lo hizo impactarse contra el edificio, entrando con violencia por la ventana. Los cristales se hicieron añicos al igual que la pared de la oficina en donde se estrelló al final.




Contaba con una herida en el pecho propinada con un láser que además de cortarlo, quemó toda la piel de la zona, además de los cristales incrustados y las cortadas profundas en varias partes del cuerpo incluida la cara.




Cualquiera que lo viera no reconocería que era el gran Sasuke Uchiha, el Hokage en las sombras.




Con dificultad logró llegar hasta el escritorio del Hokage, sentándose a un lado de la silla donde múltiples veces Naruto se sento ahí. La sangre empezó a emanar de nuevo de sus heridas manchando la madera. Ya sabía que de esta situación no iba a salir con vida, y seguramente no era el único que pensaba eso, la destrucción y los gritos del exterior lo conformaban.




Resignado sonrió con ironía, en este instante donde se sentía más moribundo que otra cosa, no tuvo pensamientos de mortificación por Sakura o Sarada, era raro y hasta insensible. Ese desintegra tal vez se debía porque sus preocupaciones no las protegerían, solo el destino decidiría si sobrevivirían o no. Ahí fue cuando percibió el chakra de Naruto muy muy débil.




—Shikamaru, Sasuke esta muriendo en la Torre Hokage, lo puedo sentir—informó Naruto, tosiendo algo de sangre.




El Nara abrió los ojos enormemente por la noticia, si el Uchiha había caído herido de muerte, Konoha estaba en crisis, todo estaría en manos de Boruto, pero si él perdía el combate...




—Manda un equipo de ninjas médicos para allá, comunicate mentalmente con Ino.—ordenó de inmediato Naruto, se notaba su congoja y dolor, tanto por su estado físico, como por lo que estuviera padeciendo el Uchiha.




—No puedo, Naruto, esa zona está por colapsar—notificó secamente, le irritó totalmente que el Uzumaki estuviera más angustiado por el portador del Sharingan que por su familia, no había preguntado por ellos, o por sí mismo—Y aunque pudiera, no lo haría. Tú eres prioridad ahora, eres nuestro líder y también eres el Jinchuriki Kyubi, con el cual Konoha cuenta para proteger a todos—rechistó con voz hostil, mirando a los ojos a Nanadaime, trasmitiendo el mensaje que no iba a mover un dedo para ayudar a otro ninja.




Shikamaru recapacitó en un segundo acababa de llamar Jinchuriki del Kyubi a Naruto, sin embargo ya era tarde para retroceder.




El Uzumaki comprendió el mensaje, su seguridad estaba por encima de cualquiera, después de todo ÉL siempre fue el pilar principal tanto de Konoha como del país del fuego, después de todo era el Jinchuriki del Kyubi. Fue un momento idóneo para darse cuenta que nada había cambiado desde su niñez, para todos seguía siendo ese niño con poderes de destrucción, solo que ahora lo respetaban por ser el ARMA que los debía defender a todos, no era reconocido como Hokage, por su persona, sino por su condición.




Le dolió la traición, la sintió como una punzada en el corazón, pues nunca creyó que un buen amigo como Shikamaru catalogaba su existencia e importancia como individuo por este detalle. Había soportado una niñez de mierda, había soportado una vida familiar de mierda, enfocándose en Konoha en cuerpo y alma, y finalmente todo fue para este momento.




—Naruto, yo no quise decir eso...—verbalizó el Nara arrepentido, con unos ojos pesarosos, le había propinado una herida al Nanadaime peor que los golpes en su cuerpo.




El rubio dejó de escucharlo, prefirió usar parte de sus energías restantes en otra cosa conocer el estado del Uchiha.




En la Torre Hokage, Sasuke estaba viviendo los últimos segundos de su vida, alucinando que Naruto estaba ahí sentado, atendiendo su papeleo, y que de repente lo veía, le sonreía y le tendía una mano. El Uchiha levantó con su último suspiro de vida su lastimada mano, pero antes de alcanzar al rubio de su imaginación, expiró.




Sabía desde el principio que era mentira, que el verdadero Naruto estaba a cientos de kilómetros de ahí, pero Sasuke murió feliz, tranquilo de que al final la persona más importante de su vida estaría pronto con él, como lo prometió.




—Sasuke ha muerto.—reveló Naruto serenamente, no lo dijo por informar a Shikamaru, fue más como una confirmación para consigo mismo, y como punto de inflexión.




—¿Naruto estas seguro?—preguntó Kurama dudando de la decisión que su Jinchuriki le transmitido telepáticamente.




—Siento haber dicho eso, siento haber sido egoísta—se disculpó el Nara, acercándose a Naruto, insistiendo para que éste lo viera, no le había dirigido la mirada ya. Al no obtener éxito, no se dio por vencido y siguió hablando.




—Pero es que debes de comprender...—se calló de pronto al darse cuenta que la hemorragia del Hokage había empeorado, unos instantes atrás había jurado que se habían detenido.—¿Por qué Kyubi ha dejado de curarte?—preguntó alarmado, quitándose la chaqueta para hacer presión sobre el pecho afín de bloquear el sangrado.




—Me negué a que lo siguiera haciendo.—confesó Naruto, ya se apreciaban unas enormes ojeras oscuras debajo de sus ojos, señal de la pérdida grave de sangre—Le prometí a Sasuke que moriría con él. Siempre ha estado solo, incluso ahora nadie fue auxiliarlo, así que por lo menos...—no completó la frase pues empezó a toser sangre.




—¡No, Naruto, Konoha te necesita!—vociferó desesperado, Naruto se estaba dejado morir, todo por Sasuke—¡¿Qué hay de tú familia?, Hokage-sama, ¿Qué será de ellos?!




—Los Hyuga se encargarán de cuidarlos bien.—replicó fríamente, confiaba demasiado en que Hiashi protegería Hinata y sus hijos si llegaban a sobrevivir. Por esa parte estaba tranquilo, todo estaba calculado.




Shikamaru se quedó boquiabierto, no tenía otra carta para usar en contra del Uzumaki, sus ojos temblaron ante esto, por primera vez el ninja más inteligente de su generación no tenía ninguna plan al cual recurrir.




—¡No, Naruto, no nos hagas esto!—suplicó, derramando lágrimas, la lástima era el último recurso para chantajear al Uzumaki.




—Lo siento, Shikamaru, pero por esta vez yo también seré egoísta. Hace muchos años, desde que me convertí en Hokage, que no hago lo que quiero y la verdad ya me cansé de vivir por los demás...—declaró con tristeza como alguien que desperdició toda su vida velando por otras personas y se olvidó de ser feliz—Sayonara...—murmuró apaciblemente, al mismo tiempo que cerraba sus ojos azules.




—Sayonara, Kurama, sé bueno.—se despidió en su mente Naruto, la llama de la vida estaba abandonando su cuerpo pues ya no escuchó el desgarrador grito de impotencia de Shikamaru.




Sin embargó Kurama si lo oyó, pero no le dio importancia, Konoha merecía lo que le estaca sucediendo.




—Sayonara, Naruto.—contestó el Kyubi quedándose dormido, como Bijuu moriría un rato, pero renacería pronto, solo esperaba que cuando volviera a la vida, Konoha ya no existiera.




¿Está era la soledad de la muerte?




Naruto se lo planteó cuando dejó su forma física, ya no sentía nada, ni que pertenecía a ningún lado. Tal vez su espíritu estaba transcendiendo a un plano espiritual diferente. Eso era bueno, ya no sería un Jinchuriki ni un Uzumaki, ni la transmigración de Ashura, ninguna cadena lo ataría a nadie y podría por fin regresar al manto del cosmos y buscar a su alma gemela ahí, buscaría a Sasuke.


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