Hasta pronto, amigos
Sonreían y asentían con la cabeza, todos aún con la mano levantada. Había sido sin duda una de las reuniones más importantes que habían tenido a bordo de la Milano, casi a la altura de aquella primera en la que decidieron dejar de ser una panda de fracasados para convertirse en Los Guardianes de la Galaxia.
- La decisión es unánime. - Se alegró Kraglin. - Y ahora, si no os importa... ¿se puede saber cómo diablos os las habéis arreglado vosotros dos para hacerme tío?
Thor y Peter se miraron el uno al otro con los ojos abiertos de par en par. La pregunta de Kraglin era la misma que todo el mundo se había estado haciendo y hasta el momento nadie, ni siquiera el genio de Banner o el magnífico doctor Strange, había dado con la respuesta. Los dos se echaron a reír a carcajadas, con unas sonoras risotadas que acabaron contagiando a los demás.
- No lo entiendo... - Murmuraba Kraglin mientras Rocket le palmeaba la espalda partiéndose de risa. - Es que no lo entiendo.
- Yo soy Groot... - El árbol le dijo que no era el único.
- Y a ti tampoco te entiendo, ¡oye! - Remató Kraglin viéndose sorprendido por un fuerte e inesperado abrazo de Quill. Se le había echado encima sin avisar, el de la flecha Yaka sintió unas lágrimas que empezaron a mojarle el cuello de la camisa. - Vamos, hermano...
- Hermano... - Repitió Peter sin soltar su presa.
- Chicos, será mejor dejarlos a solas un rato. - Sugirió Thor animando a los demás a salir de la sala. - Tienen mucho de qué hablar.
- Sí, de su peste a pies. - Bromeó Rocket, el dios le lanzó una mirada de reprobación. - ¿Qué? Fueron compañeros de cuarto...
- Son más que eso, conejo. - Le riñó dándole un tirón de orejas.
- ¡Ay! - Se quejó el mapache. - Si te lo consiento es sólo porque eres más fuerte. Pero vuelve a hacerlo y verás lo que hago con tu ojo mecánico.
- ¡Qué bonito! - Exclamó Mantis mientras cerraba las puertas de la sala, mirando embobada a los dos hombres que permanecían allí abrazados y llorando en silencio. - Me gustaría tener un hermano.
- Yo soy Groot. - Se enfadó el árbol.
- Es verdad, somos familia Mantis. - Confirmó Drax tendiéndole la mano.
Una familia un tanto peculiar pero unida como ninguna otra. Su amistad, forjada en decenas de batallas, trascendía los meros lazos de sangre. Cuando llegó el momento de decir adiós, las lágrimas del sobre-hormonado Quill no fueron las únicas en aflorar. Kraglin se había despedido tres días antes con un “hasta pronto, amigos” y un fuerte abrazo a su hermano menor. El capitán de Los Saqueadores por fin había reconocido sus sentimientos hacia Peter, se habían criado juntos bajo los vigilantes cuidados de Yondu, ambos se sentían hermanos y cuidarían el uno del otro.
- Siempre podrás contar conmigo. - Le dijo al subir al transporte que le llevaría a su propia nave.
Dejar la Milano le costó un mundo, ¿se lo habría llevado todo? Sus fotos, los muñequitos de Yondu que pudo salvar... Peter se estremeció al ver que su colección de recuerdos cabía en una maleta pequeña, la vida de un Guardián de la Galaxia es demasiado ajetreada como para detenerse a acumular trastos.
- Os dejo mi música. - Dijo aguantando las ganas de llorar. - Sé que tú y los demás la echaríais en falta si me la llevara.
- Lo dices como si no fuésemos a volver a vernos nunca. - Rocket se burló de su amigo, iba a extrañarle y no quería mostrarse sensiblero.
- Sigue los consejos del libro que la viuda de Stark te regaló. - Le instruyó Mantis con lágrimas en los ojos. - Lo he estado leyendo, es muy interesante. ¿Sabes que hay dos capítulos enteros dedicados a la caca del bebé?
- Calla, mujer desagradable. - Refunfuñó Drax, odiaba las despedidas y estaba de un pésimo humor. - Thor, cuida de Peter por nosotros. Regresaremos antes de que dé a luz a la criatura.
- Mi bebé, Drax. - Se quejó el dios con fastidio. - Dejad de llamarlo cosas raras.
- Yo soy Groot. - Dijo al final envolviendo a todos en un gran abrazo entre sus ramas extendidas. - Yo soy Groot.
- Sí, sí... - A Peter se le empezaba a escapar el llanto. - Nosotros también os vamos a echar de menos, grandullón, pero sólo serán unos meses.
- Sólo serán unos meses... - Repetía Rocket sorbiendo la nariz. - Sólo unos meses...