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73. Navidad con los Moon (34) por dayanstyle

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Inundado de alegría y optimismo, Sanghoon cruzó la puerta de atrás para salir del Centro de recreación. ¡Min Woo le habían dicho que regresara mañana para una segunda audición! Sanghoon sólo sabía que había echado a perder la primera oportunidad y la segunda sería mejor si la suerte estaba de su lado.

Cerrando el abrigo para evitar los vientos fríos, Sanghoon permitió que sus moléculas se dispersaran, listo para llegar a casa y compartir las buenas nuevas con Lee Joon. A medio camino del rancho Moon, Sanghoon sintió un violento tirón y luego se encontró con la cara plantada sobre una alfombra.

Desorientado, se levantó, preguntándose qué demonios había pasado. Su cabeza y el pecho lo estaban matando. Ser sacado del aire nunca le había sucedido antes. Cuando la visión de Sanghoon se aclaró, su corazón se alojó en su garganta. Reconoció la alfombra de color arándano, el olor de cuero caro, y el sofá rojo sangre.

Su aliento explotó dentro y fuera mientras se giraba y vio a su padre sentado detrás de su pulido escritorio. Los dedos del hombre unidos frente a su rostro con líneas sombrías.

Poniéndose de pie, Sanghoon empezó a temblar. Esto no podría estar sucediendo. Las pesadillas de su infancia regresaron, haciendo que su estómago se revolviera.

Rezando para que sus rodillas no cedieran, Sanghoon se giró hacia su padre. Estaba en la punta de la lengua preguntarle cómo lo había sacado de vuelo, pero mantuvo los labios sellados. De todos modos no era como si el hijo de puta le fuera  a  responder.  Sanghoon  había  aprendido  hacía mucho tiempo a mantener la boca cerrada y dejar que Sang Kyung   hablara todo lo que quisiera.

Era más seguro y menos doloroso de esa manera.

 

El silencio parecía extenderse antes de que Sang Kyung se inclinara hacia adelante. La mirada del hombre no presagiaba nada bueno para Sanghoon. Nunca lo hacía.

Sang Kyung lo miraba con absoluto desprecio. —He decidido traerte a casa.

—¡Pero me dieron el papel! —Esa no era una mentira total. Sanghoon estaba luchando por pensar en una manera de convencer a su padre que lo dejara ir. Se metió las manos bajo las axilas, abrazándose a sí mismo mientras miraba alrededor de la muy familiar oficina.

 

No puedo hacer esto. No puedo quedarme aquí  

    La respiración de Sanghoon se atrapó, haciendo que se mareara un poco. —Por favor, papá. Yo…

Sang Kyung levantó la mano y la amargura se apoderó de Sanghoon.

—Déjate de necedades. Está decidido. Te he permitido que siembres tu avena durante demasiado tiempo. Es hora de que vuelvas a la seguridad de tu casa.

¿Sembrar su avena? ¿Qué carajo? Sanghoon no había salido a divertirse. Había huido de este lugar con sus hermanos y había estado viviendo pacíficamente con los osos desde hace algún tiempo. Había conseguido un trabajo, tenía un poco de vida, y estuvo en una audición para una película.

¿Por qué su padre estaba diciéndole que en su casa estaría a salvo? ¿Estaba el hombre usando Liquid Wrath? No había absolutamente nada seguro en este lugar. Nunca lo había habido. Para asegurarse de que sus hijos nunca huyeran de sus castigos, Sang Kyung tenía un hechizo colocado sobre la casa para que nadie pudiera dispersar sus moléculas.

 

Estoy tan jodido

 

Su cabeza comenzó a latir con fuerza mientras trataba de pensar en una manera de salir de esto.

—Pero dijiste que si me daban el papel podía quedarme en la Villa Kim.

Sang Kyung lo ignoró cuando Vigmore, el asistente de Sang Kyung, entró en el estudio, y Sanghoon sabía que todo había terminado. Vigmore había trabajado para Sang Kyung desde  antes de que Sanghoon naciera. Vigmore hacía todo lo que su jefe le ordenaba, sin hacer preguntas.

Vigmore agarró a Sanghoon rudamente de la parte superior del brazo, sacándolo de la oficina.

—¡No! —Sanghoon luchó para liberarse, pero sabía que era un intento inútil.

Vigmore era un vampiro con la fuerza de un buey. Su agarre era aplastante mientras jalaba a Sanghoon escaleras arriba y por el pasillo ricamente decorado. Sanghoon clavó los pies en el corredor oriental tratando de detenerlo. Vigmore dio un fuerte tirón y Sanghoon se tambaleó hacia delante, casi chocando contra la espalda del hombre.

«Bastardo insensible».

 

Sanghoon tenía que salir de aquí. No había manera en el infierno que se quedara en este lugar. No entendía por qué, después de todo este tiempo, su padre insistía en que volviera a casa. De acuerdo, no insistió, ya que el hijo de puta solo lo había secuestrado.

Vigmore empujó a Sanghoon a su antiguo dormitorio y le cerró la puerta en la cara, pero no antes de darle una sonrisa fría y calculadora. Era el tipo de sonrisa que prometía un montón de dolor si Sanghoon se salía.

Normalmente, habría estado demasiado aterrorizado para desobedecer, pero ahora tenía planes. Estaba esperando su segunda oportunidad y no había manera de que fuera a perderse el estar en la película.

Sabiendo que era inútil, dio un tirón en el mango sólo para encontrar la puerta cerrada. Por supuesto que estaba cerrada. Su bastardo padre quería asegurarse de que él no se alejara. ¿Por qué hacer esto fácil para él?

Sanghoon cerró sus manos en la madera, llamando a gritos a su padre para que lo dejara en libertad. Estaba aterrorizado de que Sang Kyung viniera y lo golpeara. Pero también tenía miedo de lo que significaba quedarse aquí. Una paliza sería brutal, pero tendría que sobrevivir. Sin embargo, con palizas constantes… Sanghoon no podía vivir así de nuevo.

Con gran determinación, Sanghoon buscó la herramienta que había utilizado cientos de veces antes para salir de su habitación. Esta no era la primera vez que había sido encerrado aquí. Salir no sería tan difícil.

Escabullirse de Vigmore y su padre sería un poco más difícil. Ambos tenían mejor oído que la mayoría de los hombres, Sanghoon lo sabía. Encontrando su desarmador plano, se puso de rodillas y comenzó a trabajar en la manija de la puerta. Estaba un poco oxidada, con el bloqueo atorado ya que no había estado allí por un tiempo.

 

 

«Sería mi suerte el lograr abrir la puerta y tener a Vigmore de pie en el otro lado».

Sanghoon puso las piezas de la cerradura en la alfombra junto a la pared y luego apartó el cerrojo y abrió la puerta. Una vez que tuvo la puerta entreabierta, puso todo en su lugar.

No había necesidad de darle a su padre  la  idea de cómo había logrado su libertad.

En lugar de ir a la escalera principal, se deslizó a la antigua habitación de Chanyong. Chanyong era el único hijo que había tenido un balcón. Sang Kyung nunca pensó que su segundo hijo huyera. Su hermano había sido leal. Pero Changbum finalmente le había demostrado a su hermano los verdaderos colores de Sang Kyung. Había sido una gran revelación.

Entrando en el dormitorio, Sanghoon vio el balcón de la habitación. Él no iba a respirar tranquilo hasta que estuviera de regreso en el Rancho Moon. Su padre no se atrevería a iniciar una pelea con los osos. Él era más inteligente que eso y los osos eran feroces cuando se trataba de proteger a su familia.

Abriendo las puertas francesas, giró la cerradura cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Vigmore gruñó bajo en su garganta, su cara era una máscara de furia mientras cruzaba el cuarto.

Sanghoon abrió la puerta y saltó del barandal del balcón, dispersando sus moléculas justo antes de caer de lleno.

 

 

 

 

—Simplemente déjala allí —dijo Hyesung cuando Eric entró en la habitación con una gran caja de adornos de Navidad.

Su pareja dejó la caja a un lado y luego se frotó la espalda baja—. Quizás debería haber hecho que uno de los hombres más jóvenes sacara eso del ático.

Hyesung se echó a reír mientras caminaba detrás de su pareja y empezó a frotar la espalda de Eric. —Eres tan fuerte como ellos, si no es que más. Deja de actuar como si fueras viejo.

Eric se giró, jalando a Hyesung a sus brazos. El aroma de almizcle llenó su nariz, haciendo que Hyesung estuviera medio- duro. Él era tan adicto a Eric ahora como el día en que se conocieron.

—Cuando hablas de esa manera... —Eric bajó la cabeza y le dio un beso que curvó los dedos de Hyesung. Cuando su pareja se apartó, Hyesung estaba jadeando.

—Eww —Chansung dijo cuando entró en la habitación—. Nada de eso aquí. No tengo que ver a mis padres hacer eso.

Hyesung le dio a Eric un rápido y casto beso antes de unirse a Chansung. —¿Qué tienes en esa caja?

Chansung levantó la tapa y todo lo que Hyesung podía ver era periódico. Se puso en cuclillas, moviendo el papel alrededor y sintió algo sólido envuelto dentro. —¿Herencias?

Eric sonrió mientras se arrodillaba junto a Hyesung. —Esos son los recuerdos de los Moon. Son adornos que nuestros hijos han hecho a través de los años.

Hyesung frunció el ceño. —¿Por qué es esta la primera vez que los he visto? —Hyesung eligió el primer paquete y retiró el papel con cuidado. Sonrió cuando vio un oso tallado en madera.   Estaba   rudamente  hecho   pero   tenía   mucho carácter.

—¡Hey! —Chansung agarró el oso, dándole vueltas en sus manos con una expresión de alegría en su rostro—. Recuerdo haber tallado esto cuando tenía siete años.

Eric colocó sus manos sobre los hombros de Hyesung, apoyando la barbilla sobre la cabeza de Hyesung. —Nosotros no sacamos esta caja cada año. —Su pareja le besó el cabello—. Creo que es hora de que Yoogeun contribuya a la colección.

Doo Joon entró en la sala con una bandeja de sidra de manzana caliente. Yoseob entró detrás de él con una cesta de rollos de canela recién horneados. Hyesung inhaló el aroma antes de tomar un rollo de la cesta. Había aprendido que vivir con los osos significaba tomar comida inmediatamente. Si no lo hacía, la comida desaparecía en cuestión de segundos.

Cuando Yoogeun trató de luchar con Soo Hyun por un rollo, Eric soltó un rico ladrido de risa, un sonido alegre que Hyesung había llegado a adorar lo largo de los años. Hyesung cerró los ojos mientras apoyaba su cabeza en el sólido pecho de Eric. Saboreó el momento por lo que era: un trozo de tiempo en que todo en su mundo era perfecto.

Hyesung se sentía más seguro cuando su pareja envolvía sus fuertes brazos alrededor de él. —Amo las navidades —dijo Eric en voz baja—. Hay algo mágico en ellas, ¿sabes?

—Estoy de acuerdo —dijo Hyesung antes de que Yoogeun corriera hacia él con su rollo robado, gritando mientras Soo Hyun lo perseguía. Hyesung abrió los brazos, rescatando a su pequeño hijo, y ambos se echaron a reír.

—¿Quién va a cortar el árbol este año? —Soo Hyun preguntó mientras tomaba a Yoogeun de los brazos de Hyesung y empezaba a hacerle cosquillas. Yoogeun seguía gritando de alegría, con el rostro radiante de felicidad.

—Deja que los gemelos se encargan de eso —respondió Eric—. Esos dos aman usar el hacha.

—¿Quién lo dice? —Seungho preguntó mientras entraba en la sala con Hansol montado en sus anchos hombros—. No me gusta cortar árboles, lo sabes, Pa.

Eric dio una risa malvada. —Es una venganza por todo el caos que tú y Lee Joon han causado este año.

Seungho frunció el ceño mientras dejaba a Hansol en sus pies. Hyesung estaba sorprendido por lo rápido que todos los niños en la casa estaban creciendo. Incluso Suzy ya caminaba. Hoon y Kiseop estaban pasando un infierno de tiempo entrenándola para que avise, ella usaba ese pequeño baño para ver la televisión en lugar de para lo que fue diseñado.

—Bueno, por lo menos podemos empezar a decorar el interior —dijo Hyesung mientras se separaba del cálido abrazo de Eric—. Aunque estoy preocupado sobre todo las medias colgando de la chimenea. Hay tantas que tengo miedo que el fuego las atrape.

—Eso dijiste el año pasado —Chansung le recordó—. Y no pasó nada.

Hyesung realmente no se estaba quejando. Su familia se había vuelto más grande y la casa parecía llena de felicidad. Por supuesto, había momentos en que todo el mundo tenía de nervios a otro, pero en general, Hyesung amaba este rancho.

Miró a Doo Joon y Yoseob. Los dos se evitaban entre sí y Hyesung tenía la sensación de que la pareja estaba en conflicto.

Eso no era bueno. Hyesung sabía que Yoseob adoraba a Doo Joon y viceversa. Sólo esperaba que arreglaran sus diferencias pronto.

 

 

 

Por primera vez en la historia, Sanghoon se reportó enfermo para trabajar. Él no podía correr el riesgo de que su padre lo encontrara. O peor aún, Vigmore. Ese loco retorcido probablemente no veía la hora de vengarse de Sanghoon por avergonzarlo delante de Sang Kyung. Si Sanghoon conocía a su padre, y lo conocía, Vigmore pagó por eso.

Sanghoon caminaba por el estrecho pasillo del Centro de recreación, su corazón martillando contra sus costillas. No sólo tenía miedo de que su padre lo encontrara, sino de arruinar esta segunda oportunidad para lograrlo. Los ojos de Sanghoon recorrieron el escaso público en el pasillo. Eran mucho menos que ayer. Ayer había al menos un centenar de personas para la audición.

Ahora sólo quedaban once, incluido él mismo. Sanghoon estaba nervioso ante la belleza de esas diez personas. Aunque él no era mal parecido, sentía que estaba de pie  junto a modelos.

Acomodando el cabello detrás de la oreja, Sanghoon se apoyó contra la pared y esperó. Cuando Min Woo salió al pasillo, el calor irradiaba por todo el cuerpo de Sanghoon. Su lengua salió, lamiendo sus labios secos cuando sus ojos recorrieron el cuerpo de Min Woo. Cambiando su peso al otro pie, Sanghoon rezó para no tener una erección en toda regla.

Ahora ya estaba medio duro.

Min Woo llevaba unos jeans desteñidos que lo abrazaban en todos los lugares correctos, mostrando un buen apretado y tonificado trasero. Sanghoon estaba bastante seguro de que podría rebotar una moneda en esos duros montículos, o se le rompería un diente al morderlos. También usaba un par de botas negras con cadenas. Eran del tipo que usaban la mayoría de los motociclistas.

Sanghoon miró la delgada cintura del hombre, sus ojos subieron hasta el musculoso pecho de Min Woo que estaba cubierto con un suéter de cachemira de color azul oscuro. La tela se abrazaba al hombre, mostrando los bíceps que eran una tentación para morderlos. Sintió que se ruborizaba cuando miró a la cara a Min Woo y vio el par de ojos azul pálido mirándolo.

—Ustedes dos entren. —Min Woo señaló a un chico y una chica que estaban de pie cerca de la entrada del gimnasio. Era la misma pareja que había estado hablando de que Min Woo parecía un gladiador.

Sanghoon pensó que los dos estaban locos. Min Woo era precioso. Lo que no daría por pertenecer a un hombre como él... Sanghoon sabía que era una ilusión. Min Woo era bien parecido, lo suficiente para tener a cualquier hombre o mujer que quisiera y Sanghoon no era ni la mitad de atractivo que el resto de las personas en el pasillo.

Sacando a Min Woo de su mente, Sanghoon estudió sus pies, deseando encontrar una manera para evitar que su padre fuera tras él. Ahora que sabía que el hombre estaba decidido a tenerlo de regreso, tendría que renunciar a su trabajo o arriesgarse a ser capturado. Iba a tener que ser un prisionero en el rancho Moon con el fin de mantener su libertad.

Eso realmente apestaba.

 

Una vez más los números disminuyeron, y Sanghoon aún estaba en su lugar en el gimnasio. Los otros diez eran adolescentes y probablemente habían tenido clases de actuación en la escuela. Sus habilidades harían una burla de los pobres intentos de Sanghoon. Él no tenía ningún entrenamiento formal y hasta que leyó acerca de las audiciones en el periódico no tenía el deseo de aprender.

Si no conseguía un papel, quizás podría quedarse como el chico de los recados. Mientras estuviera entre un grupo de personas, estaría a salvo de su padre y no tenía que quedarse atrapado en su dormitorio.

Dos horas más tarde, Sanghoon era el último en el pasillo. Esto era un déjà vu de nuevo. Min Woo apareció, vestido con un abrigo tweed que tenía un grueso forro negro en el interior. Sanghoon entró en pánico, preocupado de que todos los papeles estuvieran ocupados y los hombres estuvieran cerrando por el día.

—¿Quieres venir conmigo a fumar? —Min Woo le preguntó al pasar junto a Sanghoon. Un picante aroma llenó el aire, lo que hizo que la boca se hiciera agua. Sanghoon quería rodarse en ese olor.

—Esas cosas van a matarte. —Siguió a Min Woo a la puerta trasera. Antes de que la cerrara, Sanghoon comprobó la manija para asegurarse de que no estuviera cerrada con llave. No necesitaba que se repitiera lo de ayer.

—En verdad es un mal hábito —dijo Min Woo, mientras sostenía el encendedor para que la punta del cigarrillo se encendiera, el olor acre del tabaco llenó el aire al instante. Dejó escapar una larga bocanada de humo y Sanghoon vio el placer en el rostro del hombre. Se congeló momentáneamente ante el placer, preguntándose si esa mirada era la expresión del hombre durante el sexo.

 

Temiendo la respuesta, pero necesitando saber, Sanghoon le preguntó: —¿Tienen cubierto todos los papeles?

Min Woo deslizó su mirada por Sanghoon y la intensidad se sentía como una caricia fresca deslizándose por su columna vertebral. Sabía que se estaba imaginando cosas, pero se permitió creer que Min Woo estaba realmente interesado en él. La sexy sonrisa curvó los labios de Min Woo. —No, para nada.

Sanghoon no podía respirar. Si todos los demás habían hecho la audición, eso significaba que consiguió el papel. Quizás. Si no arruinaba esto. Había un montón de personas que podían llamar de nuevo para llenar el último papel. Sanghoon se sostuvo ante el frío aire que lo rodeaba. Él no iba a suponer nada.

Dándole otra calada al cigarrillo, Min Woo lo miró de nuevo.

 

—Entonces, ¿qué hacen aquí para divertirse?

 

«Huir de mi padre y tratar de evitar que Vigmore tenga mi culo».

—Hay un boliche y un montón de restaurantes en el pueblo. También hay mucha historia rica aquí para explorar.

—Sanghoon se encogió ante la forma en que sonaba. ¿Por qué no sólo le das un folleto    turístico?  Tenía  que  dejar de coquetear. Él apestaba.

Cuando Min Woo se quedó en silencio, la torpeza consumió a Sanghoon. Él no estaba acostumbrado a hablar con un chico caliente. No tenía ni idea de cómo llevar la conversación sin sacar el tema del clima.

Sacando el cigarrillo, Min Woo señaló con el mentón hacia la puerta. —Será mejor volver a entrar. —Lo que Sanghoon no daría por morder esa barba. Sólo podía imaginar lo que se sentía cuando raspara su cuerpo desnudo. Estaba poniéndose duro sólo de pensarlo.

Regresando sus pensamientos a la tarea en cuestión, ignoró su atracción hacia Min Woo mientras ambos entraban de nuevo. Él podría soñar todo lo que quisiera, pero Min Woo estaba fuera de su liga. Aun así, cuando Min Woo se quitó el abrigo, Sanghoon no podía dejar de mirar el trasero del hombre.

Lanzando el abrigo sobre su brazo, Min Woo le señaló a Sanghoon que entrara al gimnasio. Él vio una vez más a los dos hombres que habían estado allí sentados ayer detrás de la mesa. El guion estaba sobre la silla plegable de metal. Sanghoon lo tomó y se giró, listo para leer su línea. Sus cejas se fruncieron cuando Min Woo colocó su abrigo en la silla y se paró frente a Sanghoon.

—Soy tu compañero esta noche. —Min Woo le dio una sonrisa diabólica. Si él pensaba que estaba nervioso ayer, eso no era nada en comparación con estar delante de un profesional. Los pensamientos de Sanghoon se dispersaron cuando vio los ojos azul pálido. Se olvidó de pensar y respirar mientras sus dedos aplastaban los papeles en la mano.

Min Woo se inclinó hacia adelante, el aroma picante y masculino llenó los pulmones de Sanghoon. —No te pongas nervioso. Lo mejor es que te concentres en mí —Min Woo le susurró al oído, su aliento cálido cosquilleó el lado de la cara de   Sanghoon.

«Sí, porque concentrarme en ti me va a ayudar a pensar».

Estudió sus líneas por un momento, y dejó los papeles a un lado. —Estoy listo.

—Estas calles no son lugar para un chico como tú —Min Woo dijo en tono suplicante—. Puedes cambiar tu vida, si quieres.

—No sabes ni una mierda —dijo Sanghoon mientras se giraba, como si estuviera a punto de marcharse.

 

Min Woo le agarró del brazo, lo que le obligó a quedarse. — Yo podría salvarte.

Golpeando la mano del hombre, liberándose,  Sanghoon soltó una risa burlona. —Estoy más allá de la salvación, señor. Ve a predicar a otra persona. He escuchado esa canción y ese baile muchas veces antes.

Estaba recordando sus líneas. Quizás podría actuar después de todo.

Sanghoon tomó una profunda bocanada de  aire cuando Min Woo le agarró ambos brazos y lo jaló, sus cuerpos cerca, en un íntimo abrazo.

—No digas eso. Puedes ser salvo.

 

Le tomó un momento a Sanghoon recordar su siguiente línea. La ruda e irresistible masculinidad de Min Woo nublaba su mente. Sanghoon no quería nada más que quedarse cerca del cuerpo del hombre. Una extraña desesperación lo llenaba, haciendo que Sanghoon deseara que Min Woo realmente quisiera salvarlo.

Empujó al hombre lejos. Sintiendo desesperanza ante su propia situación, Sanghoon usó esas emociones para alimentar sus siguientes líneas.

—Nadie hace nada por bondad. Siempre hay un precio que pagar. Ya se trate de dinero o de alguna otra cosa. — Sanghoon puso un fuerte énfasis en la última palabra—. Usted quiere algo de mí.

Min Woo se acercó a él. —Eso no es cierto.

 

Sanghoon se apartó mientras sacudía la cabeza, dejando caer sus ojos a los pies de Min Woo cuando la desolación lo inundó. Pensó en la crueldad de su padre, de cómo el hombre quería gobernar cada segundo de su vida. —Bien, aunque sus intenciones sean puras. Estas calles tienen  una manera de chuparte el alma dejando hoyos más oscuros que el infierno —dijo Sanghoon. Min Woo miraba extrañamente a Sanghoon. Los dos hombres detrás del escritorio aplaudieron, pero Sanghoon no les hizo caso. Era como si Min Woo pudiera ver a través de él, ver su dolor, su desesperación. Sus miradas se quedaron fijas durante un momento antes de que Sanghoon absorbiera el dolor interno y colocara una sólida pared alrededor de sus emociones, ocultándolas del mundo una vez más.

Min Woo se aclaró la garganta y asintió. —Conseguiste el papel.

Le tomó un segundo asimilar las palabras de Min Woo, ya que se había perdido en la penetrante mirada del hombre. — ¿Qué parte?

 

—El principal.

 

 

Continuara...

 

 

 


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