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Momentos KakaGai / GaiKaka por InuKidGakupo

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Es cuando pasan que todo sucede.


No importa lo que hagan o donde estén. El tiempo se detiene, se fragmenta, hay un extraño bucle que se abre de la nada y los deja parados en otro lugar.


Ocurre en un solo segundo, a veces a mitad de un combate, a veces en una charla, otras veces tienen la suerte de que no estén haciendo nada en particular.


La mayoría de veces es abrupto, como un trueno que aterriza de algún lugar y se hace visible entre todos ellos. Las palabras se ahogan, los golpes cesan, el sonido particular de las respiraciones se hace denso hasta que aquel extraño gemido escalofriante tiene lugar.


Neji también lo nota, pero sabe apartarse y finge que no lo hace. Sus ojos transparentes se pierden y su rostro gira al lado contrario con una sobrepuesta naturalidad.


Pero TenTen no se aparta. Ella mira. Sus ojos se pegan a la escena y con una expresión un poco tensa sigue el hilo de la extraña situación.


Es solo un segundo, nada sorprendente. Un hilo se tensa y los aprieta antes de romperse y golpearlos a todos en la cara sin consideración.


Ocurre desde antes que aparezcan. A veces TenTen también lo siente, otras veces es una sorpresa que la deja sola con el pequeño hilo deslizándose entre la figura de sus apretados dientes.


Entonces, ahí están. Ella lo nota porque escucha el crujido del tiempo rompiéndose en un aprieta y afloja que la descoloca y la aparta de la escena que se considera real.


Las voces a veces los anuncian, pero no es sino los ojos de sus compañeros los que le indican a TenTen a donde girar.


No sabe si se trata de magnetismo, a veces considera que es una cuestión mágica o algo sobre química. Ella no lo sabe. Ella no sabe cómo ellos lo saben en primer lugar.


El segundo estalla entonces. Un segundo que para cualquiera pasaría desapercibido pero entre ellos es notable, un pequeño eterno que se extiende en consideración y la hace tensarse y suspirar.


El primero siempre es Gai. Se puede notar la tensión en su rostro antes que en cualquier otro lado. No existe otra cosa que haga que tuerza sus cejas de esa forma, ni el enemigo más temido de todos lo hace lucir tan rígido, tan perdido, tan disperso y aparatosamente distraído.


Es un gesto particular que le pertenece a él. TenTen le ha dado su nombre a esa expresión que nace y muere en cuestión de segundos. Al reconocerlo, TenTen entiende y detiene sus movimientos.


Luego de que Gai se tensa de esa manera, luego de que su rostro se queda sin expresión y su cuerpo parece temblar bajo el efecto de una electricidad que TenTen no es capaz de ver, ahí está él.


Es Lee un poco más lento que Gai. Los efectos son los mismos y vienen de la misma dirección que la anterior.


Como una pequeña copia, Lee endereza los hombros y su rostro se vuelve dramático en un veloz apagón.


Lo hacen al mismo tiempo entonces, como una imagen mimética y suspendida que se duplica. Sus ojos se angostan y giran el cuello hacia ese lugar y con la misma fuerza.


TenTen voltea en la misma dirección solo para confirmarlo, solo para seguirse sorprendiendo de su habilidad extraña como si fueran enormes sabuesos, como si hubiera habido algo más que unos simples pasos, como si un estallido llamativo hubiera tenido lugar.


Entonces el equipo siete se desliza de algún lado en alguna esquina. A veces increíblemente lejos, otras veces tan cerca que le sorprende tenerlos en ese lugar.


De la forma en la que todo sucede, todo se va.


Gai y Lee los siguen con la mirada lo que dura un parpadeo. El mundo deja de existir para ellos esos segundos antes de recordar que siguen vivos, para variar.


Ambos suspiran y gimen al unísono dolorosamente en un tono sincronizado que dura un estallido breve antes de continuar.


Neji reconoce el sonido y vuelve a ellos. No dice nada, ninguno dice nada. El sonido particular de los golpes y las patadas se reanuda y aquel instante se queda olvidado y sepultado como si hubiera sido un espejismo, como si no hubiera existido, como si no sucediera cada vez que el equipo siete aparece en algún lugar.


Cuando terminan, TenTen los nota asomarse más de una vez a esa misma calle. Se pregunta si esperan mirarlos de nuevo, pero es solo quizá la forma más fácil de mantener el recuerdo.


— ¿Por qué sigues con eso? — su pregunta se desliza a Lee. Este la mira sin comprender y su expresión se tuerce. Sus ojos, en cambio, van al mismo punto una vez más.


Hace mucho que la figura de Sakura se ha ido. El eco de su risa es una alucinación particular. Lee le dijo, ella lo rechazó. Amarla en silencio es su castigo. Lee se tira al suelo y comienza a hacer flexiones sin aparente razón.


TenTen lo sabe, sin embargo. Es un castigo que se pone cada vez que no puede controlar a su corazón.


Pero entonces sus ojos se vuelven a Gai. Este felicita a Lee con alguna especie de discurso tonto antes de volverse unos segundos a ella, el fragmento suficiente para que TenTen reconozca el mismo sentimiento que Lee sentía por dentro hacia su compañera.


— ¿Por qué no se lo dice? — Neji le pone mala cara y frunce el ceño ante su sugerencia. Neji comprende su pregunta tanto como ella.


Gai levanta las cejas en cuestión. Él no lo comprende, no lo sabe, su ignorancia sobre sí mismo la irrita y le hace admirar a Lee por tener al menos la valentía de ser sincero con sus sentimientos, de haberse arriesgado diciéndolo.


— Entonces, ¿ni siquiera se ha dado cuenta? — Gai ladea el rostro. Niega. Neji a su lado indica silencio antes de que todos terminen y vuelvan a la calle principal.


El mundo se llena de risas, de juegos, Gai comienza una charla animada y todos avanzan antes de que el momento se mezcle con la tranquilidad y la paz.


Ese día, sin embargo, sucede de nuevo.


El pequeño paro cardiaco en el rostro de Gai sucede y TenTen puede ver como sus ojos se nublan, como si su mente estuviera envuelta en una gasa y le cortara de la boca las palabras.


Esta vez Lee no reacciona. Ni siquiera lo nota.


Son los ojos de Gai los que se vuelven contra la calle y miran sobre una esquina la figura larga de otro hombre que lo hace suspirar.


— Tengo que irme — dice Gai apresurado. Su historia se queda colgando a la mitad antes de que sonría de esa forma en particular.


La sonrisa “Kakashi”.


Piensa TenTen divertida.


Sorprendentemente, esta vez el otro hombre no escapa y lo espera silencioso sobre la banqueta con casualidad.


Al encontrarse, se abrazan. Gai lo abraza.


Quizá, al menos para uno de ellos, todavía quedaba una oportunidad.  


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