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63. El deseo de Seulong (09) por dayanstyle

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—Entonces, ¿vas a venir a mi casa? —Seulong preguntó mientras terminaba su comida. Había llevado a Jo Kwon a cenar a El Trébol de la suerte y estaba listo para el postre. Por supuesto, Jo Kwon era el postre.

Había estado aterrorizado cuando Eli había llegado y le dijo a Seulong sobre el tiroteo. Seulong no quería volver a experimentar ese nivel de miedo otra vez en su vida. A pesar de que Jo Kwon no tenía ni idea de que estaban emparejados, el hombre tenía que sentir su vínculo cada vez más profundo.

Él lo hacía.

 

Jo Kwon se encogió de hombros con indiferencia pero Seulong pudo ver la chispa del deseo en los ojos verde salvia de su pareja. El hombre estaba más que interesado. Seulong no podía entender por qué Jo Kwon estaba resistiéndose tanto.

—Estaba pensando en simplemente ir a casa y dormir esta noche —Jo Kwon dijo apuñalando su puré de patatas.

Seulong dejó su servilleta de tela sobre la mesa y se inclinó hacia adelante, entrelazando sus dedos mientras miraba a su pareja. —¿Es eso cierto?

Jo Kwon parecía querer molestar y Seulong no tenía problemas para jugar.

 

—Si. —Jo Kwon puso un bocado de puré de patata en la boca.

 Seulong  se echó   hacia atrás,  fingiendo indiferencia.  — Podrías terminar la noche de esa manera. Pero no te quejes cuando te despiertes en medio de la noche y esté entrando en la cama, desnudo.

Jo Kwon se atragantó, cubriendo su boca mientras miraba con los ojos más abiertos a Seulong. —¿Irrumpirías en mi casa?

Seulong dio al hombre una sonrisa diabólica. —Cariño, irrumpiría en el Four Seasons si decides dormir allí.

Limpiándose la boca, Jo Kwon se rio. —Realmente me gustaría ver eso.

El hombre creía seriamente que Seulong estaba jugando. Él no lo estaba. Su vínculo se profundizaba y Seulong no podía soportar la idea de pasar una noche lejos de su pareja. Sabía que tenía que confesarle a Jo Kwon lo que había hecho.

El hombre merecía saberlo.

 

Seulong no estaba listo para que le dispararan de nuevo. Había perdido el control, sin querer se apareó con Jo Kwon, pero estaba bastante seguro de que su pareja no quería oír eso. Jo Kwon seguía resistiéndose a Seulong. Si el hombre supiera cuánto Seulong lo deseaba, lo quería, lo necesitaba.

El hambre era casi inaguantable.

 

—Entonces, ¿vienes conmigo o irrumpiré en tu casa? —Seulong tomó un sorbo de vino mientras esperaba que su pareja le contestara.

—De alguna manera tengo la sensación de que harías precisamente eso —dijo Jo Kwon mientras dejaba el tenedor—. Dado que no tengo que trabajar mañana, supongo que puedo pasar toda la noche contigo.

Seulong sonrió por la manera en que Jo Kwon hizo que se oyera tan indiferente. Como si fueran una verdadera dificultad. Pero  Seulong  sabía  mejor. Podía  prácticamente  oler  la lujuria brillando en Jo Kwon. Levantó la mano para pedir la cuenta. Seulong no iba a negar que estuviera duro por su pareja.

El hombre significaba el mundo para él. Sólo deseaba que Jo Kwon se sintiera de la misma manera. Sabía que iba a tomar tiempo, pero saber que esto era unilateral era frustrante como el infierno.

Seulong pagó la cuenta y luego caminó con Jo Kwon fuera del restaurante.

—Gracias por la cena —dijo Jo Kwon mientras caminaban hacia la camioneta de Seulong—. Fue deliciosa.

Seulong se giró y acarició la mejilla de Jo Kwon. —Confía en mí, dulzura. Fue un placer. —Seulong aún se asombraba de cuánto más grande era que Jo Kwon. Su mano prácticamente cubría un lado de la cara de Jo Kwon—. Y pienso conseguir mi postre. —Movió sus cejas.

—Estoy empezando a creer que nunca estarás saciado.

 Seulong se ensombreció. —Confía en mí, Jo Kwon. Cuando se trata de sexo, me satisfaces en todos los sentidos. —Sonrió cuando Jo Kwon se sonrojó. El hombre era demasiado adorable para las palabras.

—Sabes cómo decir las palabras correctas —dijo Jo Kwon mientras se retiraba.

Seulong apretó los dientes. Sabía que Jo Kwon estaba pensando en Gaeko y eso lo enojó. No le agradaba esa bolsa de mierda humana. —Quiero decir cada palabra que digo.

—Lo sé —dijo Jo Kwon—. Creo que crees lo que dices.

 

Seulong no iba a estar allí y tratar de convencer a Jo Kwon. Necesitaba mostrárselo al hombre. Tomó la mano de su pareja y caminaron a la camioneta en silencio. Seulong se negó a que su estado de ánimo se arruinara.

 

Abrió la puerta del copiloto para Jo Kwon, dándole a su pareja una sexy sonrisa cuando Jo Kwon subió a la camioneta. —El tiempo lo dirá. —Y eso es todo lo que Seulong podría darle al hombre. Sintió un cólico mientras caminaba al lado del conductor. Seulong lo ignoró mientras subía a la camioneta, la encendió, y se alejó.

—Lo siento —dijo Jo Kwon—. Fui grosero y lo sé.

 

Era un comienzo. —Todo lo que pido es que me des una oportunidad. —Seulong hizo una mueca cuando el cólico se profundizó.

Jo Kwon pasó la mano por la parte delantera de sus jeans. — Eres la primera persona con la que me he permitido una oportunidad desde que eso sucedió.

Eso se refiere a Gaeko. Seulong odiaba ese nombre. Tomó la mano de Jo Kwon. —Lo único que puedo hacer es demostrarte que nunca te haré daño.

Jo Kwon asintió mientras miraba por la ventana. Los dedos de Seulong se aferraban al volante fuertemente mientras comenzaba a sudar profusamente.

¿Qué infiernos le pasaba? Se las arregló para llegar a casa y estacionar la camioneta antes de que una ola de mareo le causara náuseas.

Las cejas de Jo Kwon fruncieron el ceño. —¿Estás bien?

 

La boca de Seulong se secó, le temblaban las manos al llegar a la puerta. —Solo necesito entrar.

Jo Kwon vio a través del parabrisas. —¿Tiene esto algo que ver con la luna llena?

Incluso con el dolor, Seulong se rio. —Los shifters no están encadenados a la luna. Por otra parte, eso podría pasarle a un lobo, el cual claramente no soy.

 

—Oh. —Jo Kwon saltó de la camioneta, sus mejillas coloridas—. Mi error.

Seulong se acercó a la puerta, abriéndola y guiando a Jo Kwon al interior. Se las arregló para llegar a la sala antes de doblarse de dolor. Algo no estaba bien.

Jo Kwon se movió rápidamente al lado del Seulong. —¿Debo llamar a un ambulancia? —Podía oír la preocupación en la voz de su pareja.

Seulong negó con la cabeza. —Nunca debes llamar a una ambulancia para mí. Si necesito ayuda, siempre debes llamar al médico de la manada.

—Bien —dijo Jo Kwon y luego se rascó la mandíbula—. ¿Y quién es?

Seulong comenzó a jadear pesadamente mientras se agarraba su costado. Algo definitivamente no estaba bien. Quizás tenía que llamar al médico. Él tomó su teléfono celular y se lo entregó a Jo Kwon. —Doctor Kim Jaejoong. —Seulong apretó los dientes mientras una ola de gran dolor lo recorrió.

Podía oír a su pareja hablar por el teléfono, mientras Seulong se acurrucaba en una bola. Sus entrañas se sentían como si estuvieran ardiendo. No entendía lo que le estaba pasando. Nunca había sentido nada como esto antes.

Jo Kwon se arrodilló a su lado. —Está en camino. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

—No  —respondió   Seulong con  los dientes  apretados.

¿Cómo podía su pareja ayudar cuando Seulong no sabía qué infiernos le pasaba? El dolor iba en aumento, haciéndolo sudar hasta que su ropa se empapó.

—¿Estás ardiendo? —Jo Kwon apoyó la mano sobre la frente de Seulong—. No me gusta esto.

 

Tampoco a Seulong. Sólo deseaba… Seulong se puso de rodillas y vació su contenido estomacal. El fuego dentro de él ardía caliente y Seulong temía entrar en combustión.

Apenas oyó el golpe en la puerta principal. Jo Kwon se levantó y respondió. —¿Eres el doctor Kim?

—Lo soy. —El médico rápidamente entró en la casa, corriendo hacia Seulong—. Te ves como la mierda.

—Gracias —Seulong consiguió decir.

 

El médico se giró hacía Jo Kwon. —Dime lo que pasó antes de esto.

 

Jo Kwon sacudió la cabeza mientras envolvía sus manos sobre su estómago. —Seulong me recogió para cenar y comimos en El Trébol de la suerte. Nada fuera de lo común sucedió.

El doctor se puso a examinar a Seulong. La única cosa que podía hacer era seguir acostado como un gatito indefenso. Seulong sólo quería que el dolor desapareciera.

—Voy a tener que hacer más pruebas, pero por los síntomas y la erupción difusa en su cuello, diría que fue envenenado.

—¡Él qué! —Jo Kwon gritó—. ¿Cómo puedes decirlo solo al examinarlo?

El médico se giró hacía Jo Kwon. —El acónito tiene características muy distintivas. Como he dicho, voy a tener que hacer más pruebas. Pero si fue envenenado con acónito, tengo que tratarlo ahora.

Seulong se sentía entrar y salir de la conciencia, apenas comprendía lo que decía el doctor. Su mente estaba confusa, y su  cuerpo  se  hacía  más  pesado.  Sintió  que  su  cabeza fue levantada y que algo fue presionado contra sus labios. Seulong los abrió y tomó el líquido de mal sabor que pasó por los labios.

—Tómalo, Seulong.

 

Fue una lucha, pero Seulong bebió hasta que el duro objeto fue retirado de sus labios y su cabeza bajada.

—Te va a llevar un tiempo recuperarte. El acónito es desagradable. No podrías levantarte ni siquiera si cambias de forma.

Seulong cerró los ojos, sintiendo que la bruma lo tomaba.

 

 Jo Kwon no tenía ni idea de qué hacer. El doctor había dicho que hiciera que Seulong estuviera cómodo. Ambos habían levantado el gran peso de Seulong y lo colocaron en el sofá. Pasó las manos por el húmedo cabello de Seulong. Odiaba ver a la fuerte pantera tan débil y Jo Kwon estaba más enojado que las palabras de que alguien intentara envenenar a Seulong, que hubiera envenenado a Seulong.

¿Por qué harían eso? Seulong podía ser intenso y no hablaba mucho, pero él era el hombre más dulce que Jo Kwon había conocido.

Incluso sabía por qué Seulong había matado a esos dos hombres, y Jo Kwon no lo veía de manera diferente.

Seulong había hecho lo que tenía que hacer para mantenerse y a Jo Kwon a salvo. Él estaría siempre agradecido de que Seulong hubiera evitado que ese vampiro lo atacara. Ahora si pudiera averiguar quién envenenó a Seulong, él podría ser el que estuviera matando a alguien.

Jo Kwon encontró donde Seulong guardaba sus toallas y empapó una de ellas con agua fría antes de regresar a la sala y colocarla en la caliente frente de Seulong. El médico dijo que regresaría para revisar  a Seulong, pero hasta  entonces correspondía a Jo Kwon que Seulong no tuviera ningún tipo de dolor.

En esencia se había convertido en vigilante de Seulong por el momento. El médico le dijo que no estaba seguro de qué tipo de efecto duradero tendría el acónito en Seulong. Eso tenía a Jo Kwon preocupado.

Alguien había tratado de matar a Seulong y Jo Kwon averiguaría quién era el culpable y se aseguraría de llevarlo a la justicia, aun cuando llevara a un shifter a la justicia.

Ellos no iban a salir libres después de lo que habían hecho.

 

—Agua —Seulong graznó un par de horas más tarde.

 

Jo Kwon rápidamente le dio a Seulong un poco de agua, ayudándole a levantar la cabeza mientras bebía. Jo Kwon odiaba lo débil que Seulong estaba. Alguien había tomado un hombre fuerte y lo redujo a alguien capaz de atender sus necesidades básicas.

Jo Kwon inhaló profundamente mientras dejaba el vaso sobre la mesa de café. —¿Cómo te sientes? —Apartó los largos mechones negros de Seulong, dándole una sonrisa.

—Como si alguien me pasara por encima.

 

Quitando el paño de la frente de Seulong, Jo Kwon lo sostuvo en la mano mientras estudiaba a Seulong. —Me tenías aterrado.

Seulong abrió los ojos, el ámbar de ellos intenso y profundo mientras miraba a Jo Kwon. —Entonces, ¿realmente te importo?

¿Cómo podía bromear en un momento como este? Una sonrisa se formaba en los labios de Seulong y Jo Kwon sintió moverse algo dentro de él. Sus sentimientos por Seulong crecían a pasos agigantados. El hombre era tan hermoso que Jo Kwon podía sentarse y verlo durante horas. Pero aparte de eso, Seulong  era simplemente un buen chico. Él era intenso, cariñoso y dulce. Él podría ser letal, pero Jo Kwon sabía lo tierno que Seulong podía ser.

Jo Kwon bajó la cabeza. —Estás empezando a importarme. —

—Y esa era la pura verdad. Sí, lo asustaba. Pero Jo Kwon estaba empezando a darse cuenta de que lo que sentía por Seulong no era nada parecido a lo que había sentido por Gaeko.

Con Gaeko, había sido rápido, fuera de control, y casi se sentía como una obsesión. Con Seulong, era lento, en un gran nivel más profundo e intenso y Jo Kwon sentía que aún mantenía quién era.

Jo Kwon se sentía que así era como el amor realmente debe de sentirse. Sus emociones aún eran erráticas, pero no se sentía como si estuviera bajo el sofocante peso.

Sus sentimientos hacia Seulong eran dulces y refrescantes. Jo Kwon se sentía como si pudiera construir algo fuera de esto. Con Gaeko se sentía como si todo se derrumbara a su alrededor.

Seulong hizo una mueca mientras trataba de incorporarse. Jo Kwon sostuvo suavemente al hombre hasta el sofá. —¿Qué necesitas? Puedo traértelo.

La pantera le dedicó una sonrisa conmovedora. —Un simple beso, eso es todo. Sólo tengo que tocarte para recordar lo afortunado que soy.

Jo Kwon estuvo malditamente cerca de desmayarse al oír las palabras de Seulong. Él extendió la mano hasta que sus dedos recorrían la mandíbula de Seulong antes de inclinarse y darle al hombre el simple beso que le había pedido. No fue caliente ni intenso, pero el simple tacto de los labios aún dejó a Jo Kwon jadeante.

Estaba empezando a verse junto a Seulong para siempre y la idea no aterrorizaba a Jo Kwon una vez que la tuvo. —Necesitas descansar.

 

Los ojos de Seulong se entrecerraron y luego volvió a abrirlos.

—¿Prometes me no te alejaras de mi lado?

 

Jo Kwon apartó un mechón de cabello de Seulong. —No me iré a ningún lugar, Seulong. —Sorprendentemente, Jo Kwon era serio. No sólo hablando de la situación. Podía sentirlo en sus huesos, Seulong era el elegido.

El hombre hizo una leve inclinación de cabeza antes de dejar que sus ojos se cerraran de nuevo. —Bien, eso es realmente bueno. —La cabeza de Seulong se inclinó suavemente a un lado antes de volver a hablar—. Te amo, Jo Kwon.

Seulong finalmente cayó en un sueño reparador mientras Jo Kwon seguía allí, aturdido. Las palabras de Seulong le tocaban profundamente. Nunca nadie había declarado su amor por él, ni siquiera el tramposo puto.

Mientras Seulong dormía, Jo Kwon sentía la necesidad de estar cerca. Pasó los dedos por el cabello empapado en sudor de Seulong y pasó sus nudillos por la fuerte mandíbula del  hombre.

¿Cómo sería tener a alguien tan fuerte y poderoso como Seulong que le amara sólo a él?

¿Podía confiar en Seulong? ¿Podía confiar en las palabras del hombre y tomarlas por su real valor? Jo Kwon finalmente se levantó y llevó la toalla al baño, sumergiéndola de nuevo en agua fría. La colocó sobre la frente de Seulong y se aseguró de que el hombre estuviera cómodo antes de dirigirse a la cocina por algo de beber.

Sabía que tenía una larga noche por delante. Jo Kwon no iría a ningún lugar. Él iba a asegurarse de que Seulong estuviera cómodo y bien cuidado. No había manera de que pudiera dejar al hombre vulnerable, no después de que Seulong le había salvado la vida.

 

No del vampiro, sino de sí mismo. Jo Kwon había estado en una espiral descendente, la vida ya no tenía ninguna felicidad para él. Seulong había cambiado todo eso. Jo Kwon estaba empezando a ver que podía tener el amor de un hombre sin otros compromisos ni engaños implicados.

Sonrió para sí, sintiendo como si por fin supiera lo que significaba el amor verdadero. Jo Kwon quería gritar al mundo que Seulong era suyo y sólo suyo. Casi se sentía mareado...

Jo Kwon frunció el ceño. Estaba empezando a temer haberse enamorado con demasiada facilidad, el entregar su corazón con demasiada libertad, pero sabía que Seulong era diferente. Algo dentro de él le decía a Jo Kwon que él no iba a hacer el ridículo en esta ocasión. Pero todavía había una mínima parte de él que seguía escéptico, vacilante, y desconfiado.

¿Cómo podía alguien ser tan feliz sin tener que pagar un precio? Temía dejarse ir y entregar su corazón de nuevo. No estaba seguro de que estaba listo para eso, pero sabía que apartarse de Seulong no era una opción.

Jo Kwon contestó la puerta cuando alguien llamó. Rodó sus ojos cuando vio que se trataba de Yeon Soo. Él amaba a su amigo, pero a veces Yeon Soo era un grano en el culo. —¿Qué? —le preguntó mientras dejaba entrar a Yeon Soo.

—Sólo vine a ver a Seulong. —Yeon Soo entró a la sala y miró hacia el sofá—. Me dijeron lo que sucedió.

—¿Nada se queda en secreto por aquí?

 

Yeon Soo miró a los ojos a Jo Kwon y sacudió la cabeza. —En realidad no. La comunidad paranormal es tan apretada como un tejido de punto. Cuidamos unos de otros. Puede que no conozca a Seulong, pero me molestó que alguien intentara envenenarlo.

 

Jo Kwon cerró la puerta y llevó a Yeon Soo a la cocina para no molestar a Seulong. —El doctor dijo que era algo que se llama acónito.

Se formaron líneas serias alrededor de la boca de Yeon Soo. — Esa cosa es muy rara y muy desagradable. Nunca he conocido a   nadie que fuera envenenado por ella. ¿Cómo está?

Jo Kwon tomó dos botellas de agua del refrigerador y le dio una a Yeon Soo. En lugar de tomar la suya, se la acercó a su pecho. Ahora que hablaba de ello, Jo Kwon se dio cuenta de lo asustado  que había estado por Seulong.

—Está descansando. El médico dijo que no estaba seguro de si habría efectos a largo plazo.

Yeon Soo lo miró fijamente. —Sabes que si hay algo que necesites, todo lo que tienes que hacer es pedirlo. Seung Hyun te dio unos días de descanso para que pudieras cuidar de Seulong. Eli, el jefe de Seulong, dijo que el trabajo de Seulong lo estaría esperando para cuando se recupere.

Jo Kwon estaba sorprendido por el apoyo que recibían él y Seulong. —Realmente es una comunidad muy unida, ¿verdad?

—Cuidamos de los nuestros. El Alpha ha cerrado El Trébol de la suerte y están revisando toda la comida y las bebidas. Jongin está decidido a llegar al fondo de esto. El acónito es mortal. Seulong es un hombre con suerte.

Jo Kwon se sintió temblar ante la idea de haber tenido un resultado diferente. El médico le había dicho la misma cosa, la suerte que Seulong había tenido. Jo Kwon estaba empezando a sentir como si él fuera el afortunado. Si Seulong hubiera muerto... Jo Kwon no podía siquiera contemplar ese pensamiento.

—¿Necesitas compañía? —Yeon Soo tomó un largo trago de agua—. Pedí la noche para poder sentarme contigo si era necesario.

 

—No hay nada que pueda hacer mientras descansa. Supongo que podemos ver un poco de televisión. Pero si lo despiertas, te patearé fuera.

Yeon Soo se carcajeó. —Me preocuparía si no lo hicieras.

 

Jo Kwon se apoyó en el mostrador, sus pensamientos regresaron a Seulong. —¿Se te ocurre alguna razón por la que alguien lo quisiera muerto?

Su amigo se encogió de hombros. —Realmente no conozco bien a Seulong. Él es nuevo aquí. Podría ser algo de su pasado, o los locos cazadores de vampiros. Nadie lo sabe en este momento.

—¿Qué pasa con el tirador? —preguntó Jo Kwon—. ¿Lograron descubrir quién era?

—Aún no —respondió Yeon Soo, la ira era evidente en su voz—. Pero me encantaría saber quién es.

 

A Jo Kwon también le encantaría. Él no apreciaba recibir un disparo. Hasta donde sabía, no le había hecho nada malo a nadie. —Podría ser alguien queriendo vengarse de ti. —Jo Kwon recordó la confesión de Yeon Soo de dormir con hombres casados.

Yeon Soo despidió la preocupación de Jo Kwon. —Estaba bromeando. Nunca violaría la santidad del matrimonio.

Jo Kwon se sintió aliviado. Realmente le agradaba Yeon Soo y siempre sería su amigo, pero tenía la esperanza de que el hombre tuviera más escrúpulos que eso. —¿Mentiste? —Jo Kwon intentó y no logró evitar el humor en su voz.

—Era una situación estresante. Sólo estaba tratando de aligerarla para que ninguno de nosotros muriera de un maldito ataque al corazón.

 

—La próxima vez trata de no aumentar el shock con tus declaraciones. —Golpeó el hombro de Yeon Soo—. Porque te cortaría el pene si te acercas a Seulong.

Yeon Soo se frotó la barbilla, inclinando la cabeza en contemplación. —No lo sé, hombre. Seulong es un shifter muy atractivo. ¿Quién no quisiera todo ese músculo envuelto…?

Jo Kwon gruñó mientras le daba a Yeon Soo un coscorrón en la cabeza. —Ni siquiera lo pienses.

Yeon Soo se echó a reír. —me rindo.

 Jo Kwon lo soltó, empujando a Yeon Soo mientras sonreía.

 

Yeon Soo tomó la botella de agua de la mesa, mientras señalaba con el dedo a Jo Kwon. —Realmente es bueno tener al viejo tú de vuelta.

—¿Por qué estar acoplado es diferente a simplemente salir con alguien?

La expresión de Yeon Soo se volvió cautelosa. —Habla con Seulong sobre eso. Es mejor que él responda tus preguntas.

—¿Por qué? —preguntó Jo Kwon.

 

Yeon Soo tomó un largo sorbo de su agua, sus ojos estudiando a Jo Kwon. —No soy el que tiene que decírtelo —respondió finalmente—, pregúntale a Seulong.

Una vez más los ojos de Yeon Soo fueron al hombro de Jo Kwon. Estaba empezando a sospechar que Seulong se había apareado con él. El sexo que habían tenido fue salvaje y apasionado, y Jo Kwon se preguntó si tal vez el hombre no había perdido el control.

Le preguntaría a Seulong, pero cuando estuviera mejor. Seulong  estaba  tratando  con  suficiente  en  estos  momentos.

Además, Jo Kwon necesitaba tiempo para llegar a un acuerdo con el hecho de que estaba noventa y nueve por ciento seguro de que ahora estaba acoplado.

¿Por qué no había enloquecido? ¿Por qué no exigía respuestas? ¿Por qué estaba de pie en la cocina de Seulong, en calma? Sentía una profunda conexión con Seulong, algo que nunca había sentido por nadie más.

Jo Kwon no estaba seguro de qué pensar en estos momentos. Necesitaba tiempo para absorberlo todo. Pero por el momento todo lo que a Jo Kwon le importaba era conseguir que Seulong mejorara. Una vez que el hombre sanara por completo, entonces Jo Kwon lo estrangularía. No por aparearse con Jo Kwon, sino por no decirle nada al respecto.

—Vamos, vamos a ver un poco de televisión.

 

contiuara...

 


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