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63. El deseo de Seulong (09) por dayanstyle

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Jo Kwon era un desastre temblando por dentro, pero logró mantener la compostura. Demasiada locura estaba pasando y no tenía ni idea de quién estaba tratando de hacerle daño a Seulong. —No, en el momento en que abrí la puerta de la habitación el intruso se había ido.

No podía decir que su pareja —una pantera negra— había olido al intruso. Tuvo que añadir un toque inventado a su historia.

Jo Kwon estaba tratando de mantenerse lo más cerca posible a la verdad, pero había cosas que necesitaban ser cubiertas.

—¿Ésta es tu casa?

 

Jo Kwon negó con la cabeza. —Mi novio tiene gripe. Estoy aquí cuidándolo.

El policía asintió. —No encontramos nada afuera. Pero parece que la ventana fue forzada.

La confirmación de que alguien había intentado entrar forzadamente hizo que se formara un frío nudo en el estómago de Jo Kwon. Estaba seguro de que no era un vampiro, porque el sol no se había puesto totalmente. ¿Podría haber sido uno de los cazadores de vampiros? Desde que Seulong había matado a ese abogado, nadie había oído nada en cuanto Jo Kwon supiera.

Quizás el grupo había finalmente sumado dos y dos y venían tras Seulong para vengarse. Ellos tuvieron cuidado de no dejar huellas en la casa del abogado, pero eso no quería   decir que hubieran pasado desapercibidos. ¿Y si alguien los había visto?

Una vez que la policía hubo completado su investigación y tomado la declaración de Jo Kwon, finalmente fue dejado solo con Seulong. Él cerró la puerta y luego se acercó al sofá, de rodillas al lado de Seulong.

El hombre estaba profundamente dormido. Jo Kwon pasó los dedos por el borde del rostro de Seulong, sonriendo a su... pareja. Jo Kwon sonrió ante lo posesivo de la palabra. Le gustó. Pero, le gustaba todo lo relacionado con Seulong.

Por mucho que luchara contra él, Jo Kwon se había enamorado. No podía arrepentirse al ver el hermoso rostro de Seulong. Su pareja no era nada como Gaeko, y Jo Kwon agradecía eso. Con Seulong no le lloverían palabras bonitas ni le entregarían una docena de rosas. No, lo que Seulong le daba no tenía precio.

Le daba a Jo Kwon nada más que la pura verdad y, para él, era mejor que palabras bonitas o las más preciadas de las flores. Lo que Seulong le daba era eterno.

—Me estás mirando.

 

Una sonrisa jaló los lados de los labios de Jo Kwon. Los ojos de Seulong estaban cerrados, sin embargo, sabía exactamente lo que Jo Kwon estaba haciendo. —Lo hago. —Su voz era un poco rasposa, llena de emoción, Seulong abrió los ojos, los irises ámbar parecían brillar con intensidad—. ¿Qué es estar acoplado? —Él sabía lo que era, en un nivel básico. Pero Jo Kwon tenía la sensación de que estar acoplado significaba mucho más.

Quería comprender lo que estaba sucediendo entre él y Seulong.

Seulong se rodó de lado y puso su gran mano en el lado de la cara de Jo Kwon, sus ojos ámbar brillando dándole a Jo Kwon una triste sonrisa. —Tú naciste para mí, Jo Kwon. Desde el momento en que fuiste concebido, eras mío. El destino conectó nuestras almas, nos unió, y se aseguró de que encajáramos tan perfectamente como las estrellas brillan por la luna.

Inhaló suavemente cuando Seulong apoyó su frente contra la suya. —Tú eres el único, Jo Kwon, el que fue hecho para mí para cuidar.

—Pero qué si…

 —Nunca llegará un momento en que no te quiera, o no te desee. Nunca desearé tener a otro en mi cama.

«Maldición, maldición, maldición».Jo Kwon no iba a llorar. No, él iba a controlarse. Seulong estaba solo o wow-joder, las lágrimas estaban formándose fuerte en sus ojos. Jo Kwon se aclaró la garganta mientras rodeaba con sus brazos el cuello de Seulong. Se sostenía como para salvar su vida mientras absorbía las palabras de Seulong.

Había sabido que Seulong era diferente desde el principio, pero Jo Kwon había estado demasiado malditamente asustado para dejar entrar a alguien. Los fuertes brazos de Seulong alrededor de él, lo sostenían firmemente, Jo Kwon finalmente se recompuso lo suficiente como para hablar. —¿Nunca me harás daño?

—La única vez que podrás sentir dolor es si comes mi comida.

Jo Kwon se rio en el cuello de Seulong, besando la barba áspera de su pareja. El hombre necesitaba afeitarse. —Voy a confiar en ti, Seulong. —Esas fueron las palabras más aterradoras que Jo Kwon nunca había dicho.

—Gracias —respondió Seulong.

 Jo Kwon no estaba seguro de por qué el hombre le estaba dando las gracias, pero por fin sentía que pertenecía, como si hubiera encontrado a alguien que no iba a usar la forma en que Jo Kwon se sentía contra él. Seulong había dicho que él era el único. No podía entender por qué el hombre le mentiría, no después de toda la mierda que habían pasado hasta ahora.

—Me muero de hambre —dijo Seulong mientras se retiraba—. Pero no creo que pueda sentarme en un restaurante.

—Soy un cocinero decente —admitió Jo Kwon. Podía cocinar queso a la parrilla. Juntos, apestaban. Podía ver desde ahora que iban a cenar fuera mucho—. Déjame ver qué puedo improvisar para ti.

Seulong se recargó viéndose agotado. Jo Kwon estaba contento de ver al hombre lentamente recuperarse. Se había preocupado cuando Seulong no había hecho nada más que dormir durante días. El médico le había dicho a Jo Kwon que esperara eso, pero eso fue un infierno de nervios.

Jo Kwon tomó el pan, mantequilla y queso y luego la sartén. En cuestión de minutos tuvo dos sándwiches de queso a la parrilla en un plato, junto con un vaso de jugo. Apenas había sido capaz de conseguir que Seulong tragara la sopa cuando estaba   enfermo.

Algo sólido en el estómago debe hacer que el hombre se sintiera mucho mejor. Comenzó a tararear para sí mientras llevaba el plato y el vaso a Seulong, los dejó en el suelo para despertar a su pareja.

Él maldijo en silencio cuando derramó un poco del jugo. Jo Kwon tomó una toalla de la cocina y luego se inclinó para limpiar el desorden. Cuando extendió la mano debajo del sofá, sintió algo más. Se inclinó aún más y miró debajo, frunciendo el ceño cuando vio un pequeño dispositivo que parecía el final de un set de auriculares.

 

¿Qué jodidos era eso?

 

Tomando el trozo de plástico duro, Jo Kwon lo jaló y examinó el asunto. Era la cosa más extraña que Jo Kwon había visto en su vida. Pasó la mano por el costado de Seulong. —Despierta.

 

Seulong se giró, sus ojos se abrían lentamente. —Huele muy bien.

 

Jo Kwon levantó el pedazo roto del auricular. —Necesitas mejores habilidades de limpieza, amigo.

Su compañero se quedó mirando la mano de Jo Kwon confundido. Jo Kwon no lo entendía. Era un trozo de auricular. ¿Por qué Seulong lo miraba de esa manera? Lanzó la pieza de plástico en la mesa de café, olvidándose de eso cuando su pareja se sentó y sujetó con una mano la boca de Jo Kwon.

Los ojos ámbar de Seulong regresaron a la pieza rota de plástico.

—No digas nada más —marcó con los labios.

 

Jo Kwon era ahora el que estaba confundido. La expresión de paranoia de Seulong no tenía ningún sentido. Él asintió y Seulong retiró su mano. Tomó el trozo de plástico y lo dejó caer en su vaso de jugo.

—¿Por qué hiciste eso?

 

Seulong se puso de pie, se tambaleó un poco, y señaló hacia su dormitorio. —Tengo que vestirme.

Estaba haciendo algo divertido con su rostro, como si estuviera tratando de decirle algo a Jo Kwon —o realmente tenía gases. Jo Kwon no estaba seguro en este punto.

Pensando que no era una mejor opción quedarse arrodillado allí preguntándose qué estaba pasando, Jo Kwon siguió a Seulong. También quería asegurarse de que no se cayera. Seulong no estaba demasiado firme sobre sus pies.

Su pareja utilizó la pared para apoyarse mientras caminaba por el pasillo. Jo Kwon llegó junto a Seulong, sosteniendo al hombre y evitando que entrara a la habitación hasta que la revisara. Seulong le dio un profundo ceño fruncido, pero Jo Kwon lo ignoró.

Alguien había intentado forzar la entrada, no iba a permitir que Seulong entrara primero y posiblemente fuera atacado. Shifter o no, el hombre no parecía que pudiera defenderse de motas de polvo en estos momentos.

Jo Kwon abrió nerviosamente la puerta y se asomó. Cuando vio que la ventana estaba cerrada y no había nadie en la habitación, se hizo a un lado para Seulong.

 

—No hagas eso de nuevo. —Seulong susurró el gruñido en su oído.

 

Decidiendo que era mejor ignorar al hombre en lugar de discutir, buscó en el armario de Seulong y sacó una camisa naranja oscura de botones, mientras que su pareja tomaba un par de jeans. No había visto a Seulong más que en jeans y camisetas. Bueno, a excepción de cuando estuvieron en El Trébol de la suerte, que Seulong parecía un delicioso pedazo de caramelo para la vista.

La pantera negra incluso llevaba su largo cabello negro con una liga.

El actor Jason Momoa —que había sido el favorito de todos los tiempos de Jo Kwon hasta que conoció el mecánico— no le llegaba a Seulong. Su pareja era más guapo y se veía más rudo.

 Sin discusiones, Seulong agarró la camisa y se la puso. Jo Kwon se mordió el labio inferior, su pene se endureció al ver vestido al hombre. Tuvo que recordarse que Seulong quería salir de aquí, no dejar que Jo Kwon lo desnudara y lo llevara por un travieso camino.

Sin embargo era tentador como el infierno. La forma en que esos jeans colgaban del culo de Seulong. El hombre tenía un cuerpo letal. Era como la propia montaña personal de Jo Kwon a la que podía subir. Sabía que fue atrapado cuando una sonrisa se formó en los labios de Seulong. El hombre estaba disfrutando de la manera en que Jo Kwon se lo estaba comiendo con los ojos.

Una vez que Seulong estuvo vestido, Jo Kwon tuvo que luchar para no tocar a su pareja. El naranja oscuro parecía encender el ámbar en los ojos de Seulong, haciendo que resaltaran dramáticamente.

Saliendo de la habitación, Seulong señaló la puerta de atrás. Jo Kwon no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero mantuvo el ritmo con su pareja. No dijo una palabra hasta que estuvieron en la camioneta y se alejaron de la casa.

—Bien, ahora dime por qué todo eso del agente secreto.

 

Seulong se dirigió a la carretera. Sin siquiera molestarse con discutir con su pareja acerca de la conducción. Seulong no era de ceder el control. Había ido directamente a la puerta del conductor y Jo Kwon no lo detuvo.

—Eso no era un pedazo perdido de basura bajo del sofá. Era un dispositivo de escucha. —Los nudillos de Seulong tomaron con más fuerza el volante.

—¿Cómo lo sabes? —Seulong era un mecánico, ¿verdad? ¿Cómo iba a saber que esa cosa era un dispositivo de escucha?

 —Porque dejé la ciudad en la que vivía cuando la mujer con la que estaba saliendo me acusó de ser un espía en la empresa.

¿Espera, mujer? —¿Saliste con una mujer?

 

Seulong giró sus bonitos ojos hacia Jo Kwon. —Te digo que me acusó de tratar de llevar a la quiebra esa gran empresa y ¿te centras en la mujer?

—Bueno, sí. ¿Eres gay o es sólo conmigo?

 Seulong dejó escapar un largo suspiro. —Soy bisexual, Jo Kwon. Pero eso no es de lo que estoy hablando ahora mismo.

 

Oh, sin duda hablarían de ello más tarde. Definitivamente.

 

—Alguien en la empresa colocó dispositivos de escucha en mi apartamento. Todo eso fue fabricado. Descubrí que Mina era la espía. Ella estaba tratando de culparme para que nadie pensara en ella. Casi funcionó, pero ella metió la pata y fue capturada descargando archivos delicados. De todos modos dejé la ciudad. Mi padre era dueño de un taller y me enseñó todo lo que necesitaba saber sobre carros. Lo había dejado porque quería más, una gran vida, pero una vez que la tuve, me pareció que estaba muy vacío. Cuando Zhou Mi me dijo que había una oferta de trabajo aquí, la tomé.

Jo Kwon se rio. —Amigo, eso es lo máximo que te he oído hablar desde que nos conocimos.

—Nunca he sido bueno con las palabras —Seulong admitió, un rubor cubrió su hermoso rostro—. Se aprende mucho de la gente cuando te sientas y observas en silencio o dejas que ellos hablen.

Jo Kwon apretó el cinturón de seguridad, mirando por la ventana lateral. —¿Y qué has aprendido de mí?

Seulong soltó una mano del volante y la deslizó sobre Jo Kwon.

—Tienes un corazón muy grande y has sido herido. Temes ser herido de nuevo, lo cual es comprensible. Sientes las cosas más profundas que la mayoría, tomas las cosas en serio.

 

Jo Kwon le apretó las manos a Seulong ante la verdad. Sabía que todos eran plenamente conscientes de que tenía el corazón roto. Sólo que no sabía que Seulong pudiera leerlo sin esfuerzo. — Soy un tonto que se enamora con demasiada facilidad.

—No —dijo Seulong mientras entrelazaba sus dedos con los de Jo Kwon—. Eres un hombre que no teme enamorarse.

—Pero luché para no enamorarme de ti.

 —Es cierto, pero dime, Jo Kwon. ¿Estás enamorado de mí? Jo Kwon apartó su mano. —¿Te estás burlando de mí?

—Todo lo contrario —replicó Seulong—. Estoy emocionado de no tener que esperar años para tener tu corazón. —Extendió la mano y pasó los nudillos por la cara de Jo Kwon—. Me siento honrado de que confíes en mí.

Jo Kwon bajó la cabeza mientras se preguntaba por qué Seulong se sentía honrado. Jo Kwon se sentía como un premio de consolación en comparación con el magnífico hombre sentado a su lado.

—La apariencia no lo es todo.

 

¿Cómo sabía el hombre lo que Jo Kwon estaba pensando? Seulong a veces era demasiado malditamente espeluznante.   — ¿No vas a extrañar estar con mujeres? —Jo Kwon no quería saber la respuesta, pero la pregunta había estado en sus labios desde que Seulong confesó que bateaba en ambos sentidos.

—¿Vas a extrañar tener citas con otros hombres?

 —No —dijo sin dudarlo—. Cuando estoy con alguien, estoy con esa persona. Ni siquiera contemplo estar con otras personas.

Eso es lo que Jo Kwon nunca entendería. ¿Cómo Gaeko podría  tener citas con una  tonelada  de personas y  no  haber sentido una culpabilidad que lo carcomía? Esperaba con un infierno que el hombre recibiera su merecido.

—Exactamente.

 

Le había dicho a Seulong que iba a confiar en él, y eso es lo que Jo Kwon iba a hacer. Ahora se daba cuenta de que no podía ir a una relación a medias. Él era de los que daban todo o nada.

No había manera de que pudiera darle nada a Seulong, así que iba a cruzar los dedos y dar el paso. Sólo rezaba no aterrizar en  rocas escarpadas.

—¿A dónde vamos?

 

—A la casa de mi primo. A Zhou Mi no le importará. Está acoplado con un fey llamado Henry. —Seulong le dio una sonrisa de disculpa. —No te preocupes por Henry. Él es... único.

¿Qué significaba eso?

 

No tardaría en averiguar porque Seulong estaba entrando al camino de la casa de alguien. Jo Kwon estaba a punto de conocer a la familia de Seulong. Los había conocido brevemente en el porche de Seung Hyun, pero estaban a punto de pasar algún tiempo aquí.

—Relájate. Zhou Mi  es un hombre tranquilo.

 Eso era fácil para que Seulong digiera. Había conocido a Zhou Mi desde siempre. Jo Kwon sólo esperaba estar a la altura de las expectativas de Zhou Mi.

 

—¿Un dispositivo de escucha? — Zhou Mi preguntó mientras se sentaba ante la mesa de la cocina—. ¿Estás seguro?

Seulong vio hacia la sala donde Henry estaba entreteniendo a Jo Kwon. Él sabía que su pareja había estado nervioso por conocer a su familia y no había querido dejar a Jo Kwon solo, pero su pareja insistió en que estaba bien.

—Estoy seguro. Y no sé quién lo plantó allí.

 

Zhou Mi se pasó una mano por la mandíbula sin afeitar. — Jongin avisó que los cazadores de vampiros estaban en la ciudad y que cuidáramos la espalda. Tú mataste a ese abogado antes de que te enfermaras. ¿Crees que podría ser uno de ellos, ya sabes, los cazadores?

—No estoy seguro. Eli hizo ver la muerte del abogado como un accidente.

—Oh, fue muy creíble —dijo Zhou Mi —. El tipo es muy bueno en eso, Seulong. Recuérdame que no te mate a su alrededor. Eli podría fácilmente hacer que pareciera un accidente y todo el  mundo lo creería.

—Yo no sé nada de los cazadores. Fui envenenado antes de que llegara el aviso.

—¿Sabes quién te envenenó?

 —Aún no he oído nada. —Seulong estaba frustrado como el infierno de no saber absolutamente nada. Quería llegar al fondo sobre quién le disparó a Jo Kwon, y quién lo envenenó—. Tengo que averiguar quién está causando toda esta mierda. No quiero a Jo Kwon herido.

Seulong se recargó cuando Jo Kwon entró en la cocina. Su pareja se sentó en su regazo, rodeando con sus brazos su cuello. Seulong puso su mano en la cadera de Jo Kwon, sorprendido por lo bien que se sentía tener a su pareja en sus brazos, en su vida. Él había dicho la verdad cuando dijo que su vida había estado vacía.

Pero con Jo Kwon, Seulong finalmente se sintió completo. Estaría devastado si algo le sucediera a su sexy bombero. Seulong podía decir por el lenguaje corporal de Jo Kwon que aún estaba un poco nervioso.

—Vamos a resolver esto, Jo Kwon. Lo prometo.

 

—Lo sé. Es sólo que no me gusta la sensación de que alguien nos esté cazando. —Jo Kwon sacudió la cabeza enfáticamente—. No se siente bien para mí.

Eso era el eufemismo del año.

 

—Sólo recuerda que la comunidad paranormal es una comunidad cercana, Jo Kwon —dijo Zhou Mi —. Protegemos a los nuestros y ahora que te has emparejado con Seulong, eres uno de los nuestros. Cuidaremos tu espalda.

Seulong rápidamente cerró los labios cuando Jo Kwon giró la cabeza, un destello de asombro e ira oscureció sus ojos verde salvia. Su pareja era malditamente adorable cuando estaba enojado.

—¿Cuántas personas saben que estamos emparejados?

 Seulong trató de mantener una cara seria mientras que Zhou Mi se carcajeó. —Um... casi todo el mundo.

—No es algo que se puede esconder de un shifter, Jo Kwon.

 

Seulong rodó los ojos con exasperación cuando Jo Kwon se giró para mirar a Zhou Mi. —Hombre, cierra la boca. No estás ayudando.

Zhou Mi se limitó a levantar las manos en el aire. —Sólo estoy diciendo...

—Bueno, no lo hagas. Te lo explicaré, Jo Kwon.

 —¿Hay algo que no quieres que sepa? —Jo Kwon gruñó girándose hacía Seulong—. ¿Estás ocultando algo?

 

Seulong gruñó. Esto no iba como esperaba. —No, bebé, te lo prometo. No te oculto nada. Zhou Mi sólo no tiene nada de maldito tacto. Trató de explicártelo más fácil.

—¿Qué infiernos le has hecho? — Zhou Mi preguntó casi en un susurro de asombro—. Nunca he oído hablar a Seulong malditamente tanto.

Jo Kwon —mucho por el shock y la sorpresa de Seulong— se limitó a sonreír. —Me emparejé con él.

 

 

 

Jo Kwon se apoyó en el marco de la puerta y observó a Seulong que se sentó a hablar con Zhou Mi y Jongin. Aún estaba un poco extrañado al saber que Kim Jongin era un shifter. El hombre era sin duda lo suficientemente grande como para ser uno de los más grandes lobos, y emanaba poder como una segunda piel.

Pero ¿el alcalde era Alpha de una manada de lobos? Eso era un poco difícil para la mente de Jo Kwon.

El poder que el hombre podía tener con solo un movimiento de su dedo meñique era malditamente raro. Mientras todos estaban sentados cómodamente en la casa de Zhou Mi, los centinelas —como Jo Kwon había aprendido que se llamaban— patrullaban el exterior.

Incluso varios de los miembros de la manada de Jongin fueron a la casa de Seulong a investigar no sólo sobre el dispositivo de escucha que Jo Kwon había encontrado. Puesto que nada se había encontrado en el restaurante, eso era un callejón sin salida. Eso no dejaba mucho más para investigar.

Aun así, todo el mundo parecía decidido a averiguar exactamente quién estaba detrás de Seulong. Nadie estaba  más decidido que Jo Kwon. Él se negó a considerar la posibilidad de que algo pudiera sucederle a Seulong después de haberle dado al hombre su corazón, y su confianza.

Jo Kwon se frotó la frente cuando comenzó a repasar todo lo que sabía. Puede que no fuera un shifter, pero era tan inteligente como cualquier hombre... er... shifter. Resolvería esto. La vida de Seulong dependía de eso.

—Dijiste que una mujer estaba realmente enojada contigo antes de venir aquí —dijo Jo Kwon mientras entraba en la habitación, llamando la atención de todos—. ¿Cuando la sorprendieron robándole a la empresa se lo cobraron o simplemente la dejaron ir?

—Ella fue despedida y se presentaron cargos en su contra. No estoy seguro lo que realmente le pasó después de eso. ¿Por qué?

—¿Podría haber venido por ti?

 —Es posible. Ella estaba muy enojada cuando fue descubierta, pero exactamente no estoy seguro de que estuviera enojada conmigo, más bien de ser atrapada.

—¿Pero podría haber una posibilidad?

 

—Supongo que sí.

 

—¿Alguna otra persona enojada contigo desde que llegaste a la Villa Kim?

—¿Además de ti?

 

Jo Kwon sonrió. —Sí, además de mí.

 —No se me ocurre nadie.

 —Entonces tenemos a esa mujer, a los cazadores de vampiros, sobre todo si saben la verdad sobre el abogado y a los vampiros en general. —Jo Kwon, observó alrededor las caras de todos—. ¿Me he perdido a alguien?

—¿Tú has molestado a alguien? Jo Kwon le sonrió a Seulong. —Sólo a ti.

 

continuara..

 

 

 


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