Every roommate kept awake
By every sigh and scream we make
All the feelings that I get
But I still don't miss you yet
Only when I stop to think about it
Severus despertó con la sensación de haber dormido en una cama inmensa pero no era más que el hecho de haber dormido a sus anchas justo en el centro del colchón como siempre le había gustado y no en el lado derecho y bajo el estrujante abrazo de Harry, se levantó con calma para tomar un vigorizante baño y se desnudó ante el espejo de cuerpo completo observando el enorme contraste de su piel blanca con los oscuros hematomas y marcas de dientes que adornaban su cuerpo casi en su totalidad, suspiró quedamente pensando que tal vez ahora si tendrían oportunidad de sanar.
Una vez limpio y vestido con una simple túnica negra de corte holgado y cuello alto bajó a la cocina y encendió la radio muggle, escuchó las noticias en silencio mientras preparaba un par de huevos revueltos con tocino, sacó un poco de fruta picada del frigorífico y se hizo un café negro bien cargado, sonrió feliz mientras desayunaba contento por la ausencia del asfixiante y empalagoso aroma de la miel y las jaleas con los que Harry solía acompañar sus hotcakes o waffles. Mientras se alimentaba comenzó a hacer un repaso de todo lo que debía hacer en el día para estar al corriente con sus entregas y una vez que terminó tomó sus utensilios y los aseó para dirigirse de inmediato a su laboratorio.
El pocionista había pasado toda la mañana y parte de la tarde encerrado en el laboratorio, al parecer el tomarse libre el día anterior después de tanto estrés emocional fue suficiente para hacer que se atrasara a sobre manera y si bien podría surtir sus pedidos con la reserva que tenía eso solo significaba que debía resurtir su stock para no quedarse en ceros y si tomaba en cuenta que debía empacar también todo por su cuenta…
Mientras Severus revisaba su inventario el brazo izquierdo comenzó a temblarle y su vista se tornó borrosa, tuvo que sostenerse de las estanterías y respirar con fuertes bocanadas antes de casi arrastrarse fuera de aquel sótano y dirigirse a su sala
-Idiota, no puedes exponerte tanto tiempo a los vapores- siseó molesto al darse cuenta de la hora, había estado tan concentrado, rodeado de una perfecta aura de paz y tranquilidad debido a la falta de las tontas interrupciones del joven auror que se dejó ir en la belleza de su arte como hace tanto tiempo no lo hacía.
Asmodeus se acercó a su dueño con inusual dulzura y se repegó a sus tobillos al notarle mal
-Un poco de aire libre me hará bien ¿cierto?- susurró acariciando al gato mientras se ponía de pie con clama y movimientos lentos
Se tomó unos instantes para llegar al vestíbulo y tomar el solitario abrigo negro, tomó la bufanda por inercia, mientras se la colocaba recordó quien se la había obsequiado y con gesto de hastío la arrojó al suelo dando la vuelta dispuesto a salir de su hogar. Una vez fuera inspiró con fuerza llenando sus pulmones del viento otoñal de principios de octubre, irguió la espalda haciéndola sonar antes de bajar el porche y comenzar con la agradable caminata por el vecindario, las hojas comenzaban a llenar las calles de aquel pintoresco pueblo que era una perfecta mezcla de las tradiciones mágicas y la modernidad muggle, todas las casas eran de piedra y madera adornadas con runas y configuraciones celtas y nórdicas pero su arquitectura era más de mediados del siglo XX, todos contaban con electricidad e incluso había quienes utilizaban automóviles o motocicletas, sobre todo aquellos que tenían que transportar sus productos hasta sus negocios en el centro del pueblo.
Severus suspiró con tranquilidad admirando los hogares de sus vecinos quienes comenzaban a prepararse para Samhaim colocando calabazas y nabos fuera, de inmediato se dio cuenta que debía preparar los ritos de este año, había olvidado que era el mocoso quien se había hecho cargo de ello en los años anteriores. Justo cuando aquel pensamiento le asaltaba, el pocionista tuvo la sensación de ser observado, continuó con su andar mientras discretamente miraba a su alrededor sin notar nada extraño pero su experiencia como espía le hizo cerciorarse por lo que con un suave murmullo y sin apenas mover los labios lanzó hechizos protectores y de detección pero de nuevo no obtuvo nada, el ojinegro sacudió la cabeza con molestia pensando que tal vez se estaba volviendo un tanto paranoico.
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Cuando Severus regresó a su hogar, el sol comenzaba a ocultarse, después de su episodio paranoide decidió ir hasta el mercadillo del centro donde tomó una merienda ligera y aprovechó para surtir sus suministros.
-Estoy en casa- anunció y después torció los ojos al notar su estupidez después de todo no era como si el gato le fuera a contestar.
El mayor sacó los paquetes de sus bolsillos antes de quitarse el abrigo y se dirigió a la cocina donde una majestuosa lechuza blanca le esperaba con gesto apacible, de inmediato retiró el sobre de su pata y le dio algunos premios que Harry solía tener junto a ña cafetera antes de que el ave se diera por satisfecha y saliera por la ventana para emprender el vuelo.
-¿Asmodeus?- susurró Severus en busca de su familiar, de inmediato y habiéndose asegurado que la intrusa se había ido el aludido hizo su entrada restregándose contra sus piernas
-Pequeño manipulador- susurró con cierto aire de diversión tomándolo entre sus brazos y acariciando su barriga mientras ronroneaba
Después de un rato de mimos dejó al familiar y le alimentó para ocuparse en ordenar sus compras de nueva cuenta envuelto por el reconfortante silencio
-Muy bien, veamos qué es lo que quiere Lucius- susurró tomando el pergamino y lo leyó casi con aburrimiento
No era nada del otro mundo, el patriarca de la familia Malfoy (y dicho sea de paso su mejor amigo) le invitaba a otra aburrida tarde de ajedrez y coñac donde seguramente intentaría volver a convencerle de ser su socio. Cosa que de nuevo no lograría, aunque ahora que no estaba Potter… el mocoso siempre le aconsejó separar sus amistades de los negocios y siempre lo creyó un consejo sabio, sin embargo también sabía que el moreno detestaba su amistad con el rubio, no le gustaba que estuvieran a solas bajo ninguna circunstancia y ese era su principal motivo para no permitir aquella asociación, así que ya que él ya no era parte de su vida ¿Por qué no aceptaría dicha oferta? Aquella cuestión siguió rondando por su cabeza hasta el momento que se fue a la cama.