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Ámbar (Tiger & Bunny) por 691396

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Capítulo II

 

Esa mañana fue muy incómoda, Barnaby protagonizó a la víctima y Kotetsu al agresor arrepentido, el rubio nunca se había sentido tan feliz de escuchar el cliché “Haré lo que sea para que me perdones”, una frase con la que pudo hacer suyo al viejo con consentimiento, con la que pudo ponerle una correa en el cuello, un lazo que se aseguraría fuese permanente, aunque para ser sinceros esperaba escuchar el típico “Me haré responsable” de los mangas que leía de niño.

 

oOo

 

El conejo se volvió posesivo, celaba al tigre en cualquier lugar, en cualquier momento mientras estuvieran solos, Barnaby era un profesional para el público, para sus compañeros y amigos, pero no para Kotetsu, para él, jugaba un papel más privado, más oscuro, se volvió su víctima y carcelero.

El oriental no huía a pesar de sentir que las cosas se estaban yendo de control, su sentido de responsabilidad era mayor, fue su culpa esa noche y la seguiría siendo después, no importaba lo que Barnaby hiciera o le hiciera hacer, decir o sufrir, lo tomó como una venganza por tomar su “inocencia” y, aunque dolía, se acostumbró después de medio año, llámenlo loco, pero comenzó a sentir placer, ya no rehuía a los avances del conejo, por lo que ya no tenía que soportar los ataques violentos de este, las torturas que resultaban en su sangre en las sabanas y que el rubio llamaba “amor”. Aprendió a decirle lo que deseaba escuchar, a interpretar cualquier mínimo gesto y a responder con gestos que quería convencerse que sentía, que eran reales, no fue hasta que un día, después de tres años juntos que Barnaby sintió que no era suficiente.

 

oOo

 

Había conseguido la cura a su depresión, parecía feliz en el exterior, pero era infeliz, rencoroso, pero sobretodo, celoso, lo sabía desde el principio, no importaba lo que hiciera, el viejo siempre tendría a alguien más importante que él ¿Pensó en destruirlos? ¡Claro que sí! Pero matar a la familia del viejo sólo haría que lo odie, lo aguantó todo el tiempo hasta que la idea surgió, no solo se quedó allí, la hizo realidad, un poco de sus fondos, más contactos y tecnología, dos años de trabajo para crear lo que el pequeño tubo en sus manos contenía, lo que haría que Kotetsu se volviera suyo por completo, que no pudiera escapar de su unión.

Ya no necesitaba invitación para entrar en la guarida del tigre, ni anunciar cuando lo atacaba mientras dormía, Kotetsu ya no mostraba rechazo a ninguno de sus avances e incluso correspondía, esa noche fue como muchas otras, le hizo gemir, gritar y disfrutar hasta perder la conciencia, allí, ayudado por la luz de la luna, le clavó el tubo en el vientre, Kotetsu abrió los ojos de inmediato, la sangre comenzó a esparcirse por las sabanas, incrédulo, el viejo le sostuvo las manos, intentó activar su poder sin resultados, Barnaby le sonreía con dulzura, enterrando más profundo la herramienta, el tigre se había convertido en un gatito en sus garras, un gatito que se volvió moribundo en un instante, cuando perdía la conciencia, lo sintió, un dolor aún más atroz, el tubo se derritió como agua, se metió en la herida, tan frio como hielo y a la vez tan caliente como lava, gritó con lo que le quedaba de fuerza, quería desmayarse pero algo se lo impedía, el desgarrar de sus músculos sonaba como caucho rompiéndose, el quebrar de sus huesos como palillos de dientes, algo se arrastraba por sus venas como insectos microscópicos que lo devoraban desde adentro y Barnaby, él sólo sonreía mientras le sostenía la mano, cantando en susurros que sus propios gritos acallaban, sintió que pasó una eternidad hasta que el dolor paró, estaba empapado en sudor, el sufrimiento le hizo incontinente, podía oler las heces, la orina y la sangre, era desagradable, asqueroso, un desastre, pero para el rubio, era el olor del éxito, sintió una lengua invadirle la garganta antes de poder al fin, desmayarse.

 

oOo

 

La mañana fue como cualquier otra, el mayor se despertó como huyendo de una pesadilla, aun podía sentir el dolor de su carne desgarrada, de ser comido vivo, pero no había nada cuando, en ataque de pánico revisó a su alrededor, las sabanas estaban limpias, su cuerpo sólo con las cicatrices que ya tenía, se convenció a sí mismo de que fue una alucinación, una horrorosa que aún le hacía temblar, se paró inestable de la cama, no fue hasta llegar a la cocina que sintió el olor de la comida, Barnaby se volvió más atentó con él desde que comenzaron una relación, aprendió a cocinar sólo para él, aun así, el temblor que había logrado eliminar mientras caminaba, volvió con fuerza, aún más al ver tal dulce sonrisa, sintió que las piernas se le volvían gelatina, pero paralizado, no podía huir ni cuando el protagonista de su mal sueño lo tomó en sus brazos para besarlo, parecía desesperado por tocarlo, por poseerlo, lo inclinó en el mesón de la cocina, no le importó los evidentes espasmos, bajó la única prenda que le cubría, le abrió los glúteos y le besó, metió la lengua tan profundo como podía en el pálido agujero, ya conocía todos los puntos buenos del viejo, sabia como hacerle olvidar su propio nombre, lo hizo eyacular sólo con el beso, lo distrajo con placer mientras veía el nuevo lugar, le dio un toque suave con la yema de los dedos mientras sonreía.

Los temblores desaparecieron, en la cocina solo estaba la respiración pesada del viejo, Barnaby era todo sonrisas, parecía impaciente, cargó al tigre como una princesa, dando pasos que parecían un baile mientras volvían a la cama, las sabanas carmesíes jamás se vieron tan bien en sus ojos, recostó al viejo con cuidado, quitándole el aliento a besos profundos, en un momento puso una sábana blanca debajo, sin responder la pregunta del propósito siguió besándolo, tocándolo, excitando el cuerpo que conocía como al propio, al que ahora, por algún motivo era más sensible, le besó el cuello, el pecho, el estómago, saboreó el ombligo y siguió bajando, se tragó el pene por completo mientras estimulaba el ano, Kotetsu le agarraba el pelo mientras gemía, los ojos vidriosos y la respiración pesada informaban del estado pecaminoso de la casi inconciencia, movía la cadera buscando más placer, se sentía más mojado de lo normal, su semen empapaba todo el camino hasta su culo, quería correrse y lo hizo con fuerza, un gemido gutural salió de su garganta mientras su semen se deslizaba por la de Barnaby quien le sonrió de nuevo, ahogándolo otra vez en besos, le abrió las piernas mientras se acercaba, de alguna forma, el tigre lo deseaba más que nunca, pero algo se sentía extraño, el conejo saco los dedos de su interior, pero el pene aun no entraba, estaba jugando con él, lo sintió moviéndose desde sus testículos hasta su ano, hirviendo como lava, pero sin entrar ni un centímetro, movió las caderas con desesperación, el deseo de tenerlo adentro lo enloquecía, el palo al rojo vivo paró en su periné, escuchó una risa nasal, vio la cadera retroceder, no entendió hasta que sintió el dolor, la cadera embistió con fuerza, el pene entró, pero no en su ano, por primera vez luchó, trató de alejarlo, activó su poder, Barnaby hizo lo mismo, las fuerzas chocaron, el rubio volvió a embestir, algo se rompió dentro de Kotetsu, sintió resbalar algo por sus glúteos, la lucha siguió en un punto muerto sin salir de la cama, todo un minuto desperdiciado de su poder, todo el tiempo que tenía para liberarse hasta volverse indefenso ante los otros cuatro del menor quien aún con poder activado volvió a arremeter, sintió que se partía en dos, lloró cuando los movimientos se hicieron más salvajes, un nuevo agujero entre sus piernas estaba siendo brutalizado por un pene gigante y dolía mucho más que por su culo.

Sujetó las manos del viejo con una de las suyas, mientras sostenía la cadera con la otra, arremetió con toda su pasión en el resultado de su investigación, se sintió en el cielo cuando rompió el himen, en la sábana blanca quedaba la muestra de una tercera primera vez, una que luego guardaría con recelo, se sintió renovado al ver las lágrimas del otro, embistió más y más fuerte, tan concentrado que no prestó atención cuando su poder se acabó, fue más profundo de lo que creía poder y con un gemido se vació adentro, sentía los espasmos en el cuerpo bajo suyo, sentía los espasmos de su propio pene que seguía eyaculando a pesar de los largos minutos, besó los labios contrarios, lamio las gotas que se deslizaban por las mejillas, se aseguró de dejarlo sin fuerzas y comenzó de nuevo, para Kotetsu fue una noche interminable, para Barnaby, el inicio de la travesía.

 

oOo

 

Lo que el tubo contenía era la nueva nanotecnología, una que le ayudaría a Kotetsu a recuperar su poderes, una que podría tener algunos efectos secundarios, esa era la verdad, o al menos la que le hicieron creer al viejo, de la que dudó hasta que se dio cuenta de que en efecto, el tiempo de activación de sus poderes comenzó a alargarse al igual que las horas en la cama con Barnaby, quien parecía obsesionado con esa nueva parte de él, quien ahora llenaba ambos agujeros hasta desbordar con su semen, quien ahora se negaba por completo a usar un condón sin importar la persuasión del mayor, quien ahora era más amoroso y proactivo, quien comenzó a ser más atrevido incluso jodiéndolo en las duchas del trabajo o en los arbustos de un parque, siempre terminando en uno de sus agujeros, no importando si era sexo oral al principio, cuando sentía que estaba cerca volteaba a Kotetsu y se enterraba soltando su semen en lo profundo, haciendo muy incómoda la vuelta a casa, no fue sólo medio año después cuando el tigre se dio cuenta de lo que pasaba, cuando su vientre comenzó a crecer sin explicación, cuando Barnaby compró una casa para que vivieran juntos, cuando escuchó los latidos del embrión.

<<Huir>> Quería huir como nunca antes en su vida, quería creer que era un sueño, no, una pesadilla, que nada crecía dentro suyo, que no fue engañado.

<<Furia>> La rabia le carcomía el alma, le golpeó, le golpeó hasta más allá de lo que soportaban sus propios huesos, sintiendo que golpeaba algodón, no importó cuánto daño le causara, Barnaby aún sonreía.

<<Tristeza>> Tal vez algunas lágrimas se le escaparon al sentirse atrapado, tal vez se sentía desconsolado ante el engaño, tal vez aún tenía tiempo de huir…si tan sólo la nanotecnología no fuese ya publica, si tan sólo ya no fuera reconocido por todo el mundo como el primer sujeto NEXT exitoso, si tan sólo nadie supiera de su embarazo…

<<Resignación>> Se convenció o es mejor decir que se dejó lavar el cerebro por todos a su alrededor, dejó de gritar, de enojarse, de luchar, comenzó a cuidarse, a cuidarlo, Kaede estaba emocionada por ser una hermana mayor, aceptó casarse con el conejo, un tigre viejo como él no tenía de otra, era lo que todos decían, debía responsabilizarse de enamorar a un joven, debía responsabilizarse de darle la familia que perdió, debía ser responsable del entusiasmado rey de los héroes que sacrificó casi toda su fortuna por devolverle su poder.

Pasó por fases inexplicables para sí mismo, sólo fue hasta que viajaron de luna de miel que pareció despertarse, el rubio estaba en su regazo, con el oído pegado al abdomen; se sentía borracho, era irreal, miró las dos argollas en su anular, una de la mujer que más amó, otra del hombre que le hacían amar, escuchó los susurros de una canción de cuna, las caricias en su vientre, las respuestas desde dentro de este, Barnaby adoraba hablarle a lo que crecía en su interior, le cantaba, le contaba su día a día, exageraba anécdotas… Kotetsu al fin veía algo de ingenua juventud en él y en alguna parte de su pesado sufrimiento, una tenue luz se encendió, era un héroe, como tal sacrificarse estaba bien, como tal… era mejor buscar la felicidad de otros antes que la suya, se rindió.

Una nueva casa, un nuevo hogar, un nuevo microhabitat, un lugar donde esconderse del mundo mientras la cosa en su vientre seguía creciendo, aun sentía lejano todo lo que le rodeaba, como estar encerrado en una burbuja de jabón que puede estallar en cualquier momento.

Cuando el líquido amniótico se deslizó por sus muslos pudo disfrutar de la interpretación de Barnaby de un padre en pánico, pudo reírse después de mucho tiempo, no sentía el dolor del parto, sentía la ausencia de sus propios sentimientos.

El conejo estaba a su lado dándole aliento, sujetando su mano con fuerza mientras él pujaba, cuando escuchó el llanto, parecido al maullido de un gatito, su burbuja se encogió.

Como si fuera una mujer, su cuerpo produjo leche, su cintura tenia algunas curvas, su cadera se ensanchó, ya no reconocía a quien lo miraba desde el espejo, escuchó de nuevo el maullido del gato, implorando por leche, por calor, su vida se había vuelto fría desde que se metió por primera vez en la cama del que, estaba seguro, ya no era un conejo, ya el pelaje no era blanco, se había vuelto carmesí, el color de la pasión, el amor, el engaño.

Él llegó justo a tiempo, fue golpeado, la almohada con la que quería acallar los maullidos cayó en algún lado, su conciencia se perdió en algún lado hasta que la luz le hizo despertar, la tarde volvió como cada día, el niño, que era un conejo en miniatura seguía en la cuna, Barnaby le observaba desde la esquina, conocía esa mirada, iba a ser castigado, iba a ser abusado, iba a ser violado.

Cuando Barnaby Brooks III cumplió cinco años, ya tenía dos hermanos y uno más por nacer, parecía un sueño que alguna vez el viejo tigre fue un héroe, uno que fue olvidado hace mucho, uno que ahora era conocido como el suertudo esposo del rey de los héroes, del millonario, del amado por todos, un viejo felino al que a sus garrar y colmillos se les había desgastado el filo, pero Kotetsu sabía que tenían más filo que nunca, sólo que parecía que… había olvidado mostrarlos.

Cuando su quinto hijo nació ya tenía 45, su pequeña Kaede ya era universitaria, ya tenía una vida aparte de la suya, aun con cuatro hijos y un esposo en la misma casa, se sentía sólo, nunca creyó que darles felicidad a otros lo haría tan… infeliz, ya era tiempo, no se despediría de nadie.

Envió a los niños a su hermano, dejó todas sus pertenencias, tuvo una última mágica velada con su esposo, miró sus manos, miró el atardecer, el ámbar se mezcló con sus ojos, la sangre en el suelo se veía naranja, el cuerpo de Barnaby se comenzaba a poner frio igual que el suyo, el icor de ambos cuerpos se mezclaban como si supiera que son amantes, el menor no sufrió, el veneno en el vino le hizo dormir profundamente, por otro lado, el cuchillo en la garganta le dio la oportunidad de ver por última vez las esmeraldas que tanto le gustaban, recordó que hace mucho tiempo gritó a los cuatro vientos “Soy un héroe porque quiero ayudar a la gente ¿No es suficiente razón?” No, no lo es, ahora quería ser un héroe y ayudarse así mismo, iba a ser el héroe de sus hijos, iba a desaparecer las existencias que corroían sus pequeñas almas, al padre violento y la madre sumisa.

La carta que le envió a su hermano ya debe haber sido leída, se abrió el vientre como un viejo samurái, se acostó al lado de Barnaby, sostuvo su mano, no dejará que el alma de un demonio escape del infierno, se aseguraría de ello.

 

 

El ámbar iluminaba todo a su alrededor, el atardecer era cálido, la sangre en sus cuerpos se había vuelto fría, sus almas fueron arrastradas al averno.

 

FIN

   

 

Notas finales:

Y eso es todo amigos.


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