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63. El deseo de Seulong (09) por dayanstyle

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Jo Kwon estaba dolorido como el infierno al día siguiente en el trabajo. Él también estaba paranoico, esperando que los policías se presentaran y lo arrestaran por el hombre que Seulong había matado. Seulong le había explicado todo a Jo Kwon en su  viaje a la casa del abogado.

Seulong le había hablado de los shifters, vampiros, demonios, cazadores de vampiros, y todo lo demás. Su mente aún estaba tratando de absorberlo todo. Pero de todo lo que Seulong le había dicho, lo que asustó a Jo Kwon más fue lo que sintió por el hombre cuando Seulong lo estaba jodiendo.

—¿Larga noche? —preguntó Yeon Soo, sus ojos fijos en el lugar donde Seulong lo había mordido. Esa mordida le había sorprendido, pero Jo Kwon estaba demasiado lejos en ese momento para importarle. Ahora que era la mañana siguiente, Jo Kwon se preguntó qué significaba la mordida.

También se preguntó si Yeon Soo sabía lo que había ocurrido en el taller de Eli. —¿Por qué me lo preguntas? —Jo Kwon intentó no parecer culpable. Él expresó su pregunta en un tono indiferente.

Yeon Soo se carcajeó. —Hay una luz en ti, amigo. ¿Finalmente jodiste?

Si Yeon Soo supiera. Seulong no solo había jodido, él... él... Jo Kwon no podía ni siquiera pensar en una manera de describir lo que Seulong había hecho con él. Ni siquiera Gaeko había sido tan tierno, tan fuerte, y nadie jamás había hecho que Jo Kwon se corriera sin tocarse. Él normalmente no podía correrse solo con un pene en su culo, pero Seulong había cambiado todo eso.

 

Jo Kwon estaba aterrorizado de lo que Seulong estaba haciéndole. Pero cuando Yeon Soo le sonrió, Jo Kwon no pudo evitar corresponder la sonrisa. Había sido jodidamente ¡fantástico!

—Quizás.

 

—¡Lo sabía! —Yeon Soo soltó una carcajada—. Y seguro como el infierno que espero que el viejo Jo Kwon regrese. Lo extraño —dijo Yeon Soo sombríamente.

Jo Kwon tenía una sensación de su antiguo él. ¿Quién sabía que un gran sexo ayudaría a lavar lo que Gaeko le hizo? El único problema con lo que había ocurrido era que Jo Kwon estaba empezando a desarrollar sentimientos por Seulong.

Se debatía entre ceder a lo que Seulong quería y proteger su corazón. No quería volver a sentir ese dolor de nuevo. Jo Kwon le había dicho a Seung Hyun que le daría una oportunidad, y eso es lo que iba a hacer. Él no iba a dejarle su corazón hasta estar cien por ciento seguro de que Seulong no iba a aplastarlo.

Tenían una cita en el restaurante esta noche y Jo Kwon estaba esperándola ansiosamente. Sólo esperaba que esta vez Seulong no matara a nadie antes de tener la oportunidad de cenar, Por si acaso, Jo Kwon se dirigió a la cocina para tomar el almuerzo.

—Tengo que saber —dijo Yeon Soo mientras seguía a Jo Kwon—.¿Cómo fue que la montaña de hombre te convenció para que dejaras que te reclamara?

—No empieces, Yeon Soo. Estoy conociéndolo. Seulong y yo somos sólo amigos. Ni siquiera he pensado en lo del apareamiento. No estoy preparada para eso.

Yeon Soo se aclaró la garganta, pero no dijo nada más. Jo Kwon se sorprendió de que su amigo no estuviera de acuerdo en que no dejara que Seulong lo reclamara. En el último año, Yeon Soo había hecho todo lo posible para sacar a Jo Kwon de su depresión. El hombre debería estar hablando sin parar sobre que Seulong es la pareja de Jo Kwon.

El silencio de aquel hombre era un poco desagradable, pero Jo Kwon lo dejó ir. Tenía otras cosas en que pensar, además del silencio de Yeon Soo. Como en Seulong. Era como si algún tipo de interruptor se hubiera encendido en su interior. Jo Kwon no podía conseguir sacar al hombre guapo y musculoso de su mente. Todo en lo que podía pensar era en cómo había pasado las manos por el cabello de Seulong o la forma en que Seulong lo había besado y tocado.

El cuerpo de Jo Kwon sufría por la pantera negra. Era una locura. Sólo habían tenido sexo una sola vez, sin embargo, Jo Kwon no podía dejar de pensar en Seulong. Bah, era un desastre. Jo Kwon estaba empezando a pensar que no importaba lo mucho que luchara por su atracción, iba a caer con fuerza por Seulong.

Y las implicaciones de eso lo aterraban como el infierno.

 

Jo Kwon, perdido en sus caóticos pensamientos, casi dejó caer el frasco de mayonesa de la mano cuando la alarma se disparó. Vio el frasco y luego el jamón y el queso amontonados en su sándwich.

—Ahí va el almuerzo —Jo Kwon gruñó para sus adentros mientras dejaba la mayonesa y el sándwich en el refrigerador. A este paso, iba a desaparecer en la nada.

Podía ver a los otros bomberos ponerse su equipo de protección y sus chaquetas. Jo Kwon hizo lo mismo. Agarró sus cosas y luego corrió hacia el camión de bomberos, subiendo mientras salían de la estación.

No había sido un bombero tanto tiempo pero disfrutaba su trabajo. Le gustaba saber que podría salvar la vida de alguien, o por lo menos salvar sus posesiones. Curiosamente, en la mayoría de los casos, las cosas que significaban más eran por lo general las cosas que un ladrón no quería. No podía imaginar perder todos los recuerdos que tenía de su familia debido a un incendio.

Cuando el camión giró en una esquina, Jo Kwon empezó a deslizarse hacia adelante de su asiento. La formación se hizo cargo y se agarró «oh mierda» de la barra y se sostuvo por su vida. Le gustaba luchar contra los incendios. No le gustaba ir en el camión de bomberos a velocidades de vértigo.

Jo Kwon fue el primero en saltar cuando el camión se detuvo. Se quedó allí por un momento totalmente confundido. No había humo, ni llamas, nada.

—¿Qué infiernos está pasando? —preguntó Sung Kyu, viéndose tan confundido como Jo Kwon. La casa estaba en completo  silencio, sin una pizca de llamas o una nube de humo a la vista. Jo Kwon se rascó la cabeza, tratando de averiguar lo que estaba pasando, cuando oyó un zumbido junto a su cabeza.

—Al suelo —Seung Hyun gritó.

 

No entendía lo que estaba pasando. Yeon Soo lo agarró y los dos hombres cayeron al suelo. Oyó otro zumbido y luego un ping. Finalmente registrando que alguien les estaba disparando.

Jo Kwon se cubría la cabeza, sintiendo que el pánico se formaba dentro de él. No tenía ni idea de por qué alguien estaría disparándoles. Se estremeció, tratando de arrastrarse hacia atrás debajo del camión mientras las balas seguían llegando.

—¿Por qué nos disparan? —Jo Kwon preguntó en un tono estridente.

—Mierda si lo sé —respondió Yeon Soo—. No he dormido con el marido de nadie... últimamente.

Jo Kwon miró boquiabierto a Yeon Soo. —¿Lo dices en serio? Yeon Soo se encogió de hombros.

 

«Genial, simplemente genial».Jo Kwon iba a morir porque Yeon Soo era un tipo caliente. Eso es exactamente lo que quería en su lápida. Así todo el mundo sabría que Yeon Soo era un idiota. —¿Duermes con hombres casados?

—Nunca dije que era perfecto.

 

Jo Kwon quería golpear al chico. Ya estaba tratando con suficiente mierda. No necesitaba añadir la sórdida vida de Yeon Soo a la mezcla. Estaba medio tentado a lanzar a su amigo fuera de debajo del camión y dejar que el tirador lo tuviera.

Las sirenas se oían a lo lejos y Jo Kwon rezaba para que la policía llegara a tiempo. Seung Hyun tenía que haberles llamado. Jo Kwon mantuvo la cabeza protegida mientras que gritos retumbaron a su alrededor. Él no era un cobarde por naturaleza, pero sabía que una bala era una bala.

Si fuera alcanzado por una de ellas, muerto era muerto.

 

Los carros de policía se detuvieron y el caos se desató. Seung Hyun les advirtió a Yeon Soo y Jo Kwon que se quedaran debajo del camión hasta que la policía diera el visto bueno.

Jo Kwon no iba a discutir eso. Gracias a que no se había puesto el traje completo lo hizo o nunca habría cabido debajo del camión. Después de lo que parecieron eones, Seung Hyun finalmente pidió que salieran. Jo Kwon se deslizó sobre su vientre hasta que estuvo fuera y luego se puso de pie.

—¿Quién era? —preguntó mientras se pasaba la mano por la cabeza, maldiciendo al ver lo mucho que le temblaba la mano.

—No han encontrado a nadie —Seung Hyun informó—. Vamos a regresar a la estación, mientras que los policías hacen su trabajo.

 

Jo Kwon se sorprendió ante el gruñido de Seung Hyun. Uno de los policías le frunció el ceño a Seung Hyun y el jefe se giró hacía el policía.

—Esos jodidos creen que pueden hablarme de la forma que quieren.

—¡Puedo arrestarte! —el policía le gritó a Seung Hyun.

 —Inténtalo —Seung Hyun le gritó—. Sólo porque tienes una placa no significa que eres un dios.

Jo Kwon subió al camión, listo para salir de allí. Estaba temblando y necesitaba tiempo para controlar sus nervios.

Seung Hyun dejó de discutir y los llevó de regreso a la estación. Tan pronto como Jo Kwon bajó del camión y se quitó su equipo, Seulong entró corriendo. No estaba seguro de qué infiernos estaba pasando, pero Seulong jaló a Jo Kwon a sus brazos y lo aplastó con un fuerte abrazo antes de que el hombre comenzara a frotarse todo en Jo Kwon. Un rubor caliente se deslizó por su rostro cuando sus compañeros bomberos se rieron.

—¿Qué estás haciendo? —le preguntó Jo Kwon con las mejillas totalmente coloradas.

 —¿Estás herido? —Seulong preguntó mientras seguía frotando su cuerpo sobre el de Jo Kwon. Si no lo supiera bien, habría pensado que el hombre lo estaba marcando con su olor.

—No —respondió—. Sólo un poco tembloroso.

 —Consigan una habitación —gritó Flint.

 

Jo Kwon ignoró al hombre mientras jalaba a Seulong al otro lado del camión de bomberos. Antes de que pudiera decir otra palabra, Seulong le dio un beso en los labios que hizo que el pene de Jo Kwon se endureciera. Seulong empujó la espalda de Jo Kwon contra el camión de bomberos, metiendo la rodilla entre las piernas de Jo Kwon.

—No aquí —Jo Kwon gimió, pero no hizo ningún movimiento para detener a Seulong—. ¿Estás loco?

—Sólo preocupado —dijo Seulong mientras besaba a Jo Kwon a lo largo de su mandíbula.—¿Atraparon al tirador?

 

Jo Kwon inclinó la cabeza hacia un lado, dando a Seulong mayor espacio para explorar con la lengua. —¿Cómo te enteraste del tirador?

—Las palabras viajan rápido.

 

«Eso parece».Ni siquiera había pasado treinta minutos, y Seulong ya se había enterado. Jo Kwon dejó su chaqueta en el suelo de cemento cuando envolvió sus brazos alrededor del cuello de Seulong. —¿Vas a joderme aquí?

Seulong ronroneó. Era el maldito sonido más sexy que Jo Kwon hubiera oído. Retumbó hasta el pecho de Seulong, vibrando contra Jo Kwon. Él quería escucharlo de nuevo. Las manos del chico estaban sobre Jo Kwon, tocándolo por todas partes.

Nunca había tenido a nadie tan feliz de verlo. Sintió otra parte de su muro venirse abajo cuando Seulong lo besó y acarició el cuello.

—Tengo que guardar las cosas —insistió Jo Kwon, con poco entusiasmo empujó el pecho de Seulong.

—Eso puede esperar —dijo Seulong mientras acariciaba un punto particularmente sensible bajo la barbilla de Jo Kwon—. Yo no puedo.

Jo Kwon sintió la lengua de Seulong sobre la delicada piel justo debajo de la oreja y se derritió. —Está bien.

No podía creer que estaba haciendo esto en el trabajo, pero lentamente estaba dejando de importarle. La sensación del cuerpo de Seulong pegado al suyo, la lengua del hombre lamiendo su piel, la rodilla de Seulong entre sus muslos, se estaba volviendo más importante que ser atrapado en una situación comprometida.

La lengua de Seulong acarició el punto sensible en el hombro de Jo Kwon, donde el hombre le había mordido la noche anterior, y eso era todo lo que necesitó. Jo Kwon gimió mientras su cuerpo se tensó, su pene se engrosó tanto que estaba cerca del dolor, y él explotó.

—Eso es dulzura, córrete para mí. —El sexy ronroneo de Seulong le dio un placer que recorrió el cuerpo de Jo Kwon, sintiéndose aún más exótico. Por supuesto, la forma en que el hombre se empujaba contra sus caderas podría haberlo hecho.

La mente de Jo Kwon estaba nublada, llena de éxtasis, pero no lo bastante nublada que no pudiera darse cuenta de que se había corrido y Seulong no. Y el hombre lo necesitaba desesperadamente si el tubo de acero presionándose contra él era una pista.

Jo Kwon se inclinó y palmeó el pene de Seulong, apretándolo con los dedos. Levantó la mirada para ver con gran detalle el placer en el rostro de Seulong. ¿Alguna vez había visto un espectáculo más impresionante? ¿Alguien alguna vez se habría visto como si fuera la respuesta a todas sus oraciones?

¿Era esto lo que significa ser el centro del universo de alguien?

El labio de Seulong pronto se acurrucó y un gruñido emanó de algún lugar profundo dentro del hombre. Su cuerpo se tensó hasta que se veía como si fuera una estatua de mármol. Jo Kwon apretó la mano alrededor del duro pene dentro de los pantalones de Seulong y observó al hombre jalar la cabeza hacia atrás y rugir. El líquido caliente saturó la parte delantera de los pantalones de Seulong, mojando las manos de Jo Kwon a través del delgado material de mezclilla.

 

Jo Kwon se sentía como un rey.

 

Él había hecho esto. Le había dado a este hermoso y letal hombre tanto placer que se corrió en los pantalones con un simple toque en el centro de la estación de bomberos. Jo Kwon sintió el calor en su rostro al darse cuenta de lo que acababan de hacer y dónde. Cualquiera podría haber caminado alrededor del camión de bomberos y los habría visto. Y no había manera de que alguien pudiera haber malinterpretado lo que estaban haciendo.

Jo Kwon estaba tan avergonzado.

 

—No lo hagas —dijo Seulong con vehemencia mientras agarraba la mandíbula de Jo Kwon con los dedos—. Nunca te avergüences de lo que hay entre nosotros. Yo no lo hago.

Jo Kwon tragó saliva, un poco avergonzado bajo el peso del escrutinio de Seulong. —¿No lo haces?

—Lo gritaría al mundo si me permitieras hacerlo.

 

La cara de Jo Kwon se sonrojó de nuevo, pero esta vez no era porque le diera vergüenza. Gaeko no había escondido exactamente su relación pero tampoco la había gritado al mundo. Seulong parecía querer que todo el mundo supiera que ellos se estaban viendo uno al otro.

¿Ellos se estaban viendo uno al otro? Jo Kwon no estaba seguro.

Él inclinó la cabeza hacia un lado mientras trataba de leer la extraña emoción en los ojos ámbar de Seulong. —¿Estamos saliendo?

La amplia sonrisa de Seulong era sensual y llena de promesas que Jo Kwon no acababa de entender. —Por ahora.

 

¿Qué infiernos significaba eso? Jo Kwon lo dejó pasar. Él no quería arruinar el momento. Aún estaba elevado por hacer que Seulong —un fuerte depredador, lo que Jo Kwon había descubierto hasta ahora— se corriera en sus pantalones.

—¿Has terminado?

 

Jo Kwon saltó ante la voz de Sung Kyu, tratando de empujar a Seulong fuera de él, pero el hombre seguía sosteniéndolo con un agarre de acero. Seulong no dejaba ir a Jo Kwon.

—Casi —dijo Seulong, y luego metiendo sus dedos bajo la barbilla de Jo Kwon, levantó la cabeza de Jo Kwon, colocando un beso sobre los labios de Jo Kwon—. No vuelvas a asustarme así de nuevo, mi dulce Jo Kwon.

Jo Kwon rodó los ojos. —Voy a tratar de no recibir un disparo de un maníaco. —Como si pudiera evitarlo. Ni siquiera sabían quién era el tirador ni por qué habían llovido balas a los bomberos.

Seulong mordió el labio inferior. —Listillo.

 

Jo Kwon gimió y empujó más duro el pecho de Seulong. — Realmente necesito guardar las cosas—. Y necesitaba asearse. Sus pantalones estaban ahora pegajosos. Como si hubiera leído su mente, Seulong pasó sus nudillos sobre el suave pene de Jo Kwon.

—Regresaré por ti más tarde.

 

—Cena, verdad. —Jo Kwon se aclaró la garganta, sintiendo caer la incomodidad de lo que acababan de hacer. Seulong se rio y besó la nariz de Jo Kwon.

—Eres tan adorable cuando te sonrojas.

 

Jo Kwon le dio un manotazo a Seulong. —Regresa al trabajo mientras me cambio de ropa.

 

La rica risa del hombre retumbó en la bahía mientras le daba a Jo Kwon un último beso antes de marcharse. Jo Kwon se quedó allí por un momento, viendo el dulce trasero de Seulong y luego rodeó el camión, todos sus compañeros bomberos estaban allí sonriéndole.

—Pervertidos.

 —Es bueno verte feliz otra vez —respondió Flint—. Eres un hombre guapo cuando sonríes.

—Mejor no dejes que Seulong te oiga decir eso —advirtió Sung Kyu—. El hombre podrá ser un mecánico, pero tengo la sensación de que es bastante letal cuando se trata de Jo Kwon.

Jo Kwon ignoró a los hombres mientras se dirigía a las duchas. No sabía por qué todo el mundo suponía que Seulong era tan posesivo con él. No eran más que amigos en este momento. Bueno, amigos con beneficios. Aunque Jo Kwon verdaderamente disfrutara estar con él, no era tan tonto como para creer que Seulong iba a caer de cabeza por él.

Por el amor de Dios, apenas se conocían.

 

A Jo Kwon le gustaba Seulong, mucho. Pero todo el mundo lo hacía sonar como si Seulong mataría a alguien por él. Eso era ridículo.

Jo Kwon se dio una ducha rápida, se cambió y se dirigió a la sala. Yeon Soo y Flint estaban allí, discutiendo sobre el control remoto. Él resolvió la discusión tomando el control remoto de la mano de Flint y colocándolo en una de las sillas.

—¿Por qué has hecho eso? —preguntó Flint.

 —Porque puedo —respondió Jo Kwon, moviendo las cejas.

 Yeon Soo se carcajeó. —El viejo Jo Kwon está de regreso. Ya era hora.

 

Jo Kwon también lo creía. Se sentía bien dejar la manta de la depresión y sonreír de nuevo. Y por mucho que lo negara si alguien se lo dijera, Jo Kwon sabía que le debía todo a Seulong.

 

 

continuara...

 

 

 

 


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