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Historias perv-didas. por SigmaIII

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Notas del capitulo:

La historia transcurre en el tiempo luego de que Stanford fue arrojado por el portál y Stan comienza a vivir en la cabaña.

Parálisis del sueño.

 

Fue convocado, y él atendió. Bill Cipher se hizo presente, ¿Quién hizo el llamado? Un grupo, grupo conformado por dos súcubos y tres íncubos, tan débiles que apenas se distinguía su forma. 

-¡Oh chicos! - No, no recordaba sus nombres, de hecho había olvidado que existían pero la comitiva se le hizo familiar, los conocía de algún lado. 

El más alto y delgado, con la cola entre las patas se obligó a hablar. Era, porque nadie quería serlo, el representante de los demás. 

-Amo Bill- No era su amo, pero la palabra es honorífica. Así de desesperados. 

Y no, Bill no los recordaba, fue incómodo porque parecían raros. Permaneció en silencio y lo dejó hablar.

- Sólo…- Aunque nunca fue malo con ellos, por su poder le tenían miedo. El resto, que permanecía temblando y muy juntito le hizo señas al líder para que continuara- Amo Bill, yo, ejem, como recordará los íncubos hemos trabajado durante siglos en sus dominios y agradecemos la oportunidad.- 

-¡Claro!- Tronó los dedos. Ya recordaba, el patético y torpe grupo de Gravity Falls, pero los recordaba más coloridos. Ahora lucían enfermos. Exclamó por lo bajo con asco, se veían muy mal.  -Imagino que les ha ido bien en un pueblo con nulo control natal y campesinos pervertidos. 

-No amo Bill, en realidad nunca ha ido bien- El grupo se sorprendió por la honestidad de su líder, pero claro que lo soltó, de esto viven y son problemas sin solución a los que siempre les dan vueltas- Pero gracias a su generosidad- Corrigió-  los íncubos hemos podido subsistir sin necesidad de separarnos- 

Para que los humanos lectores entiendan funciona así:

En la tierra hay cientos de variedades de demonios, todos con jerarquías y categorías muy específicas. Es más, hasta hay diablos de la ortografía. Y los íncubos y súcubos trabajan territorios, claro la competencia es dura, todos quieren las ciudades grandes. Pero estos cinco, desde la creación siempre fueron muy torpes y malos para su negocio. Intentar otra cosa sería un desastre. Así que se asociaron, en grupo al menos tenían compañía y se cuidaban entre sí. Intimidados por otros diablos del sexo, se desplazaron por el globo hasta que por fin dieron con un pueblito deshabitado de entes diabólicos. Sería un buen sitio para comenzar, a ninguno de sus congéneres le interesaba ese lugar perdido en medio del bosque y con pocos humanos. 

Tenían confianza en que aquí podrían prosperar y perfeccionar su técnica sin temor a ser criticados, con el tiempo ganarían experiencia, energías y serían tan fuertes, hermosos y poderosos como los demás. Pero había un detalle…Gravity Falls ya había sido marcado como propiedad de un demonio interdimensional llamado Bill Clave. Claro, que de acuerdo a las reglas del infierno, los demonios terrenales tenían derecho a reclamar el lugar por el simple hecho de existir. Y no habrían dudado en hacerlo de no ser porque Bill también es un demonio de las pesadillas. Y tanto súcubos como íncubos entraban dentro de esa categoría. 

Ningún demonio de los sueños podía ocupar el territorio de otro demonio de los sueños, por normativa y cortesía, a menos claro, que quisiera pelear por él. Y ellos no estaban en condiciones de pelear. Si habían sobrevivido hasta ahora en este mundo cruel, fue por cautos y escurridizos. Así que la estrategia era esta, se presentaron con Bill y le pidieron su visto bueno para vivir y trabajar el pueblo. Al demonio amarillo le importaba un rábano que estuvieran allí, eran tan insignificantes. Y fue así que el grupo encontró su hogar. 

Bueno, la energía sexual de los pobladores no fue el gran banquete que deseaban, pero al menos podían mantenerse y vivir en paz. Fue así hasta los últimos años, cuando los jóvenes comenzaron a abandonar. Y sin parejas, sólo quedaban los adolescentes pero tampoco era suficiente. Las cosas empeoraron al grado de contemplar abandonar y probar suerte en otro sitio, lo que tampoco era opción. Si se quedaban morirían de hambre y si se iban, pues, su única esperanza de sobrevivir sería convertirse en sirvientes de demonios mayores. En estas estaban cuando por fin les llegó un rayo de esperanza, quien llegaba en su Sedán rojo para iluminar sus preocupadas vidas: Un joven con un increíble potencial sexual. Con suerte, con este solo joven podrían “Poner de cabeza al gallinero”  (Bueno, tal vez era pedir demasiado) pero con sólo él podrían mantenerse unos años más. Si se conseguía una novia, o se casaba. ¡Las posibilidades eran infinitas! Enseguida trabajaron al sujeto, pero pronto encontraron que la actividad sexual que tanto ansiaban tendría que esperar. Este joven se encontraba aplastado por una densa capa de estrés y tristeza. 

Bill río, pensó en Stanford, ¿Él? ¿Una increíble potencia sexual? Pddd… pero le extrañó que se refirieron a él como un extraño, Seis Dedos ya podía considerarse nativo. 

-Nos, nos referimos al otro- Aclaró el íncubo- El hermano- 

-¿El hermano de Stanford?- 

Bill hizo un rápido repaso. Entonces supo todo lo que sucedió en su ausencia. 

Explotar de ira.  

.

.

.

Cuando se calmó, habló a los íncubos. 

-Lo siento chicos, lamento que hayan tenido que ver eso- 

El grupo estaba hecho bolita, abrazándose entre sí al ras del suelo. Suplicando por dentro que no los dañara. 

Queda por aclarar. 

A Stanford nunca lo tocaron, era la marioneta de Bill, los íncubos nunca se meterían con su juguete. 

Pero a este muchacho le saltaron encima. Pero una vez más, las capas de estrés y tristeza hicieron que esta máquina sexual se apagará. Vivía el día a día atormentado por la pérdida de su hermano. No podían abordarlo de noche porque el insomnio lo mantenía en vela. Parecía que se castigaba así mismo impidiéndose dormir y disfrutar. 

Así que los diablos pensaron, si podían relajar ese estrés, y evaporar esa tristeza. Seguramente el hombre tendrá ánimos y energía para el sexo…Por tal motivo venían a suplicar a Bill. 

-Amo Bill, ¿Podría hacerlo dormir? ¿Darle sueños relajantes? Si él descansa y está mejor de ánimo, los íncubos tendríamos una oportunidad -

Honestamente no le importaban, pero quería echarle un vistazo al hermano de Stanford.  

……………….. 

Bill entró al sueño de Stanley, un sueño ligero sin contenido. 

-Claro, la versión tonta de Ford. ¡Aghh!- Pero sí, el estrés, terror, arrepentimiento, todas esas emociones se retorcían en este espacio. Y Bill lo habría celebrado. Lo disfruto un rato. Es más, podría agregar más pólvora a la dinamita, con terribles pesadillas. Ford sufriendo, perdido, rogando por ayuda. ¡Sí! ¡Quería que enloqueciera! Frotó sus manos ansioso.  

-¡Me vengaré de Ford a través de ti imbécil!

-Ehmm… Amo Bill, ayudaría a los íncubos ¿Cierto?- Ellos estaban del otro lado. En el dormitorio donde se encontraba recostado Stan. 

-¿Qué? ¡Oh! ¡Oh sí!- se enfadó. Ya recordaba, se los prometió a estos inútiles. De mala gana Bill se tomó su tiempo para analizar y plantear opciones. Debían deshacerse de este estrés y tristeza para que el joven fuera físicamente capaz y tuviera ánimos de coger o al menos masturbarse. ¿Cómo hacerlo? La forma más fácil. Ablandando un rato al subconsciente con sueños tranquilizadores. 

“¡Acabo de cometer un gran error!”  Se lamentaba Stan, pero en el sueño, Ford entendía que fue un accidente. En el sueño Ford sabía que Stan lo enmendará. En  el sueño vivían juntos en la cabaña. En sueños mamá le decía cuánto lo quería. En sueños su padre lo llamaba por teléfono, en sueños miraban el partido.

 Al despertar, Stanley no recordaba nada. Pero la mente estaba tranquila, con los días su humor mejoró, con los días estaba optimista y podía pensar en otra cosa que no fuera su error.  ¡Arreglaría las cosas! Con los días, podía incluso disfrutar. Podía reír, contemplar su alrededor, creer en el mañana. Podía darse un momento a solas…

Bill abandonó. Su intervención fue suficiente. Ahora el tipo había superado su malestar y tenía un sueño regular.

No pasó mucho para que el grupo lo visitara de nuevo.  

-Amo Bill. 

-¿Ahora qué? 

-Los íncubos pensamos, ya que hizo un magnífico trabajo con el humano Stan. Que tal vez podría echarnos una mano. 

-¿Qué?

-Lo que pasa es que- Pero no era necesario dar explicaciones, Bill lo entendió enseguida. Eran increíblemente torpes, incapaces de ejecutar lo que por definición y naturaleza debían. Hastiado se reunió con ellos de noche, en el dormitorio de Stan quien dormía. 

- Bueno, muéstrenme lo que tienen- Bill se quedó perplejo cuando la súcubo se subió a la cama y luego sobre Stanley. Comenzó a acariciarlo, y sin fijarse se sentó sobre el pecho del hombre dejando caer todo el peso de su trasero en él provocandole una parálisis del sueño. Enseguida Stan, quiso liberarse, pero no podía moverse ni abrir los ojos.

-¡¿Qué crees que  haces?!- Bramó Bill- ¡No te trepas encima así!- Creyó más que nunca que el grupo se merecía la extinción. -¿Estas idiota o qué? 

-Amo Bill, es tradición que los súcubos…- 

-¡Al diablo la tradición!, los aplastas cuando los quieres joder, si quieres seducirlos debes hacer todo menos lo que acabas de hacer. ¡Quítate! El que sigue- 

Se hartó rápido. Ninguno era capaz y ninguno se atrevió a hacer el intento por temor a enfadarlo. 

El triángulo permaneció flotando y frotando su entrecejo. Desesperado y casi al borde de las lágrimas por tener que soportar esta situación tan jodida decidió mostrar cómo se hace. 

-¡Y no lo repetiré! - 

Y por supuesto ellos tan atentos y contentos de ver a un experto en acción hasta tomaron nota. 

El orgasmo fue tan fuerte que Stan se despertó. 

Su despertar fue lento, porque estaba muy confundido. 

-¿Pero qué? - Respiraba rápido y se sentía muy bien. 

Se giró lentamente, para acomodarse y querer alcanzarse un vaso de agua en la cómoda, si es que podía porque toda la sangre se le había ido a la entrepierna. Por supuesto, no podía ver a la comitiva de demonios rodeándolo. 

-¡Y así chicos es como se hace! ¿Alguna duda? -

-¡Amo Bill eso fue maravilloso! 

-Lo fue- Muy conforme con su desempeño Bill brilló para desaparecer- Y chicos no me vuelvan a molestar. ¡SE LOS ADVIERTO! - Y desapareció mientras era clamado con aplausos de los íncubos y súcubos. 

Y desde aquel día y con el pasar de los meses, el pequeño grupo de íncubos y súcubos prosperó. 

 

Continuará...


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