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EL DESPERTAR DE LA LLAMA por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo. 

Capítulo 5

 

Estaba buscando a su hermana por toda la escuela, ya que debía de asegurarse de que llegara a salvo a casa, pero no había dado con ella, como si se la hubiera tragado la tierra. Ella se podía defender bien sola, pero tampoco le gustaba que la molestaran, por eso siempre la tenía cerca y si había alguien que la molestara se encargaba de enseñarle la palabra dolor.

 

Mientras la buscaba sintió que algo se acercaba a gran velocidad, así que saco su tridente y se puso en modo de ataque, pero antes de poder moverse sintió una onda de energía tan cálida que se impregno en sus huesos, jamás había sentido tanto calor en su vida cuando se alejó la onda por el pasillo se sintió un vacío como si toda su vida hubiera estado buscando ese calor, así que corrió en la dirección de donde venía el calor.

 

 

En otro lugar.

 

Hibari estaba en su oficina revisando unos papeles que le había entregado el jefe de policía para que pudiera investigar una serie de incidentes que estaban alterando la paz de su hermosa Namimori, mientras revisaba los documentos sintió que algo grande se acercaba, sonrió mientras se levantaba de su lugar y sacaba sus tonfas para pelear contra cualquiera que buscara su muerte, pero entonces una onda de energía naranja atravesó la puerta y lleno el lugar de un calor indescriptible.

Él siempre se había encargado de su propia seguridad y la de los demás habitantes de la ciudad, pero por primera vez se sentía protegido por algo desconocido, esa energía lo rodeaba en un abrazo tan intenso que hasta lo había desarmado por completo, no quería pelear contra ella, quería que se quedara, pero desafortunadamente, así como vino se fue.

Al abrir los ojos, optó por dedicarse a buscar la fuente de ese calor, debía de obtenerla, quería ser el dueño de la misma y mantenerla a salvo, era como una razón para vivir que había nacido de la nada.

 

 

En el club de boxeo.

 

Un peliblanco se encontraba golpeando un saco de box como si su vida dependiera de ello, sabía que en ese momento tenía clases, pero debía de mejorar su puñetazo para fin de mes si quería ganar tener un lugar en el regional de box y así ganar un lugar en los nacionales.

 

Mientras pegaba en la pera vio a través de las ventanas como entraba una luz naranja que lo cegaba por completo y le recorría todo el cuerpo, sintió como si le hubieran dado un latigazo de energía, pero a su vez como si su cuerpo entrara en un estado de calma total, no sentía la necesidad de vivir al extremo como siempre.

 

Al dejar de sentir la calidez y energía de la luz, sintió un deseo renovado de encontrar de dónde provenía, algo le decía que ese calor era su ángel de la victoria, así que decidió continuar corriendo por la escuela buscando la fuente de energía.

 

En el salón de clases.

 

Yamamoto estaba preocupado por su amigo, ya que Reborn estaba aplicando el examen en ese momento y al parecer no habría otra oportunidad para presentarlo y a palabras del pelinegro quien no lo hiciera podía darse por muerto.

Mientras pensaba en esa situación sintió un calor que le atravesaba todo el cuerpo, era como si algo dentro de él se activara un sexto sentido y entonces sintió la necesidad de ayudar y proteger al dueño de ese calor, iba a levantarse a buscarlo de inmediato, pero recordó que estaba a la mitad del examen, se dispuso a resolverlo lo más rápido posible y por primera vez en años sintió que entendía todo lo que estaba escrito, así que lo contestó a una velocidad asombrosa, se lo entregó al profesor de inmediato y salió corriendo a buscar al dueño de esa energía.

 

Reborn por su parte sonrió al sentir el calor y ver como Yamamoto se había impregnado de inmediato, al parecer iba a ser muy sencillo juntar a toda la familia que cuidaría del cielo. Había sido buena idea dejar que fuera detrás de la chica, volvió a sonreír, pero ahora con emoción, ya que el calor que emanaba Tsuna era similar al de Luce y ya ansiaba en acaparar esa energía que volvería atrae equilibrio al mundo.

 

Mientras tanto con Nagi.

 

Al ver como los estudiantes se acercaban al castaño se levantó casi de inmediato, solo debía de ver al chico para saber que jamás en su vida había peleado contra nadie y seguramente le darían una paliza, así que a pesar del dolor se levantó de inmediato, pero entonces un calor inexplicable empezó a emanar del menor llenándola de paz.

La luz naranja junto al calor que emanaba la obligaran a calmarse y evitaba que se moviera para no dañar a nadie, como si la estuvieran protegiendo dentro de un cascaron invisible, volteó a ver al menor y tenía una mirada diferente, transmitía seguridad, fuerza y era tan transparente que casi podía ver el universo a través de sus ojos. Los chicos vieron el cambio de actitud del castaño y empezaron a temblar, no sabían por qué, pero al verlo a los ojos sentían un miedo indescriptible, así que salieron corriendo, pero el castaño lanzó un grito y la onda de energía naranja salió hacia todos lados, reventando las ventanas cercanas a él, causando que los chicos que huían perdieran la conciencia y cayeran al piso.

Mientras tanto Tsuna al ver a Nagi a salvo quedo inconsciente sobre el piso, la peliazul impactada volteó a ver hacia todos lados y se dio cuenta de que la luz del castaño la había mantenido a salvo, ni un solo vidrio la había lastimado y estaban a su alrededor formando un semicírculo mostrando el diámetro de la barrera, cuando por fin despertó de la ensoñación se acercó a Tsuna y vio algunos cortes en su brazo por los vidrios, debía de moverlo rápido a la enfermería, pero no tenía la fuerza para cargarlo.

Escucho los pasos de una persona en las escaleras y al voltear vio aún chico de cabello blanco que tenía cara de enojado, pero al notar que ella tenía la cabeza del castaño en sus piernas dejo de parecer enojado y se acercó despacio.

 

-         Debemos de sacarlo de aquí o de verdad estará en problemas – la chica no confiaba en el peliblanco, pero no tenía muchas opciones si quería ayudar a Tsuna y dejo que lo cargara a algún lugar seguro para que descansara.

 

El peliblanco salió con el chico en brazos con dirección a su casa, debía asegurarse de que no lo encontraran, si se quedaba en el foco de la explosión de su llama seguramente aquellos que lo buscaban lo reconocerían y si no estaban todos sus guardianes juntos no sobreviviría y tendrían que esperar a que volviera a reencarnar, empezando la búsqueda de nuevo.

 

Mientras caminaba por la calle con el castaño en su espalda inconsciente la chica los seguía desde atrás cuidándolos, si bien era útil, no quería que quedara involucrada, además no había brillado como los otros guardianes así que no debía revelar nada importante o acabaría en una lucha que no le correspondía.

 

-         ¿Cómo sabes dónde vive? – el peliblanco no tenía ganas de contestarle, la verdad estaba controlando su explosivo carácter para no llamar la atención.

-         Soy un amigo de la infancia – mintió descaradamente, ya que no podía revelar su identidad a cualquier desconocido. Mientras caminaban sintió que algo malo se acercaba, debía de esconder al castaño, ya que era demasiado sospechoso que dos alumnos estuvieran fuera del colegio cargando a un chico inconsciente – necesito esconderlo, ¿sabes de algún lugar? – la chica se detuvo y empezó a caminar hacia un callejón bastante obscuro, pero aun así la siguió, ya dentro abrió una compuerta que daba a un túnel secreto.

-         Por aquí llegaremos a mi casa sin ser vistos – ambos caminaron en silencio y justo cuando iban a salir a la superficie el celular de la peliazul sonó quedándose ocultos hasta terminar la llamada – hola nii-san – se quedó en silencio algunos segundos y entonces – hoy regrese sola a casa, no me sentía bien – volvió el silencio y entonces colgó.

-         ¿Viene para acá? – el peliblanco mostró molestia por la compañía adicional en el viaje, ahora serían más llamativos y tendría problemas si llegaban a quitarle su preciada carga – debemos evitar llamar la atención, así que debe haber otra forma de moverse.

-         Si quieres caminar por las calles sin ser visto, mi hermano puede ayudar… tiene la habilidad de crear ilusiones – el peliblanco se sorprendió por la declaración de la chica y entonces pensó que posiblemente conocería a la niebla… pero no debía de decir nada, no hasta que todas las piezas se colocaran en su sitio.

 

Ambos salieron del túnel, para entrar por la parte trasera de un edificio, se veía muy descuidado por fuera y hasta cierto punto como un lugar de mala muerte. Pero al entrar cambió todo el panorama, era una casa y no un edificio, se sorprendió por todos los bonitos muebles y los detalles tan elegantes que tenía el lugar.

 

-         Por eso pueden ocultarse, crean una ilusión que asustaría a cualquiera con sentido común y evitan los intrusos – la chica asintió y lo guio hasta la sala donde recostaron al menor y esperaron a que llegara el hermano mayor de la chica.

-         ¿Por qué esta en peligro? – el peliblanco pensó mucho en la respuesta que le iba a dar, debía cuidar toda la información que tenía para evitar ser descubierto.

-         Hay un hombre que busca reunir energía en su forma más pura y la energía que emanó es uno de sus objetivos, así que nadie bajo ninguna circunstancia debe de saber que él es el causante del disturbio de hoy – la chica se le quedo viendo al peliblanco y busco en su mirada tratando de encontrar la mentira, pero no encontró nada, así que aun en contra de que jamás le ocultaba nada a su hermano decidió guardar el secreto.

-         Podrías alejarte de mi hermana – el peliblanco no supo en que momento tenía las cuchillas del tridente sobre su cuello, volteo y se dio cuenta de que estaba rodeado de 3 personas listos para matarlo, volteo a ver al castaño y decidió quedarse quieto, no podía darse el lujo de que saliera lastimado.

-         No le hagas nada – la chica volvió a detener a su hermano, para Mukuro esa situación se estaba volviendo frustrante, ahora no podía tocar a nadie, se fijo mejor en el peliblanco y se dio cuenta de que había adoptado una posición de protección, así que se acercó y se dio cuenta que debajo del peliblanco estaba el amigo de Nagi.

-         Vaya, así que trajiste a tu amigo… ¿por qué esta inconsciente? – la chica no sabía que decir, por lo cual optó por echarle la culpa al peliblanco.

-         Él lo golpeo por accidente – el peliblanco se sorprendió, pero no dijo nada, no tenía una mejor explicación para no levantar sospechas.

-         ¿Y él esta en la casa por qué…? – ambos se quedaron viendo pensando en alguna excusa, pero mentir era difícil si se hacían las preguntas correctas.

-         No queríamos meternos en problemas por golpearlo, así que optamos por esconderlo – dijo la chica y Mukuro no le creyó nada, pero no iba a cuestionar a su hermana enfrente del peliblanco desconocido.

-         Si el ave-kun se entera de que tenemos a su juguete aquí se va a enojar, así que será mejor que lo llevemos a su casa – Mukuro iba a tomar al castaño para llevarlo a su casa, ya no quería volver a toparse con el presidente, ya lo había visto mucho para su gusto.

-         No podemos dejar que nos vean con él – el peliazul vio a su hermana con una enorme interrogante en la cabeza – si te ve el presidente pensara que nosotros le hicimos eso y volverás a tener problemas con él – Mukuro se resignó y al salir de su casa coloco una barrera de ilusión que cubría a su hermana, al peliblanco y a él.

 

Al fin llegaron a la casa del castaño y tocaron el timbre, Nana salió y vio a su hijo en manos de ellos y se sorprendió pensando lo peor, al final Nagi le había dicho que había tropezado y le habían dado algo para el dolor, por eso estaba inconsciente. La mamá de Tsuna lo creyó todo sin problema y los invitó a pasar, ya dentro ella les ofreció a todos un pequeño refrigerio en compensación por haber ayudado a su hijo, ninguno tuvo el valor de rechazarla.

Mientras le servía a todos el refrigerio tipo bufet, Nana se la pasó hablando con Nagi pensaba que posiblemente su hijo al fin había logrado conquistar a alguien del sexo opuesto y eso le causaba emoción, la chica era muy linda y tenía modales de princesa, así que cada que tenía la oportunidad la abrazaba y regalaba cientos de besos en la coronilla de la cabeza sonrojando a la peliazul.

Nagi por su parte jamás había recibido tanto amor en su vida, si bien su hermano se encargaba de protegerla siempre había sido de temperamento frio y no acostumbraba a mimarla o a abrazarla seguido, solo en ocasiones especiales o cuando la veía llorando por culpa de su mamá y esa mujer en menos de 20 minutos la había llenado de mimos, caricias, abrazos y comida. Así que por primera vez en muchos años sonrió de manera honesta sorprendiendo a su hermano y encantando a Nana que volvió a abrazarla y no paraba de decirle que era bienvenida en su casa, aún si no venía con Tsuna.

Sonó el timbre y Nana iba a abrir, pero el peliblanco se ofreció amablemente a ayudar a la mujer que los había recibido, además estaba seguro que los otros 2 no iban a mover ni un dedo. Al llegar a la puerta se topó con dos hombres de cabello negro, uno con cara de querer matar a todo el universo y el otro sonriendo como estúpido con los nervios a flor de piel, como si lo estuvieran amenazado de muerte (que no estaba muy lejos de la realidad).

 

-         Buenas tardes, ¿esta Tsuna? – el peliblanco iba a cerrar la puerta, pero el tipo amenazante lo detuvo en el acto y colocó una de sus tonfas en su cuello.

-         Más te vale que me digas donde está el herbívoro si no quiere morir – el peliblanco entonces saco sus dinamitas y se puso en modo de ataque.

-         Y si tú no te largas, voy a volarte en pedazos – Hibari sonrió al ver como ese herbívoro se armaba de valor frente a él, así que sacó su otra tonfa listo para morderlo hasta la muerte.

-         Yamamoto-kun – Nana salió a ver porque el peliblanco no regresaba y fue cuando vio al primer amigo de su hijo y a otro chico, se emocionó más pensando que su hijo ahora era muy popular – pasen estamos comiendo todos, Tsuna se tropezó y está dormido en su cama, pero no importa ustedes pueden comer – así la mujer tomó a Hibari del brazo y lo llevó dentro donde se encontraban los demás, resultado todos a excepción de Nagi se sentían incómodos, pero al parecer la amable mujer no se daba cuenta del ambiente.

 

Hibari no se atrevió a rechazar a Nana, así que todos acabaron comiendo en la casa del castaño como su fuera lo más normal del mundo, al final de la comida todos se retiraron en un silencio casi sepulcral, ya que no se imaginaban que podrían convivir más de 1 hora sin matarse, pero la amable mujer se había desvivido atendiéndolos, no podían hacer desastre en su casa, así que por única ocasión habían sido civilizados.

 

A la mañana siguiente.

 

Tsuna no sabía cómo había llegado a su casa estaba recostado, con su pijama puesto y con su ropa doblada sobre el escritorio, era algo extraño, ya que no recordaba nada del día anterior era como si su memoria se hubiera borrado por completo.

Se levantó de la cama, pero sus pies no le respondieron de la manera correcta y terminó en el piso, justo en ese momento empezó a sentir un dolor indescriptible en sus articulaciones, eran como miles de calambres surcando por todo su cuerpo, resultado terminó tirado en el piso sin ganas de moverse.

Tal vez lo mejor era no ir ese día a la escuela o tal vez dejar de ir a la escuela era la verdadera solución, desde que había entrado su vida era un caos total, se había hecho amigo de un chico de su salón, al parecer le era atractivo a una chica, los dos hombres más peligrosos de la escuela le hablaban como su fueran “conocidos” de toda la vida y al parecer Nagi no despertaba su fobia hacia el sexo opuesto, en definitiva había entrado a un mundo paralelo donde la vida normal de estudiante, era un caos para su poca interacción social.

 

Sintió como rápidamente se acercaba la esencia de Hibari a su casa, no podía pensar en nada claro, pero sabía que venía por información y debía dársela o acabaría con lo poco que quedaba de su cuerpo después de tremendo dolor que había sufrido por la mañana, volteo a ver hacia la ventana aun tirado en el piso e hizo acto de presencia. Al verlo a contra luz Tsuna se dio cuenta de que el chico tenía la piel demasiado blanca y sus ojos eran de un gris transparente bastante lindo y sus cabellos negros hacían juego con todo su perfecto rostro, paró en seco su pensamiento y se sonrojó al pensar que estaba admirando a otro “hombre” que podría ser el que terminara por asesinarlo en algún momento.

 

-         ¿Qué haces tirado herbívoro? – Hibari se llevó la sorpresa de ver al chico tirado a la mitad de su cuarto, con su pijama desalineado, los cabellos despeinados, pero aun así atento a su persona, como si quisiera ver a través de su alma… no sabía por qué, pero sospechaba que si ese castaño se lo proponía sería capaz de ver a través de él y eso no le gustaba.

-         No puedo levantarme – susurro tan bajo que si Hibari no le hubiera prestado atención no habría entendido nada, pero sus ojos en ese momento no podían dejar de verlo, era como si una fuerza sobre natural lo obligara a mantener sus ojos pegados a la figura del menor – creó que no iré a clases, no me siento bien – el pelinegro mostro su molestia de inmediato, ¿cómo se atrevía a faltar a clase?

-         ¿Acaso buscas que te mate? – al castaño le recorrió un escalofrió y supo que si no se paraba no viviría para contarlo, así que con todo el dolor de su alma empezó a levantarse lentamente y justo cuando estuvo de pie vio puntos negros, blancos y grises, apunto de desmayarse cayo de rodillas al piso y tuvo una visión, un hombre de cabellos blancos y de ojos color morados iba viendo por la ventanilla de un avión siendo acompañados por 6 personas de aspecto aterrador y en una silla lejos de ellos iba una chica de su edad esposada como rehén y paso lo que creía imposible el peliblanco le hablo como si estuviera presente en el avión “no deberías espiar, es de mala educación”. Tsuna se asustó por eso y salió de la visión de manera estrepitosa, lo cual terminó por hacer que se desmayara.

 

El pelinegro observó mejor al castaño y notó que estaba empapado en sudor y su cuerpo aun temblaba por lo que sea que hubiera visto y sin entender como, decidió ayudarlo, así que lo cargó lo colocó en su cama y lo dejo faltar por ese día.

 

Sólo ese castaño tendría permiso de romper sus reglas, pensó en irse a seguir dando rondines por su amada ciudad, pero sabía que los retrasados del día anterior seguramente podrían pasar a buscarlo, así que los ayuntaría porque no quería darles permiso de ser amigos de su herbívoro. 

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW


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