10. Escucho tu voz.
La primer semana, para sorpresa de todos fue monótona. Cómo no trabajaba Caryn se encargó de que Bill participará en las tareas del hogar, a la vez que lo vigilaba. Y Ford pospuso su regreso a la ciudad. No podía irse sabiendo que “eso” estaba en casa de sus padres.
-¡Está escapando!
-¡Diablos Media Luna!- Que huyera no importaría si no tuviera el cuerpo de Stan. Al menos en el hospital el personal podía evitar que se dañara así mismo o a otros.
-¿A dónde crees que vas?- Interrogó Ford autoritario.
-Tengo que ir a la playa ¡Y ninguno aquí va a detenerme!
-¿Es muy necesario?-
Ford lo acompañó. Debía vigilar que no se metiera en problemas.
-¡Shermy!- El chico aprovechó para ir con su grupo de amigos. Los padres accedieron cuando supieron que el hermano mayor sería responsable. Tenía mucho
que Ford no visitaba la playa. Fue tan grato. El día era espectacular y habría sido grandioso de no ser porque tenía que vigilar a Bill.
-¡Chicos! ¡Hey no toquen eso! -Y a los amigos de Shermy, los tontos agarraron una aguamala. No supo tras quien ir.
-Ford, yo lo vigilo, si intenta algo te aviso- Ford no quería dejar a Stanley pero…
-¡Será rápido!-
Bill siguió su camino, luego le habló como si nada.
-Antes de irnos quiero ir allí- Señaló un establecimiento en el muelle, una casa de tatuajes.
-¿Más tatuajes? ¿Qué no has destruido mi cuerpo lo suficiente?
-Tu estúpido cuerpo tiene la culpa. ¿Qué es esto? -Se contempló con asco- ¡Necesito decoración! Algo para atraer a mi novio. Pienso en unas perforaciones, aquí y aquí. Voy a sorprenderlo.
-¡Dijiste que si te ayudabamos me devolverías mi cuerpo!
-Cambie de parecer, conseguí aliados mejores. Y aún si no me ayudan tengo mi premio de consolación. Viviré con mi novio y seré muy feliz.
-¡Estás diciendo disparates!- Stan, muy enfadado se le plantó de frente para detenerlo, pero Bill simplemente lo atravesó. Se soltó a reír.
-Hablando del diablo, allí hay uno- Caminó hasta estar frente a un puesto de vigía. Al pie había un hombre, el salvavidas encargado. Llevaba su uniforme y flotador.
Bill se acercó y lo miró enfadado. El primero en hablar fue el hombre.
-Te falta un rito. ¿Por qué esa cara?
-Pensé que vería a mi novio. Si vas a poseerlo mínimo traelo para que salgamos. Segundo ¡No vuelvas a impedirme entrar a sus sueños!, ¡Y si!, aún no lo puedo completar.
-¿No puedes o no quieres? ¿Haces tiempo para encontrar otra salida?- Sin esperar su respuesta, el salvavidas miró a Stan y siguió- Pobre niño- El fantasma se estremeció al darse cuenta de que podía ser visto por el sujeto. Sintió mucho miedo de que se tratará de otro ente como Bill, pero expedía una energía reconfortante y tranquilizadora que lo hizo desistir de huir. -Tu deuda ya fue saldada- La seguridad en su voz esperanzó a Stan. Deseaba que fuera cierto.
-¡Oye no hables con él!- Bramó Bill.
-Pronto acabará tu tormento- Aseguró de nuevo el salvavidas.
-¡Eso depende de ustedes! ¿Qué hay? ¿Para qué me requieres?
-Surgió un imprevisto. Nuestra anfitriona tiene condiciones.
-¿Qué anfitriona?- El salvavidas señaló el mar, tomó un puñado de arena y la dejó caer.
-Claro ¿Qué condiciones?
-Solo una, llegas y te vas. Apenas entres a este mundo y obtengas tu forma física debes marcharte.
-¿Eso quiere decir? ¿Es enserio?
-Sí, te ayudará a cruzar, mientras completes el rito que te falta- Bill no pensó que fuera tan fácil, sospechó. Su interlocutor continuó para explicarle- Nuestro juez fue menos severo de lo esperado. Ayudó que este planeta sea tan comprensivo. Sabe que es tú única oportunidad de sobrevivir, pero que también puede salir herida en el proceso. Por eso decidió cooperar, mientras te marches de inmediato.- Para Bill tenía sentido, de hecho nunca se le ocurrió pedir permiso para pasar. Luego pensó...
-Mi humano…
-A ese humano debes dejarlo en paz-
¡Claro, siempre había algo!
-Es mío, me lo llevaré. Además este planeta está infestado de humanos, uno solo no hará falta.
-¿Para qué Bill? Solo pierdes energías, no te va a corresponder.
-En mi forma física lo hará- El salvavidas mostró asombró, a Bill no le gustó esa expresión- ¿Qué?
-¿No lo sabes?
-¿Qué cosa?
-Es porque llevas ya mucho tiempo dentro de ese cuerpo que no has podido percatarte. Ahora entiendo tu necedad.
-¿De qué hablas? ¿Qué es lo que no sé?-
Se dio cuenta de que tendría que explicarle.
-Bill, tu ya marcaste a ese humano. Aun si te marchas ya te pertenece.
-¡Ojalá!- Suspiro de anhelo- Pero lo hizo la luz. Su existencia fue marcada por el rojo.
-Su espíritu ni siquiera puede seguir. Sigue en la tierra esperando sanarse de ti- Bill lo miró interrogante- Su reencuentro es causa del karma, ahora la indiferencia la sufres tú.
-¿De qué estás hablando?
-Haces que los hombres pierdan la razón por ti. Les muestras el cielo y cuando te enfadan o ya no te sirven los desprecias. ¿Qué le queda a un alma desgraciada en esta tierra después de conocerte?- A su espalda ardió un altar. Un hombre acababa de inmolarse. Stan se asustó pero rápido entendió que era una ilusión. Por su lado Bill se sobresaltó al reconocerlo, luego inspiró enfadado.
-Kubrick no se quejó…. Y no había necesidad de ser tan dramático. - Dijo restándole importancia al asunto, luego se puso nervioso, le costó hablar- Si Luz Roja fuera Modoc yo lo sabría.
-¿Entonces por qué te lo estoy diciendo yo?- Hubo un silencio, tras unos instantes continuó-Bill, ¡Concéntrate!, piensa, escucha, estás por ser libre, por escapar- El demonio comenzó a caminar en círculos, se agarró la cabeza desesperado- Solo debes marcharte, no te quedes, este humano es el karma. Por más que lo ames igual no te va a corresponder. Tampoco va a reconocerte, no tiene caso seguir intentando.
-¡No son la misma persona!
-Ni tu. Habitas el cuerpo de un hombre con gran corazón, lo has hecho durante años-
-Bill- Axolotl se les unía, el demonio ni siquiera se pudo mover de la impresión -Fuiste tú. Lo que estás viviendo es resultado de tus acciones. Acepta este karma y sigue adelante. Siempre lo haces. No mirés atrás-
………….
-¿Stan?- Ford podía ver la mancha azul a través de su visor térmico. Pero el auricular no registraba nada- ¿Sucedió algo?-
Bill estaba allí, furioso. En el regreso a casa se mantuvo inquietantemente callado, eso sí con brazos cruzados. Repartieron a los chicos de casa en casa. Cuando bajó el último Stan habló.
-No se explicarlo, necesito unos momentos-
Bill se quedó en el cuarto, quería estar solo. No salió durante todo el día. Ni siquiera para cenar.
Cuando Caryn dormía. Stanley contó lo que pasó a sus hermanos. También les dijo lo que ocurrió al final, cuando Bill se fue sin despedirse de aquellos seres. Iba ir tras él, pero la voz del salvavidas lo detuvo.
-Estás en desventaja. Debe ser difícil mirar y no poder hacer para proteger a tu familia. Toma esto- Le tendió lo que parecía un trozo de vidrio- Stan no se movió, sabía que no podría sujetarlo, pero el ente insistió- ¡Anda, agarralo!- Lo hizo y para su sorpresa fue capaz de tomarlo, se dio cuenta de que no era un vidrio, parecía una escama muy grande la cual pronto se disolvió.
Ahora podía mover cosas a voluntad.
El segundo, el que había llegado después habló.
-El día que Stanford cumplió veinticuatro años la deuda se saldó. Es la edad que tenías cuando hiciste el trato con Bill.
-¿Yo tenía tenía veinticuatro años?
- Bill debió devolver tu cuerpo entonces, pero no lo hizo por fines egoístas. Ten un poco más de paciencia. Y cuando sea el momento debes decidir, ahora mismo te encuentras en el plano extracorporal, volver al plano terrenal implica un gran cambio, tendrás que adaptarte a un nuevo mundo, el que conociste ya no existe. Eso puede ser desgarrador. También, puedes decidir no hacerlo, renunciar a esta vida y descansar. Ser uno con el universo con la opción de volver a empezar. Piénsalo, y cuando llegue el momento. Elige-
Continuará...