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EL DESPERTAR DE LA LLAMA por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 7

 

Reborn había dejado a Tsuna solo, le había dado la oportunidad de que asimilara la información que había recibido de su maestro, pero por más que trataba de digerirla no podía imaginarse un poder supremo en su interior. Si bien había ayudado a varias personas en esa primera semana de clases no significaba que pudiera salvar a una bola de desconocidos que estaban encerrados por el tal Byakuran, que por cierto lo buscaba para poder sacarle el corazón y devorarlo.

Volvió a hundir su cabeza en la almohada y se puso a pensar en que debía de haber otra opción para evitar todo lo que Reborn estaba planeando para su vida, él no quería juntar a “sus guardines” para que lo ayudaran a pelear en una guerra sin cuartel, tampoco creía tener la fuerza para liberar a los rehenes y mucho menos tenía el valor de matar a Byakuran.

Observó su habitación y por primera vez sintió que no debía de estar ahí, sentía que nada de lo que estaba dentro le pertenecía era como si su vida hubiera sido un engaño total, sintió que su estómago gruñía como nunca y que sus tripas se hacía bolita en su vientre, así que decidió bajar a comer. Había evitado los alimentos desde el día anterior y ahora le estaban pasando doble factura, su cabeza le daba vueltas y veía puntitos blancos.

Al llegar a la cocina su mamá le sirvió su comida y lo vio con preocupación, ya no tenía la mirada relajada que había mantenido toda la semana, sino que ahora tenía una mirada de preocupación, como si cargara el mundo encima de sus hombros y se sentía preocupada no quería que volviera a faltar a clases por culpa de su inseguridad, además en su nueva escuela había hecho por fin amigos y todos se veían muy amables.

 

-         Tsu – kun – el castaño volteo a ver a su madre y vio la preocupación en su mirada, se sentía culpable de que su mamá tuviera que sufrir tanto con un hijo que no servía para nada y además tuviera que aguantar la carga completamente sola – en estos momentos me recuerdas mucho a tu padre – Tsuna se quedó impactado, su mamá jamás hablaba de su papá desde que había salido de viaje y jamás volvió – él era un hombre muy despistado, pero de buenos sentimientos, no podía ver a nadie en problemas sin salir corriendo a ayudarlo, siempre anteponía la seguridad de todo el mundo antes que la de él, hasta que naciste tu – el castaño se sorprendió por ese comentario y le puso más atención a su madre – cuando tu naciste dejo de anteponer a todos y te puso como su prioridad máxima, cuando te cuidaba siempre me decía “Nana este niño va a hacer cosas increíbles por el mundo, él será mucho más fuerte que yo, lo veo en su corazón, tiene un don perfecto” – a Tsuna se le llenaron los ojos de lágrimas, jamás creyó que su papá tuviera esos pensamientos sobre él – así que Tsu – kun nunca te rindas, sé que ha sido difícil, pero también sé que a pesar de los baches que has pasado siempre sales victorioso, no pierdas lo mucho que has ganado en esta escuela – Tsuna le sonrió a su mamá y se sintió más seguro de sí mismo al saber lo que su padre pensaba de él.

 

Al terminar de comer subió a su habitación nuevamente, pero al tocar la perilla sintió a un intruso dentro de la misma así que tuvo miedo de entrar, busco entre sus bolsillos para cerciorarse de que tuviera el teléfono que le había dado Hibari, era el único objeto que le hacía sentirse a salvo, el saber que el presidente estaba al otro lado de la línea lo hacía sentir seguro.

Cuando tuvo el teléfono en la mano abrió despacio la puerta para observar en su interior quien estaba, pero a simple vista no había nadie, pero el sentía que era observado, así que entró despacio para buscar al intruso, al llegar al centro de la habitación una bola de pelo en forma de pelusa callo sobre él causando que gritara aventara la bola y se encerrara en el armario. ¿Qué había sido eso? Escucho como algunas de sus cosas se caían al suelo de su escritorio y eso lo lleno de pánico.

Se asomó lo más discreto que pudo desde el closet y otra vez reino el silencio dentro de su habitación, era demasiado rara esta situación, recién había recuperado un poco de la seguridad que tenía en su interior y ya la estaba perdiendo por el miedo de que algo estuviera dentro de su cuarto, no parecía haber nada malo por lo poco que podía observar en la habitación, pero no quería arriesgarse, así que busco en sus bolsillos y lo único que encontró fue un dulce que no sabía cuándo había comprado, así que lo lanzó fuera del closet y volvió a cerrar y sólo dejo un pequeño hueco abierto para ver qué era lo que pasaba afuera.

Grande fue su sorpresa cuando una bola de pelos demasiado chica se acercaba al dulce y empezaba a comerlo sin importarle nada más, abrió más la puerta del closet y ahí vio a un niño con peinado de afro y con un pijama de vaca comiendo el dulce y viéndolo como si fuera un extraterrestre, ¿por qué él lo veía raro, si él era el invasor?

 

-         Hola – saludo Tsuna con algo de miedo.

-         Cuando le hablas a Lambo – sama debes de inclinar la cabeza – el castaño se le quedó viendo impactado por cómo le había hablado, hubiera deseado tener esa seguridad cuando tenía la misma edad.

-         Entiendo, pero ¿qué haces en mi casa? – ignoró el comentario de agachar la cabeza y lo tomo en brazos y lo sentó en su escritorio.

-         Vengo a enfrentar a Reborn y lo vi entrando aquí, así que quise sorprenderlo, pero solo me encuentro a un perdedor como tú – Tsuna se sintió mal al ver que hasta un niño le decía que era un perdedor.

-         Ah, bueno, igual ya se fue y yo no sé dónde vive, así que ya deberías irte a tu casa, se hace tarde – el castaño tomo al menor y lo llevó hasta la puerta de su casa dejándolo justo fuera de la reja – regresa con cuidado – así caminó de nuevo hacia dentro, pero escucho los gemidos de tristeza y al voltear lo vio llorando, se espantó por la reacción del menor - ¿por qué estás llorando?

-         ¡No tengo a donde ir! – se tiró al suelo y siguió llorando, Tsuna se sintió mal por el pobre niño y decidió dejarlo quedarse en su casa, total luego le podía decir a su maestro que estaba ahí, para que se lo llevara.

 

Al parecer a su mamá no le importó mucho que un intruso se colara a la casa y mucho menos que cenara con ellos y parecía encantada cuidándolo, ya que le había preparado el baño, lo había bañado y también le había colocado un pijama para pasar la noche junto a ella.

 

 

A la mañana siguiente el castaño se levantó con menos ganas que ayer para vivir, pero debía de ir a la escuela o Hibari de verdad lo molería a golpes por estar rompiendo las reglas de la escuela, mientras se cambiaba sintió la mirada del presidente sobre él, así que se sonrojo y se cubrió lo más rápido que pudo lejos de la ventana de donde había sentido la presencia, tomo sus cosas y bajo a desayunar.

Al llegar a la cocina vio a Yamamoto y al chico del cabello blanco del día anterior sentados en la mesa desayunando y a su mamá brincando de alegría por tenerlos ahí, además el niño - vaca también estaba ahí, como si fuera parte de la familia, lo cual había hecho que Tsuna cerrara la puerta de la cocina respirara e inocentemente chocara los talones mientras repetía en su mente “No hay mejor lugar como el hogar”, para ver si de pura casualidad funcionaba, abrió de nuevo la puerta y ahora el peliblanco estaba parado justo delante de él y le sonreía como si se conocieran de toda la vida.

 

-         Buenos días – se inclinó de manera tan respetuosa que Tsuna volvió a cerrar la puerta y ahora repitió en su mente “Beetlejuice, Beetlejuice, Beetlejuice”, algo debía de funcionar para que dejara de aparecer gente en su vida, si bien había anhelado tener una vida normal, esto se estaba pasando mucho de la raya.

-         Tsuna, que esperas para entrar a desayunar, recuerda que se nos hará tarde a tu paso – Yamamoto abrió la puerta por su amigo, ya que se imaginaba que estaba consternado por el nuevo sujeto que quería ser su amigo, pero mientras él estuviera presente no debía tener miedo, iba a protegerlo.

-         No lo toques con tanta confianza – Tsuna se sorprendió de lo posesivo que era el peliblanco y Yamamoto parecía feliz de tener a un nuevo integrante, al igual que su madre parecía no saber leer las atmosferas.

-         ¿Quién eres tú? – al fin se armó de valor para hablar y el peliblanco volvió a su carácter dócil mostrando un claro trastorno de personalidad y sonrió de manera amistosa.

-         Mi nombre es Gokudera Hayato y yo me encargare de protegerlo, aunque me cueste la vida – Tsuna abrió la boca hasta el suelo y su mamá gritó de emoción, jamás pensó que en la escuela conocería gente tan linda que quisiera cuidar de su hijo, ya podía vivir feliz y tranquila, así que abrazó al peliblanco y a su hijo y los llevó a la mesa para que desayunaran.

 

Tsuna seguía en el limbo, estaba desayunando, pero no sentía el sabor de la comida en ese momento, era como si su conciencia viajara a otra galaxia y no pudiera regresar de ella, pero mientras trataba de que su mente regresara volvió a tener una visión de 4 policías mal encarados molestando a un grupo de chicas en un callejón, sin pensarlo y olvidando por completo la compañía empezó a escribir en el mensaje todo lo que había visto y se lo mando de inmediato a Hibari, que si bien sabía que no estaba lejos tampoco podía salir a la ventana y gritarle todo, a los pocos segundos de enviar el mensaje sintió como la presencia del presidente se alejaba.

Nuevamente empezó a caminar lento a la escuela siendo escoltado por Yamamoto y Gokudera que al parecer ya empezaban a llevarse bien porque se había empezado a auto molestar y se habían puesto apodos, era increíble ver como se desarrollaban las personas normales, poco le duro el gusto porque la chica de cabello castaño estaba justo delante de ellos esperándolo, se sorprendió al no haber notado su presencia y por un momento pensó que su poder se había ido, pero poco le duro el gusto, ya que sintió a Mukuro cerca, iba a empezar a caminar más rápido, pero al ver a Nagi caminar más rápido para alcanzarlo supo que no iba a poder huir de las personas que ahora lo seguían. Mukuro no había hecho ningún movimiento de querer alcanzarlo, pero si se fijaba en como su hermana había empezado a agarrarle cariño, así que lo dejara tranquilo mientras Nagi lo quisiera, ya cuando se aburriera de él, vería que clase de poder tenía.

 

-         Buenos días – Tsuna no sabía porque, pero Nagi le daba paz y confianza y luego pensó que tal vez se sentía identificado con ella por el dolor de la soledad y el maltrato que habían sufrido, así que le sonrió tímidamente.

-         Hola – le extendió una pequeña bolsa – mi mamá dijo que encontraba a la niña de cabello azul con porte de princesa se lo diera – Nagi se sonrojó al pensar que él daba por hecho que ella tenía aires de princesa, la escena tan melosa duro poco cuando Mukuro amenazó a Tsuna con el tridente por tal comentario y la castaña que lo esperaba corría para tomarlo del brazo y llamar su atención.

-         ¿Qué pretendes Sawada Tsunayoshi? – siseo Mukuro.

-         Buenos días Tsunayoshi – kun – habló fuertemente la castaña para llamar su atención.

 

Tsuna por su parte quedó atónito por la reacción de ambos y no sabía cómo actuar, él solamente había repetido las palabras de su madre y al parecer eso lo había metido en más problemas, no quería estar ahí, quería salir corriendo, pero ni el tridente ni su compañera lo dejarían moverse para salir corriendo, así que solamente se tiró al suelo y se escondió entre sus brazos, tal vez así sería invisible nuevamente y todo volvería a normalidad.

 

-         Por favor denme un respiro…

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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