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Buscando la belleza por OldBear

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Capítulo 23. Confesiones y confusiones.

Cuando Bucky abrió los ojos, sin el alcohol nublando sus sentidos, supo que la había cagado.

—Mierda—dijo para sí.

Estaba envuelto entre los brazos de Sam, algo que jamás había hecho con ninguna de sus conquistas y que siempre juraba que jamás haría. No le encontraba el sentido a abrazar a alguien en la cama, lo sentía incómodo, pero no podía negar que estar en aquella posición, con aquel hombre, le estaba gustando. Incluso deseó poder quedarse en aquella posición toda la mañana, pero la vida no es tan buena. Wilson se despertó y por un segundo cruzó miradas con Bucky. Cayó en cuenta de la situación en la que se encontraban y quitó su brazo de encima del otro.

—Lo siento—dijo por haberlo aprisionado.

—No tienes que disculparte. —Bucky lo había dicho de forma sincera, en verdad había disfrutado verse envuelto en aquellos brazos.

El silencio fue más que incómodo, ninguno de los dos sabía muy bien que decir en ese momento. Aquello era algo que ambos habían deseado, y sin embargo entendían que no debió haber sucedido.

Sam se incorporó para sentarse en la cama. Sabía muy bien que pasaba con las conquistas de James Barnes: una noche y adiós. No solamente había ayudado a su jefe a deshacerse de quienes le exigían algún tipo de compromiso, sino que muchas veces escuchaba a Bucky contarle a Steve sin ningún reparo como ignoraba a alguna chica que le estaba llamando con insistencia, o que se escondía de alguien a quien ya no le devolvía las llamadas. O las tantas salidas nocturnas donde conseguía a alguien de una noche.

Confundió la mirada que le dedicaba Barnes creyendo que era de no saber que decirle para que se fuera de su casa. Entendía muy bien que después de esa noche no podía esperar nada más.

—Sam…

—Está bien, no tienes que decirme nada. —Pensó que Bucky comenzaría con un discurso de “no esperes nada más de esto” y en verdad no quería escucharlo.

Bucky se incorporó cuando vio que el otro empezó a recoger sus cosas.

—Necesitamos hablar de lo que pasó anoche.

¿Hablar para qué? Pensó Sam, estaba muy claro que Bucky solo había estado ebrio y consiguió a alguien con quien dormir, eso era todo. Por su parte Sam se sentía más que avergonzado, él no había estado ebrio y sin embargo no detuvo el avance del otro.

—Yo bebí de más anoche y me propasé contigo…

—No soy un niño, no tienes que disculparte por nada.

—Sí lo tengo. —Bucky se levantó cubriéndose ligeramente con las sábanas y se puso frente al otro—. Fue un error ¿sí? te ruego que lo olvidemos, ambos, y que regresemos a la normalidad.

Barnes estaba asustado, aquella noche era algo que jamás olvidaría, pero estaba pensando que Sam quizás se sentiría usado y temía que se alejara de él o que las cosas cambiaran entre ambos, y él no quería perder al moreno. Por parte de Sam, aquello provocaba la reacción contraria a la que quería Bucky. Wilson estaba entendiendo que esa noche no significó nada para su jefe, y que simplemente quería olvidarla.

—Olvidado. —Suspiró al fin. ¿Qué más podía hacer?

Siguió recogiendo sus cosas para cambiarse e irse de ahí, sintiendo como le embargaba la vergüenza. Pero Bucky le colocó una mano en el hombro.

—Yo… no tienes que irte así. —Se veía ligeramente nervioso, y Barnes nunca demostraba nervios—. Puedes ducharte aquí y usar algo mío, alguna camisa te quedará bien. No puedes ir al trabajo con esa ropa.

—No creo que sea…

—Vamos, desayunamos algo y nos vamos en mi auto.

Bucky estaba forzando demasiado la situación. Lo correcto era dejarle ir y acabar con todo de una vez, pero no podía. Si bien iban a regresar a la “normalidad” sentía la necesidad de aprovechar lo que pudiera estar cerca del otro.

—De acuerdo—soltó Sam al final.

Bucky tuvo que contenerse para no abrazarlo.

 


 

 

Estando frente a Steve se estaba sintiendo demasiado nervioso. Eran las nueve y media de la mañana y tanto Steve como Tony habían llegado bastante temprano a la oficina. Rogers le había mandado a llamar para revisar por última vez lo del asunto de Telas Ultron y asegurarse que era algo bueno. Tony estaba sudando sintiéndose cada vez más traidor.

—Bueno, decidido—decía Steve cerrando las carpetas—. Llama a Ultron para el trato de los insumos, es nuestra mejor opción.

—Sí señor Rogers—Tony ni siquiera se atrevió a mirarle a la cara. Por suerte su jefe estaba revisando su teléfono en ese momento.

— ¿Qué hora es?

—Pasan de las nueve.

—Perfecto. Llámalos en este mismo instante y pásamelos.

Tony tomó el teléfono sobre el escritorio de su jefe y marcó el número de Telas Ultron que ya conocía. Pidió hablar con el gerente por parte del presidente de Shield y le dio la bocina a su jefe.

Escuchar a Steve cerrar el trato de los insumos fue casi una tortura, y más lo fue cuando le dijo que le acompañaría de inmediato a Telas Ultron para cerrar el trato. La sonrisa que le dedicaba Crimson sabiendo que le había ayudado le estaba destruyendo por dentro, y mas cuando regresaron casi a las once a Shield, que recibió un mensaje a su teléfono celular.

Crimson Cowl: pronto te haremos llegar tu comisión, excelente decisión.

¿Qué mierda había hecho?

 

 


 

 

T´Challa bajó su celular con una sonrisa en su rostro. Wanda había tenido razón acerca de que Tony estaba haciendo negocios para obtener comisiones.

Gracias a que Killmonger era muy amigo de Cowl, incluso había hecho tratos por debajo de la mesa con Ultron Telas para ganar comisiones, pudo conseguir una prueba grabada con la propia voz de Crimson donde admitía estar haciendo tratos con Tony.

Crimson, el muy ingenuo, no sospechó nada cuando Erik fue a hablar con él y casi sin que se diera cuenta le sacó la información entre risas y un café; ahora Anthony Stark estaba más que frito.

T´Challa preparó sus cosas, iban a ser las dos de la tarde y conduciría de inmediato a Shield para deshacerse del lazarillo de Steve, e inmediatamente cayera el niño feo, Steve se quedaría indefenso.

—Será un Jaque.

 

 


 

 

Tony ni siquiera pudo comer con sus amigos. El cargo de conciencia de lo que había hecho le pesaba bastante. No mató a nadie, y sin embargo sentía que había asesinado la confianza que su jefe depositó en él.

Sus padres, principalmente Howard, le habían educado demasiado bien y enseñado que lo que estaba haciendo era absolutamente incorrecto.

Por una parte cualquiera podría decir que no estaba haciendo nada malo, en ningún momento alteró cifras ni números, pero claramente era algo indebido.

De no haber hablado con Crimson no habría puesto a Telas Ultron entre los posibles candidatos para comprar los insumos, y obviamente su voto cuando Steve le preguntó su opinión había marcado una gran diferencia en la decisión final.

No podía hacerse el ingenuo: lo que hizo no era algo ético.

¿Pero y el tema de su padre? aun sabiendo que lo que hacía no era correcto, sí que quería el dinero para ayudar a que su padre se relajara con lo de la falta de dinero en la casa ¿entonces era correcto hacerlo para ayudarle?

Lo chistoso era que si su padre se llegaba a enterar de lo que estaba haciendo, le reprocharía y quemaría el dinero que le diera Ultron Telas, así que no solamente estaba traicionando a Steve, sino también a su padre y a todas las enseñanzas que le había dado.

—Debe haber otra forma—susurró para sí mismo.

Entendió que no podría aceptar el dinero, no sería capaz de vivir con eso.

Tomó una decisión, se había arrepentido.

 

 


 

 

La sonrisa de T´Challa se hizo más amplia cuando subía por el ascensor hasta el sexto piso de Shield y entró de inmediato a la oficina de presidencia, estaba vacía. Entró por completo y llegó hasta la pequeña oficina de Tony y abrió la puerta.

— ¿Dónde está Steve? —le preguntó a Tony.

—Fue al taller de Loki, vendrá en un minuto.

T´Challa miró a Tony con la felicidad de saber que el principal aliado de Steve muy pronto caería. Era lógico que tuviese que despedirle después de lo que le iba a enseñar, así que se estaba regodeando en la futura perdida del presidente.

—Estaré en la oficina de Sharon, cuando llegue, dile que me busque.

Tony vio partir a T´Challa sin entender por qué la gran felicidad en el rostro del otro. No importaba, ya sabía lo que tenía que hacer e iría a buscar a su jefe para decirle.

Aunque no fue necesario buscarle mucho, en cuanto salió de su pequeña oficina y entró a la de Steve, este también entró por la otra puerta.

—Mmm, —no sabía cómo comenzar a hablarle, estaba nervioso por tener que confesarse—el señor T’Challa acaba de salir, lo está buscando.

— ¿Qué querrá ahora? —dijo arrugando el entrecejo, no estaba de humor para tratar con el hermano de Sharon.

Steve iba a dar media vuelta para buscar a T´Challa y ver que quería, pero Tony habló.

—Antes de, necesito decirle algo.

— ¿No puede esperar? —Le preguntó Steve—me gustaría librarme de T´Challa lo más pronto posible.

Tony pensó por un momento dejarle ir y así obtener más tiempo para pensar bien lo que diría. Pero se dio cuenta que no necesitaba más tiempo, lo que necesitaba era confesar.

—Los de Ultron Telas me dieron una comisión para favorecerlos…—soltó sin más, y su jefe entendió que aquello no podía esperar.

Steve cerró la puerta de su oficina y encaró a Tony, sin poder creer lo que había dicho.

— ¿Entonces tú manipulaste los datos?

— ¡No! —Exclamó alarmado— Todos los datos que dije eran ciertos, y al final usted tomó la decisión, pero de todas formas sé que esa comisión es desleal, es sucia, porque lo que sí hice fue ponerlos como opción.

—Votaste por ellos al final de la reunión—recordó sintiéndose traicionado.

—Votaría por ellos nuevamente—aclaró Tony, —sí son una de las mejores opciones que tenemos, y más para la situación de la empresa.

Tony le explicó todo a Steve, lo que Crimson le había dicho, el hecho de que no había mentido al cien por ciento e incluso el por qué había decidido hacerlo. Steve se calmó mientras el otro hablaba, en verdad no le había engañado, él mismo creía que Ultron Telas era la mejor opción.

Además estaba el hecho de que le confesaba todo lo que había sucedido. Siempre había tenido sus dudas sobre si Killmonger aceptaba sobornos, pero jamás tuvo pruebas. Pero Tony, en cambio, se estaba sincerando con él. Y Steve pensó que se requería más valor para confesar aquello de lo que él mismo jamás tendría.

—No te preocupes, —dijo tranquilizando al otro—déjame ver qué quiere T´Challa. Pero no te alteres. Cuando regrese resolveremos esto.

 

 


 

 

Steve llegó a la oficina de Sharon aún con lo que Tony le había dicho rondando su cabeza. Su asistente era más leal y noble de lo que se había imaginado. Le había confesado esa comisión por un valor tan grande cuando cualquier otro en su lugar se lo habría quedado callado y habría aceptado el dinero sin dudar.

En cuanto entró a la oficina de su novia, lo primero que recibió fue el gesto agrio y las palabras groseras de su cuñado.

—Hasta que te dignas a aparecer.

—Estuve a punto de esconderme, solo para no ver tu odiosa cara—respondió de mala gana— ¿Qué es tan importante para molestarme con tu presencia?

—Mostrarte la calidad de las personas con las que te rodeas—dijo con una sonrisa y sacó su teléfono.

T´Challa colocó un video que se veía borroso, pero en donde claramente se distinguía a Crimson Cowl. La otra voz tanto Steve como Sharon la distinguieron de inmediato como la de Erik Killmonger. En el video se escuchaba como Crimson hablaba de estar feliz por conseguir un gran negocio con Shield y todo gracias a la ayuda de Tony. Por supuesto la palabra comisión salió a relucir, y Steve solo pudo reírse ante la situación.

— ¿De qué te ríes? —Preguntó T´Challa irritado— ¿No ves que tu flamante asistente te está engañando para obtener dinero por debajo de la mesa?

—Él me contó todo.

— ¿Qué mierda dices?

—Me contó como los de Ultron le estaban sobornando ya. —La cara de T´Challa era el vivo reflejo de la incredulidad, — ¿No me crees?

Steve comenzó a decir todos los detalles que Tony le había dicho y quedó confirmado que sabía cuándo en el video Killmonger y Cowl decían lo que él estaba diciendo.

— ¿Decidió contarte todo? —preguntó Sharon asombrada, hasta ella misma tuvo que reconocer que aquello era tener demasiada moral.

—Así es—Steve se daba cuenta que T´Challa había esperado hacerle bastante daño con aquello, cualquiera se daba cuenta que además de Bucky, Tony era su principal aliado en Shield—. Se nota que solo querías venir para hacerme daño. Pero créeme—dijo Steve dispuesto a salir de esa oficina—me alegra que esto haya sucedido, así puedo ver la cara de estúpido que tienes.

 

 


 

 

Steve volvió a la oficina de presidencia donde encontró a Tony, quien lo esperaba cabizbajo y con cara de esperar que le gritaran.

—T´Challa se enteró de todo—le informó dejándose caer en su silla tras el escritorio—. Tuve suerte de que me lo dijeras justo a tiempo.

Tony no se esperaba aquella noticia. Por un momento pensó que quizás todo había sido una trampa desde el inicio, hasta que Steve le explicó que seguramente T'Challa había usado a Killmonger como cebo para Cowl. Tony recordó, y se dio cuenta que la sonrisa de T'Challa en su oficina cobraba sentido.

—Yo de verdad, lo siento mucho. No sé bien que lo fue lo que sucedió.

—Tony, tranquilo, todo está bien.

—Pero, debería despedirme.

Steve suspiró y estiró una mano por sobre el escritorio hasta tomar la de su asistente, sonriéndole cálidamente a su vez. ¿Despedirlo? Ni en un millón de años. Sabía muy bien que jamás encontraría a alguien más como Tony, y no pensaba dejarlo ir tan fácil.

—No estoy enojado contigo, me dijiste la verdad a tiempo, eso vale demasiado. Cualquiera puede cometer un error, ¿entiendes?

Tony asintió sin sentirse del todo tranquilo.

— ¿Qué hago con lo de la comisión? —preguntó—no sé cómo decirles que no quiero ese dinero.

Steve pensó por un momento:— Déjamelo a mí. Tómate un descanso ¿sí? Estaré en la oficina de Bucky.

 

 


 

 

— ¿Me estás jodiendo?

Estaban en la oficina de Bucky mientras Steve le contaba lo que había sucedido. Barnes se reclinaba en el asiento sin creer ni una sola palabra.

—Te estoy diciendo todo lo que pasó.

—Mierda, —soltó Bucky—por poco y T´Challa se sale con la suya.

—Tenías que ver la cara que traía, se veía inmensamente feliz de que sacaría a Tony de aquí, y sabe lo mucho que eso me enojaría.

—Oye—Bucky pensó en algo importante—, pero Anthony te es demasiado leal, esa cantidad que le iban a dar es bastante grande. No todo el mundo podría rechazar algo así.

—Yo mismo me sorprendí cuando me lo dijo.

—Eso debe ser amor. —sentenció sonriendo ampliamente.

— ¿Qué dices? —preguntó Steve sin entenderle.

—Vamos, te lo he estado diciendo. —Bucky rodó los ojos, como si aquel tema fuese demasiado obvio y su amigo debiera entenderlo—. Que ese chico trabaja demasiado para complacerte a ti, siempre te busca soluciones, soporta todos los humores de Sharon y tus griteríos y órdenes. Y ahora te confiesa eso. Cualquier otro hubiese aprovechado esa comisión, Steve.

—No seas ridículo Barnes, es solo que él tiene principios.

—Ya, puede tener principios, pero también sentimientos hacia ti. Piénsalo.

Bucky tuvo un recuerdo de aquella mañana cuando habló de sentimientos, y su expresión cambió. Steve se fijó en eso, y reconoció que su amigo no tenía la misma cara y energía de siempre.

—Hoy haré la distribución de los regalos secretos. —Dijo Bucky rompiendo el silencio— Le mandaré los de tus padres con Sharon, ella me dijo que se reunirá con ellos en la noche.

Steve asintió y siguieron hablando de la empresa.

 


 

 

 

Un par de horas después, Bucky entró en la pequeña oficina de Tony con una caja entre las manos. Stark lo miró curioso, y más porque el vicepresidente cargaba una sonrisa de oreja a oreja.

—Debes elegir un papel.

Bucky le extendió la pequeña caja, dentro se podían observar varios papeles doblados. Tony lo miró extrañado por un momento, hasta que recordó para qué eran.

— ¿Para el regalo secreto?

—Por supuesto—sonrió.

Tony tomó un papel sin mirar el interior.

—Ábrelo cuando yo me vaya—dijo Bucky burlándose interiormente—. Recuerda que nadie debe ver quien te toca. Ya es la próxima semana.

Tony asintió sin saber que dentro de su papel estaba el nombre de Steve y que Bucky se moría por saber que le regalaría. Bucky salió de la oficina de Tony y con un pequeño movimiento cambió el contenido.

—Ahora si Steve, es tu turno.

Barnes pensaba que Steve no estaba en su oficina, y tenía la caja preparada para que Tony eligiera, era una suerte que Rogers no dudara demasiado de las estupideces que le decía su amigo.

— ¿Ya me dirás por qué yo no podía tomarlos primero?

—Mujeres y niños primero—terminó diciendo encogiéndose de hombros.

Steve rodó los ojos y tomó un papel de la caja.

—No lo abras…

—Hasta que no salgas, lo sé. — Guardó el papel en el bolsillo de su camisa y se volvió nuevamente a su amigo—. Oye—exclamó antes de que Bucky saliera de su oficina—has estado un poco raro hoy, como distraído.

—He estado normal.

—Normal para quien no te conoce. Reconozco tus expresiones faciales.

— ¿Me amas tanto que reconoces cada parte de mí? —preguntó con burla mientras se acercaba al escritorio del presidente.

— No seas estúpido, ¿Qué sucede?

Bucky apretó los labios, quizás sacarlo de su pecho y contárselo a alguien no sonaba tan mal.

— ¿Me acompañas por unos tragos en la noche? Necesito un consejo.

— ¿Tu queriendo consejo?, esto debe ser serio. —se burló, aunque debía admitir que se estaba preocupando—. Pero vamos.

Barnes asintió y decidió salir, aún faltaban más personas por entregar los papeles. Rápidamente volvió a poner los que tenían los nombres de todos— o los nombres que quedaban— y se fijó en Sam. Desde que llegaron a la empresa ninguno de los dos se había dirigido la palabra más allá de lo necesario para el trabajo, incluso el camino en auto hasta Shield lo recorrieron en completo silencio.

—Te toca escoger. —dijo acercándole la caja al moreno.

Sam no quiso mirarle a la cara y metió la mano en la caja. Bucky no sabía a quién le saldría, puesto que los papeles dentro volvían a ser los reales, pero tenía ganas de que le saliera su nombre, ya que él había apartado el nombre de Wilson desde un principio.

—Listo—dijo Sam, queriendo que el otro se alejara un poco.

Al otro lado del pasillo, un taconeo veloz llamó la atención de ambos.

— ¡! Bucky!! —Gritó Wanda acercándose en ese preciso instante— ¿hasta cuándo me tendrás así? Me estas cansando.

—Wanda, hablemos en privado ¿sí?

Sam vio como Bucky entraba a Wanda al ascensor agarrada del brazo y solo pudo encogerse de hombros.

 

 


 

 

Inmediatamente Bucky salió de la oficina de Steve con la caja de los regalos sorpresa, Phil Coulson entró ya que había sido llamado minutos antes por el presidente. Cuando Steve le vio, también llamó a Tony, y habló en cuanto los tuvo a los dos frente a él.

—Te he llamado aquí porque quiero que prepares la documentación del aumento de sueldo de Tony.

— ¿De este? —preguntó Phil apuntando a Tony sorprendido.

—Si Coulson, —respondió Steve despacio—de Tony.

—Oh, —no se esperaba aquello, a su parecer Wanda se merecía un aumento aunque su sueldo fuese más alto, ella era más bonita después de todo— ¿De cuánto será?

—Auméntale el cien por ciento de su sueldo.

Tony abrió los ojos asombrado y Phil casi se atraganta con su propia saliva. El asistente había esperado un aumento, pero no tan alto.

— ¿Del cien por ciento?

— ¿Estás sordo Phil? —preguntó con cansancio.

—No señor Steve es solo que…

—Solo que nada. Ve ahora mismo

Phil asintió y sin poder agregar nada más, se fue contrariado sin entender esa — a su parecer— ridícula decisión, y Tony solo pudo agradecer a Steve por aquello.

—Realmente no es nada. Has estado trabajando por una miseria— Steve agitó una mano en el aire, quitándole importancia al asunto—. Realmente yo te he estado pagando como a un esclavo por todo el trabajo que has hecho. ¡Siento que he abusado de ti!

—Yo no siento eso, en verdad.

—Yo sí—dijo Steve, sonriéndole—Para la próxima, este tipo de cosas tan importantes, háblalas conmigo ¿sí?

Tony asintió sin dudarlo.

 

 


 

Tony volvió a su pequeña oficina sintiéndose feliz de que todo había salido bien. El aumento le quitaba un peso de encima.

Con la mente más ligera, recordó el papel del juego de regalos, y lo buscó en los cajones de su escritorio de dónde lo guardó sin siquiera abrirlo. Lo tomó con curiosidad de saber quién le tocaría, y se sorprendió bastante cuando leyó que rezaba “Steve Rogers”

— ¿Me toca regalarle a Steve?

Podía ser algo bueno o algo malo, dependiendo de cómo lo viera. No podía negar que aquello le emocionaba pero... ¿Qué podía regalarle a su jefe?

Trabajó casi en automático sin poder sacarse de la mente aquello del regalo. Podía parecer una pequeñez, pero para él era algo bastante grande el poder darle un regalo a la persona por la que estaba sintiendo tantas cosas. Y no solo por eso, sino que Steve era de los pocos que le habían dado una oportunidad para que demostrara días habilidades.

Cuando llegó la hora de irse, Tony salió de su oficina y se encontró con Sam caminando hacia el ascensor. Notó que se veía algo distraído mientras esperaba que se abrieran las puertas, se veía decaído inclusive.

— ¿Te sucede algo? —preguntó en cuanto estuvo a su lado.

Sam se sorprendió al escuchar la voz de Tony, no le había sentido acercarse.

—Creo que solo estoy pensando en cosas.

— ¿Qué tipo de cosas?

— ¿Alguna vez te has enamorado de alguien que no deberías? —preguntó sin pensarlo demasiado.

Tony se asombró por esa pregunta, ¿acaso Sam había notado lo que sentía por Steve?

— ¿Por qué lo preguntas?

Wilson hizo una mueca y negó con la cabeza.

—Olvídalo, creo que estoy divagando

Tony le miró mientras bajaban al primer piso sintiendo que lo que Sam le decía era realmente importante, pero no se entrometería si el moreno no quería decirle nada; así que se despidió de él y siguió su camino a casa.

El camino fue corto y tranquilo, estaba suficientemente abrigado para soportar el frío de invierno, y las luces navideñas que ya se encendían agradaban a la vista. Pero en el espacio entre la parada de autobuses y su casa lamentablemente se encontró con la pandilla de Justin Hammer. Tenía mucho que no los veía, y habría preferido que se quedará de esa forma.

—Pero si es lo más lindo que hay en el barrio. — Hammer iba al frente de sus amigos, tenía la nariz sonrosada y se ajustaba ligeramente su abrigo.

—Déjame en paz, ¿sí? —no estaba para juegos de Justin, aun recordaba lo estúpidos que habían sido al engañarlo con la salida un par de meses atrás. Aunque entendió que la culpa había sido suya al confiar en esos tarados.

— ¿Por qué no te quedas un rato con nosotros?

—Porque tengo mejores cosas que hacer.

—Uhhh—dijo una chica del grupo, se veía notablemente ebria y poco abrigada para la estación—. Somos muy poca cosa para el patito feo.

—Quizás es que va a besarse con su novio Strange—Tony intentó seguir su camino, pero Justin le cortó el paso— ¿Strange y tú ya decidieron ser novios cierto? Porque son el uno para el otro.

—Por lo menos entre nosotros dos hay más neuronas que las que tienen todos ustedes juntos—respondió Tony intentando calmarse, no se dejaría envolver de Hammer y descender a su nivel—. Aunque hasta un perro tendría más neuronas funcionantes que ustedes juntos.

— ¿Nos está diciendo tontos? —preguntó la chica ebria con bastante confusión.

Hammer iba a decir algo más, pero uno de sus amigos lo interrumpió.

—Deja de molestarlo ya.

— ¿Te molesta eso acaso? —le preguntó Hammer con desdén.

El otro no dijo nada, simplemente lo miró por largo rato y Hammer cedió. Tony le conocía de lejos, era un primo de Justin o algo así, tenía unos diecisiete años y a veces estaba con la pandilla de Hammer, aunque según había escuchado, era uno de esos niños prodigio que terminó el colegio con honores; así que no entendía por qué se juntaba con esos idiotas. El chico hizo un intento de sonrisa a Tony, pero este no le prestó demasiada atención y aprovechando siguió su camino a casa.

Cuando estaba a unos metros de llegar, sintió que alguien hablaba a sus espaldas.

—Disculpa a mi primo—se giró encontrándose al chico que le había ayudado—soy Peter, Peter Parker.

—Tony—lo miró por un segundo sin entender por qué se disculpaba—. No debes disculparte, sé que Hammer es un idiota.

—Es buena gente, ya sabes, en el fondo.

Tony levantó una ceja sin poder confiar del todo en esa afirmación y Peter le sonrió, parecía estar bastante nervioso al tiempo que estrujaba sus manos. El chico pareció querer decirle algo, pero no se animaba y Tony no sabía si seguir su camino o esperar a que se decidiera.

— ¿Puedo tener tu numero? — al final se atrevió a preguntar.

— ¿Mi numero?

—Sí, ya sabes… para…

En honor a la verdad, Peter no pudo justificar para qué quería el número de Tony, y solo pudo ponerse rojo como un tomate mientras miraba para otro lado. Aquello le resultó demasiado tierno a Tony, y creyó que quizás el chico quería más amigos aparte del tonto grupo de su primo y era tímido para entablar conversación.

—No tengo problema en eso.

La cara de Parker fue de absoluta felicidad cuando el otro le dictó el número de teléfono, y con un agradecimiento, volvió con Justin y Tony terminó de llegar a casa.

Para sorpresa de nadie Strange estaba en su casa cenando con María y Howard. Ese día la empresa donde trabajaba finalmente había cerrado, y Stephen y Howard se estaban quejando mutuamente de su nuevo estatus de desempleados. Después de cenar y bajo la mirada acusadora de Howard, Tony y Stephen subieron al cuarto del primero, y después de un rato, Tony le contó que necesitaba ayuda para elegir un regalo para su jefe.

—Regálale una corbata. —Comentó Stephen con simpleza.

—Claro que no, eso es muy común.

— ¿Y qué tiene que sea común? Sigue siendo un regalo.

—No sé—jugaba distraídamente con el trozo de papel con el nombre de su jefe, cuidando de no romperlo—. Quiero darle algo lindo.

—Si no estuvieses enamorado no lo pensarías tanto.

—Que no estoy enamorado—chilló con exasperación.

—Anja, adivinaré tus pensamientos—hizo señas de que meditaría mientras Tony le veía indignado—. Tú quieres regalarle algo que indirectamente confiese tus sentimientos ¿estoy en lo correcto?

Tony no quiso responder, sabiendo que su amigo tenía razón.

— ¿Sabes que él jamás te va a hacer caso?

Su pregunta había sido con genuina preocupación, pues nunca había visto a su amigo tan ilusionado desde…

—Strange, eso no es lo que pretendo.

—Stark, te conozco demasiado bien.

Tony resopló y se giró para encender su laptop.

—Si no me vas a ayudar yo pensaré en algo por mi cuenta.

 

 


 

Como se lo había prometido, Steve acompañó esa noche a Barnes a beber unos tragos. Eligieron un bar tranquilo en donde pudieran conversar, y con vaso en mano, Rogers fue directo al punto.

— ¿Entonces qué es lo que te sucede?

La resolución de Bucky de contarle lo que estaba sucediendo se quebró un poco, ya no sabía cómo decirlo.

—Dormí con alguien.

— ¿Y eso es novedad? —preguntó sin poder evitar una sonrisa.

—Es que dormí con alguien por quien tengo… sentimientos.

Eso sí fue una sorpresa para el rubio. Jamás de los jamases había escuchado a Bucky hablando de tener sentimientos por alguien.

— ¿Estás sintiendo algo por alguien?

—Si lo sé, lo sé. —Dijo sabiendo que era algo muy difícil de creer—El punto es, que no sé qué hacer ahora.

De no conocerlo tan bien como lo hacía, Steve habría pensado que Bucky se estaba burlando de él, pero sabía que no mentía. Aun así, escuchar decir eso a su amigo era algo que no se esperaba.

— ¿Quieres tener una relación con esa persona? — Steve tenía curiosidad, quien fuese que pudiera poner a Bucky en ese estado debía ser muy especial.

—Creo que sí, pero sabes que no puedo. ¿Cuánto duraremos? Dos meses quizás, y sé que terminaré rompiéndole el corazón.

—Vaya—dijo realmente sorprendido—te importa bastante. Jamás te ha molestado romperle el corazón a nadie.

—Y creo que ni le gusto, que terminamos durmiendo juntos por, yo que sé, la calentura del momento. Ahora no sé cómo verlo de otra forma.

Steve captó que su amigo hablaba de un hombre, pero conociendo a Bucky como lo hacía, no le sorprendió.

Unos minutos pasaron en los que ninguno supo qué decir, y Bucky, sintiendo que ya no sentía ganas de hablar más del tema, preguntó algo diferente.

—Cambiando de tema ¿sigues con esa idea de la segunda empresa?

Steve se dio cuenta del porqué del rápido cambio, y no agregó nada más. Si Bucky quería volver a hablar de aquello le escucharía con paciencia, y si no quería por el momento tampoco le forzaría.

—Por supuesto—respondió—escucha lo que tengo en mente…

 


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