Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Buenas intenciones por 1827kratSN

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

—Creí que lo de los patos era broma.

 

Canadá hacía trocitos la baguete que su hermano compró, siendo cuidadoso para que los pedazos fueran un tamaño adecuado para que no se hundieran y para que las aves pudieran comerlos.

 

—Siempre digo las cosas en serio.

 

Estaban en medio de un pequeño puente sobre un lago, la brisa les movía los cabellos, no había mucha gente alrededor, y los dichosos patos hacía ruiditos de vez en cuando.

Silenciosa compañía.

Tal vez demasiado silenciosa, al menos para USA, porque le incomodaba no poder expresar lo mucho que deseaba volver a la época en donde él y su hermano no eran más que dos niños que no sabían lo que se les venía encima junto con la madurez.

 

—¿Podemos tener un pato? —Canadá sonrió al ver pequeños patitos cerca de uno más grande—. Me gustan los patos.

—Yo te daría el cielo, si me lo pides, sweetie.

—Pero yo solo quiero un pato, Ame —rio bajito.

 

USA sabía que la risita de Canadá era prueba fehaciente de que ya estaba bien, sin estrés ni presiones, así que se dio el lujo de reírse también. Pero no se iba a quedar solo con eso, no señor. Por eso le quitó a Canadá un poco de pan para probarlo… y tomó otro trocito para arrojárselo a Canadá.

Pelear era una tradición de hermanos, pero jugar era algo un poco diferente.

Y con Canadá siempre jugaba, muy pocas veces pelearon.

 

—Ame, ¡basta!

 

Seguían lanzándose trocitos de pan e intentando esquivar los ataques del otro, persiguiéndose en medio de ese puente, riéndose cuando le daban al blanco, buscando algo más con lo que atacar cuando se les terminó el pan, y divirtiéndose sin importarles lo demás.

Se empujaban entre risitas, corriendo por el césped mientras se lanzaban flores o simples hierbas arrancadas del suelo. Fingían ser de nuevo ese par de mocosos sin vigilancia, dejaban de lado el protocolo, cayeron al suelo, rodaron, se tragaron un insecto o un poco de tierra, y rieron de las desgracias ajenas.

¡Era la mejor cita!

No había duda.

 

—No he olvidado lo del patito.

—Después, sweetie —murmuró USA entre mordidas—, ahora, cómete tus vegetales.

—Eres tú el que no se los está comiendo —dijo divertido.

—Entonces cómete los míos.

—No.

—Vamos, Cany, sabes que no me gustan estas cosas naranjas y raras.

—Son zanahorias —rio bajito—, y te las vas a terminar.

—No —hizo una mueca—. Las voy a dejar a un lado.

—Ame, cómete tus verduras

—Pareces mamá —hizo una mueca— y no me los voy a comer.

—Ame, no discutas sobre eso y cómete las verduras —suspiró antes de beber su limonada.

—Deja de ser mi mamá y mejor vuélvete mi novio, cariño.

 

USA rio tan fuerte al ver a Canadá escupir a un lado y después toser descontroladamente, que todos voltearon a verlos, y una de las meseras dejó caer su bandeja. Pero valió la pena por completo, siempre valía la pena si Canadá se avergonzaba, porque podía verlo sonrojado e inflando un poquito sus mejillas en protesta.

Lo adoraba.

Pero adoraba más, verlo feliz.

Y por eso le compró el patito… y se compró uno él también.

Malditas y adorables aves amarillas. ¡No pudo resistirse!

 

—Va a ser un desastre —reía Canadá al ver a ese par de pequeñas criaturas amarillas caminando por su sala.

—Y ¿qué comen los patos? —USA estaba leyendo las recomendaciones del vendedor, pero les faltó ese detalle.

—No sé.

—Bueno… para eso hay internet.

—Qué pésimos padres vamos a ser —sonrió divertido.

—Eso me sonó a proposición, sweetie —le guiñó un ojo.

—¡Ame! —se quejó—. No me refería a eso.

—Si alguna vez me lo dices en serio, ten por seguro que te diré que sí.

—Ame —susurró.

—Y tú vas a ser la mamá.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Cuando seas más grande te explico —rio bajito—, ahora…, instalemos a los… bebés.

 

Fue el turno de Canadá para reír, porque USA acababa de pisar el pequeño regalo que uno de los patitos dejó. No se había divertido así en años, porque a más de las maldiciones de su hermano, estaban los graznidos de sus nuevas mascotas que seguían explorando el lugar.

Si en algún momento estuvo estresado, ya no más.

Canadá definitivamente amaba a su hermano.

 

—¿Seremos buenos padres?

—¿Lo dices por los patos? —USA elevó una de sus cejas.

—Sí.

—No lo sé, sweetie… —suspiró—, pero haremos nuestro mejor esfuerzo.

—Tienes razón.

—Tal y como hicimos con nuestros otros pequeños retoños.

—¡Oh!

 

Entonces Canadá recordó algo muy importante, y es que ya había sido padre antes. No figurativamente hablando, tal vez de un par de sus provincias sí, pero eso hace mucho tiempo. Él y USA ya habían criado juntos a algunas agencias u organizaciones, como FBI, y CIA, hasta NASA. Entonces sí, ya habían sido padres, y no les fue tan mal.

 

—Aún recuerdo cuando tuviste a FBI por primera vez en tus brazos.

—Nada de recuerdos ahora, sweetie —sintió escalofríos por sus memorias—. Eso quedó en el pasado… Ahora el mocoso me visita solo de vez en cuando.

—A mí me visita cada mes, o yo voy a visitarlo cuando él me llama.

—Ese niño —jadeó indignado—, es un traidor —hizo una mueca y susurró—. Le dije que me llamara para las visitas familiares.

—Entonces estoy seguro que los cuidaremos bien —miró a los patitos.

—Sí… Pero si se vuelven a hacer popó en la sala, los voy a donar a un estanque de patos donde solo coman ¡pan! —amenazó a las pobres avecillas que seguían en su mundito.

—Ame, ellos no te entienden.

 

En los siguientes días pasaron entretenidos armando una pequeña casa y un patio de juegos, así como el corral para esas dos pequeñas aves, riéndose entre errores y pintura, o discutiendo por el color a elegir, teniendo citas de trabajo durante medio día y despidiéndose cansados en las tardes.

 

—Ame, ¿por qué no te quedas? Tienes tu cuarto disponible arriba.

—Ya te dije, sweetie, necesito cortar el lazo de hermanos que tenemos.

—Pero no quiero hacerlo.

—Si no lo hago así, no me vas a tomar en serio, sweetie.

—Ame, por favor.

—No me voy a rendir a la primera —sonrió—, ni, aunque me gusten tus súplicas con ojitos de cachorro.

—Yo no hago eso.

—Sí lo haces.

—No es cierto.

—Sí es cierto.

—No.

—Es tan cierto como que te gusta la miel de maple.

—¡Oye!

—Te veo mañana, my love.

 

A Canadá no le gustaban las despedidas, jamás le gustó. Tal vez por eso, jamás se fue de la casa que consideraba su hogar junto a USA. Porque, a pesar de que no pasaban juntos en todo momento en el lugar, sabía que USA llegaría, siempre volvía, y él era feliz recibiéndolo.

 

—Cuida a los niños, cariño.

—Lo haré.

—Y piensa un poco más en nosotros.

 

USA solía irse de improvisto, dejando la duda plantada en la cabeza de Canadá.

El bicolor estaba consciente de que esa era la estrategia de su hermano, dejarle dudas.

Y estaba funcionando.

Porque poco a poco, la idea no le parecía tan descabellada.

Pero al mismo tiempo, le parecía una locura.

 

—Porque somos hermanos.

 

 

 

 

 
Notas finales:

 

Actualización furtiva mientras intento organizarme para retomar lo que dejé a medias.

Advierto que no tomo tiempos específicos, no tengo trama, solo muchas ideas, así que veremos qué sale de esto.

Los ama~

Krat~

 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).