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EL DESPERTAR DE LA LLAMA por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Waaaa yo soy fan de mi propio trabajo, ame este capítulo, perdón por tardar no encontraba nombre para el fénix.

 

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

 

Capítulo 10.

 

Nagi estaba buscando a su hermano por todos lados, llevaba desaparecido más de dos horas y sus compinches empezaban a portarse pesados con los demás alumnos y si no aparecía, el presidente nuevamente los dejaría hospitalizados por romper la paz de Namimori, si bien Mukuro no era un pan de Dios, mínimo protegía a aquellos que lo seguían y por eso el presidente no se metía directamente con Ken o Chikusa.

Decidió ir a la enfermería no porque pensara que le podía pasar algo malo, sino para evitar quedarse con la duda de que no había buscado en ese lugar, al llegar vio que no estaba la doctora y estaba cerrada una de las cortinas de una de las camas, así que se acercó para ver quien estaba ahí y se encontró con una escena fuera de este mundo, al punto de que sentía que al abrir la cortina de la enfermería había pasado a otra dimensión, cerro la cortina esperando que al abrirla solamente viera una cama vacía, pero al abrirla en efecto sus ojos no la estaban engañando, su hermano estaba dormido en la misma cama con Tsuna y lo estaba abrazando.

Lo primero que pensó es que Hibari Kyouya no podía verlo así o de verdad acabarían matándose, lo segundo es que no se había dado cuenta en que momento su hermano empezaba a interesarse en Tsuna, siempre lo estaba amenazando de muerte y lo tercero jamás pensó que a su hermano le gustaran los hombres, se había besado con casi todas las mujeres de la escuela y ahora dormía abrazado a su amigo…

Decidiendo no esperar a que el presidente quisiera matar a su hermano lo despertó lentamente, para que no hiciera un escándalo, por su parte Mukuro sintió los movimientos suaves, él sabía reconocer a su hermana así que abrió lento los ojos, pero se topó con una mata castaña enfrente de él y sintió algo calientito entre sus brazos, así que abrió los ojos y se encontró a sí mismo abrazando al dueño de sus deseos homicidas.

 

-         ¿Qué mierda? – cayó de la cama de sentó cuando trataba de pararse para entender la situación.

-         No sabía que te agradaba tanto Tsuna – la chica le sonrió a su hermano, ya que era la única persona que podía decirle una broma así, sin morir asesinada.

-         Tus bromas – Mukuro se levantó y se puso a pensar que es lo que había pasado, no recordaba nada más aparte de haber estado sobre el muchacho olfateando su cuello buscando un punto donde pudiera dejar una marca que sabía que vería el ave y así hacerlo enojar, ya que no había podido matarlo por haber amenazado a su hermana.

-         Ya enserio, ¿Qué hacían los dos juntos? – Nagi ayudó a su hermano a pararse y se dio cuenta que su ropa estaba con quemaduras, sus piernas al parecer le fallaban, ya que no se podía parar de manera correcta y tenía la clara señal de un golpe en la cabeza – ¿te peleaste con el presidente? – no había otra opción, solo ese hombre tenía la facilidad de poder lastimar a su hermano.

-         No lo sé, no recuerdo nada – Mukuro se sentó en la cama tratando de aclarar el panorama en su mente, pero de verdad que todo se había borrado, a excepción de los ojos color naranja del chico cuando lo había empezado a cubrir con su niebla.

 

 

 

 

 

 

Hibari iba caminando por el pasillo echando chispas por los ojos, todos al verlo se alejaban de él esperando que no fuera a desquitar su enojo, no querían aparecer en los obituarios por atravesarse a cruzar su camino, al llegar a la enfermería abrió de golpe sorprendiendo a la doctora que estaba revisando la cabeza del castaño y el chico que se espantó al ver el enojo del presidente, ¿ahora que había hecho mal?

 

-         Largo – la doctora se paró de inmediato y salió sin hacer ruido y eso que traía unos tacones de 7 centímetros que la ayudaban a destacar.

-         Hibari – san – Tsuna había pronunciado su nombre por primera vez desde que lo conocía.

-         ¿Quién te dio permiso de lastimarte por otros? – ya no estaba enojado, pero aun así iba a ponerle en claro que le pertenecía.

-         Emmm… bueno, nadie – susurro demasiado bajo y agachó la cabeza al ver como se acercaba, ya no sentía la misma hostilidad que cuando abrió la puerta, pero aun así ese hombre sabía cómo imponer respeto con solo una mirada – pero era lo correcto – dijo aún más bajo justo cuando el presidente estaba a su altura.

-         No me importa si piensas que es lo correcto o no… – no terminó la oración porque vio sobre el cuello del menor una marca morada, eso definitivamente no lo tenía en la mañana, su enojo volvió como volcán en erupción tomo al menor de los hombros para acercar bien su vista a la marca, que era claramente un chupetón – ¿quién te hizo esta marca? – Tsuna por su lado no entendía muy bien que pasaba ni a que marca se refería, pero al ver que Hibari se enfocaba a la parte del cuello donde había estado Mukuro olfateando supo que algo malo había dejado ahí, con la clara intención de hacer enojar al presidente.

-         No sé de qué… - no pudo terminar, ya que Hibari apretó más el agarre en los hombros.

-         No me hagas repetir la pregunta – Tsuna sabía que si decía el nombre de Mukuro generaría otra disputa entre ambos y no quería que se pelearan, pero si no le decía, el presidente lo molería a golpes hasta que hablara.

-         Suelta al Decimo – la voz de Gokudera hizo que se rompiera el momento de tensión, pero sabía que Hibari no iba a ceder tan rápido como en otras ocasiones, debía de hacer algo, sino quería que lastimara a los recién llegados.

-         Tsuna despertaste que bien – Yamamoto se veía tranquilo por fuera, pero se podía notar la molestia por ver como el presidente lo estaba sujetando – oe Hibari, no deberías de lastimar a Tsuna de esa manera – el pelinegro seguía sonriendo, pero su actitud hostil era obvia, claro que eso hizo enojar más a Hibari, quienes se creían ellos para decirle como tratar sus cosas, él lo había encontrado, él lo necesitaba, así que mientras fuera suyo nadie podía decirle como tratarlo, soltó al chico y sacó sus tonfas listo para molerlos a golpes, iba a enseñarles que él era el único que decidía sobre el castaño.

-         ¡Basta! – la voz de Tsuna resonó de manera extraña, como un eco misterioso que recorría sus cuerpos, Gokudera y Yamamoto de inmediato cayeron aturdidos en el piso, aunque Hibari trataba de aguantar la presión – por favor no los lastimes – al voltear Hibari vio como el color de ojos de su herbívoro había cambiado a naranja, era igual a la energía que estaba buscando desde hace días atrás – “Tsunayoshi, es hora de que conozcas tu poder” – una voz en su interior que jamás había escuchado lo hizo quedar inconsciente.

 

 

 

 

 

 

Sus ojos se abrieron del susto, ya que no sabía que había pasado, en un momento estaba asustado porque el presidente iba a matar a sus amigos y al otro estaba a la mitad de la nada sobre un terreno caluroso y más muerto que el desierto, se levantó y fue cuando empezó a sentir como si estuviera dentro de un volcán, el calor del lugar era demasiado intenso, al punto que el suelo se agrietaba cuando pisaba, empezaba a asustarse, ya que no sabía dónde estaba y tampoco sabía cómo volver.

 

-         Sígueme – la misma voz de hace unos minutos lo estaba llamando.

-         ¿Quién eres? – gritó mientras seguía a la voz, de no llegar a ningún lado a encontrar a alguien, era mejor encontrar a alguien, además su interior no le había dicho que estuviera corriendo algún peligro.

-         Sígueme – la voz se empezaba a oír más cerca.

-         ¿Al menos puedo saber tu nombre? – el calor del lugar empezaba a disminuir conforme seguía caminando, algo que agradecía.

-         Si caminas más, te van a encontrar – entonces la voz de la chica que siempre la despertaba de sus premoniciones se hizo presente.

-         Sígueme – el menor estaba confundido, ¿qué debía de hacer?

-         Regresa con Reborn, aún no deben encontrarte – la chica sonaba preocupada, así que en su interior nació la necesidad de quererla ayudar.

-         Sígueme, para que encuentres tu poder – el menor se sentó en el suelo, sin saber qué hacer, regresar con Reborn o seguir a la voz que parecía quererlo ayudar también.

-         Necesito ayuda, no sé qué hacer – empezó a llorar – desde que empezó todo esto solamente encuentro conflictos, ya no quiero perder a nadie… tampoco quiero quedarme sólo… necesito ayuda – lo último lo dijo en un susurro y entonces el hombre con el que había soñado anteriormente apareció frente a él, la llama de su cabeza no lo lastimaba al contrario parecía protegerlo.

-         Tranquilo Tsuna, sígueme – tomó la mano del hasta ahora desconocido hombre y lo guío a un lugar que parecía el limbo, entre la zona muerta y a donde lo estaba guiando la voz – vaya debes estar pasándola muy mal – le ayudó a limpiarse las lágrimas que aún no paraban.

-         Estoy confundido, nada me sale bien, soy torpe, descuidado y no tengo habilidades físicas… al parecer todo el mundo quiere cuidarme de algo, pero solo me hacen sentir ansioso y las visiones no ayudan… además tengo amigos – se sonrojo al decir esa palabra – y no sé cómo tratarlos, debieron elegir a alguien más para el trabajo, yo no sirvo – su depresión volvió tenía demasiadas cosas con las cuales lidiar y no sabía cómo – además tener a las 3 personas más peligrosas del mundo cerca de mí no ayuda mucho – se quejaba de la atención que le daba Hibari, Mukuro y Reborn.

-         Ahora que te veo no creo que seas la persona incorrecta, es más, creo que no se pudo elegir mejor candidato – Tsuna lo vio como si tuviera 3 cabezas, acaso no lo había oído, nada le salía bien – el poder que crece en ti no es para pelear Tsuna, es para proteger, he visto como cuidas de los demás, también que eres demasiado considerado, en muchas ocasiones tuviste la oportunidad de huir y te quedaste, has sido valiente tratando con esos tipos tan peligrosos, al grado que quieren cuidar de ti, ¿no crees que eres increíble después de todo eso? – Tsuna lo vio sorprendido, porque él nunca veía el lado positivo de las cosas, solamente veía la desgracia que lo acontecía.

-         No soy increíble – se sonrojo por las palabras de ese hombre – por cierto, ¿Quién eres tú?

-         Mi nombre es Giotto, soy el que fundó Vongola, para cuidar a los que son como tú, quería conocerte antes, pero al parecer estas en riesgo, así que no nos pudimos acercarnos a ti – el castaño se sorprendió de que hablara en plural.

-         ¿Quiénes?

-         Ya lo conoces, lo has visto muchas veces se llama Gealladh – y detrás de él apareció un fénix gigante que voló sobre ellos y conforme se acercó empezó a disminuir su tamaño haciéndolo parecer un águila sólo que tenía cola y con colores eran más llamativos – nosotros vamos a ayudarte a que desarrolles tu poder de ahora en adelante, ayudaremos a que el hombre que te busca no te encuentre, para que Yuni no se preocupe por ti, el hecho de que salgas de este espacio de golpe podría hacer que se fragmente tu poder, pero no podemos esperar más, ahora más que nunca tienes que aprender a proteger aquellos que amas.

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW


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