—¡Uzumaki Naruto, ¿cuando piensas disculparte con Sasuke-kun?!—preguntó Kushina Uzumaki, desde el otro lado de la puerta de la habitación de su hijo. Le preocupaba que algún malentendido con el hijo de Mikoto Uchiha arruinara su relación.
Por su parte Naruto, que se encontraba recostado en su cama, respondió:
—¡Hoy por la tarde iré!.
—¡Más te vale cumplir tu palabra, quiero que cuando regrese del trabajo, tú y Sasuke-kun hayan hablado, no quiero quedarme sin mi yerno favorito! —comentó con voz confiada, segura que su hijo cumpliría con lo dicho.
Mejor no darle más vueltas al asunto, él había cometido un error y gracias a eso estaban en esta situación.
Naruto y Sasuke eran novios, no era ningún secreto para nadie, de hecho el Uzumaki se encargo de divulgarlo a los cuatro vientos valiéndole un pepino la opinión de los demás. Todos sus amigos y conocidos tuvieron que aceptarlo o tolerarlo, sino pues sencillamente eran ignorados por la pareja.
Sin embargo no había sido personas externas ajenas a Naruto y Sasuke quienes se interpusieron en su camino. Todo lo contrario fue un asunto interno de los dos, en pocas palabras un pelea típica de amantes,fomentada por el enemigo público número uno: la mentira.
Naruto llegó a la mansión Uchiha en cuestión de minutos, siendo recibido por Itachi, hermano mayor de Sasuke, el cual ya presentía a que debía la visita del rubio.
Sin más preámbulo, invitó al recién llegado a que subiera a la habitación de Sasuke, pues Itachi estaba igual que Kushina, deseaba que este malentendido se resolviera.
—¡¿Quién te dejó entrar?!—preguntó Sasuke al percatarse que su novio entraba a su cuarto.
—¿Quién más?, Itachi.
Sasuke maldijo a su hermano mayor, técnicamente ignoró su petición: que si Naruto venía le impidiera el paso, ya que no deseaba verlo.
—¿Que quieres, Naruto?
—Hablar. Fue un malentendido lo que pasó, Hinata me pidió que la acompañará a comprar el regalo de Kiba, sabes que tenemos gustos similares. Pero ella se tropezó y yo quise evitar su caída y por eso terminamos en esa posición comprometedora cuando pasaste en tu bicicleta.—explicó con lujo de detalle.
—Lo que me molesto fue que me mentiste, tuve que cambiar mis planes por ti, Naruto, no iba a ir a arruinar la sorpresa para Kiba si me contabas la verdad.
—Si, lo sé. Metí la pata por mentirte. Fue mi error y imploro tu perdón.
—No, Naruto, una simple disculpa no es suficiente.
—¡Teme no me voy a hincar a suplicarte!
—No es mala idea, pero pensaba en otra cosa.
—¿Que quieres entonces?
—Un mes serás mío.
—¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso?
—Vas a estar debajo de mí, dijiste que no había poder humano para que los roles se intercambiarán, pues ya ves que si lo hay.
—Teme, te estás aprovechando.
—De eso nada, además ni te estoy castigando realmente, terminaras disfrutándolo, ya veras.
—Sí, si como sea, a partir de cuándo entra en vigor tu castigo.
Sasuke se abalanzó sin previo aviso contra Naruto, cayendo ambos sobre la cama.
—A partir de ahora...