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"De cangrejo, a mi doncella" por darkness la reyna siniestra

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Capítulo 13. "Emociones de dorados"


- 🌸 -


En el templo de Cáncer, Aioros, Afrodita y Deathmask terminaban de acomodar las comprar del último dentro del armario, y gavetas de algunos otros muebles que cumplían con la función de mantener las prendas en buen estado. Ahora la crustácea se dedicaba a acomodar lo que iba a llevarse al templo del centauro que es donde debería pasar la noche.


Death estaba más que cansado de tener que dormir fuera de su templo. Si era sincero, él prefería quedarse en su propia casa ya que era su zona de confort donde podía hacer y deshacer cuanto quisiera, pero Athena estaba empecinada en que los guardianes de Leo y Sagitario debían cuidarlo y eso no le hacía ni pizca de gracia.


—¿Ya tienes todo listo? —Afrodita cerca de la ventana le preguntaba con cierta impaciencia.


Death bufó de mala gana, odiaba que lo apresuraran directa o indirectamente.


—No me apresures pescado. ¿Acaso tienes algo mejor que hacer qué ayudarme? —dejó lo que hacía para girarse hacia el sueco con las manos en la cintura.


Afrodita la miró con hastío antes de responderle con tono de obviedad.


—Claro que sí, tengo algo mejor que hacer cariño. ¡Quiero ir a Acuario a ver cómo está Camus, pero en lugar de eso estoy en Cáncer esperando a que el cangrejo que ahora es sirenita, termine de decidir a que horas va a sacar la cola de aquí! —concluyó exasperado y molesto. Death conocía bastante bien el temperamento del sueco, y hacerlo enfurecer no era una buena idea.


Death alzando las manos frente a su pecho en señal de paz trató de calmar a su amigo.


—Bueno, pero no te enojes…—le dijo con una gota en la sien.


—¡Entonces no me haga enojar y apúrese que tengo una vida! —ordenó como un estricto padre de familia a lo que Death obedeció mascullando maldiciones por lo bajo.


Aioros que miraba sin intervenir ahora sentado en la cama con la espalda apoyada en el respaldo de ésta, negaba divertido al ver la manera tan natural y peculiar que el par de signos de agua tenían para tratarse. Parecía que a Dita no le afectaba en lo más mínimo que su mejor amigo fuese una hermosa mujer ahora, el sueco seguía tratando al italiano como siempre y a decir verdad, al castaño eso le parecía algo muy bueno.


Para los demás dorados la nueva imagen de Cáncer había propiciado que muchos cambiaran su forma de tratar al guardián del cuarto templo. Eso lo molestaba realmente porque él como individuo pensaba que una persona no se vuelve importante o vale más que otras por como luzca, sino por lo que guarda en su interior. Pero era natural que sus camaradas pensaran que Deathmask era un hombre maquiavélico, sin corazón ni alma dado a la reputación que el mismo canceriano se creó a través del tiempo con sus acciones. Pero ahora todo era diferente según palabras de Athena y de Dita.


Aioros comprendía que él en realidad no conocía demasiado a Deathmask ya que quien pasaba más tiempo en los entrenamientos de éste era Saga, aún así las misiones en los que fueron enviados juntos en esta nueva vida para —según palabras de la misma diosa— integrarse, le hubo permitido a Sagitario conocer sin buscarlo, una faceta de Cáncer que a lo sumo sólo el pisciano era digno de conocer.


Podría parecer extraño para muchos pero el castaño tuvo una muestra de lo que Death era capaz de sentir y desde esa noche comenzó a ver a Cáncer con otros ojos, de eso ya eran casi dos años pero aún lo recordaba como si hubiese pasado apenas un día atrás.


Él era sincero al decir que Death le atraía desde ese momento en que lo escuchó llorar bajo la luz de una luna que con sus rayos plateado consolaba a su caballero. Pensaba que deseaba poder conocer una mayor gama de emociones y sentimientos de ese hombre que de noche habría su corazón a las sombras formadas por la perla de plata, pero que a la luz del día cargaba en su apuesto rostro una máscara de burlona indiferencia. El cambio del que Death era víctima ahora no le hacía verlo ni tratarlo diferente, porque para él era a pesar de todo, su santo favorito.


—Dita —llamó por fin el castaño saliendo de sus propios pensamientos al ser consciente de una curiosidad que hubo pasado por alto. El nombrado volteó a verle expectante—, disculpa si soy indiscreto pero por casualidad. ¿Camus te interesa? —la pregunta estaba cargada de una duda curiosa.


Afrodita por su parte se sonrojaba un poco más con cada palabra de Aioros que digería, sus ojos celestes se sobre abrieron de impresión al comprender que ahora el arquero sabría que él en verdad se encontraba bastante interesado en el hermoso acuariano.


Death mirando divertida la expresión de su amigo se alejó un poco para quedar tras la espalda de Dita y asentir con lentitud en dirección a Aioros. El pez ni enterado.


—¿Có-cómo dices? —indagó nervioso queriendo asegurarse de que había escuchado bien.


—Oh vamos Dita, para qué lo niegas si hasta lo gritaste… —Deathmask se alzó de hombros, yendo a la cama frente al sueco para sentarse en la esquina con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda.


—No te asustes Afrodita —trataba de tranquilizar Aioros sin abandonar su posición—, si es así no tiene nada de malo. ¿Ya se lo has dicho?


—Pues… —Dita relajó su mirada, pronto miró el piso pensando en como responder, alzó la mirada para ver a aquel par en la cama— En realidad no, no he sido capaz de decírselo, ayer me invitó a cenar y fue muy amable y caballeroso pero a pesar de que quería expresarle algo relacionado a lo que me hace sentir, no me atreví. Tengo miedo de que él no corresponda mis sentimientos… —concluyó acongojado.


—Vaya, eso del amor es complicado… —susurró la chica con un tono que ni Dita ni Aioros pudieron identificar.


—El amor no es complicado —en esta ocasión el mayor de los tres se levantó de su sitio para ir a sentarse frente a Dita al lado izquierdo de Death—, es más bien una sorpresa, nunca sabes que esperar.


—Eso dirás tú, pero a juzgar por lo que dicen las personas, el amor se parece más a la caja de Pandora… —Cáncer miró las turquesas del castaño con cierto aburrimiento.


—En realidad Death —le habló Dita—, es algo que no se puede expresar con palabras porque no existe la definición adecuada para eso. Llegas a saber lo que es cuando lo experimentas en carne propia. Ciertamente es una sorpresa, una que puede ser hermosa o una pesada broma de la vida, pero dependerá mucho de lo que desees sentir. Aunque haya dolor, no debe de tomarse como algo que debes evitar para siempre, sino como una lección de lo que no quieres para la próxima. Algún día lo comprenderás…—suspiró con un aire sabio seguido de algunas suaves palmadas sobre la cabeza de cabellos azules.


—Sí, abuelo… —dijo con sarcasmo, virando los ojos y alejando la mano del otro de su cabeza— ¡Me estás hablando como si fuera un niño que no debe escuchar de intimidad! —se hubo indignado la pobre.


—¡Es qué tú nunca te has enamorado y no sabes nada de eso! —le gritó para luego cruzarse de brazos y virar la cara hacia arriba con los ojos cerrados y el ceño fruncido.


Deathmask le veía indignado, parándose de su sitio increpó al sueco con notable molestia.


—¡Y tú qué sabes de que yo no me he enamorado, pescado altanero!


—¡Las horribles máscaras que decoraban tu casa no cuentan!


—¿¡Cómo dices!? ¡No estoy hablando de las máscaras!


Aioros negó llevándose una mano a la cara en gesto cansino, esos dos tenían la facilidad de unos niños para sacarse de quicio, era increíble que fuesen amigos porque si alguien ajeno los viera así, pensaría que estaban a punto de golpearse.


Pensó que lo mejor era intervenir. Se levantó de la cama para caminar con dirección a la fémina a quien sin decirle nada, tomó y acomodó cual saco de papas sobre su fuerte hombro derecho. Como es natural, la jaiba protestó.


—¡Aioros, bájame ahora mismo sino quieres morir! —vociferaba retorciéndose y golpeando la ancha espalda del griego.


—Olvídalo, en este instante nos vamos a Sagitario —le dijo yendo a la puerta—, Afrodita trae lo que Death preparó, nos vamos.


—Voy detrás de ustedes amigo.


Death al escucha esto de parte del pez, le dijo en un tono molesto:


—¡La traición, la decepción hermano!


Dita tomó las cosas que Cáncer llevaría al noveno templo y se fue tras la pareja no sin antes cerrar la puerta de la habitación de su amigo. No le tomó importancia al reclamo de la italiana y sólo veía divertido como la chica exigía ser liberada a lo que Aioros se negaba rotundamente.


- 🌸 -


—Entonces, ¿te quedó claro lo qué vas a hacer, bicho? —Aioria daba un sorbo a su lata de gaseosa recargado en la barra de la cocina del templo de Escorpio.


Milo devorando unas papitas sentado a la mesa, asintió sin darle mucha importancia al asunto.


—Sí, sí ya entendí, no soy estúpido gato…


—No, pero eres muy despistado.


Estuvieron una buena parte de la tarde planeando lo que harían para que Aioros sacara el cajón de lustre y demostrara algún indicio de que Deathmask le gustaba.


—¡Ahhg! —expresó con fastidio—, pero hay de ti Aioria si tu hermano quiere hacer escorpión a la flecha conmigo por tus ideas raras —amenazó con su dedo mortal.


—No te pasará nada bicho. Te lo aseguro.


—Sí claro… Si me quedo confiando en que tú me salvarás, a este paso los demás terminarán llevando mi ataúd en hombros mientras bailan…


—No seas dramático Milo —Aioria le vio con sus ojos verdes entrecerrados de modo indignado.


—Es mi integridad la que está en riesgo, micho. Ya deberías saberlo —Milo se puso de pie para ir a la entrada baja de su templo, necesitaba algo de aire.


Aioria siguió al otro unos pasos atrás dejando de paso la lata en un basurero.


Ambos llegaron a la entrada que conecta Libra con Escorpio, tomaron asiento en las escalinatas sintiendo como la brisa les golpeaba en la cara, algo que combinado con los rayos solares resultaba muy agradable.


—Ahora le toca a “flechitas” cuidar a Death, ¿verdad? —preguntó Milo con la mirada clavada en las nubes.


Leo exhaló antes de responder.


—Así es, creo que Death irá por sus cosas a Leo para llevarlas a Sagitario…


—¿Y? ¿Ocurrió algo interesante entre ustedes anoche? ¿Te acompañó a dormir? —Milo tenía una expresión maliciosa en el rostro, está vez si fijó sus turquesas en el león.


Los ojos verdes se dilataron agrandados y sus mejillas se calentaron al caer en cuenta de lo que su amigo se refería.


—¡Alacrán, enloqueciste! —le dijo escandalizado— ¿Cómo se te ocurre que voy a meter a Deathmask a mi cama? —parpadeó nervioso.


Milo soltó una sonora carcajada al ver la cara que tenía Aioria.


—Si serás… Pudiendo aprovechar para probar al cangrejo, de estar en tu lugar no lo dejo dormir —rió.


—Estás enfermo Milo… —negó con el entrecejo fruncido.


—Creencias de gente pendeja, gato… —chasqueó la lengua.


—Sí claro, empiezo a creer que ni tanto.


Ambos suspiraron uno al lado del otro. A veces no entendían como es que llegaron a ser tan buenos amigos pero no se arrepentían.


- 🌸 -


Para alivio de los tres caballeros, en Leo y en Virgo no habían tenido mayor problema al cruzar. Pero en Libra no tuvieron tanta suerte. Aioros bajó a regañadientes a Deathmask, ésta estaba ceñuda y muy molesta con el griego y caminaba por el templo de la balanza muchos pasos adelante de los otros dos. Pensaban que Dohko no estaba ya que no se lo habían encontrado en la entrada. Pero pronto sabrían que el chino estaba en el lugar.


Death iba demasiado molesto como para darse cuenta que un par de ojos de un intenso verde le seguían desde las sombras de las columnas, fue hasta que detrás de una a la izquierda un par de fuertes brazos salieron de la nada apresándola, que supo que no estaban solos.


—¡Ahhh! —fue el agudo grito que salió de la garganta de la muchacha antes de ser halada a lo oscurito.


Al escuchar tal grito y ver como Cáncer desaparecía, Aioros y Afrodita corrieron en esa dirección. Al llegar y virar a la izquierda encontraron una habitación pequeña y vacía que carecía de puerta donde con los ojos bien abiertos miraron al viejo maestro ahora rejuvenecido, coqueteándole a una incómoda y arrinconada Death quien al verlos llegar les pidió ayuda con la mirada.


—Ayuda… —formaban los labios de la joven resistiéndose todo lo que podía a ser besada por el de Libra.


Piscis y Sagitario se encontraban en shock, nunca de los nunca esperaron ver a Dohko actuar de esas maneras tan descaradas, estaban seguros que si Shion se enteraba no estaría nada feliz. Para suerte de Cáncer, Afrodita pudo escapar de su trance para ayudar a su amigo con una exclamación que asustó al chino ocasionando que se alejara de la chica.


—¡Por un demonio, lo que faltaba! ¡Dohko deja de acosar a Deathmask, necesito dejarlo en Sagitario para poder seguir con mi vida! —sin esperar más nada y aprovechando el susto del pelirrojo, Dita tomó la mano de Death y la haló para arrojarla a Aioros con descuido.


—¡Oye más cuidado, soy una damita perro teibolero! —le gritó la jaiba toda indignada por el trato rudo al que fue sometida por su amigo pisciano.


—¡Con qué te salvé de las garras del tigre Toño, así me lo agradeces! —Dita le replicó— Mejor cierra la boca y deja que yo arregle esto.


—¡Oye Afrodita, por qué hiciste eso! —Dohko se mostraba inconforme.


—Maestro, si no nos dejas pasar en este momento por tu templo a los tres, le diré al patriarca lo que estabas haciendo con Deathmask —amenazó en tono diplomático. Dohko parpadeó un par de veces y tras un largo suspiro habló.


—Está bien, váyanse pero ni una palabra a mi esponjocito de esto —los amenazó con seriedad.


—No te preocupes, no diremos nada —le dijo Aioros antes de tomar a Death de la muñeca derecha y comenzar a caminar buscando la salida superior.


—De acuerdo, confiaré en ustedes.


—Hiciste lo correcto, Dohko…


Dita se fue tras los otros dos dejando a Dohko molesto y frustrado, en verdad que nunca esperó verse queriendo secuestrarse a Deathmask pero en su forma actual. ¿A quién no le daría por querer hacerle el delicioso o besarlo por lo menos?


 


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