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Historias perv-didas. por SigmaIII

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Notas del capitulo:

ACOTACIONES:   =Diálogos de Mabel.

Cuando los niños se abrieron a la idea de un Bill no tan malo, comenzaron a notar lo bueno. El demonio tenía un empleo vía telefónica y de medio tiempo donde ayudaba a las personas con la interpretación de sus sueños y pesadillas. ¿No era parecido a lo de la bisabuela? 

=¡Yo soñé ayer con un pony rosa! ¿Qué significa? ¿Tendré un establo lleno de ponys? ¿Cuándo será? 

-¡No significa nada!, es la misma estampa de pony que tienes en la puerta de tu armario en casa. Sólo la recuerdas mientras duermes. 

=Ohhhh

-Yo tuve un sueño muy divertido ayer- Stan llegó, habló a espaldas de Bill y lo tomó por los bordes, el demonio rió- Me preguntó si fue una premonición.  

-¡Eso depende de ti Stan!- El triángulo, sin voltearse, pasó el frente de su cuerpo a su espalda y viceversa y besó al hombre quien correspondió. 

-Mabel nuestros tíos son asquerosos- Le dijo Dipper por lo bajo. 

=¡Lo llamaste tío! ¡Acabas de llamar tío a Bill!

-¡No lo hice! 

-¡Claro que sí! 

-Shhh calla, es más fácil. Me provoca escalofríos. No deberían permitir que los adultos muestren afecto- Dipper decidió interrumpir, ya era suficiente. -¡Bill concéntrate! Ibas a ayudarme con mi ensayo. ¿En serio conociste al presidente Jefferson?

-Seguro, pero en ese entonces aún no era presidente- La voz fue emitida desde el cuerpo con toda claridad, no importaba que la boca siguiera comiéndose la cara del hombre.  

 -¿No tienes que trabajar Stan?- Preguntó Dipper. El viejo tuvo que separarse para tomar aire y poder hablar. Tenía la cara roja por el efecto de ventosa de la boca de Bill. 

-Decidí que empezaría tarde hoy. 

-¡Stan!, el punto de que ganes dinero es gastarlo en mí-Bill decía una cosa pero hacía otra, porque siguió besando la cara de Stan. 

Dipper expresó asco. Por su salud mental, decidió que quién trabajaría temprano en la cabaña sería él. 

…….

Cuando la actividad en la Nueva Cabaña del Misterio terminó, los gemelos regresaron a la casa. 

Bill estaba flotando en la cocina decidiendo qué postre hacer, en la barra había muchos, de gran variedad y presentación increíble. En pocas palabras un sueño. 

Los chicos no pudieron sino mirar maravillados dicha mesa servida. Se sintieron como se debieron sentir Hansel y Gretel cuando encontraron la casa de Jengibre. 

=¿Podemos?=

Dipper se resistió, pero sí tomó una copa de helado sin moverla de su lugar. Se odio por ser débil, entendió que de querer, el triángulo ya los habría envenenado. 

-Claro- A Bill no le importaba, de hecho que comieran lo ayudaba en su investigación.  

Cada quien se sentó y comió muy emocionado, los postres estaban deliciosos, pero tras un rato, Dipper se percató de una extraña sensación, o más bien la ausencia de esta. No pudo evitar preguntar. 

-¿Qué es…? 

-Oh sí, resulta que materializar comida no es tan nutritivo que digamos. La energía que obtengas se irá a tu cerebro pero no hará nada por tu masa. 

=¡¿Qué?! ¿Estás diciendo que puedo comer todo esto sin hartarme y no engordar ni un poco? ¡Eso es increíble Bill! = Y Mabel apuró a comer como si no hubiera un mañana. Siguió con la boca llena= ¡Em  enn snuuno ne nona nina!

-No se te entiende. 

-Dice que “Es el sueño de toda chica” ¡Ahh! Bill, si puedes hacer todo esto, ¿Por qué alimentas a Stan con ensaladas?- Mabel miró atenta la respuesta del triángulo.  

-Si come sano vivirá más ¿no?- Dipper sintió un pequeño dolor. Odiaba pensar en la mortalidad del tío Stan, y segundo, sentía culpa por dudar de los sentimientos de Bill. Mientras más información tenía, más entendía que el incomprensible y atemorizante comportamiento del triángulo tenía una explicación sencilla: Quería a Stan. 

Más tarde el tío ya se había unido. 

-¡Qué delicia! Barra de postres para almorzar- Bill ya se había decidido, aunque la fuente de de helados era la favorita, optó por una tarta de fresas para variar. 

-¿Para qué cocinar? ¡Esto es grandioso!- Stan habría besado a Bill de no ser porque ahora se enamoró del helado. 

-Quiero que hagas digestión- Contestó. Le tiró una mejilla como cariño. Los postres que sobraron desaparecieron y fueron reemplazados por equipo de cocina- Sólo necesito los ingredientes. 

=¿Tío Bill podemos ayudarte?= Preguntó Mabel emocionada. Pero, para el triángulo, Estrella fugaz sólo quería quedar bien.  

-¿Qué intentas? 

=Nada. 

-Sólo queremos ayudar- Siguió Dipper para apoyar a su hermana. 

-No necesito ayuda. 

=¡Queremos ayudar!

-¡Ayudar!- Dipper se subió a la silla. 

-Si acepto su ayuda ¿Dejarán de gritar? 

-Si. 

=Tal vez= 

-¿Saben sabotear un tanque estacionario? 

-Podemos ir a la tienda y podemos batir masa. 

-Supongo que servirá- Bill les entregó una lista.-Necesito esto. 

=¡Sí una misión!

-¡Vamos Mabel!- 

Los chicos salieron aprisa. 

Stan lanzó una mirada furtiva a Bill. 

-¿QUÉ? 

-Nada. 

-¡Oh no, no! No te confundas, tus sobrinos no me agradan y no lo harán- Lo apuntó con un cucharón. 

Los chicos fueron al supermercado. Dipper empujaba el carrito mientras miraba la lista de Bill. Debía admitir que tenía muy buena caligrafía. 

=¡Ositos de goma! 

-Mabel eso no está en la lista. 

=Se llama improvisar, al tío Stan le encantará la tarta decorada con gominolas. 

-Los llevaremos si prometes no comerlos hasta que esté servida- Mabel de mala gana los arrojó al carrito- Dipper se frenó porque en el pasillo pasaba alguien más. Una cara familiar. 

-¡Tío Ford! 

-¿Niños? ¿Pero qué…

=¡Llevamos días sin verte! 

-¿Terminaste tu expedición en el bosque?- Ellos se acercaron emocionados, pero se frenaron cuando el hombre se frotó las sienes molesto. Con desconcierto aguardaron hasta que se calmó. 

-¿Entonces vinieron? 

=Tío Ford, pensamos que lo sabías=

 Él suspiró. 

-Cuando Stanley me lo dijo pensé que eran desfachateces ¿Quién en su sano juicio los albergaría en la misma casa que Bill?  

=Tío Ford, Bill se lo ha tomado con calma. 

-Sí, sólo nos esclavizó un par de días pero…-Siguió Dipper. 

-Niños- Interrumpió Ford, se notaba que estaba muy enojado- Terminemos nuestras compras y después hablemos de esto. ¿Están bien?- Ellos asintieron- Eso es lo que importa- 

Como ordenó el científico, los chicos terminaron las compras, la familia se congregó en el estacionamiento del supermercado. Un Stanford ya calmado los abrazó. 

El grupo se dirigió a la casa de Stan y Bill, pero, enseguida quedó claro que no sería por mucho. 

-¡Chicos recojan sus cosas! Ahora se quedarán conmigo- Ordenó Ford. 

=¡Pero íbamos a ayudar con la tarta!

-¡Nada de tartas, ustedes vendrán conmigo!- 

Enseguida Stanley salió por la puerta, pudo reconocer el imperativo tono de su hermano.  

-¡Ford!- 

-Vengo por los niños- Explicó rápidamente. 

-Ford, los niños no corren peligro- Exclamó cansado Stan y harto de tener esta conversación por millonésima vez. 

-¡No dejaré que mis sobrinos pasen un segundo más en esta casa! ¿Cómo se te ocurre Stanley? 

-Ya llevan dos semanas con nosotros y a ti no te había importado hasta hoy ¿De qué se trata? Oye yo te avisé, no es mi culpa que no me creyeras. 

-¡Por qué no te creí tan falto de juicio! 

-Saben, podemos arreglar esto. No es necesario pelear- Intervino Bill, volando y situándose en el centro de la conversación. 

-No voy a hablar contigo- Le aclaró Ford. 

-Es simple. Tú te quedas con Pino y nosotros con Estrella Fugaz. Creo que es justo. 

-¡¡BILL!! - Reclamaron todos los presentes. 

Tras unos segundos Stan recapacitó, odiaba la idea de separar a sus sobrinos, se tocó el ceño por la jaqueca y habló. 

-Ford, está bien, se mudarán contigo. Pueden pasar las mañanas ayudándome en la Cabaña y pasar las noches en tu casa. ¿Eso te parece bien?

-¡Tío Stan! - Se adelantó Dipper, porque sí, quería mucho al tío Ford de hecho se identificaba con él más que con cualquier otro miembro de su propia familia, pero reconocía que quien veló por ellos durante años fue Stan. 

-¿Qué dices Dipper? -Siguió este- Puedes unirte a mi hermano en sus aventuras nerd. Mabel puede elegir las misiones para que los tres no mueran de aburrimiento. Se divertirán mucho, solo recuerda cómo hablar como una persona normal y no como un robot -animó. Dipper entendió lo que le pedía su tío así que de mala gana accedió. 

-Sí tío Stan, vendremos en la mañana. Si necesitas ayuda llámanos antes, tienes el número de Mabel. 

-Claro- 

Sin poder hacer más. Los gemelos armaron las mochilas para llevarse lo que necesitarían,  mañana irían por el resto. 

-¡Anímense! Esto es lo mejor. Podrán disfrutar sus vacaciones lejos de la influencia de Bill- Consoló Ford. 

-El tío Stan- Dipper quería explicarle a Ford lo que habían descubierto, que si era una relación verídica y mientras durara Bill no se metería con ellos, pero Ford rápido lo calló. 

-Niños, razonar con él es una pérdida de tiempo. No se preocupen, ya encontraremos la forma de librar a Stan del control mental de Bill. 

=Tío Ford…= Mabel se detuvo cuando Dipper le hizo señas para que se callara, no tenía caso intentar explicarle la verdad. Que era real y mutuo.  

.

.

.

Mientras tanto. En la casa de Stan  y Bill. 

-Esta muy callado cierto. Sin los niños- Miraba con tristeza por la ventana en dirección al camino por el que se marcharon- Es como si hubiera olvidado cómo era la vida antes de….- Pero Stan no pudo terminar de expresar sus sentimientos. La garra enorme de Bill lo tomó por el torso y lo tiró a gran velocidad al interior del dormitorio. 

.

.

.

.

-Así que, ¿Te gustó el postre?

-Es lo mejor que probé. 

-Lo imaginé. Mañana preparo la tarta, aunque si quieres puedes comer más de esto. 

-Por favor- 

Okey, suena mal pero deshacerse de los niños por unas horas no es tan malo. 

Mientras tanto, en la casa de Ford. La antigua pero nunca más “Vieja Cabaña del Misterio” el hombre sostenía una discusión acalorada.  

-¡No soy un intolerante!- Stanford colgó el teléfono. Había acusado a Stanley con sus sobrinos. Los padres de Dipper y Mabel, pero además de ofenderse por no ser invitados a la boda, parecía no importarles que sus hijos se encontrarán en la misma casa que un demonio de las pesadillas. 

Claro que se había extendido el rumor por la familia, de la vez en que Stanford gritó a la pareja frente a la plaza. 

Mientras los chicos terminaban de instalarse en el dormitorio del ático. 

=Quiero ir a la casa del tío Stan. 

-Mabel. No vimos a Ford desde que llegamos, es nuestra oportunidad de pasar tiempo con él. De hecho creo que lo necesita. ¿No se te ocurre un plan de decoración?- Y era cierto, la casa de Stanford era un completo desastre, inundada de trabajo. Mabel sonrió, entendía que Dipper quería ayudarla con esto. Su hermano siempre tenía una respuesta. 

=Hay mucho trabajo por hacer. 

-Entonces será mejor que nos demos prisa-

 


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