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31 días con el SNS: FicTober 2019 por Ana Reiko

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Sasuke Uchiha nunca creyó ser padre algún día, ya que no tenía instinto paternal, no contaba con paciencia para los niños, los encontraba muy ruidosos e insoportables cuando realizaban un berrinche por cualquier cosa.




Tener esa opinión siendo un Omega era inusual, pues la mayoría de los que pertenecían a este género se caracterizaban por siempre manifestar su interés por la familia y la pareja.




En reiteradas ocasiones, Fugaku, su padre, le comentó que ese instinto se despertaría cuando encontrara a Alfa compañero destinado y surgiera ese deseo de tener hijos.




A lo que Sasuke contestaba que lo dudaba puesaparte de su criterio arraigado acerca de los niños, ya tenía una opinión formada para los Alfa. La mayoría de los individuos pertenecientes de esta casta que se cruzaron en su camino solo reafirmaron su argumento, todo Alfa eran seres astutos, egoístas y manipuladores que les valía los sentimientos de un Omega y se dejaban guiar por sus instintos más básicos.




Y ahora después de todo lo dicho, era bastante irónico que Sasuke se encontrara empujando un cochecito de bebé doble. Se había tragado sus palabras, pero no por un Alfa presumido sino por un Beta cabeza hueca.




—¿Cómo están los bebés, Sasuke?—preguntó un hombre joven rubio de ojos azules que recién se encontraba con el Uchiha.




A juzgar por su estado físico y su respiración agitada, indudablemente es tuvo corriendo hasta que se topo con el joven padre Omega.




—Usuratonkachi, llegas tarde, dijiste que ibas a salir a mediodía del trabajo.—regañó, no solo lo había hecho esperar a él sino a los bebés también.




—Lo siento, no podía dejar con la palabra en la boca a Jiraiya-Sama, cuando brinda sus discursos motivadores a los empleados, ya lo conoces como es—hizo saber en un intento de justificarse su demora.




—Como sea, Naruto, vamos, todavía podemos hacer el picnic aquí—informó dando media vuelta para que el Uzumaki lo siguiera.




—¿Cómo te fue en el trabajo?—cuestionó Naruto, observando a Sasuke.




—Mal, tuve que soportar la molesta insistencia de Suigetsu y Sai, siguen en lo mismo, quieren conocer a nuestros bebés gemelos.—comunicó haciendo un semblante de hartazgo, si algo le molestaba era el morbo por sus hijos, como si fueran una especie de fenómenos.




Y es que las crías entre un Beta masculino y un Omega masculino, eran muy poco comunes. No existía evidencia que demostrara que había más riesgos médicos o de salud debido a los genes tan dispares. Solo estaba el detalle de que nacían a las 36 semanas, eran más grandes y los Omega tardaban un poco más en dar a luz. A comparación de un bebé un bebé de padres Omega/Alfa que se gestaba en 28 semanas y tenía un tamaño mucho más menor.




–Que les den a esos dos metiches—sentenció Naruto, conocía a los tipos que mencionó su pareja y si que resultaban obstinados y bastante indiscretos—Dile a tu jefa que los ponga en su lugar.




—Sakura y Karin ya lo hicieron Los amenazaron con golpearlos si continúaban siendo tozudos.—relató lo que sucedido esa mañana con sus compañeros de trabajo.




—Es una fortuna que tengas a dos Alfas de amigas.—observó, agradecía que esas dos chicas alfa trabajaran con Sasuke, las había llegado a tratar un poco, cuando iba por su Omega al trabajo, se las encontraba y charlaban de temas triviales.




—No creas, fueron inaguantables en un principio cuando entre a la compañía—reveló haciendo un semblante cansado como si recordar esos tiempos le produjeron las mismas emociones todavía—De hecho antes de que te conociera intentaron por todos los medios cortejarme. Fue hasta que les dejé claro que no les haría caso, que se dieron por vencidas.




—Vaya no lo sabía—dijo sorprendido ante lo dicho, nunca imaginó ver a esas dos como Alfas tercas—Sólo puedo imaginar el lío con las feromonas en ese entonces.




—Eres un bastardo afortunado al no percibir esos olores. Hubiera deseado haber nacido como Beta mil veces—consideró, de verdad que envidiaba a los Betas por no estar atados a lo que nariz captaba.




—No lo negaré, es una de las ventajas que agradezco, además de ser tu compañero destinado—declaró divertido, consciente que eso era imposible, sólo entre Alfa y Omega existía esa conexión.—




Aunque creo que si hubieras nacido como Beta o yo hubiera nacido con otro género, no sé que sería de nosotros.




—Si hubieras sido el dobe de siempre, no me hubiese importado tu género.—exclamó sinceramente.




—¡Teme! Supongo que debo tomar lo que dijiste como cumplido. Para ser sincero pienso lo mismo, mientras siga siendo tú, me enamoraría una y otra vez.




—Cursi.




De repente uno de los bebés empezó a gimotear dentro de la carreola, despertando en el acto a su hermano.




—Vaya, ¿Qué sucede, Kazuma?—preguntó Naruto, levantando con cuidado a su pequeño.




Tanto Kazuma como Takuma, eran hermanos gemelos, contaban con 3 meses de edad. Se veían tan frágiles e indefensos con su cabello negro y ojos azules.




—Ya, ya, papi esta aquí—consoló Naruto con ternura pero no lograba ningún progreso, los llantos se mantenían. Más el joven padre Beta no se iba a dar por vencido continuando con su arrullo.




Entretanto, Sasuke cargaba en sus brazos a Takuma, el cual ya se había acomodado en su regazo y su llanto estaba bajo control. Los bebés eran sensibles a los aromas, así que con sólo percibir el olor de su madre o padre Omega lograban tranquilizarse.




—Naruto, mantén cerca de tu pecho a Kazuma, oír los latidos de tu corazón lo tranquilizara mientras lo mueves lentamente—recomendó el Uchiha, había leído que las mamás betas hacían eso con sus crías, así que debía funcionar si el Uzumaki lo ponía en práctica.




Naruto obedeció ejecutando el consejo del Omega, acunando en sus brazos a su pequeño retoño, en tanto le susurraba suaves palabras para que se calmara.




Después de varios minutos, Kazuma se quedó dormido, acomodando su pequeña cabeza en el pecho de su padre.




—Funcionó, gracias Sasuke—murmuró bajito el Beta.




—Vámonos a casa, será lo mejor para ellos—susurró con el mismo tono de voz.—Pongámoslos en la carreola.




Luego de acomodar a sus renuevo de olivo, dieron media para ir a su hogar. No se lamentaron de haber perdido su oportunidad para hacer un picnic, ya tendrían otra ocasión para ello.




Durante su caminata de vuelta a casa, Sasuke reflexionó lo siguiente:




Sin duda Naruto y él hubieran cruzado sus caminos, inmediatamente de los géneros, ya que no necesitaron de un destino que les indicara que tendrían que amarse, ellos eligieron hacerlo. Sin embargo agradecía por primera vez ser Omega pues le trajo la bendición de tener a dos pequeñas luces en su vida.


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