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63. El deseo de Seulong (09) por dayanstyle

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Jo Kwon dejó caer el arma y luego se cubrió la boca con la mano, cuando puro terror se apoderó de él como un puño apretado. Estaba temblando tanto que se sentía como si estuviera a punto de vomitar. ¿Qué infiernos había hecho? «Por favor, no permitas que lo haya matado».Moviéndose rápidamente hacia Seulong, Jo Kwon se dejó caer de rodillas.

—Maldición, me disparaste —gimió Seulong.

 

—Pensé que eras uno de ellos —dijo Jo Kwon mientras movía su mano cerca del hombro de Seulong, donde estaba sangrando.

—Maldición, Jo Kwon. Te dije que estaba desarmado —dijo Seulong enfadado.

—Tenemos que llevarte a un hospital. —Cuando Jo Kwon iba a levantarse, Seulong lo agarró y lo jaló de nuevo al suelo con él. No podía entender por qué Seulong le impedía llamar a una ambulancia. La sangre seguía saliendo de su hombro y Jo Kwon temía que se desangrara antes de que llegara la ayuda.

—No hay necesidad.

 

—¡Pero te disparé!

 

Seulong gruñó mientras trataba de incorporarse. Jo Kwon se acercó y cuidadosamente lo ayudó. Había sucedido demasiado en una noche. Ni siquiera estaba seguro de por qué estaba tan preocupado por las lesiones de Seulong. ¿No había visto al hombre matar a alguien en su patio trasero hace menos de una hora?

 

Las cosas estaban demasiado extrañas por aquí esta noche. Sin embargo, Jo Kwon No podía dejar que se desangrara hasta la muerte. —Tengo que llamar a una ambulancia.

—Sanaré.

 

Se detuvo, cuando se dio cuenta de la realidad y entonces trató de alejarse. —¡Eres uno de ellos!

—Cálmate, Jo Kwon —dijo Seulong mientras trataba de ponerse de pie.

Su brazo derecho colgaba a su lado, la camisa cada vez más y más de color carmesí. —Nunca te haría daño... incluso si me disparaste.

Jo Kwon no sabía qué creer. Había visto —no, o bien tenía que estar estresado e imaginaba cosas o se había golpeado la cabeza y estaba imaginando cosas. De cualquier manera, estaba muy seguro de que NO vio a un hombre cambiar a lobo.

No era físicamente posible. Oh Dios, iba a desmayarse. Estaba hiperventilando mientras se movía lo más lejos de Seulong que pudo. Los dientes. La piel. Las garras. Jo Kwon tragó ante el recuerdo, un sabor metálico se formó en la boca. Tanto como él quería creer que había alucinado todo, Jo Kwon sabía que no lo había hecho.

Estaba malditamente cerca de arrastrarse por la pared cuando Seulong se desplomó y luego... y luego... se transformó en una pantera negra.

«¡Oh, joder!»

 

«¡Esto no está sucediendo!»

 

«¡Esto no está sucediendo!»

 

Jaló las piernas hasta el pecho, esperando que el gran felino despertara y atacara, pero sólo estaba allí, respirando con dificultad. Jo Kwon no estaba seguro de si debía llamar a la policía o a control de animales. Nunca había tratado con algo como esto antes. Desde luego no existía un grupo de apoyo que fuera capaz de ayudarlo.

Jo Kwon quería llamar a Yeon Soo, pero no estaba seguro de si eso empeoraría la situación más de lo que ya estaba. Sabía que no podría quedarse aquí sentado. Le había disparado a un hombre... que se convirtió en un gato.

Descansando su cabeza entre las manos, Jo Kwon hizo todo lo posible para controlar su respiración. Dios, ¿por qué no podía dejar de temblar? «Quizás porque Seulong está aquí en la forma de una pantera».

Dios, necesitaba calmarse. Tenía que haber una explicación racional para todo esto. Zhang Zelo probablemente tendría a Jo Kwon encerrado si le decía al consejero que vio a un hombre cambiar a lobo y otro a gato.

«Manicomio allá voy».

 

Tomó una profunda respiración y soltó el aire lentamente. Jo Kwon sabía que debía llamar a la policía. Era lo correcto. Así que, ¿por qué estaba solo sentado aquí mirando a Seulong? No, tenía que encargarse de esto. No estaba loco.

Encontrando el valor para ponerse de pie, Jo Kwon se deslizó a lo largo de la pared hasta que estuvo en su cocina. Rápidamente tomó el teléfono y marcó un número.

—Nueve-uno-uno, ¿cuál es su emergencia?

 

Jo Kwon abrió la boca y volvió a cerrarla. ¿Qué iba a decir? No podía decirle a nadie que había una pantera negra     desmayada en el piso de su sala. Seguro que no le diría a nadie que le había disparado a un hombre que se transformó en animal.

—Por favor, diga su emergencia.

—Lo siento, pensé que alguien estaba entrando en casa, pero era mi gato que está entrando. Siento molestar. —Jo Kwon colgó. Abrazó el teléfono cerca, preguntándose qué iba a hacer.

Jo Kwon estuvo malditamente cerca de saltar fuera de su piel, cuando un fuerte golpe sonó en la puerta de atrás. ¿Quién infiernos venía tan tarde en la noche? ¿Alguien había oído el disparo? ¿Era la policía?

Dejando el teléfono sobre la mesa, Jo Kwon se apresuró hacia la puerta de atrás. Si era la policía, tendría que deshacerse de ellos. No había manera de que se convirtiera en el centro de atención de los medios de comunicación porque tenía un tipo que podía cambiar a un animal en su casa. Se asomó por la cortina y no estaba seguro de sentirse aliviado al ver a Yeon Soo de pie en la escalera de atrás.

—Abre, Jo Kwon. Veo que estás viéndome a escondidas. Rápidamente descorrió el cerrojo de la puerta y jaló a Yeon Soo dentro, cerrando la puerta con llave.

 —Me alegro de verte. —Yeon Soo lo miraba con extrañeza—. ¿Te sientes bien?

 

Jo Kwon estaba sudando, temblando, y se sentía un poco mareado. Ni siquiera estaba seguro de por dónde empezar. En lugar de tratar de explicar las cosas a Yeon Soo, levantó su temblorosa mano y señaló hacia la sala.

Yeon Soo lo miró fijamente antes de girarse y dirigirse a la otra habitación. Jo Kwon se agarró de la parte posterior de la silla de la cocina, tomando respiraciones profundas.

—Amigo, ¿por qué tienes una pantera dormida en tu piso?—dijo Yeon Soo. El chico no parecía asustado. Su tono era ligero, inquisitivo, como si hubiera visto cosas como esta todo el tiempo. Las piernas de Jo Kwon temblaban mientras entraba en la sala.

 

Yeon Soo estaba en cuclillas junto al gato, con la cabeza inclinada hacia un lado.

—Yo le disparé —Jo Kwon confesó, sintiéndose aliviado de finalmente habérselo dicho a alguien.

Las cejas de Yeon Soo se alzaron altas en su frente. —¿Le disparaste a tu pareja? —preguntó con una voz que sonaba sorprendido—. ¿Por qué infiernos hiciste eso?

Jo Kwon estalló. —Él mató a un hombre en mi patio trasero. Y luego alguien vino y se llevó el cuerpo. Seulong lo permitió. Otro hombre trató de entrar en mi casa. Luego llegó otro hombre y mató al ladrón. Él se transformó en un lobo. Seulong entró y le disparé, y luego él se transformó en un gato.

—Wow —dijo Yeon Soo mientras permanecía de pie y se acercó a Jo Kwon—. Reduce la velocidad antes de que te desmayes.

—¿Por qué estás tan malditamente tranquilo? —Jo Kwon gritó mientras pasaba las manos por su cabello—. ¿Has oído lo que te he dicho?

—Creo que hasta el pueblo vecino te escuchó.

 —¿Qué voy a hacer? —Jo Kwon preguntó desesperadamente—. Le. Disparé. A. Un hombre.

—No, mierda —Yeon Soo respondió sarcásticamente—. Puedo ver eso, aún no puedo creer que le hayas disparado a Seulong. — El hombre sacudió la cabeza—. Él va a estar enojado cuando despierte.

—¿Y el tipo al que Seulong mató? —Jo Kwon lanzó sus manos hacia adelante—. ¿Vamos a fingir que no rasgó la garganta de alguien con sus propias manos? —Dios, las imágenes seguían repitiéndose una y otra vez en su mente.

—¿Realmente hizo eso? —preguntó Yeon Soo—. Estoy impresionado.

—¿Qué? —Eso no tenía ningún sentido. ¿Por qué él?—. Oh infiernos, por favor, no me digas que eres uno de ellos. —Jo Kwon miró al suelo, donde había caído la pistola y se preguntó si podría llegar a tiempo. Había conocido a Yeon Soo durante años. ¿No debería saber que el hombre podía transformarse en un animal?

—Ni siquiera pienses en dispararme —advirtió Yeon Soo mientras daba un paso más cerca de Jo Kwon—. Seulong no te pateará el culo, pero yo si lo haré.

—No entiendo lo que está pasando aquí —dijo mientras levantaba su temblorosa mano a la boca—. Nada tiene sentido.

Jo Kwon vio cómo Yeon Soo recuperó el arma, la metió en la cintura de sus pantalones antes de ir con Seulong y arrodillarse frente al gato negro. —Él está sanando ahora mismo. Es mejor que estés malditamente feliz de que no lo mataste.

—¿Tú eres…? —Jo Kwon dejó escapar una profunda respiración, diciéndose a sí mismo que se calmara y escuchara a su amigo—. ¿Eres uno de ellos?

—Soy un lobo gris. —La respuesta de Yeon Soo fue directa—. Si no puedes aceptar lo que está pasando, tienes que decírmelo ahora, antes de que Seulong despierte.

Jo Kwon estudió al gato negro. Era una sensación muy extraña saber que Seulong estaba en alguna parte del interior del animal. Seulong era el animal. ¿Ahora su amigo estaba diciendo qué podía transformarse en un lobo?

Jo Kwon se sentó en el sofá, frotándose las sienes mientras estudiaba el suelo. —¿Me estás preguntando si acepto esto? ¡Pero ni siquiera me has dicho lo que es esto! Estoy totalmente perdido aquí.

 

Yeon Soo se giró y se sentó en el suelo junto a Seulong. —Vives en un pueblo lleno de no humanos.

—¿Y? —Mejor que hubiera más que esto. Jo Kwon había supuesto mucho. Necesitaba que Yeon Soo rellenara el resto de los espacios en blanco.

Su amigo lo miró fijamente durante un largo rato antes de finalmente hablar. —El alcalde Kim Jongin  es el Alpha que dirige este pueblo. Todos le pedimos permiso antes de establecernos aquí, incluso yo. Hay muchas razas diferentes que componen la población de shifters.

Jo Kwon hizo todo lo posible para absorber lo que Yeon Soo le decía sin enloquecer. Él había visto a dos personas cambiar, una a un lobo y otra a un gato. El shock inicial comenzaba a disiparse, permitiendo a Jo Kwon revisar la situación desde todos los ángulos.

—Dijiste que Seulong era mi pareja. ¿Qué significa eso?

 

Yeon Soo le dio una sonrisa triste. —Sé que has pasado por un infierno tratando de manejar lo que Gaeko te hizo. Me dijiste que no estabas listo para salir de nuevo.

A Jo Kwon no le gustaba a dónde iba eso.

 

—Seulong es tu pareja, tu compañero de vida, tu marido. Como quieras verlo, él supo desde el momento en que puso sus ojos en ti que eras eso para él.

Poniéndose de pie de un salto, Jo Kwon rápidamente entró en la cocina. De nuevo estaba hiperventilando, no podía llevar suficiente aire a sus pulmones. No creía que hubiera suficiente aire en el mundo para ayudarlo en estos momentos.    ¿Pareja? ¿Compañero de vida? ¿Marido?

 

Jo Kwon puso sus brazos sobre el mostrador y luego apoyó la cabeza en sus brazos. Se meció lentamente de atrás hacia adelante mientras su mente trataba de tomar todo y darle sentido. ¿Por qué infiernos le estaba pasando esto? No quería un marido. ¿No había Gaeko demostrado que un hombre podía poner el mundo a tus pies y luego quitarte todo?

No podía hacer esto.

 

—Es mucho para tomar —dijo Yeon Soo apoyando el hombro en el marco de la puerta y cruzando los brazos sobre su pecho.

—Vete —dijo Jo Kwon con amargura. Todo lo que podía pensar era en cómo Gaeko había dicho todo lo correcto, hecho todas las cosas bien, y todo el tiempo había estado jugando. No podía atravesar por eso de nuevo. No estaba seguro de cómo eran las cosas en el mundo no humano, pero en su mundo un corazón roto es un corazón roto.

Yeon Soo se enderezó, dando a Jo Kwon un gesto firme. —¿Me llevo a Seulong?

Jo Kwon quería gritar que sí. Quería decirle a Yeon Soo que tomara a Seulong y se largara. Entonces, ¿por qué la culpa comenzó a carcomerlo? Jo Kwon quería que Seulong se fuera y no quería que se fuera. Estaba tan jodidamente confundido ahora que estaba teniendo una migraña.

—Sí.

 

Yeon Soo no dijo una palabra cuando se giró y entró en la sala. Jo Kwon tomó asiento ante la mesa de la cocina, envolviendo sus brazos alrededor de su estómago, el viejo dolor familiar de tener su corazón destrozado comenzó a resurgir de nuevo.

¿Por qué no podía alguien entender que tenía miedo de amar de nuevo? Estaba aterrorizado hasta los huesos de confiarle a alguien su corazón. Apoyó la frente sobre la mesa y suspiró profundamente, preguntándose si estaba haciendo lo correcto.

No importaba, porque Jo Kwon no sería el tonto de otro hombre.

 

 

 

 

De pie en la cocina de la estación de bomberos, Jo Kwon veía cómo Yeon Soo estaba sentado en una de las sillas del cuarto de descanso, comiendo un plato de pasta y viendo la televisión. Se veía tan jodidamente normal. Si Jo Kwon no supiera que Yeon Soo podría transformarse en un lobo, nunca lo habría adivinado.

—A mi oficina —dijo el jefe mientras permanecía de pie en el pasillo de la cocina. Mientras Jo Kwon seguía a Seung Hyun, se preguntó por qué el jefe estaba de un humor tan enojado. Exprimió su cerebro, pero no se le ocurrió nada que hubiera hecho mal.

Tan pronto como cruzó la puerta, Seung Hyun señaló la silla frente a su escritorio. Jo Kwon inmediatamente se sentó.

Seung Hyun se apoyó en el escritorio y cruzó los grandes brazos sobre el pecho. —Me han dicho que sabes sobre los shifters.

El corazón de Jo Kwon de inmediato empezó a latir en su pecho. La única forma en que el jefe supiera era que él también era un shifter. El saberlo hizo que Jo Kwon sintiera que no conocía a sus amigos. Asintió, mientras trataba de tener a su acelerado corazón bajo control.

—También me han dicho que Seulong es tu pareja.

 —No quiero un marido —Jo Kwon irreflexivamente le gruñó a Seung Hyun. No importaba que el hombre fuera su jefe, y, normalmente, Jo Kwon respetaba a sus superiores. Pero si Seung Hyun estaba tomando esto a un nivel personal, Jo Kwon se sentía como si pudiera decir lo que pensaba con actitud y todo.

—Déjame adivinar. —El tono de Seung Hyun era firme—. Debido a lo de Gaeko, has renunciado a todos los hombres.

—Más o menos —dijo Jo Kwon en un tono frívolo—. No espero que entiendas.

 

Seung Hyun se puso de pie a toda su altura, frunciendo el ceño hacia Jo Kwon. —Oh, entiendo. Sé lo que es tener el corazón destrozado. Jong Hoon no es mi primer amor.

Jo Kwon se puso de pie y se alejó unos pasos, necesitaba espacio.

—Entonces debes saber lo que estoy pasando. ¿Has venido a hablar a favor de Seulong? ¿Él te lo pidió?

—Difícilmente lo haría. Pero sé que no puedes encerrarte. Gaeko era un idiota, y era un humano. Las cosas funcionan de manera diferente en el mundo de los shifters. Una pareja significa algo totalmente diferente a lo que tenías con ese imbécil.

Jo Kwon no quería escucharlo. No le importaba cuán diferentes fueran las cosas. —¿Puedes garantizar que no voy a ser lastimado de nuevo? —preguntó, sabiendo que Seung Hyun no podía.

—Puedo garantizar que Seulong se cortaría su propio brazo antes de hacerte daño.

Jo Kwon resopló. —Ni siquiera lo conoces. ¿Cómo puedes hacer esa afirmación?

—Es un shifter. Eso es todo lo que necesito saber. —Seung Hyun se acercó un paso—. Si lo rechazas, estarás alejándote de lo mejor que puede sucederte.

Enojado más allá de lo creíble, Jo Kwon salió de la oficina de Seung Hyun, cerrando la puerta detrás de él mientras caminaba hacia afuera. ¿Cómo Seung Hyun podía decir eso? Seulong podría ser capaz de cambiar a una pantera negra, pero aún era un hombre que tenía la capacidad de destruir a Jo Kwon.

Lo peor era el hecho de que Jo Kwon no podía dejar de pensar en el hombre. Había pasado la mayor parte de la noche dándole vueltas, las imágenes del hermoso rostro de Seulong  lo atormentaban mientras estaba despierto, y lo seguían en sus sueños.

—Sólo dale una oportunidad —Seung Hyun dijo mientras salía—. No estoy diciendo que tienes que darle tu corazón, pero por lo menos llega a conocerlo.

—Bien —murmuró Jo Kwon. Sabía que estaba de acuerdo porque una parte de él estaba con mucha ansiedad por ver a Seulong de nuevo. No podía explicarlo y no sabía por qué, pero era un hecho. Todo acerca de la apariencia física de Seulong le atraía. Jo Kwon no había visto nunca unos ojos de color ámbar tan fascinantes. Sólo esperaba que combinara con la personalidad.

—Puedes tomarte el resto de la tarde. Ve al taller a verlo.

 

Jo Kwon levantó las manos, disgustado con todo. Joder. Iría al taller a ver a Seulong. Seung Hyun podría ser capaz de hablar con él para que hiciera eso, pero no podía hacer que Jo Kwon quisiera al mecánico.

Además, su carro estaba en el taller de Eli y tenía que ir a verlo. Podía usar eso como una excusa para ir. No quería verse desesperado. Pero no iba a disculparse con Seulong por haberle disparado. No hasta descubrir por qué Seulong mató a un hombre en su patio trasero.

Caminó hacia el taller de Eli y afuera dudó. Los nervios de Jo Kwon empezaron a tensarse. Pudo oír las herramientas neumáticas y oler el aceite tan pronto como llegó a la banqueta. Vio a alguien que miraba bajo el capó de un carro y se preguntó sí, era Seulong. Lo era. El hombre se enderezó y se limpió las manos con un trapo.

Jo Kwon se aclaró la garganta.

 

Seulong lo vio, pero no dijo nada. Metió el trapo en el bolsillo de atrás y volvió a su trabajo. Jo Kwon tenía la impresión de que el hombre estaba enojado con él. ¿Por qué le disparó o porque hizo que Yeon Soo se lo llevara? ¿Ambas cosas?

Estaba a punto de darse la vuelta y marcharse cuando Eli salió de su oficina, sonriéndole a Jo Kwon. —¿Vienes a ver tu carro?

Jo Kwon se aferró a esa excusa. —Sí, ¿lo has arreglado?

 

Eli le dedicó una sonrisa de complicidad. Jo Kwon vio hacia donde Seulong estaba trabajando, pero el hombre estaba actuando como si Jo Kwon ni siquiera estuviera allí. —Seulong lo arregló tan pronto llegó. Está listo, solo que no he tenido la oportunidad de llamarte.

Jo Kwon se quedó atónito. Había tratado a Seulong como una mierda y el tipo se aseguró de arreglar su carro. Dejando escapar una profunda respiración, Jo Kwon sabía que lo menos que podía hacer era seguir el consejo del Seung Hyun y darle al hombre una oportunidad. Por lo menos, podrían llegar a ser amigos.

—¿Está bien si entro y hablo con él por un minuto?

 

Eli asintió. —Está más que bien. —Lo dijo como si supiera que se suponía que Seulong era su pareja. Jo Kwon estaba empezando a preguntarse si él era el único en el pueblo que no había sabido que los shifters existían. Parecía que con todos con los que hablaba sabían de los no-humanos.

Se acercó a Seulong, viéndolo trabajar por un largo momento. Ninguno dijo nada y él estaba a punto de perder la esperanza cuando Seulong se movió para tomar una herramienta, tocando la parte baja de la espalda de Jo Kwon. Si la pantera negra odiara a Jo Kwon, no lo tocaría.

—Siento lo de anoche —comenzó.

 

Seulong no dijo una palabra. El hombre se hundió bajo el capó, dejando a Jo Kwon sintiendo que debería irse. Seulong  tenía todo el derecho de estar enojado con Jo Kwon por dispararle. Aun así quería una explicación sobre él porqué mató al hombre en su patio trasero, pero estaba empezando a ver que había más pasando en la Villa Kim de lo que se veía.

—Gracias por arreglar mi carro.

 

Seulong echó un vistazo por encima del hombro y le dio a Jo Kwon una breve inclinación de cabeza. Bueno, Jo Kwon estaba dispuesto a darle a esto una oportunidad, pero no había manera de que pudiera mantener una conversación unilateral. A Jo Kwon no le importaba lo caliente que Seulong se veía con el pañuelo envuelto alrededor de su cabello negro, o lo bien que olía a pesar de que estaba cubierto de grasa.

Se giró y comenzó a alejarse.

 —Te perdiste el desayuno.

 

Jo Kwon se detuvo y se dio la vuelta, mirando al musculoso hombre. —Pensé...

—Estuviste de acuerdo en reunirte conmigo.

 

El chico no había dicho nada acerca de que Jo Kwon le disparara, ¿estaba enojado porque Jo Kwon no fue a su cita para desayunar? —Uh, lo siento.

—No vuelvas a dejarme plantado de nuevo —dijo mientras se sumergía bajo el capó—. Te veré allí para la cena.

Jo Kwon regresó con Eli que estaba con un sujetapapeles en la mano. —Maldición, eso es lo más que le he oído hablar desde que comenzó a trabajar aquí —dijo Eli a Jo Kwon mientras le daba los papeles para firmar.

Tomando las llaves de Eli, Jo Kwon salió del taller, en dirección al restaurante a esperar a Seulong.

 

 

 continuara...

 


 

Seulong observó a su pareja huir de él. No había nada que pudiera hacer al respecto por el momento. Alguien había aplastado el corazón de Jo Kwon y lo único que Seulong podía hacer era ser paciente y lentamente trabajar su camino en la vida de Jo Kwon.

—Acabo de ver a tu pareja irse —dijo Zhou Mi. Su primo se sentó junto a él, Henry —la pareja de Zhou Mi — se sentó en el regazo de Zhou Mi —. Me dijiste que era malo, pero ahora que he visto de lo que hablabas... maldición. ¿Qué vas a hacer?

Si Seulong lo supiera. Jo Kwon tenía un muro de acero en torno a él… impenetrable. El lenguaje corporal del humano prácticamente gritaba “jódete”. Podía ver que tenía un camino difícil. —Ser paciente —respondió con honestidad—. Eso es todo lo que puedo hacer.

No tenía otra opción. Presionar a Jo Kwon le haría más daño que bien. El hombre no estaba listo y Seulong no iba a obligar al hombre a estar con él. Por mucho que Seulong quisiera tocar a su pareja, besarlo, y abrazarlo, iba a tener que acercarse con lentitud. Tomarse su tiempo y no ser un problema. Seulong sólo esperaba no estar desperdiciándolo. Jo Kwon era tan inalcanzable en estos momentos como las estrellas.

—Wow —dijo Seung Hyun mientras caminaba por el porche trasero, con los ojos fijos en Seulong—. ¿Te he oído bien? ¿Jo Kwon es tu pareja?

Seulong asintió. Él realmente no conocía bien al shifter oso. Seulong se acababa de mudar a la Villa Kim hace unos dos meses  y  aún  estaba  conociendo  a  todos.  Los  chicos  de la estación de bomberos parecían un muy buen grupo de hombres. Los bomberos parecían abiertos y agradables, todos excepto Jo Kwon, el único hombre que Seulong deseaba.

Seung Hyun suspiró profundamente mientras se pasaba la mano por la cabeza. Seulong podía decir que el hombre tenía algo en su mente y su instinto le dijo que no le iba a gustar lo que el shifter oso tenía que decir. —Reclamarlo no te va a ser fácil.

«No, mierda».Seulong ya lo había descubierto en gran parte por la fría actitud de Jo Kwon con él. Tenía la sensación de que si Jo Kwon pudiera haberse salido del carro la noche anterior, lo habría hecho.

Seung Hyun hizo un gesto para que Seulong lo siguiera. Bajaron los escalones a un lado de la casa y echó a andar al bosque. No tenía idea de lo que el hombre quería.

—Me suelo quedar fuera de los asuntos de los demás, pero creo que debes saber algo.

Seulong escuchó a Seung Hyun hablar de Jo Kwon, Gaeko, y lo que había sucedido. Entre más hablaba Seung Hyun, más se enojaba Seulong. No le gustaba el hecho de que su pareja se hubiera enamorado de otro hombre, pero no podía enojarse por algo que había tenido lugar antes de que conociera al bombero.

Pero lo que Gaeko le hizo a Jo Kwon le decía a Seulong que sus posibilidades de conseguir el corazón de Jo Kwon habían caído aún más. Realmente habían jugado con el chico que incluso había ido a terapia. Si Seulong fuera otro hombre, se alejaría de la lucha que estaba a punto de enfrentar.

Pero era una pantera negra. La paciencia era algo que tenía en abundancia. Iba a tener que ganarse poco a poco la confianza de Jo Kwon y ayudar al hombre a superar su herida. Se oía muy, muy simple en su mente, pero sabía que estaba lejos de la verdad.

 

—¿Gaeko no va a regresar a la Villa Kim?

 

Seung Hyun se rio profundamente. —Joder, no. ¿Desafiarías a Jongin?

Seulong había conocido al Alpha de la manada de lobos locales. Podía ver lo que Seung Hyun quería decir. Sólo esperaba que Gaeko no fuera tan estúpido como para regresar. El tipo estaba probablemente en otro lugar causando estragos en hombres desprevenidos. Mierda como esa nunca aprendía su lección.

Pero Jo Kwon era suyo y Seulong mataría a cualquiera que intentara interponerse entre ellos. —Gracias por informarme.

Caminaron hacia la casa, Seulong ya no estaba de humor para la fiesta. —¿Te ofenderías si me voy?

—No, en absoluto —dijo Seung Hyun—. Fue un placer conocerte, Seulong.

Se despidieron y luego Seulong le dijo a Zhou Mi que se iba. No estaba seguro de cómo iba a hacerse amigo de Jo Kwon, pero tenía que intentarlo. Esa noche en el carro se dio cuenta que su pareja estaba herido. Sólo que no había imaginado que fuera tan profundo.

Seulong cruzó la puerta y se sorprendió al ver que Jo Kwon no se había ido. Estaba de pie junto a su carro, maldiciendo.

—¡Algo está mal!

 

Jo Kwon giró la cabeza hacía la voz de Seulong, sus ojos verde salvia oscureciéndose. Podía ver las defensas del hombre formarse cuando vio a Seulong. —Mi maldito auto no arranca.

Ahora había algo que Seulong podría arreglar. Le hizo sonreír internamente el saber que ayudaría a Jo Kwon, incluso de esta pequeña manera, protegería al hombre, cuidaría de él, y el escudo de Jo Kwon ya no estaría tan fuerte.

 

Arreglar el carro del hombre era un comienzo.

 

—Levanta el cofre. —Seulong se acercó a la parte delantera del carro y esperó mientras que su pareja metía la mano y jalaba la palanca de liberación. Una vez que había asegurado el cofre, le gritó—: Trata de arrancarlo.

Jo Kwon hizo lo que Seulong le pidió, y lo único que escuchó fue un sonido de clic.

De inmediato supo lo que estaba mal. Había tratado con este tipo de problema muchas veces antes. —Tu alternador está dañado.

Jo Kwon sacó la cabeza del carro. Seulong contuvo el gruñido que quería emitir al ver el desconcierto de su pareja. ¿Sabría el chico lo realmente guapo que era? —¿Mi qué?

Seulong sonrió. El hombre se veía totalmente confundido. Su gato alentaba a Seulong a ir con Jo Kwon y frotar su olor por todo el hombre. Si tan sólo pudiera. Jo Kwon no dejaría que Seulong frotara su olor sobre todo ese cuerpo sexy del bombero ni dejaría que Seulong lo jodiera. Qué lástima. Realmente era un humano atractivo. —Básicamente, este carro no irá a ninguna parte hasta que lo lleve al taller a arreglarlo.

Un velo de sospecha cayó sobre el hermoso rostro de Jo Kwon. Seulong sabía lo que el hombre pensaba y eso le molestó. Su buen humor se fue inmediatamente ante la cautela de su pareja. No le hacía falta sabotear una maldita cosa para tener más tiempo con el bombero. Él no era un hombre deshonesto.

Dejó caer el cofre con un sonoro golpe y comenzó a caminar hacia su camioneta. —O no —dijo. Él no iba a quedarse allí y convencer al hombre de que no tenía nada que ver con que su carro no arrancara. Seulong estaba dispuesto a ayudar a Jo Kwon a sanar su corazón roto, pero él no iba a ser acusado de ser sospechoso.

 

Su vida casi había sido destruida por tales acusaciones y Seulong no estaba dispuesto a recorrer ese camino otra jodida vez. Había llegado a la Villa Kim a empezar de nuevo.

Fin de la historia.

 

Jo Kwon salió de su carro y cerró la puerta, con una expresión reservada. —¿Te importaría darme un aventon a casa?

Manteniendo su apariencia engañosamente inescrutable, Seulong se dirigió hacia el lado del conductor de la camioneta. — Sube.

Por el rabillo del ojo, Seulong observó a Jo Kwon agarrar algunas cosas de su carro antes de caminar hacia la camioneta de Seulong. Hambre, necesidad, protección, e ira por lo que su compañero había pasado luchaban en su interior mientras Jo Kwon se abrochaba el cinturón. Esas emociones se agitaban dentro de él mientras encendía la camioneta.

—Gracias. —Jo Kwon sacudió la cabeza—. No entiendo por qué me sucedió a mí.

Seulong se alejó de la cabaña de Seung Hyun. —Los carros necesitan mantenimiento constante.

—Supongo. —Jo Kwon se dio la vuelta, mirando por la ventana. Seulong podría prácticamente sentir al hombre alejarse. Su pareja se giró para enfrentarlo—. Me olvidé de darte la dirección.

Seulong escuchó a Jo Kwon decirle cómo llegar a su casa, permaneciendo en silencio luego. Había tratado de conversar con su pareja dos veces y dos veces se había cerrado por completo. Seulong no iba a ser bloqueado una tercera vez. Jo Kwon tendría que iniciar las cosas esta vez. Eso no significaba que Seulong no quisiera estar cerca de su pareja, nada más lejos de la verdad. Pero él no era un masoquista.

 

Jo Kwon no tenía ni idea pero Seulong no era una persona habladora. Tratar de iniciar una conversación con su pareja había ido más allá de él. La mayoría de los niños en la escuela se metían en problemas por hablar demasiado. Los padres de Seulong tuvieron que escuchar a los profesores quejarse de que permanecía en silencio.

No era que fuera tímido. Seulong sólo creía en la acción en lugar de en las palabras. Había conseguido las mejores calificaciones en la escuela. No veía cuál era el gran alboroto. Su padre le había dicho que mientras mantuviera sus calificaciones, no estaba demasiado preocupado porque Seulong prefería permanecer en silencio.

El resto del viaje fue tranquilo. Jo Kwon seguía con la cabeza girada, mirando por la ventana, mientras Seulong conducía. Sabía que no debía seguir con su silencio de costumbre si quería ganarse a Jo Kwon. El hombre podría estar feliz de permanecer en sí mismo, manteniendo al resto del mundo a raya, o al menos a otros hombres.

—¿Te gusta desayunar?

 

Jo Kwon lo miró, sus cejas bajaron. —Sí —respondió con cautela.

—Iré al restaurante mañana. ¿Quieres venir conmigo?

 

Los ojos verde salvia de Jo Kwon recorrieron el rostro de Seulong por un largo segundo. —Eso probablemente no sería una buena idea.

Seulong no tenía ni idea de cómo llegar a su pareja para pasar un poco de tiempo con él. Era como tratar de sacar los dientes de un león con un palillo. —¿No crees en hacer nuevos amigos?

—¿Somos amigos, Seulong?

 

—Me gustaría pensar que sí.

 —¿Incluso después de que actué como un tonto anoche?

 

Al menos el chico admitió que había actuado como un tonto. —Agua bajo el puente. —Seulong podía sentir la tensión que venía de su pareja. La muralla exterior tenía miedo a abrirse—. Podemos intentarlo de nuevo.

Su pareja no dijo nada cuando Seulong finalmente se detuvo frente a la casa de Jo Kwon. El hombre abrió la puerta y Seulong pensó que el chico iba a rechazarlo de nuevo. Pero antes de cerrar la puerta, Jo Kwon se giró hacia él. —Gracias por el aventón — agregó dudando—, el desayuno estaría bien.

El interior de Seulong exhaló un suspiro de alivio. Era sólo un desayuno, pero al menos ahora tenía su pie en la puerta. —¿Te recojo a las siete?

Jo Kwon asintió antes de cerrar la puerta y se dirigió hacia su casa. Seulong veía el culo de su pareja mientras Jo Kwon subía los escalones. Y era un buen culo. Seulong sonrió para sus adentros al pensar en tener a Jo Kwon desnudo, retorciéndose debajo de él mientras él jodía al hombre hasta que Jo Kwon estuviera gritando su nombre.

Salió de la calle antes de que Jo Kwon lo atrapara comiéndose con los ojos su trasero. Mientras salía a la calle, Seulong vio algo moverse en el patio trasero de su pareja. Podría haber sido Jo Kwon, pero Seulong no lo creía —su estómago cayó cuando vio el resplandor de color rojo.

Un vampiro.

 

Seulong estacionó la camioneta y saltó, corriendo hacia la criatura. ¿Qué infiernos estaba haciendo un vampiro en el patio trasero de Jo Kwon? Sabía que había algunos rebeldes vagando por estos lugares. Ver a un rebelde no era una sorpresa. Lo que enojó  a  Seulong era que la maldita  cosa estaba  vagando alrededor de patio trasero de Jo Kwon.

Él se detuvo cuando rodeó la casa, sus ojos escaneando el oscuro patio. Ahora que estaba más cerca, Seulong podía oler al vampiro. Él no sabía a dónde se había ido la cosa.

Al acercarse a la puerta de atrás, Seulong mantuvo sus sentidos bien abiertos. Su pantera maulló suavemente, amenazadoramente ante la idea de que Jo Kwon estuviera en algún tipo de peligro. Seulong giró lentamente la cabeza, sus ojos fijos en cada parte del patio trasero de su pareja.

Una rama se quebró atrás de él. Seulong se giró justo cuando el vampiro atacó. Él fue golpeado en la espalda, pero Seulong utilizó el impulso, pateando al vampiro y rodando a sus pies Seulong golpeó el cuerpo del vampiro, evitando por poco sus afilados colmillos cuando la criatura trató de morderlo.

Maldijo cuando su pie quedó atrapado en una hoyo del jardín, haciendo que cayera de culo. Seulong alzó los brazos y lanzó al vampiro. Rodaron, Seulong cayó arriba de él. Le iba a enseñar a la criatura sobre vagar tan cerca de la casa de Jo Kwon.

Sus garras se alargaron y Seulong las clavó en la garganta del vampiro, rasgando la sangre, el tejido y los huesos. La criatura gorgoteó y luego se quedó en silencio. Seulong se puso en pie, agotado. El vampiro no se la había puesto fácil.

Su cabeza giró cuando oyó una inhalación rápida. Jo Kwon estaba de pie en la puerta, con el rostro ceniciento. Cuando Seulong lo miró fijo a los ojos, Jo Kwon cerró la puerta. Había visto el horror y el pánico en los ojos verde salvia de su pareja.

«Mierda».Jo Kwon probablemente en este momento estaba llamando a la policía. Seulong tenía que hablar con el Alpha antes de que las cosas se salieran de control. Se limpió la sangre de su mano en sus pantalones antes de agarrar su teléfono celular.

 

Sabía que la había jodido en lo referente a Jo Kwon. Su trabajo de acercarse al chico acababa de hacerse más difícil.

—Jongin.

 

—Soy Im Seulong, el nuevo mecánico de Eli. Acabo de matar a un vampiro en el patio trasero de mi pareja. Creo que está adentro llamando a la policía en este momento. — Rápidamente le dio la dirección de Jo Kwon al Alpha.

—¿Rebelde?

 

Seulong se pasó el dorso de la mano por la frente mientras miraba al vampiro muerto. —Estoy bastante seguro. Dejé a Jo Kwon y estaba a punto de irme cuando vi al vampiro en el patio trasero. Él me atacó por la espalda.

—Voy a interceptar la llamada telefónica a la policía. Uno de mis centinelas estará allí en poco tiempo para deshacerse del cuerpo. —Jongin se aclaró la garganta—. No hay nada que pueda hacer sobre lo que vio Jo Kwon. Vas a tener que trabajar eso con tu pareja.

Seulong había oído de lo hiperconsciente que el Alpha era de lo que sucedía en su pueblo. Él no debería haberse sorprendido de que Jongin supiera sobre él y Jo Kwon. —Más fácil decirlo que hacerlo.

—Siempre es así —Jongin dijo antes de colgar.

 

Tomando asiento en el escalón, Seulong se preguntó cómo iba a explicarle esto a Jo Kwon. Su pareja acababa de ver a Seulong matar a un hombre, sin darse cuenta de que era un vampiro. Hablando acerca de trabajar con él.

Seulong se detuvo cuando sintió algo duro presionado la parte posterior de su cabeza. —No te muevas. Ya he llamado a la policía y deberá de estar aquí en cualquier momento.

 

Esto no estaba sucediendo. ¿Su pareja realmente tenía un arma en la cabeza de Seulong? No conocía a Jo Kwon lo suficientemente bien como para saber si el hombre apretaría el gatillo o no. Seulong había estado en algunas situaciones realmente malas en su vida, pero esta sin duda era la peor.

—No sabes lo que estás haciendo —dijo Seulong—. No tienes idea de lo que está pasando aquí.

—Tengo ojos —respondió Jo Kwon—. No hace falta ser un genio para ver lo que has hecho.

—Él estaba en tu patio trasero, listo para matarte si no hubiera interferido.

—No sabes eso a ciencia cierta —dijo Jo Kwon—. Incluso si él estaba aquí para entrar en mi casa, podrías haber llamado a la policía en lugar de matar al hombre. —Jo Kwon tragó audiblemente—. ¿Qué clase de monstruo le rasga la garganta a alguien?

Seulong se movió a gran velocidad y desarmó a Jo Kwon. Los ojos de su pareja se abrieron cuando Seulong agarró por el frente de la camisa a Jo Kwon. —Del tipo que acaba de matar. Si no lo hubiera detenido, estarías muerto ahora mismo.

Seulong olió al lobo Timber antes de que el shifter entrara por un lado de la casa. Le dio un sutil movimiento de cabeza. El shifter agarró al vampiro de la tierra, arrojó la criatura muerta sobre su hombro, y se fue sin decir una palabra. Jo Kwon empujó a Seulong, las palmas de sus manos golpeando el pecho de Seulong.

—¿Quién diablos eres?

 

El labio superior de Seulong se curvó. —Sólo su mecánico amigable. —No debería de molestarse de que Jo Kwon estuviera aterrorizado de él.

 

Su pareja era un humano y, por su reacción, no sabía nada sobre el mundo paranormal. Eso era una reacción típica, pero Seulong no apreciaba ser visto como un monstruo.

—¿Qué eres, una especie de mafia o miembro de una pandilla de motociclistas?

Seulong quería reírse de lo ridículo de la pregunta de su pareja. —Ya te lo dije. Sólo soy un mecánico.

—Aléjate de mí —dijo Jo Kwon mientras comenzaba a retroceder—. No sé lo que eres, pero déjame afuera.

Seulong sabía que no había nada que pudiera decir para convencer a su pareja de otra manera. Él podía decirle la verdad, pero Jo Kwon ya estaba fracturado. Seulong no quería que su pareja tuviera un colapso total.

Él daría tiempo al humano para absorber lo que había visto antes de que Seulong dijera la verdad. Sólo esperaba como el infierno que Jo Kwon no huyera de él. Seulong no estaba renunciando a su pareja.

Contra su mejor juicio, Seulong devolvió el arma a Jo Kwon. — Te veré por ahí, Jo Kwon. —Bajó los dos escalones y se dirigió hacia el lado de la casa.

—No te me acerques de nuevo —Jo Kwon dijo en voz alta cuando Seulong se acercaba a la camioneta. Cerró los ojos un momento, esas palabras se arrastraban en  su corazón. Iba a necesitar un milagro para solucionar este problema. Jo Kwon ya tenía una pared de acero construido en torno a él. Matar a un vampiro en frente de su pareja sólo iba a hacer que Jo Kwon construyera ese muro aún más alto.

Seulong se fue a su casa, se duchó, y luego se sentó ante la mesa de la cocina con una taza de café. Se había mudado a la Villa Kim para empezar de nuevo, sin sospechar que iba a encontrar a su pareja. ¿Cuánto más se podía complicar su complicada  vida?

Casi podía respirar el dolor de Jo Kwon cada vez que estaba cerca del hombre. Esto lo enfureció porque Seulong sabía que podía dar al humano todo lo mejor. Desde el momento en que había puesto los ojos en Jo Kwon, sabía que habría una lucha frente a él. Jo Kwon tenía esa mirada de dolor que todos los hombres tienen cuando su corazón había sido arrancado.

Seulong sólo deseaba que Jo Kwon le diera una oportunidad. Pero infiernos, después de esta noche, era muy, muy seguro de que Jo Kwon iba a huir de él cada vez que viera a Seulong.

Dejando escapar un suspiro de disgusto, Seulong dejó la taza en el fregadero, listo para ir a la cama cuando sonó el teléfono. No estaba seguro de quién estaría llamándole tan tarde. Quizás era el Alpha queriendo algunos detalles más.

Recogiendo su teléfono de la mesa, Seulong revisó el identificador de llamadas, pero no reconoció el número. Él había conseguido un nuevo número de teléfono desde su llegada a este pueblo, así que nadie de su pasado lo tenía.

Apretó el teléfono en su oído después del quinto timbre. — ¿Hola?

 —Tienes que ir a la casa de tu pareja —dijo Jongin—. Parece que el rebelde no estaba solo. Di instrucciones a Kyuhyun de quedarse después de que se llevó el primer cuerpo. Como medida de precaución. Jo Kwon vio a Kyuhyun cambiar cuando atacó el segundo vampiro.

Seulong se dirigía hacia la puerta antes de que Jongin terminara de hablar. ¿Por qué no se había quedado alrededor? Fue una tontería irse, a pesar de que Jo Kwon le gritara que se fuera. Fue un error estúpido que casi le cuesta la vida a su pareja.

 

Ahora Seulong tenía que ir allá y no sólo tratar de calmar a Jo Kwon, sino que tenía que explicarle sobre el mundo paranormal. No era así como quería manejar las cosas.

Condujo rápidamente a la casa de Jo Kwon, estacionándose en la entrada. No se molestó en llamar a la puerta principal porque Seulong tenía la sensación de que Jo Kwon no respondería. El chico probablemente estaba volviéndose loco en estos momentos.

Abriendo la puerta con cautela, porque Seulong sabía que Jo Kwon tenía un arma, vio adentro. Seulong se movió rápidamente adentro, presionando la espalda en la casa cuando una bala   llegó demasiado condenadamente cerca de su  cabeza.

—Soy Seulong. —Esperó, pero Jo Kwon no respondió. Los ojos de Seulong parpadearon hacia el lado de la casa y vio a un lobo a la distancia.

Kyuhyun debía haberse quedado alrededor hasta que Seulong llegara. Incluso en forma de lobo, Seulong pudo ver la mirada de simpatía en los ojos de Kyuhyun.

—Voy a entrar, Jo Kwon. No me dispares. —Seulong envió una plegaria antes de cruzar el marco de la puerta. Sus ojos recorrieron la sala pero no vio a Jo Kwon en ningún lugar—. Estoy sin armas —dijo en la habitación vacía. Mantuvo las manos a los lados para que su pareja pudiera ver que estaba desarmado.

—¿Cómo sé que no eres uno de ellos?

 

Seulong no quería mentirle a Jo Kwon. Él sabía que su pareja estaba hablando sobre los shifters. —No lo sabes.

—Él es… —Jo Kwon cruzó el marco de la puerta, el arma alta—. No lo sé.

—Aterrador. —Seulong levantó sus manos para que Jo Kwon pudiera verlas—. ¿Francamente aterrador?

 

Jo Kwon asintió rápidamente, su mano agarrando el arma más fuerte. Seulong podía ver un brillo de sudor en el rostro de su pareja. Jo Kwon estaba tan nervioso ahora mismo que un movimiento en falso provocaría que le disparara a Seulong.

—Baja el arma, Jo Kwon.

 Los ojos verde salvia de Jo Kwon salvajemente miraban a su alrededor. —¿Qué pasa si esa cosa regresa?

—Él no va a volver.

 —¿Cómo lo sabes?

 —Porque lo vi salir. —Seulong no debería haber dicho eso.

 

Él debería haberlo sabido mejor. Pero era demasiado tarde para recuperar sus palabras. El disparo resonó por toda la habitación y Seulong se estrelló contra la pared.

 

continuara....

 


 

CAPÍTULO 3

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